Ayudados, sí. Subsidiados, depende

El planteamiento que han hecho en Pymes y Autónomos me incomoda, pero creo que lo hace precisamente porque tiene parte de razón: en el blog explican cómo, a su juicio, “las ayudas directas para empresas y autónomos siguen castigando a los buenos gestores”. Soy de los que cree que pedir una ayuda siempre es duro y difícil, pero también he visto que algunos lo hacen sin mucho problema. Es la diferencia entre quien necesita un cable y quien puede vivir subsidiado tranquilamente. Sin vendas ni caretas: ambas tipologías existen, conviven y, por desgracia, los desvelos de la primera pagan la calma de la segunda.

“La gran renuncia” también es real

En EE.UU. hay mar de fondo: no se trata ya solo de los colectivos que auparon a Trump afectados negativamente, según el expresidente, por la globalización. Ya en 2019, antes de la pandemia, se empezaba a hablar de “la gran renuncia” y ahora, con el regreso a la actividad, la posibilidad de que grandes grupos poblacionales dejen sin mano de obra territorios extensos es una realidad: la precariedad, especialmente bien delimitada en EE.UU., por lo que parece, empuja a asalariados y autónomos a buscar otras oportunidades. Es el resultado de un sistema neoliberal en el que ni las ayudas ni los subsidios son opciones reales.

Una verdad incómoda

Verónica Fumanal aborda en El Periódico un tema interesante pero no entra en el fondo de la cuestión: conocemos la labor de los políticos cuando dejan de serlo, normalmente, cuando se incorporan a consejos de administración o despachos por sus agendas, o cuando acaban en el opaco consejo de estado. Pero son muchas y muchos más los que tienen que buscarse la vida, literalmente, con la amenaza del señalamiento: las sombras de las puertas giratorias, el amiguismo o el enchufismo, persiguen injustamente a políticos que tienen el mismo derecho que cualquiera a cambiar de trabajo e incluso ir a mejor.

La gestión de las expectativas

Parece que en Podemos siguen sin dar la importancia que tiene a la generación de falsas expectativas: que sus principales líderes actúen como la casta que tanto criticaron tiene una relación directa con los fracasos electorales que van acumulando, aunque sigan echando las culpas a las cloacas y, en general, siempre a los demás. Y parece que en el PSOE algo se les ha pegado: el precio de la luz a partir de esta semana, después de los grandes anuncios de la pasada, puede ser una losa difícil de levantar. El lío con los tramos horarios que el gobierno ha montado por su propia cuenta no va a ayudar, precisamente.

Y también los contenedores

La crisis que estamos viviendo tiene una naturaleza (una pandemia) y un ritmo de descenso y, esperemos, ascenso, absolutamente excepcionales. Y también tiene otros componentes particulares, como hemos visto, como la globalidad de la misma y que han aflorado problemas larvados: la precariedad en EE.UU., el Brexit, o el precio de la luz en España y Euskadi por culpa de un sistema que beneficia sobremanera al productor y penaliza inexplicablemente al consumidor. Pero aún hay más: combustibles (gas), microchips (que afectan a la automoción) y, ahora, hasta escasean los contenedores, lo que nos afecta directamente mucho más de lo que podría parecer, según Motorpasión.

La judicatura, a examen

Algunas decisiones judiciales durante la pandemia han puesto delante de las cámaras y los micrófonos a juezas y jueces que estaban acostumbrados a pasar desapercibidos pese a sus excesos. Celebro que se haya rasgado también ese velo y compruebo, además, que la tendencia es firme. La semana pasada en Eldiario.es publicaban “El negocio en negro de jueces y fiscales”. Billete sobre billete, todos en mano y al principio del mes, “cobran por alumno 100 o 200 euros mensuales, generalmente en sobres que no pasan por los controles de Hacienda. La tarifa sube hasta los 300 cuando el preparador está en los peldaños más altos”.

Bien juzgado

Precisamente una jueza pero mucho más lejos “sanciona a los abogados de Trump que demandaron el fraude electoral” (República.com). “La jueza para el Distrito Este de Michigan, Linda Parker, tachó como un ‘abuso histórico y profundo del proceso judicial’ la demanda (…) Deberán reembolsar los gastos en los incurrió el estado de Michigan y la ciudad de Detroit para responder a la acción legal. Además, Parker ordenó que reciban 12 horas de clases de educación legal, la mitad de ellas enfocadas en la ley electoral”. También pueden ser sancionados “en los estados donde ejercen su profesión”.

Spoiler: tampoco van bien

Quienes también se pasan de listos son las y los que critican todas las medidas que imponen los gobiernos (siempre que la justicia no lo impida) para frenar los contagios del coronavirus. En la calle y especialmente en Twitter vemos desprecios absolutos y difícilmente explicables ante restricciones que solo buscan salvar vidas. Es cierto que algunos países cambian criterios (“Alemania dejará de valorar las tasas de contagio para sus restricciones. Se centrará en hospitalizaciones”, según Magnet), pero no lo es menos que todos los indicadores aquí siguen siendo preocupantes. Y quien no se preocupa es quien genera el problema.

