Casi lo más inteligente que leerás hoy

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En el blog Malaprensa explican el error en el que se basa el supuesto pucherazo que denuncian los simpatizantes de Podemos en las redes sociales digitales: el millón de diferencia en el censo entre el 20-D y el 26-J se debe, sencillamente, a que un dato es final y el otro, provisional. No es que se haya sustraído un millón de votos a Podemos. E invitan a esos denunciantes a que pidan las actas que los interventores y apoderados de Podemos tienen, como prueba de que el pucherazo “no se puede hacer”.

¿De dónde viene el rumor?

Una de las fuentes del rumor del supuesto pucherazo viene de Anonymous, que fueron los que se dieron cuenta de esa diferencia de un millón que coincide con esa fuga de votantes que ha sufrido Podemos. Lejos de calmar las cosas desde “el núcleo irradiador”, en las plataformas digitales de discusión de los “círculos”, el monotema era la trampa, como mostraba en Twitter el periodista Matthew Bennet. En la misma red social, Lola Soria se sorprendía de que “los mismos que hablan de pucherazo ahora se han tragado todas las consultas telemáticas de Podemos sin rechistar”.

¿Y a dónde se fue ese millón de votos?

El usuario de Twitter Philmore A. Mellows tiraba de sarcasmo: “Doctores en Políticas encerrados todo el día preguntándose por qué el 80% de la población a la que insultan cada día no les ha votado”. Pero no le faltaba razón: la élite universitaria no era capaz de ponerse delante de un espejo para encontrar culpables. Pero tampoco salieron de su mesa de crisis para desmentir el pucherazo ni pedir calma. El periodista Moeh Atitar tuiteaba: “Me aterra como ciudadano esa postura, hoy muy extendida, de pensar que quien no vota igual que tú es tonto y no debería votar”.

Uno que no volvió a votarles

En Menéame, un usuario explicaba por qué el domingo no votó a Podemos después de hacerlo el 20-D, y sus palabras se convertían en una de las noticias del día del agregador: “A este gran estratega de Pablo Iglesias, a este analista político de todo a cien, ni por un momento se le ocurrió que una gran parte del electorado de IU y de Podemos esa idea de la coalición les iba a parecer una puta mierda. A alguien que ha estado acostumbrado a ignorar las voces de sus votantes, de sus círculos, de la gente que le ha dado fuerza en estos 2 años, eso se la iba a sudar. (…) Yo me atrevo a afirmar que Pablo Iglesias es el principal culpable de que Mariano Rajoy pueda estar 4 años más en la Moncloa”.

Seguramente, lo más inteligente que leerás hoy

Termino con un corolario demoledor para Pablo Iglesias y los suyos. Lo escribía en Twitter Karl Kautsky (con más de 26.000 seguidores en esta red social): “A ver si la culpa no va a ser de la España Profunda… A ver si vamos a ser los demás, los de la España Superficial…”. No se me ocurre duda más sagaz y certera sobre la situación política de España. Quienes no han ganado las elecciones tienen que preguntarse por qué los españoles han optado por el que consideraban el mal menor, dadas las alternativas. Esa es la clave. Y no la soberbia ni la trampa.

No despreciarás al votante

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Podemos y su entorno han cometido el mismo error una y otra vez: despreciar, despreciar y despreciar. Despreciar a quienes han estado antes en los sillones que ocuparán, despreciar a quienes les votaron, despreciar a quienes les siguen votando, despreciar a los socialistas, despreciar a los de Izquierda Unida (aunque luego Garzón tragara con todo). Y siguen. La columna de Javier Pérez de Albéniz, en otros momentos brillante, es despreciable, pero por el modo en el que intenta humillar a todos los que no piensan ni votan como él.

No tomarás por tonto al votante

Si la primera ley de la democracia podría decir que puedes meterte con un partido político pero debes respetar a sus votantes como a los tuyos, la segunda podría ser, tranquilamente, que no insultarás la inteligencia de quien vota, en general. Pablo Iglesias se presentó en esta campaña como socialdemócrata y el primer tuit que pone después de conocer los resultados electorales lleva una cita del Che: “Hasta la victoria siempre”. Insisto: ese menosprecio a quien vota, ese tomarnos por tontos a todos, será la condena de Podemos.

No llamarás “cliente” al votante

Carlos Malpartida es de esos “anónimos” brillantes a los que accedemos gracias a Internet. Su columna en Medium sobre el catálogo tipo Ikea de Podemos es para enmarcarla: “El programa de Podemos es mucha y buena publicidad, traición a la idea original (o al menos al relato épico que han creado) y poco o nada de revolución. A no ser que la revolución fuera comer esas albóndigas de la marca sueca y sudar la gota gorda montando estanterías billys los domingos a mediodía que al final no deja de ser como ir a misa”.

