No lo contamos bien porque no queremos

Yo solo soy un columnista. Un columnista atípico, además, porque no puedo elegir libremente el tema y reflexionar buscando mi propio estilo. Me limito a cazar cinco noticias y a exponerlas con un breve comentario, lo que da de sí este párrafo. Es decir: no puedo profundizar. Pero hasta yo sé que cotizo para los que ya están jubilados, no para mí cuando me libre de las obligaciones. Igual que sé que los medios que refuerzan mensajes capciosos, como este titular en La Información, o tienen motivaciones políticas o son unos irresponsables: “El 61% de los jubilados cotizó el doble de años de los que cobrará su pensión”.

Y con las condiciones actuales, menos

Del mismo modo que conozco lo básico (que cotizo para otros, no para mí) tengo criterio para saber que las intenciones del gobierno español (el del PSOE y Podemos) es que cuando nos toque cobremos menos con cambios en los años del cálculo de la pensión, por ejemplo. ¿Por qué? Pues porque cada vez cotizamos peor: la nueva economía, basada en el modelo de Uber o Glovo, impide que haya calidad en el trabajo, el sueldo y la cotización. Así que las de la defensa global de los derechos laborales, como está pasando con los modelos de negocio esclavistas de las empresas mencionadas, son muy buenas noticias.

Estos no tienen problemas

Evidentemente, no es una casualidad que las y los 52 diputados de Vox oculten al Congreso su declaración de intereses económicos. Es una decisión de grupo que parece basada en dos pilares: una apuesta por reducir la transparencia y la necesidad de ocultar algunos patrimonios. Con la ausencia de las 52 declaraciones nadie echa de menos algunas que podrían dar que hablar, claramente. Y hablaríamos de ellas porque comprobaríamos que algunos simpatizantes del franquismo hoy tienen buenos motivos económicos y patrimoniales para defender un modo de pensar y unas actuaciones fascistas.

Felipe VI no es responsable

Esta España de Vox se explica con esta otra España: un medio digital claramente progresista, muy bien informado de la actualidad del PSOE, ha explicado que la Familia Real española la componen Felipe VI, Letizia Ortiz y sus hijas, que los cuatro se vacunarán cuando les corresponda y que el actual jefe de Estado “no es responsable de los actos de sus hermanas (…) que no reciben asignación pública” (El Plural). ¿O alguien se había pensado que la prensa iba a pedir responsabilidad al Rey? Las críticas a los monarcas son solo un entretenimiento: lo sustancial sigue atado y bien atado. Y nadie lo discute realmente.

La crisis del FC Barcelona

Escribo esta columna sin saber si el Athletic será finalista de la Copa por segundo año consecutivo, que es lo único que me importa realmente del fútbol hoy. Pero no puedo sustraerme a esta noticia de La Vanguardia: “El Barça de Bartomeu cedió datos de los socios a I3 Ventures para combatir a los críticos”. Como bien recordaba Aner Gondra en Twitter: también Rosell estuvo en la cárcel y luego fue declarado inocente. Pero las decisiones de Bartomeu, sean o no delito, retratan al personaje y lo invalidan hasta para su vida civil. Nunca he entendido qué gana quien se mete en estos líos.

¿Juan Carlos I ha trincado? ¡No me lo puedo creer!

Me pinchan y no sangro mientras leía ayer la noticia en Eldiario.es, entro otros medios (porque la leí varias veces, hay quien diría que hasta con regocijo, pero lo hice con abnegación): no puedo creerme que Juan Carlos I se haya llevado 100 millones de dólares saudíes de una única comisión y que los haya compartido con su amiga Corinna. Si hubiera sido así, Felipe VI ya estaría dando alguna explicación. Si fuese verdad podríamos pensar que ha recibido cuantiosas comisiones por todas sus mediaciones. Y eso equivale, qué se yo, ¡a trincar! Y la pobre Corinna, encima, se ha visto envuelta en el entuerto. ¡Qué mal rato!

¡Que cunda el pánico!

