Teletrabaja tú todo el año

Brian Chesky, director de AirBnb, ha decidido demostrar que es posible unir teletrabajo y vacaciones todo el año y, además, que su empresa es la mejor para hacerlo, y va a cambiar de casa en AirBnb cada dos semanas para lograrlo. La idea me parece horrorosa: cuando uno trabaja y está de vacaciones a la vez, en el fondo, trabaja. Y esa demostración solo vale para quien viva en una burbuja en la que se piense que el trabajo se hace desde el ordenador y “olvide” que la mayoría de personas que usan AirBnb no podrían tener ese modo de vida de niño pijo que se aprovecha de las propiedades y el trabajo de los demás.

Por fin

Este titular de El Independiente es uno de esos que sabíamos que íbamos a leer, pero no sabíamos cuándo: “Anticapitalistas se constituye como partido y busca rentabilizar el descontento con Podemos”. De hecho, Teresa Rodríguez y el eurodiputado Miguel Urbán ya habían roto con la formación morada en 2020 y la creación de la nueva opción política se ha retrasado por la pandemia. Es más: ya fueron partido, pero se reconvirtieron en asociación para ayudar en la fundación de ese Podemos al que ahora acusan hasta de “neoliberal”. Mientras tanto, aseguran que “ellos no se han movido de sus posiciones políticas”. Pues eso.

Y este, ¿dónde va?

José Luis Martínez-Almeida no me gusta por su pacto con Vox, por cómo accede a barrabasadas ultras sin que parezca que le importe mucho, ni por cómo ejerce la portavocía nacional del PP, con ese tono de chulo de barrio rico. Pero me niego a llamarle “carapolla”, como hacen muchos usuarios de Twitter. Y si me parece mal ese insulto gratuito, como todos los insultos gratuitos a quienes se han metido a gestionar lo de todos, peor me parece que lo exprese en sede política un representante: lo ha hecho Alberto Cubero, concejal de Podemos en Zaragoza, al que la ocurrencia le pareció divertidísima. Pues no lo era.

Los amigos del rey

La vida de Juan Carlos I en Emiratos Árabes es una incógnita. Solo sabemos que vive como un millonario en un país lleno de lujos. Pero, ¿con quién sale a cenar, uno de sus planes favoritos? Mala señal para la Casa Real española que conozcamos a los amigos del emérito así: “Interpol busca al traficante de armas amigo del emérito y complica su regreso a España”. “Abdul Rahman El Assir, amigo cercano de Juan Carlos y a quien frecuenta en Abu Dabi (…) se enfrenta a una pena de ocho años de cárcel y el pago de una multa de 73,9 millones de euros, que se suma a una indemnización de 14,7 millones a la Agencia Tributaria” (La Política Online).

El fútbol, en abierto

En Palco 23 han hecho un repaso de los acontecimientos con más audiencia del año pasado y destaca, claramente, la Eurocopa en varios países. No solo entre los del año: este curioso torneo ha sido más visto que las ediciones anteriores por un motivo muy simple: “A más partidos, más audiencia”. Se refieren en el digital deportivo a partidos en abierto. Y es que la correlación sí indica causalidad: el fútbol pierde espectadores e interés desde que se ha exclusivizado y se ha vuelto de pago, y cada vez que se emite en abierto genera expectación y nuevos seguidores. Solo falta que los que cobran por pensar en estas cosas se den cuenta.

Un estado fallido

Un estado fallido es aquel que, más allá de la imposición territorial, incrementa el sueldo a sus funcionarios a la vez que sube la cuota de sus trabajadores autónomos. Es así de sencillo en España: las gallinas que entran por las que salen, que las cuentas sean sostenibles durante la legislatura y, sobre todo, que los que más fuerza sindical tienen molesten menos. Así se llega a este juego de suma cero, millón arriba, millón abajo. Y sobre todo, a este juego de ruido cero: porque las y los autónomos nos quejamos menos, hacemos menos huelgas y tenemos menos impacto en los medios y los votantes. Importamos menos. Pero pagamos más.

