El año de la inflación

Pocos titulares recientes describirán tan bien un año entero como este en República: “El precio de las uvas se dispara hasta un 227% en los últimos dos meses y es un 44% más caro que hace un año”. 2023 ha sido el año de la inflación galopante y de la timada de la subida de los tipos para contenerla y para que los bancos ganen más. Porque, por lo que se ve, que se acumule el dinero de las y los hipotecados en algunos bolsillos no genera inflación. No quiero amargarme, que es Nochevieja, aunque el precio del aceite sea, sencillamente, una locura injustificable: que hoy no se desperdicie ni una uva ni una gota de vino.

El año de las guerras (y del cinismo)

En 2023 no ha habido solo dos guerras. Y no solo en 2023 ha habido guerras. Conflictos enquistados y olvidados quitan la vida y el futuro de millones de personas a lo largo del mundo y no nos enteramos. A veces parecemos lo que somos: una civilización de mierda. Pero este año sí hemos convivido con dos guerras que hemos podido ver casi a tiempo real. Más bien: una invasión y un exterminio. Rusia e Israel son los enemigos de cualquier persona civilizada. Pero 2023 también ha sido el año del cinismo, como 2022 pero más bestia: hemos visto exigencias ante los ataques de Israel que no vimos ante los de Rusia.

El año del blanqueamiento definitivo

En Euskadi, 2023 ha sido el año del blanqueamiento definitivo a Bildu. Fue Podemos el que le abrió la puerta de la sala VIP pero ha sido el PSOE el que dentro le ha hecho el mayor lifting político que yo he visto. Las necesidades aritméticas en el Congreso, literalmente, pagan facturas. Así, Bildu sale en 2024 renovado y a por todo con una o dos campañas por delante: seguirá comiéndose el electorado de Podemos, curiosamente (y españolísimamente), y echando el aliento en el cogote al PNV. El primer semestre será muy interesante y muy intenso para quienes vivimos la política (y de la política). Y el segundo, igual, hasta tenemos vida.

El año de Negreira

En lo deportivo, muchos apellidos han llenado 2023: Rahm, Hermoso, Vingegaard… Pero el más importante, por todo lo que supone, es sin duda el de Negreira. El sistema de pagos del FC Barcelona, su capacidad de influencia, lo que los árbitros han permitido al equipo blaugrana durante los años de esos abonos y que hemos visto con nuestros propios ojos, las amenazas chuscas del ex vicepresidente del Comité Técnico de Árbitros cuando finalizaron los ingresos, y pese a todo cómo el Barça se ha reforzado y hasta ha ganado una liga que igual no tenía que haber jugado, dice mucho, y nada bueno, de contra qué equipos compiten los nuestros.

Los dos minutos del año

El poco baloncesto que he visto por televisión es el de aquel Tau que lideraba desde la base Pablo Laso. Siempre me ha caído simpático el gasteiztarra, así que, aunque no soy seguidor del deporte, sí intento serlo de su carrera: por eso supe de su salida del Real Madrid con cierta alevosía de la directiva, me enteré de que volvía a la cancha blanca con su nuevo equipo, el Bayern de Munich, y por supuesto me emocioné con los dos minutos de aplausos de la grada madridista reconociendo su labor en el club. Eso es triunfar a lo grande. Y que todos nos sintamos como Pablo Laso por lo menos una vez en 2024 es mi deseo final del año.

¿Por qué los partidos españoles prefieren a Bildu?

Es una evidencia: en los partidos españoles prefieren a Bildu antes que al PNV. En el PSOE porque se lo ponen más fácil en España y porque tienen que estar relamiéndose ante una negociación para el gobierno de la CAV. En el PP, por este titular de InfoLibre: “‘¿A cuántos trabajadores se cargaron?’: Feijóo trata a Bildu como si fuera ETA y rompe puentes con el PNV”. Es más fácil estar contra ETA, mucho más, que negociar a cada paso con diputados como Aitor Esteban, que conocen bien lo que tienen entre las manos. Esa es la realidad, hablemos claro. Y dejemos claro, también, lo bien que caen en Bildu estas predilecciones.