La discreción tiene un precio

A veces tengo la sensación de que siempre nos contaron la historia pero que lo hicieron con eufemismos y ahora estamos oyendo una versión para mayores de edad: cuando decían que Juan Carlos I era “muy campechano” se referían a que hacía lo que le daba la gana. Y cuando decían que Sofía de Grecia era “muy discreta” se referían a cómo tragaba con todo por mantener a la familia real griega, cuyo estatus está vinculado directamente a su persona. La mujer del rey emérito sigue ejerciendo esa discreción pero ahora lo hace para, según Público, levantar un millón de euros de todos desde que su marido abdicara.

Ya nos la han colado

Me temo que en Pymes y Autónomos van tarde y que la jubilación a los 70 va a ser una realidad, y no un debate que “empieza a estar encima de la mesa”. Y si tiene que ser así, que sea, yo solo pido ya que nos cuenten la verdad y que nos traten como a adultos que cotizamos: si no hay manera de sostener el sistema de pensiones, que lo digan, que expliquen sus planes (por ejemplo, en una campaña electoral) y que todos actuemos en consecuencia. Lo que no es sostenible es la colección de subterfugios y trampas que intentan todos los partidos que han gobernado y gobiernan (repito: y gobiernan) España.

Nos toman por tontos

El estado de bienestar hay que mantenerlo, y con lo que estamos viviendo durante la pandemia (gasto sanitario, sostenimiento del empleo) es más fácil explicarlo. Pero el gobierno español, el más progresista de la historia, según su propia definición, ha optado por ocultar subidas de impuestos muy duras por unas elecciones y colocárnoslas como si no nos diésemos cuenta de nada. Miquel Roig clamaba en Twitter: “Da igual si está Montoro o Montero en Hacienda, nadie habla nunca claro: el déficit estructural lleva en niveles obscenos desde hace años y nadie se atreve a tratar como adultos a la gente”.

Un ejemplo clarísimo

La manera con la que han intentado colocarnos los peajes en todas las vías de España es el ejemplo más elocuente de que el gobierno de PSOE y Podemos ha preferido tomarnos por idiotas: “No podemos hacer que la pobre abuelita que cobra una pensión, que no tiene ni coche, esté pagando la conservación y el mantenimiento de las carreteras de alta velocidad” (Moncloa.com), dice el director General de Tráfico. Hombre, siguiendo ese razonamiento, esa abuelita tampoco tendría que pagar el sueldo de Pere Navarro, ¿no? ¿Para qué necesita ella un director de Tráfico? La excusa del ecologismo tampoco hay por dónde cogerla.

Además, no es cierto

El argumento de Navarro es una idiotez de principio a fin: ¿y el transporte terrestre? ¿No llega acaso lo que compramos en el supermercado esa abuelita y yo mismo en camiones que acceden por autovías? Tampoco es cierto, como explican en Motorpasión, que sea lo habitual en Europa: es cierto que en Portugal es así, también son habituales los peajes en Francia, pero hay todo tipo de modelos de pago por uso de autopistas (Italia o Grecia), solo túneles o puentes (Países Bajos Bélgica o Suecia), cuotas (Austria, Eslovenia o Hungría) o, directamente, no hay peajes (Finlandia, Islandia, Albania, Lituania, Ucrania…).

No es lo único

Durante la campaña madrileña el gobierno español no pudo evitar que se filtrara su intención de eliminar los beneficios fiscales por la tributación conjunta. Una vez más, intentaron colárnosla, esta vez con el argumento del feminismo: así incentivarían la incorporación al mercado laboral de las mujeres que hasta ahora se quedaban en casa (esta fue la premisa progresista, sí, pese a su olor a rancio). La realidad es que la mayor recaudación que posibilita la nueva norma descansará especialmente sobre las rentas bajas, igual que los peajes los sufrirán más quienes tenemos menos poder adquisitivo.

De viejas reivindicaciones, ni hablamos

La España de Sánchez y, ahora, Ione Belarra o Yolanda Díaz, no es país para autónomos: además de las subidas en las cotizaciones realizadas y las que nos vienen, es impensable ahora que rebajen “el criterio restrictivo” por el que podríamos deducirnos las dietas. Hablamos de gastos “que son necesarios para el desarrollo de su actividad económica” y volvemos a hablar de que “no es la primera vez que una ley que a priori favorece a los autónomos en su aplicación práctica se queda en algo anecdótico. La deducción por los gastos de suministros de los profesionales que trabajan en casa es otro ejemplo” (Pymes y Autónomos).

¿En qué momento lo expulsaremos?

Ante los injustificables comportamientos fascistas que hemos visto estos días, Edu Madina se preguntaba en Twitter: “¿En qué momento se coló el racismo, la mentira como forma establecida, la ignominia y la náusea en el campo del comportamiento aceptable de la política española?”. Importa saber si quien retiró el apoyo a UPYD y se lo dio a Ciudadanos decidió también retirárselo a los de Rivera para ofrecérselo a un Abascal que aguardaba en la retaguardia, pero importa todavía más erradicar ese cáncer político que es la extrema derecha. Y para eso hacen falta todos, también los que cuentan con ella en su cálculo electoral.

