Sí, recordémoslo

El exalcalde socialista de A Coruña, Javier Losada, recordaba en Twitter cómo hace ahora dos años un gobierno alternativo al de Mariano Rajoy era una opción viable. Entonces lo supimos y lo contamos, pero parece que sigue siendo necesario recordarlo: Pablo Iglesias dinamitó aquella opción en la que estaban implicados más partidos por su ambición con la rueda de prensa vergonzosa en la que presentaba, uno a uno, a sus ministros mientras Pedro Sánchez se reunía con Felipe VI.

Yo tampoco lo veo

No comparto la huelga de mujeres del 8 de marzo, pero tampoco comparto los motivos que expresa Milagros Martín-Lunas en El Independiente en el mismo sentido. Sin embargo, creo que apunta una cuestión muy interesante: el movimiento feminista ya no necesita visibilización (lo que pretende la huelga), la ha logrado, y ahora tiene que abordar otros objetivos y, sobre todo, el modo en el que alcanzarlos. Si se empeña en su visbilización, ¿no es una mala señal?

Y lo llaman trabajo

Glovo, la empresa de reparto que no tiene repartidores ni vehículos, pero sí una gran mochila amarilla con la marca bien visible, va a cobrar por sus repartos a los propios repartidores. ¡Viva el mercado libre, las empresas de base tecnológica, las aplicaciones en nuestros móviles de 600 euros y que hayamos logrado que ya a cualquier cosa le llamemos trabajo! Con ese cobro por envío, Glovo pretende driblar la inspección que considera que sí tiene trabajadores y debe cotizar por ellos.

Consagrando a cualquiera

El Luther King del rap, el Mandela gipuzkoano, la Teresa Parks del feminismo… Y a golpe de tuit quieren que consagremos a personas que ni por casualidad se acercarían a los nombres propios que les acompañan. Ahora nos toca defender a raperos que no pasan de tipos que tienen facilidad para rimar insultos cuando van de duros y para hacerse los inocentes cuando van a LaSexta a explicarnos qué es la libertad de expresión. Y no olviden que en este circo cobran entrada.

El fútbol vuelve a ponerse de luto

El fallecimiento de Davide Astori ha vuelto a sacudir al mundo del fútbol y nos ha recordado que la inmensa mayoría de aficionados y profesionales de este deporte son personas con humanidad. Además de tragedias inevitables como la del capitán de “la Fiore”, las excepciones violentas evitables son las que nos amargan el espectáculo y a las que debemos arrancar de los estadios. No dejemos que lo sucedido ante el Spartak se lo apropien los sindicatos policiales: el problema sigue entrando a San Mamés.

Kubati, el de los Derechos Humanos

La semana pasada asistí a dos ejercicios de victimización de la izquierda abertzale. Uno, vía Twitter, que duele menos. Otro, en persona, que jode de lo lindo. Y parece que esta es la línea: intentan reescribirnos la historia los que han dejado que se llene de sangre y balas. Conmigo que no cuenten. No participaré en esa relectura ni en la que dulcifica a los guardias civiles de Intxaurrondo, donde Kubati podría tener aún causas pendientes según El Independiente, especialmente edulcorado esta vez.

Maroto visto por un español

Si un nacionalista vasco se mete con Javier Maroto solo lo hace porque puede volver a ganar en Gasteiz. ¿Y si lo hace un español? David Torres no se corta en llamarle “vendemotos” en Público y zurrarle por su pretenciosa ruta social: “Votó en su momento contra la ley del matrimonio homosexual, intentó vetarla en el Senado, participó en primera línea en manifestaciones callejeras y presentó un recurso ante el Tribunal Constitucional (…) Por eso se casó hace tres años con su novio de toda la vida”.

El metro es para los perdedores

A medio camino entre la poesía y la estupidez, pero mucho más cerca de la segunda, podemos situar el tuit de Patricia Castro, una tuitstar feminista que nos recuerda a los que viajamos en metro que somos unos losers: “No me gusta ir en el metro porque no paro de fijarme en los ojos de la gente. La mayoría tienen la mirada triste, sin brillo, como si se hubiesen rendido a una vida que no decidieron escoger pero en la que ahora se encuentran atrapados. Derrotados mentalmente es imposible luchar”.

