Una nueva realidad

Yo no voy a hacer planes para verano, ni para el próximo otoño (ni conciertos, ni grandes reuniones con familia o amigos), tampoco para la Semana Santa que viene. Creo que en el mejor de los casos, recuperaremos cierta normalidad en 2022, con dos ciclos anuales enteros superados, con más confinamientos cuando empiecen los repuntes y puede que con una primera vacuna. Creo que esto es lo que nos espera, sobre todo, atendiendo al anuncio de la OMS de que viene “una nueva realidad”. No vamos a volver pronto a la normalidad, y cuando los niños vuelvan a la ikastola no será porque el virus haya desaparecido.

Igual si lo dice Macron…

Llevo más de 30 días de confinamiento y teletrabajo (lo que significa: más de 30 días seguidos trabajando). En este tiempo no sé cuántas veces he escrito ya en esta columna, Twitter o WhatsApp que esta es una crisis sanitaria mundial para la que ningún gobierno estaba preparado. Tampoco ningún partido de la oposición. A ver si ahora que lo ha dicho Macron, con mucho más carisma que yo, alguien lo escucha: el francés, igual que todos los estados, está haciendo lo que puede, buscando el material sanitario que falta en todo el planeta y reaccionando sobre la marcha, que es la única manera.

El contexto importa. Y mucho

Lo que dice Macron tendríamos que repetirlo a diario los periodistas, en todas nuestras columnas, crónicas o noticias sobre el coronavirus, para ceder menos espacio a los bulos. Jorge Galindo también hace una aportación en Twitter: tenemos que dejar de usar las cifras sin contexto y sin sesgo. Si hay más positivos porque hay más tests hay que decirlo. Si las cifras mejoran o empeoran no hay que ocultarlo. Y todas las comparativas, todas, hay que hacerlas explicando que ninguna comunidad o estado está contando o testando igual a enfermos y fallecidos con o por coronavirus. El contexto es muy importante estos días.

No hay que dejar espacio a las conspiraciones

Si somos rigurosos, si no nos dejamos llevar por dar noticias alarmistas o por descubrir la última miseria provocada por el coronavirus, los periodistas estaremos haciendo mejor nuestro trabajo porque estaremos achicando el espacio a quienes crean y difunden bulos, y a los aficionados a las teorías conspiranóicas que, como apunta César Calderón en Twitter, parece que se han multiplicado. Primero fue que el virus había sido creado, ahora, que los gobiernos quieren muertos a los viejos para ahorrarse la pensión. Da igual la barbaridad, importa que los periodistas no estamos ayudando a pararlas.

Los que faltaban

Sí, los periodistas lo estamos haciendo mal. Pero algunos lo están haciendo peor, como los que buscan el cabreo de la gente. Y los que forman parte de la lista de periodistas que se muestran prescindibles por voluntad propia son los cortesanos: con la que está cayendo y cómo está actuando, hablar bien de la Casa Real española es hacer ciencia ficción o servilismo. Sugerir el 14 de abril que esta rancia institución tiene éxito en las redes sociales durante la crisis sanitaria que vivimos tendría que ser de juzgado de guardia. Insisto con pena: qué oportunidad está perdiendo el Periodismo de todo tipo para mostrase fiable.

Cada uno se parece a quien quiere

Este tuit podría haberlo escrito perfectamente Arnaldo Otegi “Más vale tarde que nunca. Celebro que de una vez por todas el gobierno se haya decidido a adoptar algunas de las medidas que llevamos reclamando desde el martes: unidad nacional, estado de alarma, centralización de todos los recursos de la administración a luchar contra la crisis y suspensión de las elecciones”. Pero salvo las últimas cinco palabras, relativas al 5-A, lo ha escrito Santiago Abascal. Cada uno se parece a quien quiere… O a quien puede. Bildu imita la política del PNV en Madrid y, en Euskadi, los discursos del PP y hasta Vox.

Domingo por la tarde en plena crisis de coronavirus

El domingo por la tarde, en plena crisis del coronavirus y con toda Euskadi y toda España confinada en sus casas consumiendo compulsivamente información y desinformación sobre la pandemia, la Casa Real Española lanzaba un comunicado avisando de que Felipe VI renunciaba a su herencia económica y que retiraba su asignación a Juan Carlos I, el Rey emérito. El “urgente” de Europa Press corrió como la pólvora pero esta estaba mojada, y quien lanzaba la comunicación lo sabía. Como Felipe VI sabía lo que pasaba desde hace un año pero actuó solo cuando el tema salió en la prensa suiza y francesa.

Pasado a limpio

Con nombres propios parece un chanchullito más de la familia más protegida y privilegiada de España, pero pasado a limpio el asunto resulta mucho más grave: el jefe de Estado actual ha descubierto que el jefe de Estado anterior cobró de una manera irregular 100 millones de euros de una dictadura, y ha decidido tomar medidas. Sin embargo, el congreso español no puede investigar lo sucedido porque los principales partidos españoles lo impiden, y la fiscalía del Estado tampoco parece que vaya a iniciar una indagación que permita a la ciudadanía que paga a todos ellos por qué ni para qué se hizo ese ingreso en Suiza.

