Simplemente, periodismo

Cuando convertimos en un hecho noticioso que una entrevistadora rebata al entrevistado es que algo estamos haciendo mal. No solo noticioso: las réplicas de Silvia Intxaurrondo a Alberto Núñez Feijóo han resultado controvertidas para una parte de la prensa, lo que es aún peor. La periodista santurtziarra hizo su trabajo y lo hizo bien. No es de ese tipo de informadoras que quieren compartir el protagonismo con sus invitados, precisamente: se documenta, pregunta (que como recordaba el mismo lunes Jabois, es el fundamento de nuestra profesión) y apela a su interlocutor cuando lo que dice no coincide con lo que ella sabe. Simplemente, periodismo.

En nombre del “servicio público”

La plataforma de “profesionales de RTVE unidos contra el sectarismo y el odio” se mostró crítica en Twitter contra Intxaurrondo: consideran “intolerable” lo que aplaudimos y reclamaban “neutralidad obligada”. Las y los integrantes de esta plataforma, a la que siguen 25.000 personas en la red social mencionada, se definen como “comprometidos con el verdadero servicio público”. ¡Ay, el servicio público! ¿Cuántas injusticias se cometen en su nombre? ¿Cuánta gente asegura defenderlo cuando lo que defiende es solo su puesto de trabajo o, peor aún, considera lo de todas y todos una piedra que lanzar a cabeza ajena?

La coherencia de Fanjul

Otro periodista vasco que se ha ganado un nombre peldaño a peldaño, Iñaki López, expuso mucho mejor en Twitter de lo que yo seré capaz en esta columna lo que significa la coherencia para Bea Fanjul: “Bea Fanjul, hoy: ‘Ningún partido debería usar el ‘Que te vote Txapote’, hay que respetar a las víctimas’. Bea Fanjul, ayer”, y a continuación compartió el tuit en el que la propia Fanjul escribía “que te vote TXAPOTE” así, con el apodo del terrorista en mayúsculas, junto a un vídeo de Isabel Díaz Ayuso. Si en una campaña toca decirlo y en otra, negarlo, pues se hace. Eso es lo que debe pensar Fanjul para la que la política es así de fácil.

La campaña de TikTok

Pensábamos que no había nada que peor que la política de Twitter… Hasta que se instale definitivamente la de TikTok. No hablo de representantes haciendo bailes (aunque lo hizo Olona) o jugando al “yo nunca”, cerveza en mano (que algunos partidos lo han hecho). Hablo de rebajar los contenidos al mínimo posible (no exigible, sino posible), de banalizar todos los aspectos de nuestro día a día, de no hablar de lo importante, de copiarse y copiarse y copiarse… Pedro Sánchez ha dado un paso hacia ese acantilado. No veo mal su visita a “la Pija y la Quinqui”, un podcast de éxito. Veo mal una campaña en la que eso no llama la atención.

Y si no, te pego

No voy a contradecirme: voy a matizar mi opinión. Hace solo unos días escribí que me parecía mal sin excusas que unos manifestantes, huelguistas al margen de los sindicatos, boicotearan un acto de campaña de Yolanda Díaz en Cádiz. Hoy sacaré la cara a quienes se vieron atacados por Ignacio Garriga mientras intentaban boicotear su acto. Hay una diferencia clara: la de Sumar es una política y el de Vox es eso, de Vox. Y como buen partido ultraderechista, el de Garriga está lleno de matones de patio de colegio, empezando por él, al que los Mossos tuvieron que retener porque iba a agredir a los manifestantes.

«El día en que el PP voló por los aires»

En mitad de esta vorágine que está viviendo la política española (y la vasca, porque el PP es un partido con representación en la CAV y Nafarroa), es necesario reconocer el valor de José María Olmo y el medio en el que publica sus investigaciones, El Confidencial, que es el que ha levantado esta gran y jugosa liebre. No solo eso, también nos ha regalado uno de los mejores titulares, este de Ana Belén Ramos: “El día en que el PP voló por los aires: ‘Casado y Ayuso morirán matando’”. Es difícil sugerir más en menos palabras. Es difícil mostrar mejor que como lo han hecho esta semana el digital y sus periodistas lo importante que sigue siendo informar.

