No hay debate

Respeto mucho a Jorge Bustos porque es un cronista y columnista extraordinario. Pero no puedo darle la razón cuando tuitea: “Cada año mil parejas españolas recurren a la gestación subrogada, y serán más. Usarlas de arma ideológica, condenarlas, insultar a sus hijos es torpe activismo”. Sigo su lógica: cada año miles de personas se saltan los límites de velocidad. Usarlas de arma ideológica sería ridículo. Para mí es bastante evidente: recurrir a vientres de alquiler se parece bastante a la compra de bebés y precisamente por eso es ilegal en España y, por extensión, Euskadi. No hay debate porque hay vidas que proteger.

La peor precampaña

El control de los tiempos en Sumar es para ponerlo de ejemplo de lo que no hay que hacer: en plena precampaña de las elecciones municipales y forales, y autonómicas en algunos casos en España, a las que no se presentan, echan un pulso al partido del que pretenden beber candidatos y candidatas, cargos y votantes. La imagen de una izquierda partida no solo divide el voto: lo hace desaparecer porque desmoviliza. La idea de que te sumas, sí, pero a la fuerza, no es atractiva para quien ha confiado en un Podemos que ha fagocitado a la izquierda (empezando por IU) y ahora tiene que resignase a ser fagocitado por otro nuevo proyecto.

No flipes

Si algo ha sido criticable en Podemos desde el primer minuto es el tono mesiánico de Pablo Iglesias. Incluso ahora que, en teoría, está retirado, dicta a Ione Belarra lo que tiene que decir y al resto del partido lo que tiene que pensar. Las formas serán otras, pero los fondos y las costuras son las mismas en Yolanda Díaz: “En los momentos históricos hay que estar”, dice la vicepresidenta y recogen en Nius. Que no flipe, que la puesta en marcha de Sumar no es histórica salvo para ella. Que la mayoría vamos a seguir el acto pero solo con curiosidad, que todo el pescado está vendido. Lo que hay que ver es si es mucho y bueno.

Relax, Pablo, relax

Todo lo que es Pablo Iglesias y todo lo que ha hecho se puede resumir en el tuit de ‘Hora 25’ sobre su intervención en el programa: “Iglesias, a Garzón: ‘Tenemos que ser serios y no decir que no te importan las listas cuando llevas más de 10 años siendo cargo público’”. Iglesias se presentó hasta a tres elecciones, negoció, brindó y posó para la foto con unos botellines de cerveza con el mismo Alberto Garzón al que ahora lanza patadas a la altura del tobillo, y demuestra que le interesa todo aquello que criticaba a “la vieja política” y “los pesebreros”, según sus propias palabras: las listas y los cargos. El puestito. Estar. Salir.

Hablando de eso…

Estos dos titulares en The Objective muestran que una cosa es hablar cuando eres contertulio o candidato permanente y, otra, gobernar: “Irene Montero adjudica a dedo el 78% de sus contratos y la mitad son a las mismas empresas”. “Montero ha adjudicado a dedo 62 contratos de 14.999 euros para esquivar los controles”. ¡Vaya con las de la nueva política! Pero lo importante no es lo que la ministra haya hecho, sino que hay trabajos complejos, finos, especiales, que en un ministerio saben que una empresa concreta haría muy bien pero tienen que sacar a concurso por normas se han hecho mal y al dictado de la crítica facilona.

No tengo palabras

El asesinato de otros tres menores, de 9 años, y de 3 docentes, en un colegio en Nashville, me ha dejado sin palabras. La atacante también ha fallecido. Otra tragedia. Una mujer que iba fuertemente armada por la calle en un distrito en el que su representante en el Congreso, Andy Ogles, enviaba una felicitación de Navidad hace solo unos meses con casi toda su familia sujetando rifles. En un estado en el que cualquier mayor de 21 años puede comprarlos. En un país en el que la Asociación Nacional del Rifle patrocina las campañas republicanas. Todo esto lo recordaba Guillermo Fesser en Twitter. No sé ni qué escribir ya.

