Sí, lo normal es perder

Soy del Athletic, eso quiere decir que he disfrutado de diez finales desde 2009. Eso es un privilegio para cualquiera y la mayoría de personas aficionadas al fútbol de todo el mundo se pondrían en nuestra piel, digan lo que digan. Así que, no, no me considero seguidor de un equipo perdedor. Al contrario. Pero el deporte ayuda a explicar (y yo lo hago con mi hija y mi hijo) esto que dice Iñaki Williams y recogen en Sphera Sports: “Le he dicho a los jóvenes que en la vida se pierde más que se gana. Hay que seguir peleando, esto es el Athletic”. Y no es solo una lección deportiva, se trata de una lección de vida.

Una generación afortunada

Precisamente para las y los más pequeños de la casa el Athletic es un equipo que, de vez en cuando, les da una alegría en forma de final. Para el resto se parece más a esto que tuiteaba el guionista vasco Raúl Díaz: “Me pasé 24 años sin ver una final del Athletic y hoy mis hijos van a ver la cuarta en un año. Me dices esto a finales de los noventa y lo flipo”. No soy conformista, de hecho, la derrota contra la Real en la Copa rompió algo en mi relación con el Club. Pese a las decepciones me empeño en poner en valor lo que estamos viviendo: estamos, ganamos, llegamos y disfrutamos siendo un caso único en el mundo. Mejórame eso.

Ojalá volvamos

No estoy de acuerdo con que el Athletic no puede volver a Arabia Saudí: ojalá lo haga porque eso significa que ha sido finalista en la Copa, otra vez, o ha acabado entre los dos primeros de la Liga. El problema que ha generado la RFEF no es extensible al club: tanto Copa como Supercopa han sido diseñadas para beneficiar económica y deportivamente a Real Madrid y FC Barcelona. A Rubiales no le ha importado blanquear un régimen y menos le preocupa el desequilibrio: allí quieren ver a los dos grandes y les animan, aunque sea con camisetas con las cruces de los escudos eliminadas, como muestra Aitor Lagunas en Twitter.

Otra noticia “deportiva”

La agresión a un jugador del Sevilla en el campo del Betis, donde se coló un seguidor con una barra o un bastón y pudo lanzarlo al campo, es la otra noticia que ha dado el fútbol el fin de semana sin ser deportiva, más bien, todo lo contrario. Como no ha sido deportivo el gesto de Jordan, exagerando el impacto, ni el de Lopetegi, instándole a hacerlo. Sí, es posible que todo lo sucedido te parezca mal, pero es evidente que lo más grave es el fallo de seguridad y el idiota que se animó al lanzamiento de jabalina. Endika Río lo expresaba así en Twitter: “Marca un gol tu equipo y te dedicas a lanzar objetos al rival. Hay que ser muy tonto. Pero mucho, eh”.

Bye-bye, Novak

“La gran noticia del día es que a Djokovic lo han tratado igual que a ti o a mí”, tuiteaba Stéphane M. Grueso después de conocer que el gobierno australiano negaba al tenista serbio el permiso para estar en el país. Es decir, ni para jugar al tenis ni para jugar a la brisca después de comer en una terraza. Y el gobierno francés ha ido detrás: tampoco podrá jugar en París. Unas decisiones que merecen un aplauso: ser peligroso e insolidario en plena pandemia mundial no es solo un asunto personal (lo estúpido que puede llegar a ser alguien), también lo es de comportamiento colectivo y de modelo de sociedad. De esto va.

Yo no tengo ni idea. O casi

Pedro Blanco me representaba con este tuit: “Lo voy a decir. Que llevo días queriendo hacerlo. Creo que la forma en la que estamos juzgando la respuesta a una crisis jamás vivida, jamás contada, jamás gestionada es una mezcla de frivolidad, atrevimiento e irresponsabilidad. Yo tengo todas las dudas, otros sólo certezas”. Admito mi ignorancia como admito mi perplejidad ante la cantidad de gente, políticos, futbolistas o anónimos, que lo tiene tan claro. Pero no nací ayer: sé que está intentando hacer trampas quien es tan osado de mezclar el TAV con la compra de mascarillas, por ejemplo, como si solo él fuera listo.

