Frivolizar con una guerra civil

La moda de no vacunar a los niños solo es entendible porque las pandemias están erradicadas entre quienes tienen tiempo para informarse en Internet buscando los argumentos más enrevesados. Del mismo modo, quien frivoliza con la guerra civil ha vivido muy lejos de enfrentamientos reales. Lo hace Julian Assange, el mago blanco de ese progresismo que no distingue la izquierda de la extrema derecha, cuando habla de Catalunya con absoluta irresponsabilidad.

Delito de “apología del referéndum”

No es ninguna broma: una cuenta en Twitter del PP en Madrid argumentaba que el acto a favor del referéndum en Catalunya que iba a producirse en Madrid ha sido prohibido por hacer, precisamente, “apología de un referéndum” como si esto fuera un delito. En serio: ¿no se escuchan cuando hablan ni se leen cuando escriben? ¿No se dan cuenta del ridículo que hacen con ciertas afirmaciones como que la democracia tiene que impedir el derecho a decidir?

Hazte Oír, de utilidad pública (todavía)

Puede tener razón el ministro español de Interior cuando afirma que Hazte Oír seguirá siendo una asociación de utilidad pública porque está al corriente de todos los requerimientos administrativos y los procesos judiciales en los que está inmersa no se han resuelto. El problema, no obstante, es doble: ¿quién y por qué se declaró de utilidad pública a la extrema derecha? ¿No hay suficientes motivos extraordinarios para tomar una decisión extraordinaria?

La realidad supera la ficción

Roberto Saviano está de promoción y su trabajo es llamar nuestra atención para que hablemos de su última novela, lo sé. Pero no es menos cierto que lo que cuenta en El Confidencial anima a que le mencionemos… Y a acercarnos a su trabajo. El autor, especializado en la mafia italiana, advierte de que su texto, sobre la crueldad de las nuevas generaciones de mafiosos, es superado por la realidad, en la que los más jóvenes se muestran verdaderamente agresivos y sanguinarios.

La crisis en YouTube se estabiliza

Hace unos meses les explicábamos la crisis que estaban viviendo en YouTube algunos generadores de contenido, cuya zafiedad era al mismo tiempo reclamo para las audiencias jóvenes y rechazo para las marcas que más dinero gastan en la plataforma como anunciantes. La mayoría de youtubers, leemos ahora en Magnet, han decidido generar contenido “familiar” para no perder dinero, y otros se resignan a pasar filtros de control con los que lo pierden.

El Parlament

Como siempre, les seré sincero: no tengo ni idea de si lo que pasó ayer en el Parlament es lo que tiene que pasar cuando un país decide independizarse o si hay otro modo de hacer las cosas. No tengo ni idea de si lo que sucedió, demasiado embrollado para parecer histórico, animará a la ciudadanía a votar, a votar “sí” o a votar “no”. No tengo ni idea, en definitiva, de si es necesario, pero sí estoy seguro de que no es emocionante ni vibrante, y me parece una mala señal.

El poder

Tampoco tengo nada claro que el uso que ha hecho Inés Arrimadas de la insensatez injustificable de una usuaria de Facebook que le deseaba una violación múltiple, sea el correcto. Partimos de una base compartida: ninguna incitación a la violencia es defendible, y que se trate de una violación solo tiene que ver con que Arrimadas sea mujer. Pero el uso político de ese pantallazo me genera preguntas que no soy capaz o no me atrevo a responder.

La memoria

Si leen habitualmente esta columna ya sabrán que Pablo Echenique me parece el político más sobrevalorado del momento. Su anuncio de que se retiraba ahora del parlamento aragonés me llamó la atención dada su propia historia (ya lo había hecho antes del europeo), pero se lo traigo a la columna porque el usuario Pastrana en Twitter ha recuperado una intervención de Pablo Iglesias en la que calificaba de “estafa” este tipo de retiradas, claro, cuando las hacían otros.

El valor

No consigo recordar a quién le leí una frase que me he repetido muchas veces, por ejemplo, al comenzar a escribir esta columna: “Esta crisis viene generada, en parte, por no dar valor a quien lo tiene y no quitárselo a quien no lo tiene”, venía a decir la cita. Hoy quiero mostrarles a alguien con valor: Ognen Čemerski, el linguista macedonio que ha fallecido a los 42 años, famoso en su país por haber dedicado 12 años a traducir a su lengua, sin términos marinos, Moby Dick.