Para esto sí las tengo

Para esto sí las tengo pero creo que no se pueden publicar: “Santander y BBVA cobraron 1.240 millones de Hacienda por las pérdidas de la pandemia” (Business Insider). En solo unos segundos he encontrado estas dos noticias en la web del banco de las y los Botín: “Santander aumenta el beneficio atribuido un 18%, hasta 9.605 millones de euros, y el beneficio por acción un 23%”. Y esta otra, en la del banco bilbaíno: “BBVA obtuvo un beneficio de 6.420 millones en 2022 (+38%), el mayor de su historia”. Quien no se indigne, quien no se sorprenda, cuando menos, uniendo los entrecomillados, es porque se lleva su parte.

No ve más allá de su mostacho

José María Aznar nunca ha visto más allá de su mostacho y con esa limitación llegó a ser presidente del gobierno español con mayoría absoluta. Para él todas las familias son como la de los Aznar Botella, todas las empresas, como el PP, y el mundo es como un barrio pijo de Madrid pero más grande, por eso es capaz de sugerir que la edad de jubilación se prolongue hasta los 70. A lo que Javier Durán responde en Twitter: “Obligaría por ley a quien diga esto a trabajar sólo un mes en un andamio, limpiando hoteles, cuidando ancianos, asfaltando calles o en unas Urgencias masificadas. Se acababa rápido la tontería de estos señoritos”.

Siempre contra los bulos

Juan Ernesto Pflüger lanzó en Twitter que Pedro Sánchez había llevado a República Dominicana a unos cuantos periodistas. Lo que supone, evidentemente, que lo pagamos entre todos. Uno de los señalados, Miguel González, de El País, se vio obligado a desmentirlo mostrando su billete de avión (es decir, no fue en el Falcon en el que viaja el presidente). El billete, por mucho que tenga los datos del viajero, no muestra quién lo pagó, realmente. Pero el que tiene práctica en poner en marcha el aspersor de abono es el director de comunicación de Vox. Y contra los intentos de difusión de bulos hay que estar en todo lugar y momento.

La autocrítica se la va a hacer Sumar

Una vez leí que la vida es como el tonto del pueblo, que parece que se lo está pasando bien en la verbena y, de pronto, suelta una hostia a alguien. Algo parecido le ha pasado a Podemos: cuando más pueden disfrutar abrazando el poder, con Pablo Iglesias a punto de estrenar el medio definitivo para decir a “la gente” de izquierdas lo que tiene que pensar, la vida (más concretamente, Yolanda Díaz) les ha soltado una hostia. “Comunes, Compromís, Más País… los aliados de Yolanda Díaz no quieren a Podemos en el acto del 2 de abril”, leemos en El Independiente. Es evidente que algo mal también han hecho los morados.

Nos encaja

Lo peor para Pablo Iglesias no es que Lola Sánchez Caldentey haya escrito un hilo en Twitter en el que la exeurodiputada de Podemos le acusa de machista y de haber intentado espiar a Miguel Urban. Lo peor es que nos encaja perfectamente con lo que hemos visto de Pablo Iglesias hasta ahora. En concreto, Sánchez le acusa de haber promocionado antes a dos hombres que a ella cuando le correspondía, a presionarla para que aceptara formar parte de movimientos internos, de no dejarla trabajar y de haberle pedido informes anónimos sobre la Urban, y nos podemos imaginar a Iglesias en todas esas situaciones sin dificultad.

Nada le vale

Pablo Iglesias ve cómo todo lo que ha puesto en marcha con esfuerzo (eso no se lo discuto) se lo va a llevar Yolanda Díaz con mucho menos trabajo. Y la culpa es, en gran parte, suya: todas y todos los purgados, todas y todos los rebotados, todas y todos los que quieren participar en un proyecto progresista pero perdieron la confianza y las ganas en Podemos, se suman a Díaz. E Iglesias, por supuesto, busca culpables fuera: “Pablo Iglesias, que se pegó más horas en La Sexta que Ana Pastor, Pablo Iglesias, que era tertuliano en la SER, ese mismo Pablo Iglesias, diciendo a otra que muy mal estar en La Sexta y la SER”, tuitea con tino Jorge Matías.

