Todo es una barbaridad

Crecí en el Portugalete de los 80, con manifestaciones violentas casi cada sábado, he vivido en Belfast y he conocido el sufrimiento de los dos bandos de aquella guerra, y sé, porque he estudiado nuestra historia, como todos, que algunos derechos se han conseguido con protestas violentas. Precisamente por todo lo anterior soy plenamente consciente de la barbaridad contra Pablo Hasél, de que esta no merece la violencia de los manifestantes y que, en ningún caso, esta violencia justifica o explica las gravísimas repercusiones para la manifestante que ha perdido un ojo por un disparo de los Mossos.

¿Quién es responsable?

Tengo muy claro que una ley indefinida y una judicatura española que entiende mal su papel de “hacer justicia” corrigiendo al poder ejecutivo son los responsables del inicio de esta cadena de desastres. ¿Y quién es responsable de permitir que en el mismo Madrid se concentren antisemitas defensores de las fuerzas nazis sin consecuencias y se hostie, sin paños calientes, a quienes se manifestaban a favor de un personaje como Hasél? ¿No lo es este gobierno tan progre? ¿Y no ha sido Otegi quien se ha vinculado a ERC, el partido que dirige a los mismos Mossos que han detenido al rapero y han disparado con balas de foam?

Primero, que se aclaren

Parece que en ERC, precisamente, no tienen clara la estrategia todos: “Gabriel Rufián ha apelado a otra mayoría, un ‘frente amplio de izquierdas’. Se ha dirigido a la CUP y a los comunes. En cambio, no ha mencionado a Junts dentro de este bloque. (…) ‘Las izquierdas independentistas y autodeterministas hemos ganado y sumamos como nunca’. (…) Se ha dirigido explícitamente a ‘las señorías de la CUP y de los comunes’, pero no a las de JxCat, para ‘intentar y hacer que las izquierdas predominen en un frente amplio en el Govern de la Generalitat’”. Esto lo cuentan en El Nacional, no en El Confidencial.

Pero esto, ¿qué es?

El gobierno español va a saltar por los aires. Y no creo que tarde mucho: o Sánchez e Iglesias se centran en sacar adelante lo que les corresponde y se comprometen a dar la orden de que sus partidos paren de generar tensiones internas (ya amarran con fuerza a sus aparatos, es cuestión solo de voluntad), o muy pronto veremos una ruptura, un gobierno socialista en solitario y breve, y un nuevo proceso electoral, ¿a doble vuelta? Pero cada vez será más difícil soportar titulares como este en El Independiente: “Podemos amenaza con llevar al Congreso su propia ley Trans si no hay acuerdo en el Gobierno”.

“Los dos de siempre”

Los aficionados al fútbol que no somos ni del FC Barcelona ni del Real Madrid nos hemos visto muy identificados esta semana con este hilo en Twitter: “Que no os vendan ninguna moto, si los dos de siempre son incapaces, no ya de ganar, de competir en Europa, es única y exclusivamente culpa suya. Han gastado cantidades obscenas y asquerosas de dinero en fichar morralla. (…) Lo han tenido todo a favor para dominar en España y en Europa durante lustros y no lo han hecho por torpes e inconscientes. (…) Han fichado como ficharía cualquier niño rata en el FIFA, y lo peor de todo, mierda a precio de oro y con dinero real”.

«Un terrorista»

Las elecciones en Catalunya, lógicamente, han taponado otros temas de la actualidad, como este tuit de Consuelo Ordóñez sobre Enrique Rodríguez Galindo que merece ser rescatado incluso un par de días después: “De nada sirve que combatiera a ETA si acabó siendo lo mismo que combatía, un terrorista con el agravante de Estado. Quién justifica un terrorismo, está deslegitimado para condenar otros”. La presidenta de COVITE no fue la única víctima del terrorismo que criticó el tuit de una asociación de miembros de la Guardia Civil que ensalzaba la figura de un torturador y terrorista de Estado condenado.

¿Quién falla en la vacunación?

