Por lo menos, una explicación

El hilo en Twitter del Abc cumplía perfectamente ayer con lo que tienen que hacer los medios en las redes sociales: llamar la atención. De derechas y monárquico, sí, pero lo lograba. Al primero: “El precio de los carburantes se dispara antes de las vacaciones”, sucedía este otro: “Las tarifas de la luz registran hoy niveles casi prohibitivos en las horas ‘punta’”. Un drama en dos tuits. Y no, no me creo que justo ahora el gobierno español tenga las manos atadas cuando los partidos que lo forman se desgañitaban en exigir acción desde la oposición. Por lo menos, podemos preguntarnos: ¿nos mienten ahora o lo hacían antes?

Cómo reconocer a un facha

Jorge Bustos también usaba Twitter para llamar la atención sobre un artículo en El Mundo, el diario en el que ejerce como jefe de Opinión, y destacaba esta queja de Leyre Iglesias: “Qué país tan enfermo es el nuestro si lucir su bandera te hace sospechoso. Si te arrinconan a la extrema derecha sólo por disentir de la última decisión pendular del presidente”. Cuando uno no reconoce a un fascista aunque lo tenga delante (en España y en Euskadi) tiene un problema. El problema pasa a ser de todos cuando uno reconoce al fascista que tiene delante (en Euskadi y en España) y prefiere darle una jabonadita para ver si logra blanquearlo un poco.

Algunos lo ponen fácil

Pablo Casado e Inés Arrimadas, esto es, el PP y lo poco que queda de Ciudadanos, decidieron mostrar el pasado fin de semana que su sitio está con Vox, con la extrema derecha, con quienes no entienden cómo funciona la democracia ni les importa, con el partido en el que uno de sus principales portavoces, Javier Ortega Smith, se negó a sostener una pancarta contra la violencia machista en Madrid después de confirmar que un padre había matado al menos a una de sus hijas para dañar a su exmujer. Ni banderas de España, ni himno: humanidad. PP y Ciudadanos han decidido estar con los que se desentienden de la humanidad más básica.

El milagro de tocar a Biden

Este tuit de María Carou resume perfectamente el milagro que obró el presidente de EE.UU. solo con que el del gobierno español se le acercara: “Pedro Sánchez dice que no tiene un cronómetro para contar cuánto ha durado su encuentro con Biden, pero que les ha dado tiempo a hablar de: relación militar de ambos países, situación en América Latina, agenda progresista de Biden”. ¿Podemos hablar ya obra divina? Porque esos 20 segundos que todos hemos visto no parecen suficiente para todo lo conversado, y menos cuando el americano dirigió la palabra al español en una sola ocasión.

No siempre es más duro lo demás

El paseo de Sánchez junto a Biden tiene que servir para recordarnos también que la política puede ser muy dura. No es fácil arrancar para acompañar en un pasillo a un líder mundial que sabes que apenas te dirigirá la palabra y hacerlo delante de todas las cámaras. No es fácil, en general, la vida del político: participar de las puestas en escena y aguantar los ataques de la oposición, de columnistas de provincias como yo, o de la banda de descerebrados que han encontrado en Twitter un sitio en el que celebrar que lo son. No es fácil lo que hizo Sánchez, es cierto. Pero igual tampoco era la mejor opción, visto el resultado.

«La foto de Colón», como concepto

“La foto de Colón” ya no es una foto, es una imagen que se nos genera espontáneamente: políticos de derechas y ciudadanos perdidos en la democracia, ideas e ideologías que se transforman para ser insensibles ante la empatía o a la convivencia entre diferentes. Y en esa foto, en esa imagen, participan PP, Vox y lo que queda de Ciudadanos, que es bien poquito. Allá ellos con lo que han elegido, pero allá nosotros con lo que elegiremos a partir de ahora. Andoni Ortuzar lo dice muy claro: no hay alternativa al actual gobierno español. Porque si este cae lo que viene es la foto de Colón pero en movimiento.

Si saben cómo se pone, ¿para qué la invitan?