Seguimos

Leo en El Independiente que “la moción de censura tuvo ‘poco o ningún interés’ para el 61% de la población, según una encuesta de Sigma Dos”, y sin embargo aquí estoy, escribiendo sobre ella. Por otro lado, en Vertele han recopilado las cifras: 790.000 fueron las espectadoras y espectadores que, de media, vieron la sesión el martes de 8:00 a 15:00 (cuando hablaron Abascal, Sánchez, Tamames y Díaz). Supongo que muchas y muchos éramos periodistas que seguíamos con entusiasmo un poco enfermizo el show. Pero ni la atención excesiva del sector va a servir para mantener viva una patochada que nunca debió de darse.

Daniel, déjalo

Días después seguimos viendo noticias sobre la moción de censura y tuits provocados por las intervenciones durante las sesiones, como este del economista neocón Daniel Lacalle: “Ramón Tamames ha demostrado ser un gigante intelectual ante un gobierno lleno de propaganda y vacío de argumentos. Nunca he considerado la moción de censura una buena idea, pero escuchar a Ramón reivindicar el sentido común y la verdad ha sido un lujo”. Quien se atreve a escribir algo así está entre los gravemente intoxicados o entre los intoxicadores. Nada más explica el arrojo de un tuit tan fantasioso e intencionado.

¿Qué puede salir mal?

“Qatar ofrece una histórica cifra para compra el Manchester United: 6.000 millones de euros” (Nius). Es el precio de salida que la familia Glazer ha puesto al 69% de las acciones del club, todas las que posee. Y la oferta la ha hecho el jeque Jassim bin Hamas Al Thani, de la familia real y “presidente del Banco Islámico de Qatar, la segunda institución financiera más importante” del país. El hambre de estos países de poseerlo todo me sorprende tanto como el inmenso poder que les hemos cedido, vía dinero. Las facilidades de la Premier para trasvasar capitales de la propiedad a los equipos, por supuesto, ayuda a que lo veamos.

¡Qué tomadura de pelo!

Ramón Tamames tiene poca vergüenza. No es un viejo imbécil. Es un imbécil que se ha hecho viejo. Lo demostró él, sin ayuda de nadie, presentándose de la mano de Vox como alternativa a Pedro Sánchez, e intentando dar lecciones ridículas en el Congreso, fuera de tiempo y forma, despreciando a los grupos parlamentarios y, para colmo, intentando vendernos su discurso en forma de libro digital en Amazon. Cinco euritos. No es mucho, pero sí supone mucha caradura: la que ha exhibido en todo momento y lugar desde que se prestó a un teatrillo innecesario y ridículo. El mismo documento está gratis en el web del Congreso, por cierto.

Así de claro

Por mucho que la moción de censura friki haya dañado a Vox y, en especial, a Santiago Abascal, con unos discursos flojos, sin preparar, sin hilar, con argumentos gilipollas, en esto tiene razón el partido ultra: “Vox rebaja la euforia del PP tras la moción de censura: ‘Si quieren gobernar, vamos a tener que pactar’” (El Independiente). No solo eso: el PP tendrá que pactar con un partido debilitado por ridículo. Pero ese es el callejón en el que, primero Casado y luego Núñez Feijóo, han metido a su partido, incapaces ambos de ningunear a la extrema derecha y tender la mano a otras opciones. En su pecado estará su penitencia. Y será larga.

Y Pablo Iglesias, radicalizado

Entiendo el cabreo en Podemos ante las intenciones de Yolanda Díaz. La vicepresidenta y ministra, aupada por Pablo Iglesias en primera persona, pretende llegar a mesa puesta, declarar como de su propiedad todo lo que esté ante sus ojos y, además, salir aclamada. Lo que no entiendo es que alguien tan inteligente como el propio Iglesias (y esa cualidad nunca la he puesto en duda) se esté dejando llevar por la ira, demostrando en cada tuit su radicalización. Mientras tanto, “Colau, Garzón y Mónica García: la izquierda se vuelca con el estreno de Yolanda Díaz” (El Confidencial). Y con esa actitud serán más.

No, no es “libertad de expresión”

Lo que vemos en TikTok no es “libertad de expresión”, como no es “creatividad” salvo en muy pocas excepciones. Lo que vemos en TikTok son copias infinitas de tonterías y mensajes bastante peligrosos que suelen esconder modelos de negocio perversos. Así que no compro, de ninguna manera, este argumento: “TikTok advierte al Congreso de EEUU de que vetarlo perjudicará a la economía y la libertad de expresión” (República). Shou Zi Chew sabe que miente. Que la única economía perjudicada es la suya y no hay libertad de expresión que se ponga en riesgo limitando el acceso a la red social más dañina que yo haya conocido.

