La España «viva»

Ha sido un ejercicio interesante observar las diferentes crónicas que los digitales han colgado sobre el acto de Vox en Vistalegre. Sin duda, me quedo con la de Ángeles Caballero en El Confidencial. Caballero “pinta” muy bien el fresco de asistentes al mitin de Santiago Abascal, y concluye que lo previsible se hizo realidad: “Por eso, cuando se habla de tramos del IRPF y exenciones aplauden pocos, por eso cuando se habla de ‘invasión de inmigrantes’ se recogen ovaciones”. Se trata, como afina Caballero, de la España del cabreo, la de la víscera, la que necesita atizar para triunfar.

Los blanqueadores, en la lista

La ola de la extrema derecha llega desde Europa y la hemos detectado hace tiempo. En estos mismos meses muchos han optado por blanquear a los fascistas. ¡Hasta en las teles más progres han hablado de manifestaciones de constitucionalistas en Catalunya para referirse a los cabeza rapadas que ahora se disfrazan de hípsters! Pero para tomar nota, el blanqueamiento de Gonzalo Adán, que defienden que Vox no es ultraderecha en El Español el mismo día que en Pedro J. Ramírez enfoca una noticia tirando claramente de racismo y publica una entrevista a Aznar.

¿Y la derecha tradicional, qué?

Además de interesante, en el caso de Libertad Digital u OK Diario, ha sido divertido observar la posición que han adoptado. Los de Inda han hecho una pieza pulcra que han colocado en medio del marasmo. Sus hermanos mayores, los fachorros tradicionales, han publicado un editorial en el que, cómo no, para hablar de Vox hablan primero de “la izquierda siniestra” y en el que dejan claro que “Vox no es el enemigo” porque, evidentemente, ¿cómo van a señalar a sus propios lectores, compradores y votantes? La derecha se reestructura pero en su conjunto: también los medios.

Las cosas, por su nombre

Pocos han sido tan valientes como los de República.com, que han titulado con esta claridad: “Los ultraderechistas de Vox llenan el Palacio de Vistalegre con más de 10.000 seguidores”. Llevo tiempo diciéndoles que en este digital conservador hacen bien las cosas, pero no logran diferenciarse del resto porque les falta esa personalidad que sí tienen el resto de medios tirando a la derecha que les he mencionado en esta columna. Lo dicho, que bien dicho (permítanme el trabalenguas) porque casi nadie se ha atrevido a llamar por su nombre a los fachas de Vistalegre.

No son pocos. No somos cobardes

Llevo meses escribiéndolo y diciéndolo donde me piden opinión: la amenaza de la extrema derecha es real y seria. No ya solo en Europa (Francia, Italia, Reino Unido, Hungría, Polonia, Holanda…), en Brasil el líder del partido más a la derecha ha barrido en las primarias y, salvo sorpresa, seré el próximo presidente. Ese país gigantesco en el que Lula encabezó una revuelta progresista en el mundo, ha reaccionado apostando solo unos años después por el extremo derecho. Así, Bolsonaro sigue la estela de Trump que, por supuesto, también forma parte de esta liga ultra.

Revelaciones de un marciano

El relato se construye solo: José Antonio Campoy dirige una revista en la afirma que el cáncer se desarrolla por motivos temperamentales, que la quimioterapia no es efectiva o que el ébola no es una enfermedad real. Esa revista, según El Español, llega a facturar 500.000 euros anuales difundiendo semejante contenido, sugerido, y aquí viene lo más interesante, por las revelaciones que en los años 90 sufrió Campoy en sus repetidos encuentros con los extraterrestres. Él lo cuenta, él se lo cree, él se lo guisa y se lo come gracias a quienes coleccionan sus mentiras.

Vox crece

Veremos si finalmente materializan alguno de esos escaños o concejales que diferentes fuentes dan al partido de Abascal, pero es evidente que Vox crece en número de afiliaciones y donaciones: de 3.000 afiliados que tenía en julio de 2017 habría pasado a 11.000 actualmente, según El Plural. Y en lo que vamos de año habría ingresado un millón de euros en donaciones para, entre otras cosas, cambiar su sede a una mucho mayor. Cómo ha logrado llegar hasta aquí, fracaso electoral tras fracaso electoral, es un misterio. Pero el contexto europeo les ayuda a seguir creciendo.

Pérez-Reverte es la valentía

Arturo Pérez-Reverte empieza a convertirse en un personaje delirante, un tipo duro que ha visto más horrores que nadie y que ha estudiado más guerras cruentas que ninguno. Un hombre de acero, como las espadas y las bayonetas de sus personajes de novela. Un tipo capaz de despreciar a Picasso porque, entre otros motivos, nunca estuvo en una guerra. Dejando a un lado el talento para lo suyo del pintor y el escritor, no me parece muy inteligente desacreditar a Picasso como persona que hizo frente a una dictadura creando una obra icónica y convirtiéndose en un modelo cultural.