Ya doy yo una idea

Y que no se te ocurra, pobre autónomo, intentar colar como gasto de empresa o representación el traje que usaste para una boda o una comida que no sea un menú del día para uno, que los funcionarios de Hacienda pueden darte un repasito. Qué pena que no metan tanto miedo a las y los legisladores, por ejemplo, para que puedan echar sus redes sobre AirBnb, que “paga en España sólo 870.000 € de impuesto de sociedades en una década” (EPE). Pero desgravar el gasto eléctrico de mi casa para poner la calefacción, aunque trabaje desde ella, es tal lío que mejor pongo una habitación en alquiler.

O dos

Entre el estado que nos exprime y quienes no paran de darnos lecciones, las y los autónomos de a pie, los que pasamos facturas que hacemos en nuestro ordenador, estamos achicharrados. Así que no me corto y celebro que, aunque sea lejos, la justicia haya puesto en su sitio (la cárcel) a una de esas que venden un modelo de negocio inexistente o basado en un potencial indemostrable pero que levantan (y se levantan) millones en las rondas de financiación. Elizabeth Holmes llegó a comandar una empresa valorada en 9.000 millones de dólares porque había desarrollado un analizador de sangre que resultó ser un fraude.

O tres

El reportaje en El Independiente sobre Evergrande, el gigante inmobiliario chino al que el régimen oriental ha puesto cerco, es la segunda muestra que leemos en poco tiempo de que la dictadura se ha puesto firme con quienes se enriquecen desmesuradamente en aquel país. Y no me parece mal, que conste, aunque por principios me parezcan mal todas las decisiones que tomen los totalitaristas. En este caso, cortar esos beneficios escandalosos y virtuales es una necesidad, sí, pero como sociedad global: no nos lo podemos permitir ni aquí ni en la China Popular, parafraseando a Josep Lluis Carod Rovira.

Nos hacen viejos los hijos… Y Blackberry

La semana pasada nos enteramos de que nuestras BlackBerry se han apagado para siempre. Mi primer smartphone, que me facilitó la vida de verdad con su teclado físico y su agenda de contactos o de citas, no volverá a encenderse jamás: la empresa ha decidido inutilizar todos los terminales que siguen en los cajones y que ya “se convierten en pisapapeles” (Microsiervos). La noticia ha hecho que me dé cuenta de lo mayor que soy y de los años que llevo ya haciendo mi trabajo, y ha devuelto a mi memoria imágenes como los primeros eventos tuiteados. Qué jóvenes éramos. Y qué efímero es nuestro trabajo.

No son ellos, somos nosotros

Me sorprendió leer este titular en Vozpópuli: “CC.OO. prepara protestas en Andalucía y costas españolas porque la hostelería ‘no cumple los protocolos’”, porque sigo pensando que, aunque haya hosteleros que se pasen todo por el arco del triunfo, en Andalucía como en Euskadi, creo que la culpa de la expansión del coronavirus en espacios de ocio es, sobre todo, de los clientes. Es fácil echar la culpa a las instituciones (les va en el sueldo), “la patronal” o hasta “las cloacas”, pero el virus se propaga flotando en la insolidaridad de la sociedad, el egoísmo individual y entre quienes piensan que las normas son siempre para los demás.

Vamos dopados

El fracaso de Sánchez es su ronda diplomática no es un fracaso político, es económico. Si Europa no apuesta por un Plan Marshall superlativo el dopaje financiero se acabará antes y, entonces, sí, vamos a pasarlo mal. Esto en El Confidencial no puede ser más elocuente, hasta la última palabra tiene mensaje, y en todo caso, negativo y pesimista: “La banca endurecerá el crédito a pymes y familias cuando acabe el efecto ICO. La ‘nueva normalidad’ de los bancos pasa por endurecer el crédito a empresas y familias. En el primer caso esperan una caída de la demanda y en el segundo una recuperación”.