La tele de la casquería

Que nos la cogemos con papel de fumar por encima de nuestras posibilidades y que mientras intentamos no pisar mangueras los malos avanzan más rápido y ganan son dos tristes certezas actuales. Pero eso no significa que antes fuéramos más auténticos: la misma tele que hoy no resiste un chiste racista hace muy pocos años era una fábrica de mal gusto. Jesús Gil entre tías en biquinis, Jesús Quintero entrevistando a presos o Bartolomé Beltrán emitiendo vísceras forman parte del recuerdo por suerte.

¡Claro que necesitamos ordenadores!

Y no me refiero a procesadores, sino a los PC con teclado, pantalla no necesariamente táctil y ratón. Son muchos los que los dan por muertos (la mayoría, con intereses; la minoría, tecnófilos acríticos), pero en Xataka nos recuerdan que su fin está aún muy lejos. De hecho, en 2017 repuntó la compra de portátiles por primera vez en 2012 aunque la venta de PC descendió en su conjunto. Pero los ordenadores son herramientas de trabajo muy difíciles de sustituir.

Nieva en Euskadi

He elegido la foto de José Antonio Pérez por bonita y porque a buen prescriptor le ganan pocos. Este guionista bilbaíno compartió ayer en Instagram, como tantos otros ciudadanos en Euskadi, las vistas desde su ventana con el característico manto blanco sobre nuestras ciudades, pueblos y paisajes. Si esta columna va sobre lo más destacado en las redes ayer tenía que empezar por la nieve que, sí, cae más al norte de Araba de vez en cuando y nos deja imágenes estupendas.

Y ahora, al lío

Otro tema que debemos seguir en Internet es el que intentan viralizar, y hacen bien, los independentistas catalanes: el referéndum ilegalizado del 1 de octubre no tuvo ningún coste económico para los catalanes, según admite el gobierno español que ha intervenido la autonomía. Este es un buen momento para recordar que el dispositivo policial del ministerio de Interior para impedir un ejercicio de democracia costó 87 millones de euros que vamos a pagar españoles, catalanes y vascos.

No nos tomen por tontos

Un historiador sin rigor no es un historiador. Será un buen contador de anécdotas y curiosidades, pero pierde todo su sentido. Y César Alcalá, por mucho que se empeñe en imponer su razón, pierde el rigor debido cuando afirma que la monarquía cuesta solo nueve millones al año, 0,17 euros por español (y catalán y vasco). Los palacios, vehículos y distintos elementos de uso y disfrute de la Casa Real española se pagan también con dinero público a cargo de distintos ministerios. Y lo sabe.

El coste importante

Y mientras Alcalá y otros miembros del PP nos quieren enredar en comparaciones y cuentas capciosas, la realidad se empeña en recordarnos que nos han estado robando con su complicidad: “La luz y el gas suben un 66,7% en diez años. El IPC, solo un 14,7%”, tuitean en la cuenta de Público. Unas cifras absolutamente inasumibles y sin entrar en el caso extremo de las ridículas subidas a los pensionistas, que les empobrecen cada vez más. Esto es lo que tiene que afrontar de una vez el PP.

¡Claro que es inasumible!

El consejero delegado de Vodafone en España, Antonio Coimbra, hizo una cuenta rápida y sencilla a los asistentes a su charla en el Mobile World Congress de Barcelona: los 20 euros que paga cada abonado por el número de abonados menos lo que Vodafone abona a Mediapro por los derechos de fútbol, es un mal negocio. De hecho, si Vodafone perdiera todos esos clientes pero dejara de pagar el fútbol, ganaría dinero. Esta es solo la comprobación de algo que sabemos: las cifras del fútbol son inasumibles.

La psicosis Puigdemont

El procés nos regala, por fin, un titular tragicómico después de los de los dramas personales que están viviendo los políticos presos por sus ideas y los huidos por la persecución judicial: seis agentes acudieron a detener al cómico Joaquín Reyes que estaba grabando un sketch para El Intermedio en Torrejón de Ardoz, después de la llamada de un vecino a la policía. Según el propio Reyes, los agentes se echaron a reír y le dejaron en paz, contradiciendo de los tuits malintencionados que abundan.

¡Basta ya con lo bueno que es el Rey!