Otra burbuja

Ahora que ha pasado el verano esos pisos de alquiler ocasional de los que tanto hemos hablado tienen mucha menos actividad y, por lo tanto, generan menos ingresos (y problemas). Ahora, en definitiva, el cuento de la lechera cambia y podemos echar un ojo a otro tipo de cálculos más conservadores: en El Confidencial leemos que solo dos de cada diez pisos que se ofertan en Airbnb generan más ingresos que si estas viviendas tuvieran un alquiler tradicional. Pero el daño ya está hecho y el negocio, para los de la App y otras empresas, generado y ganado.

Una inmensa burbuja

Bill Gates está teniendo una madurez muy interesante: después de reinventar el negocio del software y manejar casi un monopolio informático, se ha asentado como un interesante filántropo y un empresario que supo definir el negocio de los intangibles y hacer mucho, muchísimo dinero con ello. Tanto que ha sido el más rico del mundo… Hasta este año, que le ha desbancado Jeff Bezos. La fortuna de este último no tiene nada que ver: está basada en la especulación (la promesa de lo que Amazon será), el abaratamiento constante de costes y un marketing gigantesco.

El PP, ¿en la extrema derecha europea?

Así les ve Steve Banon. El que fuera mano derecha de Trump desde que la campaña para la presidencia se puso seria, y ya en la Casa Blanca hasta que, como todo en ese gobierno de circo, tuvo que salir airadamente, pretende articular un movimiento de extrema derecha en Europa con Le Pen, Farage, Orban, Salvini… Y Pablo Casado, según El Diario. Banon llegó a la campaña de Trump desde una web de noticias con un enfoque ultraconservador, precisamente, y ahora intenta extender su modelo a Europa… Como modelo de negocio, que también son ultraliberales.

Esto va en serio

Luis Arroyo también alerta del peligro de la ultraderecha: Donald Trump despreció la investigación del New York Times sobre el modo que el presidente había recibido la fortuna de su padre, cómo había defraudado para conservarla y cómo había mentido con un relato de hombre hecho a sí mismo que tapa la realidad de heredero millonario y caprichoso. “Ni el más admirable trabajo del New York Times puede con el mensaje envenenado de un cretino”, concluye Arroyo. Y también alerta: la extrema derecha penetra hoy mejor en la sociedad con argumentos simplistas.

Muy en serio

No me cansaré de repetirlo: el futuro será enfrentarse a la extrema derecha. Esto no tiene vuelta atrás. Y la extrema derecha de hoy, además de tener una mayor facilidad para colocar sus mensajes, tiene armas más potentes y más baratas para acabar violentamente con quienes no pensamos como ellos. En Alemania, donde el horror del fascismo fue mayor que en ningún otro Estado, han detenido a los miembros de un comando que pretendía atentar contra sus “enemigos políticos”. Esto va en muy en serio, con los Banon, los Salvini, los descerebrados y quienes les lavan la cara.

Volvemos a casa

Bueno, a la casa del vecino. Esta semana hemos visto cómo en El Español disfrutaban haciendo leña del árbol caído llamado Puigdemont. En este digital han tenido acceso a una pieza muy menor: el correo electrónico que dos personas cruzaron asegurando que Gaspart había ofrecido a Mas su red de contactos para legitimar las elecciones anticipadas que hubieran salvado a Catalunya del 155 y quién sabe si incluso el procés. Ya conocemos lo que ocurrió después: Puigdemont no fue valiente, acabó exiliado; sus compañeros, en la cárcel, y Catalunya, en un callejón de difícil salida.

Sobre el Concierto y el Cupo

Este primer domingo lluvioso del otoño es perfecto para recuperar mi serie de recomendaciones para leer tranquilamente en su tablet. Y empiezo por el artículo de Pedro Luis Uriarte en Ctxt sobre el Concierto y el Cupo. En esencia, nada que no sepamos los vascos, pero resulta interesante cómo el hombre pelea por explicarlo en España donde muchos, simplemente, no quieren entender. No quieren entender que pagamos más impuestos, que corremos más riesgos, que ingresamos más porque generamos más y que lo repartimos mejor. Le pese a quien le pese.

Un año de una gran victoria

Hace un año les hablábamos de violencia policial en Catalunya y escribíamos emocionados sobre un pueblo que había hecho frente a una ilegalidad injusta con un aplomo ejemplar. Hoy, doce meses después, podemos expresar con total seguridad de que el 1 de octubre de 2017 asistimos a una victoria inapelable del pueblo catalán contra los gobernantes españoles y también los propios, que no tenían ni idea de qué hacer a partir del día dos, y así lo hemos comprobado. Nada, en cualquier caso, ni los errores de los políticos catalanes ni la vergüenza española justifican los meses de prisión o exilio.

La vergüenza de España

Ni Mariano Rajoy ni su equipo, ni el juez Llarena y sus ganas de hacer la justicia por su cuenta, supieron gestionar el 1 de octubre y las jornadas posteriores, cuando la vergüenza les invadía mientras les desbordaba en Europa. Las imágenes de una policía que maltrataba al pueblo catalán, que solo quería votar y, para hacerlo, había burlado la prohibición haciendo aparecer las urnas de tal manera que hoy sigue siendo una incógnita. Para la vergüenza española, insisto, quedarán esas imágenes de violencia directa ante una ciudadanía pacífica y de provocación policial.