A mí que no me mire

Solo soy un columnista de un periódico de provincias. Lo escribo con mucho orgullo pese a que parezca poca cosa. Y por mi condición doy por hecho que ni Joan Laporta ni ninguno de los chivatos que pretende activar repararán nunca en mis opiniones sobre el Barça. Mejor. Porque no me apetece nada defenderme ante prácticas mafiosas. No digo que el actual presidente del FC Barcelona lo sea, digo que su intención de denunciar a los periodistas que están publicando informaciones y análisis sobre los pagos del club a la empresa de Negreira es mafiosa. Y que abra un mail para que las y los culés envíen esos links también lo es.

¿Empieza todo?

Si yo fuera de Podemos estaría profundamente cabreado con Yolanda Díaz y Sumar. Entiendo perfectamente a las y los del partido morado porque la líder gallega y su nueva formación pretenden, básicamente, aprovecharse de todo el trabajo que empezaron Iglesias, Errejón y Monedero, y que llega hasta nuestros días. La intención de Yolanda Díaz es llegar, decir: “Ahora todo esto es mío”, y avanzar como líder indiscutida. Y eso no está bien. Tampoco es un acierto prescindir de los partidos en Sumar (algo que pretendieron en Podemos) ni pretender que con ella empiece todo (algo en lo que se empeñaron también en Podemos).

El ejército de purgados

Con todos los laminados por las dos direcciones de Podemos (la de Iglesias y la de Belarra con Iglesias susurrándole al oído) pudieron hacer un partido: Más País. Con los que no quieren formar parte de las y los morados, empezando por IU, se puede formar un movimiento: Sumar. Evidentemente, algo han hecho mal en Podemos. Queda claro cuando observamos el ánimo positivo con el que comparten contenidos de Yolanda Díaz muchas y muchos de los expulsados del partido morado. Es bastante significativo: significa, de hecho, que quienes fueron parte activa se quedaron con ganas de más pero sin oportunidad ni sitio donde darlo.

Pudo y puede renunciar

Cuanto más escucho y más veo a Yolanda Díaz menos me la creo (y menos me gusta). Todo lo que dice y hace está medido con una previsión y una exactitud sospechosas. La copia del discurso a Pablo Iglesias y la posterior filtración (mi apuesta es que la hizo el equipo de Sumar) para la comparación es la mejor muestra. Pero por mucho que mida, como cualquier persona, se equivoca: no puede decir que le “pesa la designación a dedo” de Pablo Iglesias para nombrarla vicepresidenta. Podía haberla rechazado e incluso podría hacerlo ahora mismo. ¿Por qué no lo hace? Esa es la pregunta espontánea que nos hacemos muchos.

Demasiado líder para una izquierda floja

El liderazgo de Pablo Iglesias empieza a parecer tóxico. No solo no se ha apartado de Podemos, es que parece que dicta lo que tienen que decir y hacer Ione Belarra e Irene Montero. Toma machirulo. Y además, le sobra tiempo para montar un medio que definirá lo que tiene que opinar la izquierda (y quien no comulgue, deportación), y para perseguir uno a uno en Twitter a todas y todos los periodistas que dicen cosas que no le gustan. ¿Puede defenderse? Claro que sí. ¿Debe dejar claro varias veces al día que él es demasiado líder, demasiado listo, demasiado tío, incluso, para la actual izquierda española?

El medio

Tengo curiosidad por ver el nuevo medio de comunicación que van a lanzar Pablo Iglesias y Jaume Roures. Estoy desenado ver cómo lo hacen, con quién y, sobre todo, cómo difunden los contenidos. Estoy seguro de que voy a aprender algo. Lo que no voy a hacer es escuchar lo que digan. No por soberbia, sino porque sé que no se dirigirán a mí: espero un mensaje infantilizado disfrazado de erudito. Solo hay que ver cómo ha sido La Base, en Público, y La Última Hora, la web que lanzó Podemos y que ha acabado a la deriva con una carta apelando a “la mirada de un periodista” pero escrita a ciegas. Sin cuidado.