Personajes tan casposos como Javier Arenas han reforzado este fin de semana ese relato por el que Juan Carlos I salvó a España de Tejero y los suyos. Otras como Rosa Díez han ido más allá y han recuperado otro relato, todavía más cortesano, en el que el rey emérito y el actual tienen algo en común: Felipe VI también paró su golpe de Estado, en Catalunya, y nos salvó. Luego querrán que nos creamos lo del 23-F, después de demostrarnos que en 2018 nos la quieren colar pero bien.

Tontos hay hasta en Silicon Valley

Aunque conozco a personas muy inteligentes que están jugando con el bitcoin, permítanme que insista: sigo viendo esta moneda virtual como una especie de timo en el que están colaborando los más listos que, además, se ven obligados a hacer un ejercicio de ceguera a cambio de rentabilidad. Ceguera como la de compartir proyecto con Peter Thiel, fundador de Paypal y verso suelto (o no tanto) de Silicon Valley, de esos que apoyan a Trump y el liberalismo a muerte.

Y en casa, también

No me había interesado especialmente por Fariña hasta que una jueza decretó su secuestro a petición de un alcalde del PP que aparece en el libro relacionado con el narcotráfico (y que fue condenado dos veces y absuelto una). Como supongo que se levantará la medida, lo he pedido en la librería para leerlo este verano con calma y distancia. Así que entenderán que me sorprenda por los hasta 300 euros que están algunos dispuestos a pagar en el mercado de segunda mano por un ejemplar.

Triste

El vídeo que han preparado en El Mundo Today es de los de levantarse y aplaudir. El montaje con las frases de Mariano Rajoy que pasarán a la historia por su falta de coherencia con el texto: “Este señor es víctima de la inmersión lingüística y apenas sabe hablar español correctamente” es fantástico, y ridiculiza a un PP que quiere plantar cara a Ciudadanos inventándose en Catalunya un problema donde solo hay bilingüismo. Este es el principio de la respuesta que merece el PP.

Trump marca su nivel más bajo

Volverá a hacerlo, volverá a enterrar su listón y batirá su propio récord de barbaridad, pero creo que esta vez podemos hablar del Trump menos honroso. Su iniciativa para dar pistolas ocultas a profesores y personal y que, de este modo, los institutos dejen de ser espacios libres de armas para terminar con los tiroteos es digna de un chiste negro, pero es la realidad. La realidad de un presidente que vive en la irrealidad y demuestra mecánicas de pensamiento tan básicas que asusta.

Puigdemont tiene razón

No pongo ni una coma a la reflexión de Puigdemont en Instagram: reconoce que las negociaciones para alcanzar la presidencia del Parlament tenían que haber sido más ágiles y que los reproches solo ayudan a la caverna. Aun siendo consciente de todo el proceso y los dramas personales de presos y huidos, echo de menos alguna autocrítica en esa reflexión. Puigdemont tiene que dar un paso para apartarse del camino y que la caverna ruja, al fin, contra el nuevo gobierno nacionalista catalán.

Pablo Pombo, también

A lo dicho solo puedo añadir el último párrafo del artículo de Pablo Pombo en El Confidencial sobre la actualidad española: “Cataluña lo eclipsa todo, vale. Pero lo que suceda con Anna Gabriel no pondrá en peligro a ninguna familia. Lo que pasa en La Línea, sí. Y lo que ocurre en los narcopisos, también. En cada una de nuestras capitales pasan diariamente historias de dos ciudades. La mayoría no son espectaculares, pero son reales. La democracia existe para que puedan ser mejores”.

Esta España

Esta España no hay por dónde cogerla: pringa por todos los lados. La última noticia, esa con la que ya a uno le entra la risa floja, es que el gobierno español es consciente de que la Fundación Francisco Franco posee documentos clasificados como “secreto de Estado” y no ha hecho nada para recuperarlos. Nada se salva de esta secuencia: que algo relacionado con Franco sea secreto de Estado aún hoy, que siga en manos de los franquistas y la indiferencia aunque la ley les obligue.

Esta izquierda

Edu Galán no es nada sospechoso de simpatizar con la caverna mediática, más bien al contrario. El de Mongolia reflexiona en voz alta: “El gran reto para la izquierda es discernir si por estos tweets alguien debe ir a la cárcel, pagar multa o es libertad de expresión”, en referencia a los mensajes machistas que han costado cárcel a un tuitero. Y no vean lo que me alivia el tuit de Galán, porque salirme de lo que debo pensar según la ortodoxia progre y nacionalista cuesta un poco.