Patxi López hizo bien

Cada día que pasa admiro más a la gente que habla claro, que trata al resto como a personas adultas, que no edulcora sus mensajes. Y el miércoles, de manera excepcional, Patxi López habló claro: dijo a Vito Quiles que no respondería a sus preguntas porque es un racista, a raíz de un tuit en el que Quiles se quejaba de que en la selección española jugaran Nico Williams y Lamine Yamal. Ya está bien de llamar a Quiles “periodista” o “comunicador”. Es lo que es: un tío que va a molestar en las ruedas de prensa. López hizo bien, pero tiene que hacer más: reclamar a las presidentas de la cámara del PSOE que le han dado acceso al Congreso.

Un paso más

La justicia va dando pasos hacia las sanciones ejemplares que el FC Barcelona merece si se confirma todo lo que vamos sabiendo y cuyas consecuencias vimos sobre el césped (hemos visto a jugadores del FC Barcelona dar puñetazos a los del Athletic en San Mamés con impunidad). El club ya ha sido imputado formalmente por cohecho, y en el auto, el juez expresa que “se desprende con toda claridad” (Palco 23) la capacidad de influencia de Enríquez Negreira sobre los árbitros. El escándalo es gigante y quien lo minimiza está minimizando sospechas fundadas de corrupción y de títulos que no ganaron limpiamente.

Es despreciable

Lo que hace siempre y lo que hizo el miércoles José Bordalás en San Mamés es despreciable: mandó a un jugador que estaba fuera tirarse dentro del terreno de juego sin que mediara lesión o agresión para parar el que podía ser un último ataque del Athletic. ¿Le compensa? ¿Qué otras ofertas ha tenido como técnico? ¿Les compensa a los jugadores pasar esa vergüenza? Salvo Cucurella, ¿cuántos se han revalorizado después de su paso por el club y el entrenador? ¿Compensa al club? ¿Cuántas personas se hacen socias cada año para ver ese fútbol, cuántas entradas venden para cada partido, cuántas camisetas les compran?

¿Qué valores?

¿Cómo que no puedo mostrar en San Mamés mi desprecio al Getafe y a su entrenador? ¿Quién lo dice? ¿Cuál es el catálogo de valores que supuestamente defendemos? Estoy un poco harto de que nos meen unos y otros, y no podamos abrir un paraguas. ¿Valores? ¿En San Mamés, el campo en el que no hacíamos un minuto de silencio después de un atentado? ¿En el que sí funciona la omertá para que no hablemos de esa parte de la hinchada que defiende la violencia, que se apropia y manipula la imagen de los muertos y de una grada de animación (que además se la hemos regalado) para intoxicarla?

Tenemos que acabar con esto

Tenemos un grave problema, no ya como sociedad, sino como civilización: las y los ricos. Nos sobran. Y que no me venga nadie con que hay un sector del lujo que da trabajo a miles de personas. Un reparto de la riqueza optimizado mejoraría las condiciones de esas y esos trabajadores, y del resto. Esta vez, mi indignación la ha generado el “repertorio de despilfarros de los ultrarricos en Ibiza” que han publicado en Nou Diari: derroches innecesarios, malgasto injustificable de recursos, molestias pagadas a tocateja o megabarcos atracados con un harén de 30 a 40 chicas en su interior que se “renovaban” cada dos semanas.

Hablemos de uno de ellos

El mundo está tan mal montado que, lejos de poder acabar con ellas y ellos, todo nos lleva a hacer más ricas y ricos a quienes más tienen: “Cuatro astronautas regresan a la Tierra en una cápsula de Space X”, leemos en la versión en castellano de The Independent. La empresa de Musk, milmillonario excéntrico y propietario de Twitter, está haciéndose con el espacio que rodea al planeta, y parece imparable: “Space X bate su récord anual de lanzamientos por cuarto año consecutivo”, explican en Microsiervos. Acaban de hacer su lanzamiento número 62 cuando en todo 2022, que ya fue de récord, hicieron 61. ¿Qué puede salir mal?