El talento

En la misma línea, me encanta descubrir creaciones extraordinarias made in Euskadi, artísticas o técnicas. Saber que formo parte de un país en el que contamos con personas llenas de talento me parece un privilegio. Cuando, además, se trata de buenos amigos me emociono. La película Handia promete ser una cinta fuera de lo común. De momento, ayer descubrimos el cartel basado en una fotografía de David Herranz de esas que conmueven. ¡Cuánta “grandeza”!

Manuel Bartual (por mí)

Seguramente ya habrán leído [Enlace roto.] en este mismo diario y es cierto que poco más puedo aportar, pero voy a aprovechar la última columna estival para explicarles cómo he visto yo el fenómeno del verano en Twitter. Lo he visto bien, sinceramente, aunque en la columna les mostraré también parte de las críticas que el dibujante ha recibido por inventarse una ficción veraniega en Twitter que ha arrastrado a casi 400.000 personas.

El mérito

El mérito de Manuel Bartual está en lo que ha logrado: escribir una historia usando el código propio de la herramienta (en este caso, Twitter), lograr un impacto tremendo dentro de la red social y destacado fuera de ella (otros medios han intentado seguir y explicar el fenómeno), y multiplicar hasta casi los 400.000 el número de seguidores en su cuenta. Esto es, generar público cautivo a futuro. Eso es justo, como destaca Álvaro Onieva, lo que buscamos todos en Twitter.

¿El demérito?

Dicho esto, ¿nos hemos flipado demasiado? Puede ser que algunos sí lo hayan hecho porque el éxito de Manuel Bartual se circunscribe a Twitter. Manuel Lenore, entre otros, han atizado al autor por la baja calidad del texto (es cierto que no es gran cosa y que se desinfla según avanza) y a la audiencia por las bajas exigencias que demostraba. Pero, oigan, es que esto es Twitter, aquí todo es efímero, ligero y por el número de retuits y seguidores. No hay que ir más allá.

¿O hay que ir más allá?

Para Nacho Vigalondo el de Manuel Bartual es un éxito sin matices: ha triunfado, sin la coletilla de “en Twitter”, y critica con habilidad precisamente a los críticos del dibujante señalando “los cinco síntomas del éxito: ‘Obra vacía’, ‘ha plagiado’, ‘no tiene talento, sino amigos’, ‘esto ya se hizo antes mejor’, ‘os gusta por incultos’”. El tuit de Vigalondo también me parece bueno, pero sigo creyendo que el acierto de Bartual es haberlo clavado en Twitter y para Twitter. Y tiene mérito.

Es cierto, no ha sido el primero

En Magnet han recopilado, al hilo del hilo de Bartual, algunos antecedentes de historias que han aparecido en Internet y han tenido enganchada a la gente: “Se llaman Juegos de Realidad Alternativa o ARG en sus siglas en el original”, apuntan. Personalmente prefiero llamarle “ficciones” o “juegos” a secas, porque es lo que me parecen. El más célebre, el diario de una mujer gorda (en formato blog) que el genial Hernán Casciari convirtió luego en un libro un pelín decepcionante.

Cuando dejas por escrito lo que eres

¡Qué retraso llevo! Bueno, el de otros es aún peor. Me voy poniendo al día con temas que se colocan entre la risa y la tragedia. Risa porque Ernai firma carteles en los que utiliza la palabra española “Invernalia” en una pintada en inglés para referirse a Winterfell o Dragonstone (lo que es Gaztelugatxe en Juego de Tronos). Tragedia porque ese retraso que les lleva más o menos hasta la edad de piedra lo usan para amedrentar al turismo y hacer nacionalismo del peor.

“Locals Only”

En inglés precisamente pueden leer, en el principal diario de Belfast, que en el Este de la ciudad (zona mayoritariamente protestante y unionista) han aparecido pintadas en contra de la presencia de extranjeros: “Locals Only” dicen los intolerantes británicos, herederos de los colonizadores, en un discurso que se asemeja a otro más próximo. La intolerancia recorre el planeta pero siempre es reconocible por el tipo de colectivos que la ejercen y cómo lo hacen.

