Nilufar Hamedi y Elahe Mohammadi no tendrán un juicio justo

El mundo tal y como lo conocemos tiene que cambiar. Más allá de la noticia de que somos tan gilipollas que estamos haciendo imposible nuestra propia supervivencia en el planeta, lo que hacen algunos seres humanos a otros seres humanos y el resto permite es indecente. Nilufar Hamedi y Elahe Mohammadi son las periodistas iraníes que dieron a conocer al mundo la muerte de Mahsa Amini en dependencias policiales después de ser detenida por no llevar el velo bien puesto. Es fácil pensar que el juicio a las periodistas, que puede acabar en pena de muerte, será “sin garantías procesales suficientes” (Público), y que no haremos nada.

Pues tiene razón Otegi

Arnaldo Otegi tiene razón: la ciudadanía no es “boba” y sabe perfectamente que Bildu ha ayudado al gobierno español en todo. Por eso le ha premiado, largamente, la sociedad vasca. Qué cosas, que hacer solo política funcione, ¿eh? Y tiene razón también en indignarse cuando ve que tanto PSOE como Podemos le rehúyen porque en España la relación con Bildu sigue apreciándose como tóxica. Arnaldo Otegi tiene razón en reclamar que si hace política española se le reconozca, que su apuesta por la gobernabilidad del estado opresor se señale como ganadora, que su elección (antes la izquierda que la patria) sea puesta en valor.

¿Solo harán mesa las y los tontos?

No sé cuál será la solución, pero sí sé que la petición de FACUA de que los “viajes familiares” sean “causa de exención” de una mesa electoral es un error. Porque se van a disparar las contrataciones con sus posteriores cancelaciones y, sobre todo, se va a extender la percepción de que si no te libras de la mesa un 23 de julio, cuando más jode, es porque eres tonta o tonto. Pedro Sánchez ha convertido la fiesta de la democracia en una boda a la que no quiere ir nadie, y lo ha hecho para evitar que le hagan un funeral en Ferraz. Pero el egoísmo electoral no puede convertirse en un acto de jodienda colectiva. Y menos, con FACUA fomentándolo.

Tenemos que contarlo mejor

La desafección a la política, la desmovilización, además de una estrategia implementada a la perfección por Bildu y ELA, es una cuestión relevante. Y me pongo el primero en la lista de culpables: algo hemos hecho mal si no somos capaces de explicar que la política es compleja, que los servicios públicos no se mejoran a golpe de chantaje y que los logros colectivos nos benefician a todas y todos, incluso los que parecen más lejanos: “Tras cinco años, dos legislaturas, más de 600 horas y 12 trílogos cerramos un acuerdo en el Reglamento de Control de Pesca. Muchas gracias a todos los equipos”, tuiteaba Izaskun Bilbao esta semana.

El “easy” fútbol

Creo que si Guardiola no fuese catalán sería reconocido con justicia como el mejor entrenador del mundo, también por la prensa española. Pero si hablamos de entrenadores que están revolucionando el fútbol ahora mismo tenemos que hablar de José Luis Mendilibar. Él practica el “easy” fútbol: pone a los jugadores en sus puestos, les pide que hagan lo que saben y les da confianza en sus posibilidades. Sus éxitos, muchos en la parte baja de la clasificación, ahora se han visto legitimados por una victoria: la del Sevilla en la Europa League. Y contra Mourinho, que ha hecho de su personaje, y no del fútbol, su modo de vida.

Dos meses luchando por su vida

Se juegan la vida, literalmente, pero las y los manifestantes en Irán saben que con sus protestas están jugándose la vida que pueden llevar. Después de “dos meses de atroz represión y derramamiento de sangre” (República) nada ha cambiado, y el régimen ahora condena a muerte a algunos manifestantes detenidos. Manifestantes hartos de que en su país una lectura integrista de la religión haga que las mujeres especialmente vivan con miedo porque las pueden matar, como mataron a Mahsa Amini por no usar correctamente su hiyab y por ser kurda. La comunidad internacional no puede mirar a otro lado ni un día más.

Hemos enriquecido y adorado a idiotas

Elon Musk es solo el ejemplo más visible de que algunas fortunas, además de indecentes por su volumen, son intolerables por cómo se han conseguido: el único mérito del de Twitter es haber entendido mejor que nadie (solo Jeff Bezos le hace sombra) cómo funciona esta nueva economía virtual. Pero no son los únicos: Stephen Findeisen recordaba en su cuenta en Twitter que Sam Bankman-Fried y Elizabeth Holmes habían aparecido en la portada de Forbes poco antes de perder sus respectivas fortunas con ventas fraudulentas y evidentes señales de no tener ni idea de cómo funciona un negocio básico. Las y los ricos son el lastre.