El aval de la venta que hizo dos veces

Empiezo haciéndome la misma pregunta ante este otro privilegiado (aunque seguramente podamos considerarlo como un pobre más comparado con Elon Musk): ¿qué puede salir mal? Me refiero a esto: “Joan Laporta presenta un aval por la demora en los pagos de Libero Football Finance” (Palco 23). Ya lo traduzco yo: el FC Barcelona ha podido vender dos veces el mismo trozo de su tarta ante los impagos del anterior comprador, lo que le ha servido para ejecutar fichajes en dos temporadas, y como el dinero sigue sin llegar le ha valido con avalar el futuro ingreso para seguir llevando jugadores al Camp Nou. Si esto no es jugar con ventaja…

La vaca no da más leche

Mientras el FC Barcelona incorpora jugadores como si pudiera pagarlos, la realidad nos muestra que la liga pierde valor: “Preocupación por las bajas audiencias en las primeras tres jornadas. Los altos precios y la fuga de talento, entre las causas principales” (The Objective). Y no va a ir a mejor: los aficionados de lejos atenderán cada vez más a la Premier y la liga árabe, y los de cerca estamos cansados de pagar para ver por la tele los partidos contra el Getafe, el Mallorca o un FC Barcelona tan dopado económicamente que te genera mala uva. Esta es la realidad: la vaca del fútbol no da más leche y los mejores años de la Liga ya han pasado.

Este es el contexto

Todo esto del aval de la venta con la que se cubren dos periodos de fichajes y la pérdida de valor de la Liga sucede con este telón de fondo: “El juez del caso Negreira considera que puede haber una ‘corrupción sistemática’ en el comité de árbitros” (El Periódico de España). Y si la corrupción siempre la pone en marcha quien puede pagarla, en este caso ese “quién” que se encarga de beneficiar a los árbitros para que estos le beneficien después a él está clarísimo. Hablamos del FC Barcelona, el club al que se le permite todo en la competición. Y “todo”, como estamos viendo, es “todo”.

Podemos se deshace

Más allá de la negociación, o lo que haya sido, entre Podemos y Sumar, esto que tuitea Ícaro Moyano sobre los 52.000 inscritas e inscritos que votaron por ella es bastante interesante: “Por ponerlo en perspectiva: más de 180.000 votaron sobre el chalet de Galapagar. Más de 130.000 votaron sobre el gobierno de coalición. No les interesa ni a ellos”. Es cierto que la votación ha sido exprés, pero no lo es menos que todos el mundo estaba pendiente de la negociación que se estaba dando mientras “la gente” votaba. ¿Qué buscaba Podemos? ¿Qué legitimidad ganó? ¿Alguien se acordó de los “círculos” a última hora y pensó en el qué dirán?

¿Quién justifica esto?

Hace tiempo que me caí del guindo: no creo en los ataques de falsa bandera cuando sirven para justificar a Rusia (lo del Nord Stream 2 es un ataque estadounidense que tiene que ser juzgado y castigado. Punto). Y más cuando las excusas de “falsa bandera”, además de coincidir con la contraofensiva de Ucrania (demasiado anunciada) van acompañadas de esto: “Los rusos nos bombardeaban mientras intentábamos ponernos a salvo del agua en Jersón” (El Independiente). Y esto, ¿cómo se justifica? ¿Quién lo hace? ¿Quién compra la mercancía averiada de Rusia porque quiere? Creo que me hago demasiadas preguntas últimamente.

Cuestión de herencias

Ellas y ellos lo heredaron y nosotras y nosotros, también: sus privilegios, sus propiedades son las que no tenemos porque trincaron, nos lo trincaron, en algunos casos, y nadie, absolutamente nadie, ha hecho casi nada por restituir lo robado: “Los bisnietos de Franco impresionan al sector como promotores de viviendas de lujo” (Vozpópuli). Y no solo le dan a los pisos (de 7,5 a 12 millones), también a los hoteles de alta gama. Lo suyo siempre fue eso: vivir a lo grande. Y lo nuestro, por supuesto, lo pequeño, lo que nos dejaron. Lo siento, pero ante esto no tengo dudas y soy agresivo: al pijo, ni agua. Y menos, al pijo fascista.

Correcto

Me hago viejo y gruñón, y empiezo a creer que viajamos por encima de nuestras posibilidades: ni económica, ni medioambiental, ni personalmente compensa ver sitios masificados que, cada vez más, se parecen unos a otros. Y algunos servicios como Airbnb, lejos de democratizar el turismo, han servido para enriquecer a quienes más tienen y para descontrolar la presencia de turistas en las ciudades. Así que noticias como esta me parecen bien: “Florencia pone coto a Airbnb en su zona histórica al prohibir los alquileres turísticos” (El Economista). Sé que esto va en mi contra porque al final viajarán solo quienes puedan. Pero da igual: ya lo hacen.