¡Ni siquiera es posible la renuncia!

Según Público, la renuncia de Felipe VI a la herencia económica de Juan Carlos I (la herencia principal, la de la corona, la del modelo de negocio de la familia Borbón, ni se discute) es solo estética: “El Código Civil prohíbe renunciar a una herencia si antes no hay un fallecimiento”. Así que lo que hoy dice Felipe VI tendremos que comprobarlo cuando Juan Carlos I la diñe. Pero hay otro fleco: si retira la asignación del emérito, ¿de qué va a vivir? ¿No deja esto todavía más claro que Felipe VI sabe que su padre tiene negocios al margen de su actividad como jefe de Estado que le permiten mantener su carísimo ritmo de vida?

Esto no tiene ningún sentido

La Asociación Unificada de Guardias Civiles sugería ayer en Twitter a las y los madrileños que se quedaran en casa mientras compartía imágenes de la estación de Atocha llena de gente que subía y bajaba de los trenes de cercanías. Un conocido tuitero, Margaret Castor, respondía con retranca: “Es que los madrileños son tan malas personas que les encanta madrugar un lunes para meterse en un tren o un metro e ir a currar a un sitio que no está al lado de su casa para poder seguir cobrando un sueldo y poder comer. Qué cabrones”. Lo cierto es que algunas medidas se contradicen exageradamente.

El escándalo de la Casa Real

¿Por qué el ministerio español de Hacienda carga con el gasto de 454.000 € para adquirir un nuevo vehículo para la Casa Real? Porque al gasto declarado de la monarquía en España hay que sumar el reguero de facturas que se le van pagando por medio de ministerios. Práctica denunciada desde hace años por varios diputados y senadores, pero que sigue en marcha como denuncian en El Nacional, y que nos cuesta mucho dinero por medio de licitaciones que se hacen de tapadillo pese a los importes. Por supuesto, todo esto no ocurriría sin la connivencia de los partidos que han ocupado esos ministerios.

El escándalo humanitario

Lo mal que me cae la familia real española es tan evidente que he puesto su escándalo, que no pasa de miseria para no pagar ciertos gastos (por cierto, también podríamos hablar de sus ingresos), por delante de otro a nivel humanitario: otro ministerio español, el de Fomento, ha advertido al barco Open Arms de que se expone a multas entre 300.000 y 900.000 € si sigue rescatando personas. Esto no hay por dónde cogerlo. Aunque esa advertencia fuese solo por el cumplimiento de la ley, es evidente que la que falla es esa ley que penaliza a quien salva vidas. ¿Qué demonios estamos priorizando?

El escándalo que pagamos entre todos

Según Merca2, las eléctricas no han repercutido en el cliente final (nosotras y nosotros) la suspensión del impuesto de generación eléctrica que el gobierno socialista aprobó en septiembre para abaratar la factura… Y que ha acabado generando más margen de beneficio para estas empresas. Un margen de hasta 1.000 millones, que era en lo que la ministra Ribera cifraba el ahorro para los consumidores. Una vez más, parece que las eléctricas pueden hacer lo que quieren mientras la escalada de precios continúa. En este mismo medio recuerdan que ahora cobrarán un bono social con el mismo fin, ¿lo repercutirán en los clientes?

El escándalo político

Nadie quiere un ministro de Podemos salvo que las circunstancias políticas lo hagan inevitable porque nadie se toma en serio a Podemos ni su capacidad de gestión (ni Carmena ni Colau son de Podemos). También porque no nos tomamos en serio a ese partido parece que no pasa de anécdota el empeño de Iglesias en ser ministro y el modo en que la madre de sus hijos se coloca como número 2 de la formación y exige también ese ministerio para su compañero de hipoteca del chalet. Pero si todo esto estuviera pasando en PSOE, PP o PNV, no duden de que estaríamos hablando de un escándalo político.

Y el escándalo tecnológico

No podía terminar una columna tan escandalosa sin mencionarles uno de los últimos escándalos tecnológicos: Amazon ha reconocido por fin que su altavoz inteligente, ese al que damos órdenes con nuestra voz para que active la domótica de la casa (no hace milagros), graba audios que no elimina ni aunque el propietario el aparato haga el borrado efectivo de los archivos de voz almacenados. Con un par. Siempre les recuerdo que ninguno de nosotros tiene nada especialmente relevante que esconder, pero el desarrollo tecnológico y la burbuja comercial sin ética suman, por sí mismos, un peligro.