El texto en El Independiente sobre el “malestar y desconcierto entre las autonomías por el plan de vacunación” resulta especialmente necesario después de ver informativos en televisión en los parece que la responsabilidad y el caos es de las administraciones autonómicas, para alborozo de la oposición. Pero, vaya, es el ministerio el responsable de “la imposibilidad de avanzar en el plan de vacunación por la ausencia de dosis suficientes y la ‘arbitrariedad’ que a juicio de algunos territorios ha existido en el reparto de vacunas”. En el caso de AstraZeneca, “la tardanza en definir los objetivos” fue de “el ministerio”.

¿Y en la policía?

La agresión en Linares, Jaén, a una menor de edad y a su padre, que salió a defenderla, por parte de dos agentes de policía que estaban fuera de servicio y que, al parecer, se habían metido con la chica, ha abierto un melón podrido: la grabación de los hechos y su difusión en Twitter ha provocado una cadena de denuncias. La defensa que realizaron otros agentes, igualmente agresiva y desproporcionada, por lo que se ve en las imágenes, ha aumentado la indignación. Ahora lo deseable sería una rección clara y contundente del gobierno español (ese tan progre) y una explicación sobre cómo protegen a los agresores.

No están solos, están en Vox

Las elecciones catalanas siguen generando reacciones interesantes en Internet… Pero a mí me ha llamado especialmente la atención esta noticia en Vozpópuli de antes de la votación: “‘No estáis solos’: Vargas Llosa, Savater y otras decenas de firmas piden movilizarse el 14-F. Además del Premio Nobel y el filósofo, intelectuales como Goytisolo, Roca Barea o Jon Juaristi piden acudir a votar para ‘frenar al separatismo’ y comenzar a ‘reconstruir’ la sociedad catalana desde este domingo”. Ya sabemos cuál fue el resultado de su llamamiento desde el entorno de Ciudadanos y el PP: el ascenso de Vox. Para que luego den lecciones.

Los políticos son necesarios

“Cada día que pasemos a este ritmo, será irá haciendo más difícil convencer a la gente competente y valiosa de la sociedad civil para que dé el paso de dedicarse a la vida política y al servicio público”. El tuit no es mío sino de Dani Álvarez, pero lo firmaría. Los políticos son necesarios: necesitamos que alguien nos represente, gestione, negocie y reclame. Así que debemos frenar esta caza mayor indiscriminada que protagonizan, rifle en mano, políticos que nunca gestionan (y cuando lo hacen se especializan en victimizarse), periodistas de politburó y contertulios que se ponen cachondos cuando les toca el argumentario.

Después de Olentzero y Mari Domingi…

Después del vídeo en las redes sociales en el que se veía a Olentzero y Mari Domingi afiliarse a Bildu, la campaña de captación pasa ahora por las cárceles: Arnaldo Otegi ha enviado una serie de cartas a los presos de ETA para instar “a que se hagan militantes de la coalición” (El Independiente). La noticia me ha recordado la aseveración de Groucho Marx de que no sería socio de un club que le admitiese como socio, y me he preguntado si tendrán dudas quienes sí son socios e incluso representantes de ese colectivo que no es precisamente heterogéneo ni mucho menos cómico. ¿O todo vale por el escaño?

El rastro del dinero de Juan Carlos I

Me da pena que no haya sido un periodista el que haya difundido lo que ha hecho público Jaime Gómez-Obregón: este ingeniero ha creado un programa para ir archivando todo lo relacionado con “el rastro de los 100 millones de dólares que el Rey Juan Carlos recibió de Abdullah bin Abdulaziz”. Su trabajo no ha concluido y lo están financiando pequeños contribuyentes anónimos. De momento, lo que está claro es que tanto Juan Carlos I como Corinna Larsen pusieron mucho empeño, en forma de tramas societarias, para ocultar los movimientos y las consecuencias fiscales del dinero.

Todos menos Iglesias tenemos la culpa

Tuiteaba Juan Soto Ivars que el titular de Vertele significaba que Pablo Iglesias creía que el poder que iba a tener en el gobierno era de otro tipo: “Me he dado cuenta de que estar en el gobierno no es estar en el poder”. Yo creo que simplemente el líder de Podemos echa balones fuera. Mi lectura es mucho más mundana, lo sé. En cualquier caso, está claro que Iglesias se apresura a ponerse parches mucho antes de empezar a pelear y que salgan las heridas. El ejecutivo es un poder muy complejo, y me sorprende que un politólogo como él, que tantas lecciones gratis ha dado, no lo supiera antes de alcanzarlo.