Qué malos son

En El Periódico de España lo tienen claro: “La Liga del descrédito de los árbitros: Negreira, Vinicius, fallos garrafales y un órdago de Tebas y Florentino”. Yo, también: el VAR solo ha servido para que siete árbitros constaten que son peor que cuatro. Esto es una evidencia a cámara lenta y con líneas de colores. Y lo de Negreira solo ha servido para poner cifras a lo que todas y todos sospechábamos. Y que no me vengan con excusas, que todos hemos visto hasta agresiones de jugadores del FC Barcelona a los del Athletic en San Mamés. Son malos, muy malos. Y son corporativistas. Lo peor es que el año que viene serán los mismos.

Todo atado y bien atado

“Nadie sabe explicar por qué se abonaron casi 7,5 millones en 18 años ni ningún presidente se hace responsable, y eso que el escándalo concierne a un mínimo de cuatro”. El entrecomillado corresponde a la pieza en El Periódico de España sobre los pagos a las empresas de José María Enríquez Negreira y su hijo, Javier Enríquez Romero, que realizó el FC Barcelona. La tabla, con todo lo que han pagado los sucesivos presidentes, es un escándalo en sí misma: en 2016, con Bartomeu al frente, llegó a facturar 891.150,58 €. El primer año que lo hizo (2001), con Gaspart, fueron 72.924,40 €. Solo Laporta abonó más de un millón largo. Muy largo.

España está lleno de Martínez El Facha

Cuando acabó la moción de censura que planteó Vox a Pedro Sánchez con Ramón Tamames de candidato tuiteé que pocas cosas me parecían más bizarras que sacarte un selfie con el octogenario después de las dos sesiones en el Congreso. Pues ya he encontrado otra: comprar su discurso en Amazon. Pues bien: “El discurso de Tamames en el Congreso se convierte en el libro político más vendido” (El Independiente) en la plataforma. O lo que es lo mismo: España está lleno de personas parecidas a aquel personaje de Kim, Martínez El Facha, aunque ya no lleven el pelo engominado y el bigotillo. Ser fanboy de Tamames es el top del rancio de hoy.

Igual de fascistas

Entre los que guardan en su interior a un Martínez El Facha y los que no son capaces de darse cuenta de que muchos de quienes dicen liberarnos han sido o son fascistas de manual, es evidente que tenemos un problema: hay muchos más fachillas, de aquí y de allí, de los que puede parecer. Las buenas personas seguimos siendo más, pero las malas no son pocas, y son capaces hasta de defender a Putin hasta en cuestiones de ética básica como esta: “Naciones Unidas estima que 16.000 menores han sido separados forzosamente de sus padres y trasladados Rusia desde el inicio de la guerra, el 24 de enero de 2022” (Nius).

Pelillos a la mar

Estoy seguro de que muchos de las y los deportistas rusos que han sido vetados por su nacionalidad están en contra de la invasión sobre Ucrania. Pero el antifascismo se demuestra en todos los lugares y todo el tiempo o uno no puede declararse antifascista: “El COI levanta el veto a los deportistas rusos y bielorrusos y pide que compitan como neutrales” (El Confidencial). Pelillos a la mar. Ahora los vetos (que ya son bastante flexibles) pueden ir cayendo hasta que la presión se relaje definitivamente. Y quienes han defendido a Rusia tendrán a quien jalear, haciendo visible un apoyo propagandístico y doloroso.

La gran revolución de la fotografía

Luis de Vega escoge la imagen de Benedicto VI embutido en un plumífero blanco, brillante y largo para asegurar que “estamos metidos en un lío gordo. Todo esto es una hostia, con perdón, enorme a la fotografía, a la realidad, al periodismo… Que tenga que haber aclaraciones de una agencia como AFP ilustra el nivel del fangal”. En efecto, esa “foto” ha sido generada con una inteligencia artificial. Pero creo que el problema es previo: los dispositivos que aplican softwares compensatorios nos han acostumbrado a ver “imágenes” basadas en las “fotografías” que sacamos. La comodidad es la que ha golpeado a la foto.