Vox, contra los periodistas

Da la casualidad de que Antonio Papell es uno de los que, para mí, suman en Los Desayunos, pero aunque fuera uno de los que no me gustan denunciaría de igual manera el señalamiento que está sufriendo por parte de Vox. Él mismo le resta importancia en Twitter: “Era previsible que los medios afines a Vox, que veta e insulta a periodistas, empezarían una campaña mendaz y distorsionadora. No les valdrá de nada: acabarán aislados cuando los partidos decentes les den la espalda, como procede en democracia”. Pero es grave, porque Vox es un partido de ultras que no duda en marcar objetivos. Y eso es intolerable.

La vieja normalidad

El conocido como “caso Dina” me parece una filfa. Es, sobre todo, un autorretrato: el del político que señala cloacas para tapar miserias, paternalista aunque va de feminista, y que vendía nuevas formas, nueva política y transparencia absoluta… Y se acoge a pactos de partidos en el gobierno para no dar explicaciones. Pablo Iglesias se está sacando un selfie que va guardado en la famosa tarjeta SD que parece que sí tuvo y retuvo, que alguien intento destruir, que llevaba fotos personales (no necesariamente íntimas) y que sirvió para denunciar persecuciones que, por lo menos en ese caso, no lo fueron.

Airbnb nos toma por tontos y tontas

Pocas empresas más dañinas que Airbnb. Para empezar, por su venta falsa (ceder habitaciones que no usas a viajeros). Para seguir, porque nos enfrenta entre personas: dueños que se vuelven locos con su propiedad y que pierden el respeto a quienes fueron sus vecinos. Y para terminar, porque ha acabado siendo un business para inversores que montan un negocio de hostelería con varios pisos saltándose las obligaciones, generando molestias en comunidades y trabajos no siempre declarados para arreglar y abrir casas. Y ahora va Airbnb, y lanza la iniciativa de dejar propina extra (¿con comisión?) al “anfitrión”.

Tiktok es el nuevo Twitter

Apenas estoy escribiendo de la campaña vasca, lo sé. No lo hago porque no hay novedades: para Bildu todo está mal, la incoherencia de Podemos y las calamidades de Iturgaiz dejaron de tener gracia hace mucho tiempo hasta para sus propios votantes, y Andoni Ortuzar, que es el vasco que mejor coloca los chistes, ha anunciado que no va a meterse con nadie. Pero, gracias a este tuit de César Calderón, sí hablaré de comunicación política: “TikTok solo sirve (al menos de momento) para conseguir que tu campaña parezca más molona y que consiga colarse en las teles… Vamos, lo que se ha hecho con Twitter toda la vida”.

La incoherencia resta

En política, la incoherencia resta y la coherencia suma. Esa es una de las poquísimas certezas que manejamos. Por eso, porque es lo más básico, me sorprende cuando veo a políticos con cierta experiencia tomar por tonta a la ciudadanía. Y Trump, algo de experiencia, tiene, vaya: ganó las primarias republicanas y las elecciones de EE.UU. y, ahora, se enfrenta a la reelección. Experiencia suficiente para saber que es absolutamente incoherente rechazar las medidas de prevención de la población ante el coronavirus… Y meterte como presidente de 74 años que eres en una burbuja para no contagiarte, como explican en República.com.

Lo que queda del PDeCat

Soy muy malo haciendo predicciones, pero no pude evitar que en mi cabeza se relacionaran dos noticias: por un lado, que Marta Pascal, ex líder del PDeCat, ha creado el Partido Nacionalista Catalán, y por el otro, que el PDeCat esté al borde de la ruptura, según algunas crónicas de El Nacional. Las tensiones internas en la formación, creada después de la desaparición de CiU, no son nuevas, de hecho, llevaron a la propia Pascal fuera del propio partido. Tensiones que teledirige Puigdemont para diversión de sus propios adversarios políticos, y que sufren las personas valiosas que quedan en el partido.

Airbnb, fuera del centro

Aunque el modelo de negocio nunca me gustó, he acabado usando Airbnb, en total, en tres ocasiones. Y sigue sin gustarme. Si desaparece, lo reconozco, no lo echaré de menos. Y creo que casi nadie lo hará. Ni siquiera los inversores, que solo tienen que ofrecer sus viviendas para alquiler habitual o venderlas. Y los llantos de sus responsables o los grandes propietarios, evidentemente, no me han dado ninguna pena. Al contrario. Además, creo que es necesaria la regulación, como en Amsterdam, que prohíbe las viviendas turísticas en el centro de la ciudad. Pero, ¿no es un error y hasta clasista enviar el problema a los barrios?