No usarás el nombre de “la gente” en vano

Pablo Iglesias y los suyos han sobado el concepto de “la gente” hasta dejarlo inservible… para el más de millón de votantes que les ha abandonado. Ahora, la bancada de enfrente (el PP ha subido más de 400.000 votos) tiene que evitar caer en el mismo error: la gente somos todos, los que votan a Podemos, al PP, al PSOE o al PNV. Sin embargo, Hugo Manchón ya mostraba ayer con orgullo el mapa azul de España y hablaba de “la gente”, como intentando devolvérsela a Iglesias.

No culparás a la ley electoral de tus errores

Ciudadanos ha perdido medio millón de votos. Así que, por mucho que se desgañiten los de Albert Rivera hablando de una ley electoral injusta, es evidente que el problema es que no han logrado los votos. ¿Por qué no se quejaban después del 20-D? Porque se beneficiaron de muchos “restos” del mismo sistema que ahora repudian. Los “restos” son volátiles y hay que consolidarlos, eso lo sabemos todos… Pero Ciudadanos no ha conseguido afianzarse. Vamos, que solo es su problema.

Felizmente equivocados

Los que ganaron en España estaban ahí antes de Twitter, son más de mitin y de periódico. Si me apuran, de Facebook. Los que perdieron en España son de Twitter y de tele, y la de ayer era una mala noche para salir en las dos. Los líderes de Podemos y Ciudadanos crecieron con la tele y se agrandaron artificialmente con Twitter, despreciaron Facebook y, sobre todo, el papel, y ayer, a mediados de 2016, demostraron que a finales de 2015 se les acabo el queroseno: habían tocado techo. Por mucho que empujen, por mucho que tuiteen, por mucho que sumen partidos y siglas, más arriba no irán. Así que se hizo el silencio. Seguro que Pedro Sánchez y Mariano Rajoy, los dos grandes vencedores españoles, hablan hoy en las radios, las de toda la vida. De Iglesias y de Rivera esperamos refugio también en los viejos micrófonos. Pero sus seguidores esperan un tuit, aunque sea por misericordia, que tardará en llegar.

Los últimos que vimos en las cuentas personales eran anteriores a las 20:00, y yo me quedo con el de Alberto Garzón, apelando a que nadie se quedara en casa por lo que IU se jugaba en las elecciones. ¡Y tanto! IU se jugaba una operación financiera estupenda, con doble mailing para llevarse dos veces la subvención, y fondos renovados para pagar la deuda. ¿O Pablo Iglesias va a prohibir que Garzón pague a los bancos con los escaños que ha capitalizado? Entonces, sí, Unidos Podemos paga créditos. Salieron a dar la cara en televisión, es cierto, pero no en Twitter, donde vive ahora cómodamente ahora la burbuja de Internet. Twitter no es un reflejo de la sociedad, es un lugar de paso de una parte de la misma. Y las extrapolaciones, como las encuestas a pie de urna, son más deseos que realidades.

En el silencio, sonó a hueco el hashtag #RajoyPresidente que intentó promover el PP y que como primera respuesta recibió un “gilipollas” antológico. Y entre los usuarios observadores, asomaba la retranca: desde los que deseaban mejor suerte a Iglesias con toda la coña del mundo a quienes disfrutaban con unas posibles terceras elecciones, y en medio los que pedían la dimisión de los contertulios que aplaudían las encuestas del sorpasso.

Al final del ruido, Andoni Ortuzar recordaba que la primera fuerza con origen y destino en Euskadi era EAJ-PNV, y a Iñigo Errejón el tiempo volvía a darle la razón: el ahora tercero de a bordo no ha cambiado en todo este tiempo su descripción en Twitter, en la que se describe a sí mismo como portavoz en el Congreso incluso con la cámara disuelta. Ahora vuelve a serlo porque su asiento, claro, no ha corrido peligro. Lo que ha corrido es el tiempo. Seis meses que, como Twitter, a algunos no les cuesta dinero. Pero que en el mundo real pueden ser una eternidad.

¿Y yo puedo votar?

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Si el permiso para votar te lo tiene que dar un interventor que, mientras te graba con un móvil, te pregunta qué día es hoy, no me dejarían votar la mitad de las jornadas. David Bravo, abogado y diputado de Podemos era un poco más agresivo que yo en su crítica al interventor de En Marea que ha impugnado una mesa porque, a su juicio, una votante no estaba capacitada: “La impugnación es absurda -con esa declaración de incapacidad exprés que se marca el compa- pero subir el vídeo es indigno”.

¿Quién puede hacerlo, entonces?