El PP buscaba un imposible en la swinger party de derechas en la que había aceptado participar: marcar distancia con quien se apretaba para rozar. Pero además lo buscó donde no iba a encontrarlo: en Isabel Díaz Ayuso, a la que no se le ocurrió otra cosa que pedir a Felipe VI acción y responsabilidad. ¡Qué locura! En El Plural resumen muy bien su intervención: “Ayuso desafía a Casado en directo y enfada a Génova por retar al Rey”. Una aparición fulgurante que alegró a las masas y a Abascal, y que mete al PP hasta el fondo en el atolladero en el que ya estaba atrapado. Ahora, a sacar las manazas.

¿Podemos es ahora Ione Belarra?

La sonrisa de Albert Rivera es el reflejo futuro de los partidos personalistas que tan de moda están en España desde hace unos años: los viejos se han dejado llevar por la tendencia pero los nuevos lo han sido siempre al 100%. A Arrimadas ya la hemos visto dando tumbos en la plaza de Colón, y ahora estaremos atentos a qué hace Ione Belarra, que hereda un partido organizado por su predecesor, el mismo que la designó. Belarra es una política pragmática, lo ha demostrado alcanzando el poder con los pulsos que le gustaban a Iglesias, y sabe que su futuro está ligado al de Yolanda Díaz, y no al de Irene Montero.

Sánchez es el PSOE

Con la previsible salida de Susana Díaz de la cúpula socialista andaluza, Pedro Sánchez ya no tiene a nadie que le lleve la contraria en su partido. No se le puede reprochar nada a quien fue cosido a puñaladas en su propia casa y aprovechó su resurgimiento para romper con el felipismo, el zapaterismo y, ahora, detonar cualquier istmo que le uniese al viejo aparato. Pero como buen socialista, Sánchez conoce y conserva las mecánicas de su partido. De cara al futuro, César Calderón muestra más dudas: “Cuando pierda las próximas elecciones, ya no habrá un solo líder socialista sin mochila capaz de salvarse de la quema” (Vozpópuli).

Pero no es un líder mundial

Antes del encuentro, Ángel Villarino explicaba en Twitter en qué consistiría: “Biden sacará unos minutos (menos de 5) para saludar a Sánchez. No es un encuentro bilateral, ni está en agenda, ni habrá tiempo para charlar sobre nada. Es un gesto que tiene su importancia, pero es solo un gesto. No le demos más vueltas”. La imagen del presidente español en la cumbre de la OTAN no es buena, ni fuera ni dentro: un líder que solo lo es en su partido, que no sabe dirigir un gobierno de coalición y que depende completamente de que los independentistas no decidan romper el muro de contención a la extrema derecha en el Congreso.

Ni con propaganda

La serie de tuits del gobierno de Israel con emoticonos de cohetes para ilustrar, según explican en el último mensaje, la cantidad de misiles que han recibido de Palestina, cada uno hacia un hogar, resulta insultante. Israel tiene perdida la batalla del relato porque es insostenible la ocupación de un territorio y la masacre de un pueblo, y es incomprensible que suceda a manos del pueblo judío que sufrió el holocausto. Nada nuevo bajo el sol del Mediterráneo, es cierto, pero también lo es que no por repetitivos debemos pasar de largo ante los hechos y que no habrá propaganda que tape la sangría a la que asistimos.

Sin vergüenza alguna

En plena escalada de violencia y mientras EE.UU. veta en la ONU una declaración que permita presionar a Israel, “Biden autoriza una venta de armas a Israel de más de 600 millones de euros”. La nota de Europa Press cita al Washington Post, en el que explican que el acuerdo fue firmado el 5 de mayo, antes del inicio de los bombardeos. Esto invita a pensar que el gobierno de Benjamín Netanyahu tenía prevista la escalada y que Hamás, por supuesto, cayó en las trampas y quiso ejercer una violencia irrisoria ante las provocaciones y la capacidad de respuesta israelí, reforzada preventivamente, además.