Como soy un monárquico convencido además de Juancarlista y un lector bienpensado estoy aterrorizado por partida doble. Primero, porque hayan puesto el nombre de “coronavirus” a la pandemia que nos asola. ¡Eso ha tenido que ser obra de nacionalistas vascos! ¡Seguro que Aitor Esteban lo negocio, como todo! Después, porque leo digitales como El Confidencial y me acojono, claro: hablan de muertes, de que el gen ha mutado y de que un señor de China ha fallecido en su casa después de que en el hospital le hubiesen dado el alta. Digitales como este van a lograr que cunda el pánico y compre mascarillas para mí y Felipe VI.

Pablo, ¿qué ha pasado?

Seré monárquico, sí, pero me gusta “el coletas”. ¡A tope con Pablo Iglesias! Así que ayer primero sufrí con Juan Carlos I y después con él, con Pablo, porque me enteré de que le habían escracheado una turba (de media docena de personas) nada menos en la universidad en la que es profesor honorífico (y eso, ¿cómo se consigue? ¿Qué implica?). Pero, Pablo, ¿qué te ha pasado? Hace nada el que hacía los escraches allí eras tú y ahora te llaman “vendeobreros”. ¿Cómo puede ser posible? Solo espero que cuando hayas vuelto al chalé te hayas tranquilizado en el jardín junto a Irene y los niños. Un abrazo.

¡Maldita izquierda radical!

Soy de Juan Carlos I, de Pablo Iglesias, de creerme las portadas de los digitales españoles pero, sobre todo, soy un defensor de la libertad de expresión. Ni de izquierdas, ni de derechas: ¡librexpresionista! Así que me parece fatal que Santi Abascal e Iván Espinosa de los Monteros hayan tenido que cancelar su viaje a Nueva York porque “la izquierda radical” de esa ciudad les ha impedido dar la charla. Si me dicen que se clausura porque no va nadie o porque temen coger el coronavirus donde hacerse la prueba cuesta 3.000 dólares, me hubiera parecido mejor. Pero por esto, no, hombre, que me indigno.

¡Ya es casualidad!

Mi compañero y amigo Aner Gondra (y esta es la cosa más en serio que he escrito en esta columna) tuiteaba quejándose de la poca atención que reciben en la prensa deportiva española estas semifinales de Copa. Yo ayer hice la prueba y, ya es casualidad, volvió a pasar: noticias mucho más importantes que la clasificación de la Real o el duelo Granada-Athletic ocupaban el espacio. Noticias relevantes como un gol de Mbappé en la copa francesa, precisamente, que James no juega en el Real Madrid, que el Barcelona quiere a Neymar o que el portero juvenil del Liverpool ha hecho una cantada.

La estupidez, esa sí que es universal

Si hay algo que no entiende de razas, ideologías o religiones es la estupidez: vayas donde vayas, hables con el colectivo que hables, siempre habrá por lo menos un tonto. Nunca falla. Nada es perfecto salvo el perfecto imbécil. Verdad universal. Así que, sí, se puede ser negro y decir tonterías a la vez, como tiene por costumbre hacer Bertrand Ndongo, que no ve problema en que a Williams le llamaran “negro” en el campo del Espanyol, como si quien pronunciase esa palabra no lo hiciese de manera despectiva y, por lo tanto, xenófoba. Williams no se llama negro, se llama Iñaki, y él y su familia son un ejemplo de integración.

Otro ejemplo

Se pueden encontrar muchos ejemplos de tontos, alguno incluso de tonto ilustrado, en las respuestas al tuit de Pablo Iglesias en el que recordaba la liberación de Auschwitz gracias a los rusos. Como si la historia fuera la que a uno le parezca en cada momento, fueron muchos los que negaron la influencia del ejército ruso en la II Guerra Mundial o que le recriminaron el recuerdo, como si estuviera prohibido mencionar al ejército rojo. Twitter es un colector, es evidente. Pero también lo es que el acceso a la información que posibilita Internet solo ha generado más desinformados que nunca y con altavoz.