La violencia sigue

Gabriel Rufián denunciaba en Twitter el acoso que recibe del que parece ser un Guardia Civil. Así, en Instagram estaría recibiendo insultos y amenazas (“te tenían que fusilar, cabrón, y tu familia de mierda que tienes, hijo de puta”) de un usuario que se hace llamar Aaron y que, en otras fotos, muestra su gorra de la Guardia Civil y a sí mismo en una manifestación por la equiparación salarial entre cuerpos policiales. No hemos podido encontrar al usuario, que podría haber cambiado su identidad porque a Rufián le seguimos muchos y se habrá sentido atosigado entre la curiosidad y los justicieros.

No cabe la equidistancia

El 1 de octubre hizo un año también de la paella que organizó Miquel Iceta. Puedo entender que el del PSC quisiera intentar entonces hacer algo simbólico, algo que significara un momento compartido mientras daba la espalda a una actuación policial desmedida y un protagonismo ciudadano inapelable. Pero entonces, y más hoy, la equidistancia no es una opción: o se está con el pueblo catalán y se exige la excarcelación de sus líderes presos, o se justifica la violencia de Estado y de una justicia desaforada. Simplemente, no hay un término medio posible.

Pero hay que leerlo todo

Que hoy haya políticos presos en Catalunya me parece de extrema gravedad, que el Estado no haya pedido perdón a los catalanes y a toda Europa por sus decisiones es una vergüenza, pero que algunos sigan estirando el chicle del proceso independentista cuando ni ellos mismos hacen se lo creen tampoco es positivo. Y esto también hay que escribirlo. Por eso creo que, aunque fastidie porque dice lo que no nos gustaría leer, hay que dedicar unos minutos a la entrevista en El Confidencial a Bernat Dedéu, que ha apoyado el independentismo pero se ha alejado de este falso procés.

Los civilizados

Borja Ventura capturó con acierto un tuit que Luis Garicano decidió borrar: el de Ciudadanos llamaba “provincianos y paletos” a quienes han decidido votar mayoritariamente en Catalunya a la candidata de Podemos o a candidatos nacionalistas. Porque los civilizados, según Garicano, son los que votan a Ciudadanos y los que votarán a Valls. El resto son (somos) personas subdesarrolladas incapaces de observar la valía de las apuestas de Rivera, el propio Garicano y, ahora, Valls. No es el único, ni el primero, ni el último, que piensa que la civilización empieza en su intención de voto.

El Nacional te explica los buenos tuits

Algún día me cansaré de advertir de las malas compañías que el independentismo catalán está frecuentando: personajes que intentan lavar su pasado con el futuro de Catalunya, o que no se han comido un colín como portavoces o simples opinadores que ahora les están regalando la oreja. Algún día, insisto, acabaré diciendo: “Allá ellos” cuando vea cómo El Nacional dedica parte de su espacio y el tiempo de los lectores señalando los tuits de Bea Talegón. A esta española iluminada por la causa catalana le reconozco una virtud: saber decir lo que la mayoría quiere oír.

Epílogo (o eso espero)

Después de una semana en la que tienen la vergüenza de pedir dimisiones quienes nunca se las han planteado por motivos similares o mayores, me gustaría cerrar este capítulo con el tuit de la periodista Rakel Markos a modo de epílogo: “Sin entrar en el asunto, ‘la opinión pública la ha condenado; es culpable’ es una de las mayores barbaridades que puede decir alguien con responsabilidad política”. Pero hoy la responsabilidad política en España es un bien muy escaso, curiosamente, entre los políticos que tienen más responsabilidades porque son los líderes de sus partidos.

¿Quién es Villarejo?

Su nombre ha salido esta semana de nuevo en los periódicos porque una grabación suya de hace años ha puesto en jaque a una ministra hoy. Pero, ¿quién es Villarejo? Un policía jubilado que, después de formar parte de la división anti ETA en Donostia en pleno franquismo, en los 80 puso en marcha una red de empresas hasta que, en los 90, le piden que se incorpore a Interior en forma de agente encubierto. Un angelito que, como empresario, facturó siete millones de euros al armador Ángel Pérez-Maura para librarle de una extradición a Guatemala, acusado de sobornos.

El castellano desaparecido en Galiza

Una pena no saber quién es el autor de esta especie de editorial en la publicación Tempos Galegos, donde, con toda la intención del mundo, intentan ridiculizar el arrinconamiento del castellano en Galiza que denunciaba Toni Cantó en el Congreso recientemente: “El castellano que ha desaparecido de Galicia encontrado borracho en un puticlub”. El relato está lleno de pequeños dardos a ese castellano que nadie maltrata, si no es él a sí mismo, que frecuenta sitios poco recomendables y que vive en A Coruña, “donde recuperará el status que se merece” ayudado sin dudarlo por la Policía española.