Una guerra ante nuestros ojos

Israel miente cuando habla de fuerza controlada o dirigida contra unos objetivos determinados. Nos miente a la cara a todos. Sus bombardeos son intensos, las víctimas se cuentan por cientos y las excusas resultan insultantes. Además, su acción armada es total aunque de momento sea a distancia: “El personal humanitario de refuerzo y los suministros médicos siguen sin poder entrar a Gaza. Están a 24 horas de quedarse sin bolsas de sangre, lo que supondría no poder hacer transfusiones a los heridos”, según Médicos Sin Fronteras. La guerra es completa, por lo que la reacción mundial también tiene que serlo.

Y no solo en Gaza

Periodistas como Mikel Ayestaran están haciendo una gran labor en los medios de comunicación desde los que nos informan a diario y en sus redes sociales comparten, minuto a minuto, noticias u otros tuits que ayudan a comprender la magnitud del drama humano que estamos viviendo: “Gaza eclipsa al resto de frentes, pero los datos en Cisjordania son graves: 22 manifestantes muertos por disparos del ejército de Israel en 10 días y 4.739 heridos”. Los periodistas que han comprendido bien la capacidad de canales como Twitter son los que están haciendo visible esta incomprensible situación.

Nuevos medios, nuevos aliados

Los nuevos medios (nuevos porque no estaban en otras escaladas de violencia entre Israel y Palestina) que Israel maneja mucho peor, que permiten a Médicos Sin Fronteras tener un altavoz y que periodistas implicados utilizan para lo que mejor saben hacer, comunicar, están provocando una ola de contestación contra Israel más alta que nunca, que el sionismo haya perdido muchos apoyos y que los nuevos que recibe sean rápidamente explicados y encuadrados. Así, en España, “Israel encuentra en Vox a su principal aliado ante el silencio del PP y la apuesta de la izquierda por los dos Estados” (InfoLibre).

Solo es una buena noticia

El avance en la vacunación solo es una buena noticia. Pero está claro que hay muchos que no lo celebran y que el tiempo que no dedican a la alegría o la emoción lo dedican a buscar un elemento de crítica alternativo. Si la vacunación avanza encontrarán o se aferrarán a una mala noticia que lo desluzca. Es triste pero es cierto: hay políticos y partidos que basan su acción en la desgracia y las malas noticias, y hay usuarios de redes sociales incapaces de empatizar para bien y que invierten su tiempo en añadir, compartir o copiar y pegar criticas de argumentario. Para todos ellos, dos cosas: la vacuna y mi desprecio.

Esta, también

La de la posible liberalización de las patentes de las vacunas también es una buena noticia, sin duda, pero creo que el enfoque maniqueo no ayuda al debate que se abre ni a la negociación para lograrla: el beneficio no será inmediato, sino a medio o largo plazo. Y quien lo impulsa, EE.UU., no tiene nada de ejemplar: no ha compartido su producción de vacunas con el mundo y si impulsa esta solución es para evitar que se introduzcan nuevas cepas en su país, con la vacunación muy avanzada. El hilo en Twitter de Nacho Alarcón es breve pero muy interesante y certero con los temas que toca y lo que explica.

Vacunas para promover el turismo

El ejemplo más elocuente de que EE.UU. no es ese país altruista que promueve la liberación de las vacunas por bondad es el nuevo reclamo turístico de New York: “Comenzará a ofrecer vacunas contra la Covid-19 a los turistas a través de puntos de vacunación en lugares emblemáticos como Times Square” (Xataka). ¿Para eso guardaba tantas vacunas el país? Puede. ¿Compartir esas vacunas con el resto del mundo y no solo con quien puede pagarse un vuelo y un hotel tendría más impacto directo que las famosas patentes? Más de un año de pandemia y los periodistas nos dejamos llevar por titulares como si nada.

Más dilemas

Oceanía está controlando bien la pandemia… De momento. Cada vez que hemos hablado de un país o región que contenía los contagios hemos acabado hablando de que después se veía golpeado duramente por el coronavirus. Pero el continente insular parece que se mantiene alejado y a salvo, ayudado por medidas drásticas que, al ser siempre localizadas, puede permitirse tomar sin paralizar el país por completo. Ahora ha anunciado dureza con los viajeros que lleguen desde la India. ¿Es lo correcto? ¿Estaríamos dispuestos a hacerlo aquí? ¿Aprobaríamos que lo hicieran con los que llegan de Euskadi?