Lo que hace el interventor de En Marea (la confluencia gallega de Podemos) solo es fruto de la caza de brujas que el propio Podemos lleva montando desde hace años, extendiendo que a los otros partidos les votan incapaces manipulados. Es cierto que ha habido denuncias por intentos de este tipo, sobre todo al PP, pero no es menos cierto que, como decían Xabi Álvarez y Luis Cazorla, si abrimos el melón de la capacidad o incapacidad para votar, lo abrimos por completo. No solo para acusaciones que extienden gratuitamente sombras de duda.

Seguimos con los juicios sumarísimos

Salvo algún verso suelto como David Bravo (que declinó volver a presentarse el 26-J), en Podemos y sus confluencias están evidentemente influenciados por las sentencias que habitualmente dictan sus líderes. Es lógico que en Cambados el de En Marea se viniera arriba con la grabación y la sentencia, con profesores como Monedero, acostumbrados a separar por opiniones sin preguntar: “Los mismos que han votado en GB por salir de Europa son los que en España van a votar al PP”. Este atrevimiento se merece un aplauso.

Aitor Esteban no estuvo en LaSexta

Seguimos con el repaso al fin de semana electoral en Twitter: el sábado por la noche, Aitor Esteban se quejaba con cierta retranca del espectáculo político-televisivo de LaSexta: “Creía que era el ‘Día de Reflexión’ y están dando videos de campaña de los 4 fantásticos en LaSexta. Alucino”. Y seguía: “Y ahora Ferreras dice en LaSexta que invitan a todos por igual pero unos van y otros no. Deben haber perdido mi teléfono”. El número que no quieren perder algunos es el de la audiencia, a costa de hacer, como poco, medias trampas.

Los 100 del PP

Hasta cien nombres propios, todos del PP, y todos con un pantallazo a una noticia en la que aparecían como condenados, detenidos o imputados (ahora hay que llamarles “investigados”) por corrupción, prevaricación, malversación… 100 tuits en la jornada de reflexión (101 con el que anunciaba el inicio del hilo) que son la vergüenza del Partido Popular y que tendrían que desanimar a votar a este partido, y que recopiló Stéphane M. Grueso en la jornada de reflexión, acumulando varios miles de retuits en total.

El mañana de Pedro Sánchez

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Hay nervios: el PP no sabe por cuánto va a ganar en España. Podemos adelantar al PSOE y ser primera fuerza en votos y en escaños en Euskadi. El PNV puede verse, de este modo, por detrás. Ciudadanos puede darse un susto. Pero el que peor lo lleva, sin duda, es Pedro Sánchez, que a su mal resultado (volverá a tener el peor de su partido) suma la crisis que surgirá. Tanto en La Información como en El Confidencial Digital ya hablan de congresos, gestoras, y sobre todo de un futuro negro para el líder y el socialismo.

Dragó votará a Vox

Uno de los votos que ya conocemos es el de Fernando Sánchez Dragó que, como leemos en El Plural, ha hecho público que votará a Vox. Pues muy bien, oiga. Lo que me da pena es que solo hayamos podido usar el cuentagotas para explicarles la parte más friki de la campaña, la de los personajes de segunda y tercera que quieren pasar al primer plano hablando de política, normalmente desde posiciones extremas. Por ejemplo, ¿qué ha hecho Savater en “su” campaña?

Más España

El Brexit ha tapado la noticia en la prensa española y seguramente la haya sepultado en la internacional, pero antes de la tormenta europea perfecta medios como el Financial Times o Bloomberg recogían con asombro el escándalo (porque es un escándalo) de Jorge Fernández Díaz, y también su permanencia en el gobierno después de que se conociera que ha usado instrumentos del Estado para beneficiar a sus propios intereses políticos. Esto es lo que exporta España.

Ni cuidar de sí mismos

La campaña oficial, la de los cuatro, el escándalo de Jorge Fernández Díaz, y el Brexit nos han ocultado noticias que retratan un modo de ser y de hacer: en Almería han taladrado una muralla de casi mil años para colocar un andamio durante el montaje de una pista de tenis para un evento deportivo. La Junta se ha echado las manos a la cabeza pero el daño y, sobre todo, la imagen de que todo da igual mientras la pelotita se mueva y los invitados disfruten del espectáculo, se agranda.

“Te las comes”

Antes de que empecemos con la vorágine del recuento de votos tenemos unas horas de tranquilidad para recuperar temas “importantes” como el que denuncia @mort en Twitter: Facebook ha cambiado el sistema de notificaciones y en 2016 somos presos de todas aquellas páginas que creamos para hacer chistes sobre las cosas más banales y estúpidas. Ahora vuelven como un boomerang para dificultarnos el manejo y para recordarnos cuánto somos capaces de hacer el tonto en las redes sociales.