Mucho más realista

Este otro titular en El Nacional es mucho más realista: “Ningún país ha llegado a la independencia con el 50% en contra”. Lo dice Oriol Junqueras en la semana en la que hemos visto en números el resultado del desgaste del proceso independentista catalán. Empecemos por el principio: la independencia hoy es una quimera. La lucha tiene que ser por un estado integrado en Europa interrelacionado con su entorno pero completamente autónomo. Y sigamos por el final: solo se conseguirá ganando a cada persona para la causa. Una a una. En medio, las formas: ni de golpe ni con golpes será posible.

Fe absoluta

Me hago viejo y cada vez más me refugio en la religión: me entrego a San Mamés y acudo a la catedral siempre que una pandemia mundial no me lo impida. Y allí, sentado, vivo una comunión con mis hermanos de iglesia, me emociono, sufro catarsis y hasta recibo alguna hostia. Mis mesías son Iker e Iñaki. Digan lo que digan los fariseos. Y si este último me manda leer la Biblia, lo hago: “Samuel 17:1-54. Fe”. Eso tuiteó Williams después del milagro del viernes que me hizo levitar, y corresponde al pasaje en el que David vence a Goliat. Tengo fe en ti, Iñaki, y en todos los tuyos, que son los nuestros. Aupa Athletic!

La primera del año

Empiezo fuerte porque mis primeras líneas del año van a ser para mostrar mi desprecio por quienes nos intentaron colar el “milagro” madrileño con el que Isabel Díaz Ayuso mantenía a raya la pandemia con la hostelería abierta. Parecía que casi era una cuestión de voluntad y que cerrar bares en otras comunidades autónomas o países europeos era una decisión arbitraria. La realidad es tan cruda que hasta en El Imparcial se han rendido: “Madrid cuadruplica el número de contagios y suma 23 muertes” de un día para otro en la última semana del año. No espero rectificaciones, pero sí que algunos se escondan un rato.

No me dejan ser optimista

Aunque he intentado arrancar 2021 con optimismo la realidad me lo ha impedido. ¿Cómo? Con titulares triunfalistas como este de El Independiente (y no es el único): “La Fiscalía no ve posible imputar al Banco Santander por blanqueo”. Titulares de noticias que ya en el subtítulo esconden otra realidad: “Anticorrupción ve ‘numerosas evidencias’ de que la entidad facilitó el blanqueo a clientes del banco suizo HSBC pero destaca ‘dificultades técnicas’ y ‘ausencia de prueba directa’ para llegar a la fase de juicio, por lo que remite la investigación a la CNMV”. Los poderosos se ayudan, ¿por qué nosotros no lo hacemos?

¿El año de Catalunya?

En 2017 Catalunya pasó un Rubicón para lo bueno y para lo malo, agravado por una justicia española vengativa. 2021 puede ser otro año importante con unas elecciones a la vista y, lo más importante, mecanismos para que sus presos políticos vuelvan a sus casas. Roger Torrent, uno de los que pueden ser protagonistas en este nuevo momento alertaba recientemente en El Nacional: “Hemos pecado de exceso de gesticulación. No basta con eslóganes”, “La base no era lo bastante sólida durante esta legislatura. Si hubiéramos trabajado mejor los cimientos habríamos tenido mucho menos tiempo para pelearnos”.

Rhodes “solo” es una estrella

El de la nacionalización española de James Rhodes en plenas navidades es un tema complejo: no ha tenido que esperar como las casi 300.000 personas que sí lo hacen. También es cierto que el procedimiento, la carta de naturaleza, es el mismo que usan los futbolistas y no se monta el revuelo debido (porque esas nacionalidades, además de injustas socialmente, lo son deportivamente). Y no es menos cierto que Rhodes es una persona tan próxima a este gobierno (hasta el punto de que una ley para la protección de la infancia lleva su nombre) que el debate político sobre los privilegios está más que justificado.