El mejor aplauso, los impuestos

Por supuesto, me parece bien salir al balcón a aplaudir a los sanitarios, ertzainas y trabajadores del servicio municipal de limpieza que nos están cuidando. Pero coincido con Aitor Lagunas en que más importantes que esos minutos son otras cosas: “Me parece genial que quien quiera salga al balcón a aplaudir al personal sanitario. Pero que esta crisis, además de los gestos, sirva para concienciarnos: no hay nada más ‘patriótico’ que pagar los impuestos y nutrir con ellos la sanidad, educación e investigación públicas”. Como sugería Josu Eguren en Twitter: ojalá esta crisis sirva para estigmatizar a quien no paga impuestos.

¡Toma modelo privado!

Quienes plantean recortar impuestos o apostar por la sanidad privada porque, según sus gónadas morenas, es más eficiente, podría empezar por explicarnos por qué el tratamiento contra el coronavirus en EE.UU. asciende a 35.000 dólares. Dinero que abonará el asegurado, en el mejor de los casos, en parte, porque los seguros no parecen cubrir las pandemias, precisamente. Y eso, contando con que el afectado tenga un seguro decente, porque hay personas que directamente no pueden permitírselo y si caen enfermos tienen que elegir entre sobrevivir endeudados o morir. Literalmente.

A ver si cae este mito

Ojalá este esfuerzo de confinamiento o de ir a trabajar con miedo pase rápido y, sobre todo, sirva para algo. Lo primero, para que la pandemia afecte menos y se cobre menos vidas. Segundo, para que podamos sacudirnos un poco y despreciar a quien no paga impuestos, a quien nos la ha intentado colar para su propio beneficio (económico o político) durante esta crisis, y a quien ha vivido muy bien con chorradas que hemos visto innecesarias. Un mito que tiene que caer, por ejemplo, es el de que la juventud no ve la televisión y se informa solo por medio de infuencers y youtubers. ¡Ya les gustaría!

Demasiada filosofía tempranera

En la segunda semana de confinamiento han empezado a surgir reflexiones sobre cómo será la sociedad resultante de este confinamiento. Como acabo de escribir, yo me conformo con poner en valor el pago de impuestos, rechazar a los que intentan siempre colárnosla y que midamos mejor la verdadera influencia de los influencers, sobre todo, en la juventud. Pero algunos empiezan con filosofía tempranera. Hay optimistas que se aferran a que “saldremos diferentes y mejores”, y los hay pesimistas, que hablan de economías y sociedades hundidas. Yo, simplemente, soy escéptico: todo será igual. O casi.

El señorito es el que conduce

Después de las críticas a Vox en un acto de agricultores en Madrid, en el partido han intentado por todos los medios lavar su imagen y asegurar que lo que vimos todos (que el intento de apropiarse de su reivindicación derivó en una queja airada del colectivo de trabajadores del campo) no es cierto. Hasta han publicado una foto a todas luces ridículas de Santiago Abascal conduciendo un tractor en plan señorito, con pose altiva, y rodeado de sus sufridos trabajadores mientras el capataz, con las manos en los bolsillos y el puro en la boca, les vigila desde el fardo de paja. Para pajas mentales, las que se hacen en Vox.

Autodefensa de matón de patio

Precisamente en ese acto pudimos ver al vicesecretario de comunicación de Vox y diputado por Teruel, Manuel Mariscal, agredir a una manifestante cuando su jefe, Abascal, era rechazado. El propio Mariscal respondía en Twitter que “no me voy a quedar quieto ante un escrache a mis compañeros”. Pero, ¿qué escrache si fueron ellos los que acudieron a la manifestación? ¿Qué dices, Manuel? ¿Por qué nos tomas por tontos a todos y, en especial, al colectivo al que buscasteis para la foto? “Nosotros no nos callamos”, termina el tuit. Y es cierto. Pero eso no significa que tengan razón.