¿Y qué?

Vamos con otro cavernícola: José Manuel Soto es más reconocible en Twitter por ser una especie de bocachancla de derechas que por sus canciones. El andaluz lanzó recientemente un tuit bastante destacado, llamando a combatir cuerpo a cuerpo el yihadismo. Animado tal vez por la ola que generó, ahora critica que Alberto Garzón se haya casado como le ha dado la gana: de blanco (ella) y chaqué (él), y en un sitio caro. Si lo paga con su dinero, ¿qué tiene de malo?

Roures, el anfitrión de la izquierda

Ya, ya sé que Alberto Garzón es comunista. Oigan, ellos también tienen derecho a sus contradicciones. Miren por ejemplo a Jaume Roures, Oriol Junqueras y Pablo Iglesias: el primero, un millonario de izquierdas que manda a trabajadores al FOGASA y organiza cenas políticas en su casa. El segundo, uno de los líderes del nacionalismo catalán que se reúne a escondidas con uno de los líderes españoles. El tercero, que dijo que nunca acudiría a reservados.

De Cádiz a Arabia Saudí

Ayer traje a esta columna el post en Magnet sobre cómo las relaciones entre Arabia Saudí y el ISIS son menos probables que las seguras de la monarquía española con esa dictadura. Aún así, la ligazón entre ambas sigue siendo un recurso de argumentario de la izquierda (la de Iglesias, la de Junqueras y la de Roures), y sirve hasta para atacar a Bilbao y el Gobierno Vasco porque salen armas del puerto de Bizkaia. Pero, ¡vaya!, de Cádiz lo que salen son goletas para los saudíes armadas hasta los dientes.

No puedo estar más de acuerdo

Juan Carlos Monedero tuiteó sobre la manifestación: “Todos los que han querido sacar algún provecho del atentado de Barcelona, sean Rajoy, Cifuentes, los independentistas o el Rey han patinado”. Y solo puedo estar de acuerdo con él y aplaudir la conclusión a la que llega. No defiendo a nadie ni ninguna causa que no sea el apoyo a las víctimas y el rechazo a los victimarios sin excepción. No era día para pancartas ni para banderas. Era día para el silencio.

No era el día para hacer campaña

“Puedes confiar en las malas personas: no cambian nunca”, le atribuyen a William Faulkner. Algo parecido pasa con Monedero que, después del pedazo de tuit que acabo de mostrarles se cascó este otro: “En la manifestación de Barcelona mucha gente, desesperada, nos pedía que la escucháramos porque el PP no lo hace. Hay que sacarles del poder”. ¿Estaba acaso queriendo sacar provecho político del atentado de Barcelona? ¿No ha patinado él mismo?

La primera bandera

No pude evitarlo: cuando vi las imágenes de la manifestación en Barcelona me acordé de aquella en Gasteiz tras el asesinato de Fernando Buesa. Ya sabemos cómo funciona el poder político en España: su uniformidad se disfraza de unidad, quien no esté con él está contra él, y no le importa utilizar los peores momentos. En Barcelona la primera bandera no fue una estelada, sino la de España puesta por el ministerio de Defensa (entre otros) antes del inicio de la marcha.

¿Puede alguien explicarme lo de Arabia Saudí?

Estoy absolutamente en contra de a la monarquía española le corresponda la jefatura de mi estado, pero creo que la relación de ideas entre la venta de armas a Arabia Saudí, que estas salgan del puerto de Bilbao, y los atentados en Barcelona es una relación de ideas interesada. En Magnet lo explican bastante bien: ninguna de esas armas ha sido usada en Europa, el debate es si se deben vender a terceros y Arabia Saudí va siempre a su aire… Porque puede.

Cuidado, mucho cuidado

Una de las grandezas de Internet es que un blog puede mejorar a un medio de comunicación. Lo hace Magnet con el reportaje sobre las conexiones (o no) entre Arabia Saudí y el ISIS del que les he hablado, más completo que el de muchos medios. Y Público hace todo lo contrario: meter la pata con una información falsa sobre un chivatazo desde EE.UU. a España del atentado que las autoridades de Madrid no trasladaron a Barcelona. No te pueden colar algo tan grave.