Un saludo a quienes querían a una Ayuso

Si algo ha quedado claro a las primeras de cambio en todo este embrollo con la marca PP es que a Díaz Ayuso no le importa nada dinamitar su partido y su gobierno, y que el hermano de la presidenta de la comunidad de Madrid se ha llevado una pasta por intermediar en un contrato de mascarillas en el peor momento de la pandemia. Con esta premisa me gustaría, desde estas líneas, mandar un abrazo a todas esas personas que en Euskadi han dicho eso de: “Pues si sale una Ayuso aquí yo la voto”. Claro que sí. Porque la libertad y lo que surja ha sido un zanahoria que no pocos han deseado mientras otros llenaban las alforjas.

Casi todo el PP vasco, callado

Ni Oyarzabal ni Iturgaiz, en otros momentos bastante locuaces, han utilizado sus redes sociales digitales de momento para situarse con los isabelistas o los pablistas. En el PP vasco solo Bea Fanjul se ha significado, y lo ha hecho con una fotografía de ella junto a Pablo Casado y una enorme imagen de Miguel Ángel Blanco. La utilización del concejal asesinado por ETA ha generado cierta (y lógica) controversia, a la que la propia Fanjul ha respondido: “Lamento si esta foto no es la más indicada. Me gustaba y por eso la he subido”. Pero no ha rectificado: no solo la mantiene, sino que la ha puesto como imagen de cabecera en su cuenta.

“Imaginaos”

Joseba Permach ha aprovechado la crisis del PP para tuitear: “Imaginaos el nivel de espionaje al que han sido sometidas todas las personas que han pasado por alguna dirección de la izquierda independentista vasca y sus familias. 40 años con cuentas y teléfonos intervenidos, seguimientos policiales, micros… Ningún caso de corrupción. Ninguno”. No sé ni por dónde empezar: hablar de ese supuesto espionaje sin mencionar a ETA como truco deja bastante que desear. Y hablar de ETA es hacerlo de extorsión y por supuesto, de seguimiento, acoso e intervención en las vidas ajenas. No solo en el PP falta un poco de vergüenza.

La banda sonora del día

Sé que la cantante Rosalía se dirige a un público diferente al que yo formo y que a sus seguidoras y seguidores es probable que esta pelea intestina del PP les suene más lejana que a mí. Pero creo que eligió mal el día en el que lanzar su próximo hit: “Chicken Teriyaki”. No porque compita con una explosión nuclear en el PP, sino porque como banda sonora del desastre es ideal: su ritmillo entre base chunga de teclado Casio y sonido diseñado para vender ropa de Bershka me parece muy adecuado para todo lo que vivimos el miércoles. Que la haya presentado desde un jet privado solo la mejora como candidata.

¡Pero si está en vigor!

Pablo Casado es un líder desquiciado que ve cómo se le escapa el partido entre los dedos. Cada ventaja pírrica que logra con un desgaste tremendo es neutralizada rápidamente por el PSOE sin apenas esfuerzo: son sus enemigos internos y Vox, haciéndose con los votos que él mismo ha dejado escapar por la derecha, los que le devuelven, de una patada, a la casilla de salida. Y Casado, al que se le ha ido ya todo de las manos, acaba tuiteando una reivindicación de la prisión permanente revisable para dar el pésame a la familia de Esther López. Una ley que está en vigor pero no ha impedido ninguna muerte violenta.

Fanjul sí sabe lo que es ser fascista

Si la cúspide de la pirámide del PP está así de temblorosa y apuntalada con unos argumentos tan pobres, ¿qué podemos esperar de la base? Pues lo que muestra Bea Fanjul: “Ayer conocí a un joven catalán que con 10 años se fue a vivir a Segovia y me decía, Bea, es que no te enseñaban historia de España, yo no sabía ni siquiera lo que era ser fascista” (El Huffington Post). Fanjul, que ha estudiado en la CAV, sí lo sabe, al parecer. “Entonces, ¿el 10 que saqué en la Selectividad presentándome por Historia contemporánea de España, lo aprendí clandestinamente?”, preguntaba en Twitter la catalana Estefanía Molina.