Vox busca a los chavales entre 12 y 16 años

Ni Twitter ni Insragram: la red social más importante entre los más jóvenes es Tiktok y Vox ya se ha puesto a trabajar en ella. No es el único partido presente pero sí el que más implantación tiene a su manera, ya que el perfil no está reconocido por la organización y el contenido, como cabría esperar, mezcla muchas cosas, no todas necesariamente ciertas. Pero logra su objetivo: “TikTok está lleno de fans adolescentes de Vox”, es el resumen que hacen en Vice, donde está publicado el reportaje que recoge Vozpópuli. Un paso lógico después de intoxicar YouTube con “creadores” fachas. Los jóvenes ya no son rojos, son azules.

Y la izquierda se defiende con un GIF

En esta tesitura, nada alentadora, ha llegado a España la comunicación institucional enrollada: el ministerio que dirige Alberto Garzón comunica en Twitter como lo hacía IU. Es decir, con chistes, gracietas, GIF, links falsos, bromas… ¿Lo que necesita España? Según ellos, sí. A mí este tipo de información desde los poderes públicos se me atraganta un poco: una institución tiene que comunicar on-line como se espera que lo haga off-line. Lo disruptivo puede ser gracioso pero no es eficaz. Tampoco es joven, por cierto: los chistacos y las referencias son para cuarentones, no para veinteañeros. ¿Cuándo se darán cuenta?

Son 5 clubes

Yo no puedo pedir a nadie que piense como yo. Para eso estoy yo. Así que me limitaré a ampliar el afortunado (pero con algún error, a mi criterio) tuit de Aitor Lagunas: son cinco los clubes vascos en Primera esta temporada (supongo que le faltará Osasuna) y supongo que en la contabilidad de jugadores, del mismo modo, le falta incluir los navarros. Además, el éxito del fútbol vasco va más allá de lo que está logrando en España: Arteta dirige al Arsenal (antes lo hacía otro gipuzkoano, Emery) y Deschamps, a la selección francesa. Y Herrera y Javi Martínez siguen jugando en Manchester y Munich. Ahí es nada.

Franco solo les dejó unas pocas perras

Aunque solo hubieran sido 100.000 pesetas en el banco y un piso en la calle Requena, toda la herencia de Franco a sus descendientes es la herencia de lo robado durante una dictadura y solo su devolución es lo que deberíamos contemplar. Por el contrario, tenemos que tragar, además, con que robó poco y, por extensión, que todo lo logrado por los Franco ha sido fruto de su esfuerzo. Para que se hagan una idea: la misma que firma la exclusiva del testamento en El Mundo es la que escribió junto a Francis Franco el libro “Cuando mi abuelo era persona”. Dos documentos que en pleno revival franquista dicen más que lo que cuentan.

Neoliberales, sí, pero de cuna

Incluso aunque me tragara que ese testamento es el real, es evidente que el fortunón del que disfrutan ahora los herederos directos del dictador tiene mucho que ver con las buenas relaciones que, ya en democracia, han mantenido con los grandes poderes. Pero los Franco de hoy son solo el epítome de esa clase social que todo lo consigue gracias a las buenas relaciones de sus mayores. Para todos ellos, una usuaria de Twitter proponía: “Un reality en el que a un grupo de niños de papá les pongan en una nueva ciudad sin contactos y con 500 € al mes y ver cómo con ‘esfuerzo’ se intentan hacer millonarios”.

No sueltan ni una rama

La unidad de España, de hecho, tiene mucho que ver con esa economía de clase muy alta que no suelta ni una rama y, si puede, se la roba al que tiene menos. Porque la unidad de España, al final, es una cuestión económica. No lo digo yo, sino Santiago Niño Becerra en RAC1: “Lo que está pasando con el procés a Catalunya es puramente económico. España quiere a Catalunya por simple interés”. ¿Se imaginan una España sin Catalunya ni Euskadi? ¿Quién sería el motor? ¿Valencia? ¿Cantabria? ¿Madrid? ¿Qué sería capaz de generar la capital de España sin robar vía dumping y politiqueos sedes sociales a otros?