Insisto

Amancio Ortega no me parece el peor, comparado con los Musk, los Bezos, los Bankman-Fried y las Holmes, pero es evidente que forma parte del grupo que pone en peligro nuestra civilización: “Ortega más otros 124 multimillonarios contaminan tanto como toda Francia, según Oxfam. Las personas más ricas del mundo producen 393 millones de toneladas métricas de emisiones de CO2” (El Economista). No podemos permitirnos sus jets privados, su exclusividad asentada en importaciones de lujo hasta sus casas y sus negocios, o sus excentricidades (como poner en marcha empresas de cohetes espaciales).

Cada cosa, a su tiempo, pero…

No podemos pedir a IU, ni a Sumar, ni a Podemos, que haga algo contra las y los ultrarricos. Son las instancias supranacionales las que deben tomar la iniciativa porque son las únicas que pueden hacer palanca. Pero a los partidos de izquierda españoles sí podemos advertirles de que están haciendo un camino que puede acabar en un sitio muy pequeño o en un barranco. Elige tu propia aventura. Ahora IU “pide paso con un macroevento con mensaje a Podemos: ‘Somos la organización con mayor presencia municipalista’” (El Plural), después de saber que la coalición Unidos Podemos no se reedite para las próximas elecciones.

El tiro en el pie se lo dan todas y todos

Por el bien de la democracia solo espero que esta semana no pasemos otro episodio de bochorno en la izquierda española: “El padre de Yolanda Díaz la defiende frente a Pablo Iglesias: ‘No sé por qué tiene esa obsesión’” (El Independiente). ¿Qué hace este hombre, por mucho que sea un padre defendiendo a su hija, por mucho que haya sido un sindicalista conocido en Galiza, representando ese papelón en Cuatro? Las críticas de Iglesias, en cualquier caso, son el desencadenante, y parece que nadie es consciente de que con esta división televisada a la carrera electoral salen todas y todos cojos, aunque finalmente haya coalición.

Irán quiere ejecutar a manifestantes

No podemos mirar para otro lado pero, ¿debemos hacer algo? ¿Qué? ¿Intervenir? ¿Quién? ¿En nombre de qué, en nombre de quién? Como sea, pero no podemos permitir que un gobierno imponga su terror a la ciudadanía: lo hace Irán, cuyo parlamento, si es que se le puede llamar así, propone aplicar la pena de muerte a las y los manifestantes que han sido detenidos durante las protestas después del asesinato de Mahsa Amini. Tenemos que ayudar a esas personas cuya vida depende ahora de la voluntad de su gobierno de escarmentar a quien quiera hacerle frente. Si no lo hacemos nuestra civilización no tendrá sentido.

La que ha liado Musk

Cobrar ocho dólares al mes por una verificación casi idéntica a la que antes de la compra de Musk otorgaba Twitter a organizaciones o personalidades puede salirle caro a la plataforma si prosperan las demandas de empresas que quieren cargar contra la red social las pérdidas en bolsa por anuncios falsos desde cuentas que han contado con esa verificación de pago. Hablamos de tecnológicas y farmacéuticas que han sufrido suplantaciones burdas que han colado porque en Twitter, no nos engañemos, puedes y podías colar cualquier mierda también antes de Musk. Solo que ahora, además, puedes hacerlo con un “tic” de pago.

Todos menos él tenemos la culpa

Una cosa muy de niñato es echar la culpa a los demás de todo lo que suceda. Es lo que hace Elon Musk cuando un senador estadounidense se queja, precisamente, de una suplantación. Es el dueño de Twitter, en persona, el que le responde justificando que se hayan podido hacer pasar por él porque la cuenta de Ed Markey suena a parodia, según el propio Musk. Ni una pequeña muestra de autocrítica, ni pensar en una disculpa: él no ha hecho nada malo aunque su primera idea recaudatoria haya sido, evidentemente, un fracaso notable que le puede salir caro en lo económico y en lo político. Y eso son negocios. Los negocios de Musk.

No es casualidad

El hombre más rico del mundo ha hecho públicas varias veces, la última, recientemente, su preferencia por el partido republicano en EE.UU., lo que no extraña mucho, precisamente, en un hombre rico y blanco. Y Ed Markey, el senador al que Musk respondía con suficiencia, es demócrata. No es una casualidad, como no lo es que muestre tanta mala leche cuando parece que se confirma que los de Markey y Biden retendrán el control del senado por la mínima: 50 senadores serán azules (demócratas) y 49, rojos (republicanos). El mundo será un poco mejor cuando se confirme esa noticia y, con ella, un grave tropiezo de Trump. Y de Musk.

“El agente”

Según la exclusiva de El Mundo que recogen en República, Kosmos, la empresa de Gerard Piqué podría facturar hasta 24 millones de euros por la venta a Arabi Saudí de la Supercopa de España. 30 al año (y son seis años) se lleva la RFEF, pero hay una “tarifa de éxito” a un “agente” (que podría ser Kosmos, según el diario y el digital) que se lleva cuatro con cada edición. Un negocio redondo basado en la venta de un torneo a unos señores muy, muy ricos, que desean ver eventos deportivos en directo sin que les molesten sus mujeres. Y cuya comercialización pudo aventurar muy bien Piqué porque el mundo y el fútbol son para los ricos.