No podemos banalizarlo todo

Alberto Casero, el diputado del PP que se equivocó en su voto telemático neutralizando la maniobra de su partido y Vox con los diputados de UPN, está siendo objeto de burlas y chanzas, es cierto. Muchas de ellas, lanzadas por mentecatos en Twitter, se basan únicamente en su aspecto, y no en su habilidad. También esto es cierto. Pero no lo es que este tipo de actuaciones, que vemos todos los días contra todos los políticos, sea “bullying”, como acusan en las Nuevas Generaciones del PP. Y lo que es indiscutible es que este tipo de banalizaciones de problemas reales no benefician a nadie, y menos, a quienes sufren acoso real.

A la izquierda, también

Al respecto del quilombo de la semana pasada en el Congreso, esto que apunta Don Mitxel en Twitter (un tuitero muy conocido en Euskadi) también es muy interesante: “¿Lo del PSOE traficando con Navarra os parece bien? Sois de una izquierda acojonante”. Porque la izquierda exquisita, esa que encabezan Denis Itxaso o Unai Sordo, por lo visto y leído estos días, mira para otro lado cuando toca señalar que lo de UPN fue un cambalache para que el PSN no reprobara a Enrique Maya tras unas declaraciones xenófobas. Reprobación que ahora parece que sí apoyará por la traición de Sayas y Adanero. Otro despiporre.

Valores deportivos

Como dice Igor Filibi: “La gente tiende a ser coherente”, y aunque Diego Pablo Simeone haya logrado grandes éxitos como entrenador y hasta haya hecho suya una especie de filosofía (porque lo del “partido a partido” no lo inventó él), sigue siendo aquel “cholo” que pisó con saña a Julen Guerrero, como muestra de su fútbol. Las imágenes del domingo, obligando a un jugador lesionado a volver al campo son vergonzosas y vergonzantes, son la muestra de lo que no puede ser el deporte y, como en el caso de Casado, son las imágenes que retratan a un líder desquiciado cuyo ciclo ha llegado a su fin. Feliz fin.

¿Se apaga la estrella de Fanjul?

Eso sugieren en Moncloa.com: “Ayuso no perdona y promociona a Noelia Núñez para enterrar del todo a Bea Fanjul”. Núñez “está comiendo la tostada a Beatriz Fanjul sin que ésta pueda reaccionar ante el veto impuesto por Génova. La idea es que Noelia reviva en esas NN.GG.”. ¿El motivo? Aquel discurso en campaña en el que ridiculizó a Ayuso, “la peor enemiga que hay en el panorama político y dentro de su partido”. Pero, ¿cómo pudo suceder aquello? “Estaba ‘subida de tono’ y algo ‘endiosada’”, pero “nadie se esperaba que la actitud altiva le fuera a jugar una mala pasada frente a un micrófono”. Hasta que sucedió.

“Felpudo VI”

Pero Bea Fanjul no es la única damnificada por las decisiones de Díaz Ayuso: nada menos que el rey de España se ha visto perjudicado por la presidenta de la comunidad de Madrid cuando sugirió aquello de que tenía que negarse a firmar los indultos. Gracias a la del PP, ahora los de su partido y los de otros (Vox, Ciudadanos, no pocos socialistas) se han dado cuenta de lo poco que pinta el rey (sobre todo, para lo que cuesta) y han empezado a llamarle nada menos que “Felpudo VI” por cómo se ha dejado pisotear por Sánchez y los presos políticos catalanes. Una situación que ningún republicano se hubiera atrevido a soñar.

Ser Villarejo entonces

Lo mucho que pudo disfrutar Villarejo de ser quien fue cuando todo iba bien lo sabrán pocos. El comisario al que llamaban todas las cúpulas que importan si necesitaban arreglar algo. Una versión española y mucho más enriquecida de aquel Señor Lobo de Tarantino. ¿Dónde y qué comería mientras cerraba le negocio? ¿Qué hoteles y coches disfrutaría mientras era agasajado para conseguir sus favores que, además, luego facturaba? Pero más allá del asombro está la preocupación: ¿qué sistema permitía la aparición de un Villarejo viviendo y trabajando a todo tren, desde el PP a Iberdrola pasando por el BBVA?

Que no decaiga esta indignación

Las buenas noticias de los indultos a los presos políticos catalanes, la liberación de la mascarilla en espacios públicos y con distancia suficiente, o la caída en desgracia del rey a manos de los más monárquicos, no pueden distraernos de lo importante: en una península con ríos y pantanos, y bolsas de gas en su subsuelo, el precio de la luz sigue marcando récords por lo alto, y también lo hace la gasolina y el gas, claro, de cuya importación dependemos absolutamente. Hace bien FACUA en recordarlo casi a diario, como casi a diario se rompe un récord al alza. Nuestra aportación como pagadores es no olvidarlo.