No, no es teletrabajo

Creo que estamos cometiendo todos un grave error si nos permitimos creer que el teletrabajo es lo que hemos hecho durante el confinamiento. Nada más lejos de la realidad. El teletrabajo permite conciliar tu labor con el cuidado de un niño o un mayor enfermo, o con el horario de la ikastola, pero estar en casa con niños sanos y con tareas diarias mientras los adultos tienen que trabajar, en ocasiones, a la vez, no es teletrabajo. Es un confinamiento jodido. Las cosas, por su nombre. Así que, si van a plantear una ley sobre el teletrabajo que empiecen desde cero, que vuelvan a febrero de 2020. Si no, será un error de graves consecuencias.

Por qué son irresponsables

Todos los que están impidiendo un gobierno español, empezando por Pedro Sánchez y Pablo Iglesias son unos irresponsables. España lleva parada desde la convocatoria de elecciones generales de 2015 con los tambores de una nueva recesión sonando cada día más fuerte: “Es el país que está peor preparado de la UE para enfrentarse a una nueva crisis, debido a que España tiene deficiencias estructurales graves como la alta tasa de paro, no se han llevado a cabo políticas de reformas, el déficit presupuestario español es demasiado alto, industria muy automatizada y las empresas no están recibiendo los incentivos necesarios” (El Blog Salmón).

A lo que nos abocan

Héctor G. Barnés hace un retrato del consumismo de hoy un poco agrio… Pero certero: ridiculiza con sus propios comentarios a quienes critican a la ciudadanía que, como los que hicieron cola en la tienda física de Aliexpress, nos vemos envueltos en la vorágine consumista con nuestros muy limitados recursos, y contrapone las dos opciones (ambas para pobres): comprar un móvil de diseño estadounidense de 1.000 euros o hacer colas larguísimas por otro chino de 200. Y sobre todo, señala a quienes se creen mejores y no se dan cuenta de que forman parte del mismo colectivo.

Para eso están aquí

Ciudadanos es el partido cuyo éxito, por pequeño que sea, me parece más difícil de entender: ideológicamente son ultraconservadores con barniz por defecto salvo que el viento sople fuerte de algún otro lado, y económicamente, más que liberales son auténticos desalmados. Ellos están al servicio de los grandes holdings y la falsa modernidad, y el caso de Airbnb en Madrid es un buen ejemplo de a lo que me refiero: leemos en Eldiario.es que, ahora que apoyan al gobierno municipal, van a intentar “suavizar” la ley de regulación de los alquileres… Para beneficio de la empresa, claro, y no de los vecinos.

Maroto recomienda el cochinillo de Sotosalbos

Javier Maroto ha declarado a Abc que “si alguien no ha probado el cochinillo de Sotosalbos tiene un problema”, según recogen en El Plural. Más allá del toque costumbrista y campechano, el exalcalde de Gasteiz deja claro que “se siente cómodo cuando el PP pacta con la formación que lidera Santiago Abascal” y que su partido no ha renunciado a ninguno de sus principios para acoger con comodidad su acuerdo con la extrema derecha española. Por cierto, de los chistes de Maroto en Sotosalbos el que se ríe ahora es él, que como senador autonómico no depende de la repetición electoral.

El peligro de las SAD

El fútbol británico suele ser ejemplo de pasión, de afición, de respeto a las tradiciones… Pero también tiene su parte oscura sobre todo cuando se trata de la propiedad de los clubes. Desde que estos están en manos de accionistas, la mayoría de las malas noticias vienen de desencuentros de propietarios enfrentados a aficionados o staff técnico, de la mala gestión económica o de cambio de manos de los paquetes accionariales. En Palco23 explican cómo el Bolton se ha salvado vía fondo inversor, algo que no logró el Bury por su alto endeudamiento. ¡Más nos vale en Bilbao seguir siendo diferentes!