Por supuesto que sí

En Pymes y Autónomos cerraban 2020 así: “Es hora de reconocer el esfuerzo de los empleados en este difícil año”. Y quien no lo haga es un desalmado porque la pandemia ha sido durísima para cualquier trabajador: quien ha mantenido su puesto de trabajo ha podido enfrentarse a ERTE, quien no sufría el ERTE ha tenido que ir a trabajar con miedo (¿cómo lo hacían en los supermercados en marzo?), y quien podía teletrabajar se ha visto atrapado en jornadas sin fin delante del ordenador y una conciliación imposible. Todas y todos, sin excepción, hemos acabado con unos niveles de estrés que hay que liberar.

Todo cambió en unos días…

Por fin acaba 2020, el año en el que los adultos sentimos miedo y todos, mayores y pequeños, sufrimos un estrés tan sostenido en el tiempo que no tenemos ni idea de cómo nos va a afectar. Nos han afectado el falso teletrabajo, los ERTE y los ERE, la conciliación imposible, las malas noticias acumuladas Teleberri tras Teleberri y las peores noticias que han ido llegando, a modo de goteo, vía telefónica y de gente a la que queremos… “A partir de la primera semana de marzo fue como un tsunami”, titulan en el reportaje de El Independiente sobre cómo lo vivieron los sanitarios, pero vale para recordar cómo lo vivimos todos.

Grandes y enormes dudas

Lo mejor del confinamiento fue, a la vez, lo peor: estar cerca de los más próximos, el teletrabajo y las clases por Zoom… Que suponían jornadas laborales y escolares sin límites claros y, a veces, sin fin, y roces inevitables con los que más quieres. Y los que tenían que salir a trabajar lo hacían con miedo. Todos nos enfrentamos a grandes dudas y preocupaciones, y a dilemas: desde el principio se vio venir que la lucha por el material sanitario y la posible vacuna (hoy, una realidad) agrandaría la brecha entre ricos y pobres, ya fuesen países o ciudadanos. Las consecuencias, reales y morales, están aún por descubrir.

De cartón-piedra y virtuales

Me gusta el fútbol como entretenimiento y fenómeno sociológico. Y como esto último una vez más ha sido útil para explicarnos a nosotros mismos: en La Información clavan lo que hemos sido como espectadores, pero no solo del deporte, sino de todo lo que nos ha pasado desde marzo. Somos “de cartón-piedra”, “aficionados 3D” que flotan en un “falso ambiente” digital. Esas composiciones sobre las gradas y ese griterío enlatado nos representan: nos han infantilizado y manipulado como sociedad, y no creo que hayan sido los políticos en los gobiernos, precisamente, que bastante tenían con salvar cada obstáculo.

Vamos a acabar bien

Hoy hace un año tenía muchas expectativas en el año nuevo: el año en el que iba a cumplir 40 años en mejor forma que en los anteriores y bien rodeado por la familia que había creado. Pero todo salió mal: he vuelto a engordar y entré en mi cuarta década casi en la clandestinidad. No obstante, estoy convencido de que 2021 podré disfrutarlo. Y lo voy a empezar después de la mejor cena que pueda preparar solo para cuatro. No pido mucho: “Ya estoy pensando en los huevos fritos con patatas que me voy a cenar en Nochevieja”, tuiteaba hace unos días Urko. Realmente, a nadie le hace falta mucho más.

Cada concierto, un regalo

Casi sobre la bocina y gracias a mi amigo Igor, el pasado domingo pude ir a mi primer concierto desde marzo. Fue de Mikel Urdangarin y fue estupendo: las distancias entre butacas, la adecuada (también sin pandemia), y él y sus músicos estuvieron a la altura de las circunstancias. Supo emocionarse y emocionarnos. Como el propio Urdangarin reconoció: cada concierto es un regalo. Y así tenemos que tomarnos la vida después de la pandemia. No perderé el tiempo respondiendo a si hemos salido mejor o peor, me conformo con salir consciente de la suerte que es un concierto o una cerveza con amigos.