Un éxito arrollador

El fin de semana pasado, Aner Gondra, periodista de este periódico, fue la estrella de Twitter cuando compartió una foto del mitin de Idoia Mendia en el que, un efecto óptico, hacía que pareciese que Alf había acudido al acto. 40.000 retuits y 140.000 likes son los números del éxito. Hasta la propia Mendia lo cazó al vuelo y respondió al tuit. Lo curioso es que desde entonces hemos visto varios intentos de plagio, alguno incluso copiando y pegando el texto literal de Gondra, ante el éxito del tuit que se convirtió en viral (pero viral de verdad). Esas “copiadas” sin vergüenza son la muestra de lo que les cito cada día.

Una gran pena

Nunca he visto un partido de Kobe Bryant completo. De hecho, creo que nunca he visto un partido de la NBA completo. Pero el personaje traspasaba lo deportivo: Bryant era una estrella global, un heredero de Jordan digno de llamarse así, un tipo que caía bien y que lo tenía todo. Tenía el dinero, una familia estable, el reconocimiento y el cariño de todo el mundo… Y pese a ello su vida, junto con el de una de sus hijas, se ha apagado de un modo precipitado y repentino. Estos días hemos visto en Internet decenas de mensajes de angustia y lamento, entre los que destacan los de Obama y su amigo y compañero, Shaquille O’Neal.

Un recordatorio

Estas semanas he recibido varios mensajes anunciando la muerte de familiares de personas a las que aprecio. Y el domingo pasado, como a todos, la muerte en un accidente de Kobe Bryant me dejó un poco “tocado”. El propio Bryant dijo en una ocasión que “Disfruta la vida. La vida es muy corta como para estar triste o desanimado. La vida sigue. Sonríe y sigue con ella”, como recordaban en el Twitter de Futbolistas. Y ese creo que es el mensaje que tenemos que tener grabado en nuestro móvil. Ni los tontos, ni los nazis, ni los aprovechados deben despistarnos: que no pase ni un día sin besos, abrazos ni caricias.

«No despejo el balón»

Dani Álvarez asume con humildad la parte de responsabilidad que le toca por la poca atención que prestamos (por supuesto, me sumo a su equipo) al deporte femenino. Por culpa de ese desequilibrio, la deportista de élite Maite Zugarrondo ha abandonado su carrera y ha buscado sustento fuera de la cancha porque tiene que asumir la acogida de sus sobrinas. El de Radio Euskadi lo expresa gráficamente: “No despejo el balón”. No podemos hacerlo, pero es difícil recibir un pase en forma de noticias, seguimiento o fuentes. La igualdad en la atención deportiva es tarea de todos y todas, y no es una tarea menor.

Un fantasma

La política de los gestos es efectista pero no es útil. Lo hemos visto en Podemos: mucha foto, mucha pose, un cactus en el Congreso y un bebé en el escaño y, al final, más líos entre ellos que soluciones para todos. Vox ha empezado ocupando los asientos que tradicionalmente ha usado el PSOE para aparecer en el plano con Sánchez, como preludio de una legislatura que llenarán de fotos buscadas y acabará como su cuenta de Instagram: inútil y desagradable. De momento, la foto del primer día se la ha sacado Edu Nividhia: Abascal con una mueca entre siniestra y palurda vigilado por un fantasma arcoiris.

Bien dicho, Calderón

Suscribo cada palabra de este tuit de César Calderón: “Hay gente pidiendo el voto en LinkedIn. Insisto: ¡hay gente pidiendo el voto en LinkedIn! Si no vale para lo que en teoría debería valer, como para que alguien te vote por ver tu publi al lado de 14.000 CV. Lo del ‘sobrinity manager’ de algunos candidatos es para mirárselo”. Aunque sabemos mucho más que cuando Calderón y yo nos conocimos, descubriendo las campañas on-line, hoy parece más difícil que entonces hacer una campaña de medios responsable y bien segmentada por culpa de los que creen saber y los que están equivocados pero todavía no lo saben.

No, no va a pasar nada a su Hauwei

Aunque ayer incluso ocupara alguna portada en un diario vasco la verdad es que los propietarios de un Hauwei pueden estar tranquilos. El mandato de Trump (que puede quedar en suspenso o revocarse) afectará a los teléfonos que se van a ensamblar, no a los que ya están en las tiendas ni a los que están en los bolsillos de los usuarios. Todavía está por ver si las actualizaciones de Android seguirán llegando a los terminales o si eso la Casa Blanca lo considera también proveer al enemigo chino y, por lo tanto, estará prohibido. Miguel de Blas pone en Twitter un poco de necesaria cordura.