Incoherencia para regalar

Esa España que solo sabe hablar de su unidad y a la que le tiemblan las piernas ante la perspectiva de que el estado de las autonomías pase a ser, por fin, una realidad, es al mismo tiempo la España que solicita la creación de selecciones dentro de los estados. ¡Y qué selecciones! “Es llamativo que la Federación Española de Rugby haya ‘provocado’ la creación de una selección regional extranjera. Este sábado jugó ante Occitania en Toulouse. España se quedó sin rivales para amistoso, y le propuso a Occitania ‘crear’ su selección, que no había jugado nunca”, tuiteaba el periodista deportivo Aitor Lagunas.

España es así

Ya hablaremos de las lecciones que tiene que dar Bilbao a los aficionados de la selección española que vengan a visitarnos durante la Eurocopa, pero hoy toca hablar de cómo es esa España deportiva: la reincorporación al mundo del fútbol de Luis Enrique Martínez es una buena noticia, pero cómo han tratado en la Federación al actual seleccionador, Robert Moreno, describe un modo de actuar y de ser. Luis Rubiales lleva en dos años tantos seleccionadores como Villar en más de veinte, y este bombero pirómano es el que va a presidir los partidos de España en San Mamés.

Juancarlismo inducido

Juan Carlos I no ha perdido su flow, es que nunca moló. Lo que sucede es que ahora se rasga el velo y el negociante, mujeriego y vividor es tildado de negociante, mujeriego y vividor por casi todos, finalmente, salvo los cortesanos por convencimiento. Ya quedaron atrás aquellos años en los que el CIS preguntaba si el Rey era “un gran hombre, impactante, excelentísima persona y maravilloso” o solo “un gran estadista y un gran político”, como recuerdan en El Plural. ¿Político? Político era quien manipulaba para encajar la herencia del que dejó todo atado y bien atado.

No lo olvidemos

La crisis de reputación de la familia real, propiciada por un heredero melifluo, a todas luces, nos permite hablar de cómo los Borbón han hecho su fortuna gracias a la familia real saudí, esa que asegura que investigará la muerte de Khashoggi: en 1973 ambas familias ya tenían buena relación, y Franco pidió al entonces príncipe Juan Carlos que mediara, en plena crisis del petróleo, para abastecer de crudo a España a cambio de una comisión por cada barril. Comisión a la que Adolfo Suárez dio continuidad por los servicios prestados, como recuerdan en Vanity Fair.

Economía familiar

La semana pasada felicitaba a una compañera, periodista, que había contratado para su agencia a otra trabajadora. Ella me respondía: “Iker, yo hago economía familiar: lo que sale no puede ser más que lo que entra”. Y con esa sencilla regla amplía su negocio. Una regla que no tuvieron en cuenta en Hawkers: la famosísima empresa española de gafas que logró hacer frente a grandes marcas gracias a Internet (se dieron a conocer y empezaron a vender on-line) acumula pérdidas de hasta 10 millones de euros, impagos y vive su momento más delicado con una grave crisis interna.

Una buena noticia

Para que luego no digan que en el periódico no damos las buenas noticias les traslado esta que hemos encontrado en Vozpópuli sobre bibliotecas: “Las comunidades autónomas con mejores cifras son el País Vasco, Navarra y Cataluña, que actualmente llevan un ratio de 116,57 libros adquiridos por cada 1.000 habitantes en el caso de la primera, seguida de un 107,7 y 106,58 en el caso de los catalanes. (…) Madrid, Navarra, País Vasco, La Rioja, Cantabria, Cataluña, Aragón, Comunidad Valenciana y Baleares fueron las comunidades con un mayor porcentaje de lectores de libros en tiempo libre”.

Una pequeña maravilla

Me gusta el fútbol porque me emociona, también porque la historia de los clubes y sus aficiones ayuda a explicar fenómenos sociológicos, y porque, más allá de los muchos buitres que se han hecho millonarios sin más mérito que su propia ambición, están los jugadores y algunas personas con buenas ideas (y baratas, por cierto): el community management del Leganés es ya un caso de éxito, pero el diseño gráfico que ha contratado el Huesca (fíjense que son clubes de la máxima categoría pero “humildes”) es espectacular. Aitor Lagunas lo muestra en Twitter.