Sí, lo merecemos

“Trabajo hay, lo que pasa es que nadie quiere pagar por él”. Esta máxima, presente durante la anterior crisis, la prepandémica, sigue estando vigente. Es una evidencia de tal magnitud que hasta el presidente de EE.UU., siempre alejado de la realidad cotidiana, sea quien sea, se ha dado cuenta: “Pagadles más”. Esa era su recomendación a los empresarios que le preguntaban por qué no conseguían trabajadores cualificados. Y ojo, que Biden también recomendaba que los buenos trabajadores se hicieran fuertes y mantuvieran el precio de su valor. Los recortes y los chollazos se tienen que acabar, también en el trabajo.

Y salió Bea Fanjul

Por si la campaña del PP no había sido suficientemente disparatada, en la recta final decidieron poner detrás de un atril a Bea Fanjul, cuyo discurso está ya en la historia de las campañas desastrosas: llamar “malo conocido” a la candidata y pedir que a Ángel Carromero que no la matase, cuando el jefe de gabinete de Isabel Díaz Ayuso está condenado a cuatro años de prisión en Cuba por homicidio involuntario, es una bestialidad. Una bestialidad y el resultado de elegir a representantes (Fanjul es diputada por Bizkaia y presidenta de Nuevas Generaciones) cuyo único discurso consiste en ser joven, alocada y de derechas.

¿Lo bueno por conocer?

Si Isabel Díaz Ayuso es lo “malo conocido”, según Bea Fanjul, ¿quién es lo “bueno por conocer”? Mónica García, la candidata de Más Madrid, partía en desventaja por alcanzar menos notoriedad que la del PP, Iglesias, Gabilondo o Monasterio. Pero ha acabado por hacerse un hueco como alternativa a Díaz Ayuso. Alternativa en todos los aspectos: profesional de la medicina, madre, progresista y centrada, frente a las salidas incomprensibles de la actual presidenta. Más Madrid puede ser hoy la primera opción de la izquierda madrileña, y Errejón puede coger aire y liderar una nueva izquierda española.

La campaña del postureo

Pablo Iglesias se equivocó de ola y, claro, se ha caído de la tabla antes de ponerse de pie sobre ella: cambió su vicepresidencia por ser cabeza de lista de su partido en Madrid, mostrando lo desnortado que estaba, y su campaña se ha basado en competir por ser el más belicoso con Isabel Díaz Ayuso y el tándem Monasterio-Abascal. Lo más probable es que su partido sea hoy la quinta fuerza, la última en el Parlamento, y que su radicalidad haya asegurado el gobierno de derechas. El frentismo de su campaña solo ha sido comparable al postureo: las fotos que lo endiosaban lo alejaban de la realidad. Así ha sido su política siempre.

Despedirse citando a Hegel

Diaz Ayuso sabía que pillaba a casi todos desprevenidos cuando convocó las elecciones: solo Podemos supo recomponerse con un autogolpe. Pero el PSOE no supo o no quiso montar una alternativa a Ángel Gabilondo. Así que el veterano político ha sido el cabeza de cartel a su pesar, o eso transmitía. Su despedida de la campaña en Twitter, citando a Hegel, (“Nada se ha hecho sin una gran pasión”) es solo el último ejemplo de lo extraño que ha sido todo en el PSOE. Un PSOE del que solo espero que no se deje convencer por el PP de que estas elecciones autonómicas tienen que ver con el gobierno de Pedro Sánchez.

España

Tengo la sensación de que todos, empezando por mí, hemos escrito demasiado sobre la extrema derecha española. Es evidente que lo son y quien no lo vea es más tonto de lo que cree o es un colaboracionista. ¿Qué campaña han hecho Monasterio y su jefe de la misma, Abascal? La que esperábamos: señalar a emigrantes, hablar de falsas libertades, beneficiarse de cuentas falsas en redes sociales para colocar mentiras y sacar la bandera a cada paso. No hace falta decir nada: ellos solos se definen. Tampoco hace falta mencionar a Edmundo Val ni a Ciudadanos que, como UPYD, se disuelven en la insignificancia. Que voten de una vez.