A partir de hoy

Me parece una irresponsabilidad que el gobierno español no haya ampliado el estado de alarma y que, desde hoy, estemos en manos de criterios judiciales particulares. Y me parece sorprendente la cantidad de gente que me ha expresado su deseo de volver hoy a la “normalidad”… Como si la pandemia no siguiera haciéndonos enfermar, llevándonos a los hospitales, ingresándonos en las UCI, intubándonos e incluso matándonos en soledad. La Voz de Galicia (porque de todo no tiene culpa Urkullu) hacía un “llamamiento a la responsabilidad ante el fin del estado de alarma”. Más que responsabilidad: cordura.

Schwarzenegger marca el camino

Arnold Schwarzenegger ya se ha vacunado: en su coche y en un estadio, a la americana. Lo ha hecho porque tiene más de 70 años y le ha tocado. Además, ha decidido recibir su inmunidad contra el coronavirus dando ejemplo: se ha grabado, lo ha tuiteado e incluso ha tomado prestada una frase de Terminator muy adecuada, dadas las circunstancias: “Acompáñame si quieres sobrevivir”. Cada vez son menos los que tienen dudas sobre la conveniencia de la vacuna, y esta es una magnífica noticia, gracias a prescriptores como Schwarzenegger y a la acción de los políticos en Euskadi y España. Y ya.

“Cerdas”

Es lógico que en los sistemas de representación vasco y español, en el que se votan listas, se cuelen algunos especímenes que salgan rana. En la siguiente convocatoria electoral, si esos batracios siguen estando en las papeletas cada uno es libre de reelegirlos o no. Concreto: muchos no conocíamos a Rocío de Meer, aunque cualquier que fuera en las listas de Vox era potencialmente un animalillo verde. Hoy sabemos que se trata de una diputada que llama “cerdas” en un tuit a Irene Montero y Cristina Fallarás por una reflexión sobre que la menstruación o el parto pueden seguir siendo tabú.

Esta vez importa el cómo

Ya no nos importa el qué, algo hemos avanzado: nadie duda de que Juan Carlos I se benefició de su puesto de jefe de Estado, recibió generosos regalos, ocultó su capital y no pagó impuestos, usó testaferros o pantallas para moverlo, ni de que se lo gastaba con alegría y con amigas en lo peor de la anterior crisis económica. Ahora importa el cómo: Nicolás Murga, coronel retirado del ejército del Aire, ha sido llamado a declarar porque era el titular de la cuenta corriente oculta en la que el empresario mexicano Allen Sanginés-Krause ingresaba el dinero que se gastaban los descendientes del emérito.

Donde las dan…

En Podemos no pueden pensar que solo ellos van a lanzar golpes en el gobierno de coalición. No es lo normal, desde luego, pero esta pelea interna no la empezó el PSOE. Y en un combate las dos partes salen heridas, por mucho que Iglesias se ponga parches preventivos en LaSexta. Después de varios puñetazos de los de Podemos, es ahora a la parte morada del gobierno española a la que le toca encajar: “El PSOE presenta unilateralmente la ley de Igualdad de Trato sin Unidas Podemos y a espaldas de Igualdad”. Este es el elocuente titular en el digital promovido en las redes de los de Iglesias, Montero y Echenique.

¿Ya tenemos presidente?

A mí tampoco me caía bien Trump y yo también creía que un cambio en la Casa Blanca era necesario, pero me sorprende la cobertura mediática que ha tenido, a tantos kilómetros como estamos, la llegada de Biden, supongo que por los vínculos económicos y afectivos que hay entre EE.UU. y Euskadi, básicamente. Más allá de hecho noticioso y la información espectacularizada, el demócrata ya manda, y no ha tardado ni un segundo: “El nuevo presidente de EEUU ha firmado hasta 17 órdenes ejecutivas de su Gobierno horas después de acceder al cargo”, leemos en República.com con alivio.