El hilo de la semana

Esta columna, para variar, está llena de buenas prácticas: un periodista que conoce el terreno que pisa, un fotógrafo atinado, un consultor que dice la verdad, un experto con sentido común y mi compañero Aner Gondra, que ha escrito el hilo de la semana y puede que del año sobre el Athletic sugiriendo una historia alternativa a la oficial sobre el origen del Club. Gondra recuerda en Twitter el reportaje que publicó en DEIA con esta hipótesis y pone en valor el trabajo de los cronistas de aquella época (hace 140 años) y de hoy, que permitirán contar la historia del Athletic, de estas campañas electorales y de este tiempo cambiante.

Lo que nos deja Internet

Llevo tiempo advirtiendo de que el Internet comercial (el de los buscadores, las redes y la publicidad dirigida, que es todo uno) no nos ha traído nada bueno. Y por desgracia las pruebas me siguen dando la razón: Facebook ha eliminado ya 1,5 millones de vídeos de la matanza en Nueva Zelanda que el presunto autor, Brenton Tarrant, habría emitido en directo por medio de esta red social. No creo que el acento deba ponerse en que Facebook no pudiera parar ese streaming, sino en que haya 1,5 millones de personas (y las que lo harán después) capaces de compartir las imágenes de los asesinatos.

Sí, es más grave de lo que parece

Gracias a mi amigo y compañero Aner Gondra leí en Twitter un hilo fascinante y aterrador sobre cómo algunas ideas racistas, supremacistas y de llamada a la violencia se difunden con inusitada facilidad en Internet. Puedes partir, como hace Emilio Doménech, el autor de los tuits, de un youtuber famoso, y acabar en foros xenófobos y ultras. Solo es necesario pasar tiempo delante de la pantalla para que las sugerencias de temas y vídeos te vayan llevando al pozo más oscuro de la red, que está ahí, esperando a personas frágiles para achicharrarles el cerebro. Al final, Internet no nos ha salvado de nada. Al contrario.

No hace falta ir muy lejos

Pero no hay que adentrarse en Internet para impregnarse de ideas ultras. Estas van a asaltarnos en solo unas semanas, cuando la campaña electoral sirva de excusa a Vox para lanzar legalmente su programa que, después de observar su acción parlamentaria en Andalucía, va en serio en cuanto a lo rancio y lo facha. Visto lo visto resulta especialmente preocupante que, como señalan en El Independiente, el partido de Abascal esté nutriéndose de generales del ejército español para preparar sus listas. Lo ultra no estaba en casa, como suponíamos, nunca salió de los cuarteles.

Y en Podemos no mandan los círculos

Vista la gravedad de todo lo anterior, que en Podemos no manden los famosos círculos es una ridiculez. Pero también es la constatación de un fracaso, el de la participación, y eso también es importante. Al final, los partidos de “la vieja política” que siempre han sido asamblearios siguen siéndolo, y los de “la nueva” solo sirven de ejemplo de que la participación no son más que fogonazos controlados por unos pocos. Ya no hay fotos en las cuentas de Twitter de aquellos círculos porque no se reúnen. Y cuando deciden, como en Barcelona, Iglesias y Colau alteran el orden de las listas provocando enfados y hasta renuncias.

La destrucción termina en autodestrucción

Al final, la CUP, en su espiral de destrucción ha acabado por autodestruirse. Y ahora, ¿qué? Poca cosa: la habitual sopa de nombres de la izquierda que concurren juntos a elecciones entre críticas de los que se les han escindido y forman otra ensalada de siglas, por venderse los primeros al sistema. Un sistema que no dudaron en menoscabar desde dentro, por desgracia, desde el nacionalismo catalán, haciendo rehenes a los partidos de tradición democrática y dando argumentos a Ciudadanos, PP y hasta PSC, que veían en la CUP un motivo para el ataque. Tanta destrucción no ha servido para nada. Y lo peor es que estaba cantado.