Una barbaridad

Un tuit afortunado de esta semana con 3.200 retuits ha devuelto a la actualidad una equivocación de Irantzu Varlea, hace seis meses. En junio se quejaba en Twitter del uso del genérico “refugiado” cuando el 70%, según ella, son niñas y mujeres. Otro usuario le replicó con datos de ACNUR que la mayoría (51%) son hombres y que hay más niños que niñas. A lo que Varela respondió que su fuente era “la sabiduría”, y concluía: “Feminismo o barbarie”. Barbaridad, la suya. Los tuits, lo he comprobado, siguen ahí.

Una autoridad

No pondría la mano en el fuego por la intención del Abc cuando informó de la ausencia de Podemos en un homenaje a Alberto Jiménez Becerril y a su mujer si, como dice Teresa Rodríguez, excusaron su falta y confirmaron su presencia en los actos del día siguiente. Pero no creo que justifique la actitud de la coordinadora de los morados en Andalucía cuando respondía al periodista: “No me tutee (…) Soy una representante electa y por tanto una autoridad”.

La realidad

Antonio Saceda resumió en un tuit una realidad que va a resultar incómoda a muchos: “Guerra civil entre indepes disputándose quién pilota el regreso al autonomismo. De eso va esta historia, por si no lo habéis pillado. Excepto la CUP, que sigue en Narnia”. Hay dos maneras de tomarse esta verdad: aceptarla o seguir estirando un chicle que ya no tiene más mascadas. Tenemos que empezar a explicar lo que pasa sin que nos importe las caretas que se caigan. Por su bien y por el nuestro.

La necesidad

La respuesta a la pregunta que nos plantean en Photolari es fácil (y ellos mismos la inducen): sí, la Casa Real española necesita un Pete Souza, pero exactamente igual que lo necesitan la mayoría de instituciones vascas, españolas y mundiales. Un fotógrafo que cuente la historia y ayude a hacerla pública con los remilgos justos por parte del “cliente”. No es menos cierto que las fotos por el 50 cumpleaños del Rey son impropias de la institución, y si no conocemos al autor por algo será.

El dilema

Me gustan las historias sobre grandes dilemas porque creo que ponen a prueba a sus protagonistas. Les resumo una fascinante (por real y próxima) que hemos encontrado en Xataka: “Bajo el suelo de Tapia hay al menos 300.000 de kilos de oro. Es decir, con la cotización actual, bajo el suelo de Tapia hay cinco mil millones de euros”. Tapia está en Asturias, casi tocando con Galiza, y sus habitantes intentan desde la época de los romanos que no conviertan el municipio en un gran agujero.

El turista presidente de Sortu

Vayamos a las cifras: no hay ningún indicador que evidencie un problema en Euskadi con el turismo. Ninguno. Aún así, en la lucha por ser la izquierda más de moda, Sortu ya se ha lanzado a la batalla contra el turista. Curiosa batalla porque el presidente de la formación, Arnaldo Otegi, luce como un turista desde su foto de perfil en Facebook, Twitter e Instagram, y sus simpatizantes, además, lo celebran. Y hace bien, oiga, que turistas somos todos, pero coherentes solo algunos.

Que se fastidien

Ante la evidencia de que la moda de meter emoticonos en los tuist de las cuentas oficiales de instituciones ha llegado a la Casa Real española solo puedo exclamar: ¡que se fastidien! Conozco ese negocio y les aseguro que no entiendo esa tendencia de rebuscar constantemente en el menú de dibujitos para acompañar los mensajes de marcas que pagamos entre todos. Me parece un reconocimiento palpable de falta de creatividad en los gestores.

Seguramente Neymar gane en una hora más que usted en un mes

Me encanta el tuit, para empezar, porque lo ha lanzado una casa de apuestas, para seguir, porque muestra lo desmedido que se ha vuelto este mundo para algunas cosas y esas casas de apuestas en Twitter son un buen ejemplo: Neymar ganará en el PSG casi 4.000 € cada hora. Es (bastante) más de lo que gano yo y creo que de lo que gana la mayoría en un mes. Casi 35 millones de euros al año, a lo que hay que sumar la mordida de su padre y los 222 kilos que se lleva el Barcelona.

150 € por una camiseta

Sigo con la desmesura del fútbol actual. ¿Cómo se generan esas cifras? Porque muchas personas con muchos menos recursos que esos jugadores, representantes y gestores de clubes, pagan hasta 150 € por una camiseta con el nombre del millonario de turno. La queja de Luis Mora ha volado en Twitter. La respuesta más inteligente, como siempre, la de Urtzi Jauregibeitia: eso pasa a quien da más importancia a la parte de atrás de la camiseta que a la de delante, la del escudo.

A favor de esa nostalgia

Antonio Agredano tuiteaba recientemente: “El futbolero es un nostálgico”, y tiene toda la razón. En general, no me gusta ese sentimiento, y en particular, Agredano cree que está sobrevalorado cuando de fútbol se trata. Pero viendo lo que ha pasado con Neymar el mismo día que se cumplían 18 años de que Henry firmara por el Arsenal uno solo puede añorar esos tiempos de jugadores que se identificaban con los clubes… Aunque luego “Tití” acabara en el Barça, chequera mediante.