Correcto

PSOE y Podemos se están equivocando al poner tanto el foco en unas elecciones que pueden ser su ruina: Iglesias lo ha arriesgado todo para que su partido se quede igual y los socialistas están cediendo su relevancia nacional a un candidato que llega tan fuera de forma que parece que esto no va con él. Mientras nos fijamos en esto pasa desapercibido un ritmo de vacunación muy decente y buenas noticias como esta: “Trabajo sancionará a las empresas que no evalúen el riesgo de estrés de sus empleados” (Vozpópuli). Yolanda Díaz va a ser la superviviente del naufragio del barco Moncloa en el Manzanares.

Procesos de selección preventivos

Ojo a esto de Pymes y Autónomos: “Ocho de cada diez empleos ya no se consigue buscando y solicitándolos a través de internet, tal y como se venía haciendo hasta ahora”. ¿Por qué? “El motivo es el crecimiento de las ofertas que componen el llamado mercado oculto, es decir, el de aquellas vacantes que no se publican”. Las empresas están atentas a su sector y en el momento en el que se encuentran con una vacante ya saben a quién van a tantear. Para ello, Internet es importante: permite tejer la red necesaria y, además, mostrar las capacidades laborales pero también sociales. Marca personal en estado puro.

No es como en El Ala Oeste, pero…

Verónica Fumanal, presidenta de la Asociación de Comunicación Política, ha salido en El Confidencial en defensa de los asesores que rodean a los políticos, señalados desde que el Pablo Iglesias contertulio los llamó “pesebreros” y ascendidos desde que el gipuzkoano Iván Redondo se ha hecho conocido como uno de los principales asesores de Pedro Sánchez aunque antes hubiese trabajado para el PP (Albiol, Monago y hay quien le relaciona hasta con Basagoiti). Me gusta que Fumanal destaque la “voluntad de servicio público” del sector, azotado como todos los que tienen que ver con la política.

Gigas de idioteces

Khaby Lame es una estrella de TikTok que se ha hecho famoso y ha saltado a otras redes arrasando (especialmente, Twitter e Instagram) por poner en ridículo las absurdeces que hay en la primera red social: usuarios de máquinas para ponerte calcetines o abrir latas de refrescos son ridiculizados por Lame y su cara de “están locos estos romanos”. Su denuncia se ha hecho viral y ayuda a que nos demos cuenta de la cantidad de contenido de mierda que suben y subimos a las redes cada día. Vídeos de ideas que no aportan nada y que ocupan espacio en servidores y, lo que es más importante: nuestra atención y memoria.

No es el teletrabajo, es la conciliación

Nos vamos acercando al teletrabajo: si durante el confinamiento, con nuestros hijos en casa, no podíamos hablar de teletrabajo, lo que hacemos ahora, con los horarios de la ikastola reducidos, se le va pareciendo. Pero hasta que no volvamos a la normalidad y las empresas se lo planteen independientemente de la pandemia o el modelo de familia del empleado, no podremos hablar de teletrabajar. Y cuando lo hagamos deberemos tener en cuenta la conciliación, que no es lo mismo, como recuerdan en Pymes y Autónomos: el trabajo o el teletrabajo debe permitirnos conciliar, pero no con la familia, sino con nuestra propia vida.

En efecto

Esta Semana Santa, durante nuestras excursiones por la CAV nos cruzaremos con turistas europeos. Ojo, que como recuerda Jorge Matías en Twitter: “Nosotros también podemos salir a otros países de Europa con pandemia”. Él mismo apostilla con igual tino: “Pero somos unos muertos de hambre”. Es cierto, pero también lo es cierto que nos compensa salir de Euskadi o España menos que a un europeo venir porque el cierre de la hostelería y los toques de queda son más restrictivos allá donde vayamos. Y esas certezas, la de la pobreza comparativa y la de la flexibilidad, debería darnos en qué pensar durante las vacaciones.

Le hemos sobrevalorado

Pablo Echenique seguramente sea el político más sobrevalorado de la actualidad. Pero desde que anunció en su despacho de vicepresidente que sería el candidato de Podemos en las elecciones a la Comunidad de Madrid, Pablo Iglesias empieza a disputarle el puesto. El líder morado ha demostrado que no mide bien. Y después de dejar que todos lo veamos, se lanza a por esto: “Iglesias cree que siendo ‘vice’ de Madrid tendrá más poder que en el Consejo de Ministros” (La Política Online). Ese poder lo negoció y aceptó el propio Iglesias, y ese antecedente lo firma también él ante lo que pueda llegarle.

Pretorianas

Más allá de la falta de visión y medida que ha demostrado el líder de Podemos, es evidente que los que vinieron a regenerar la política están repitiendo todos los vicios y errores de los que señalaban. Iglesias no es solo el niño en el bautizo, el novio en la boda, el líder en el partido, el candidato en las europeas, el candidato en las generales, el vicepresidente en el gobierno y el candidato en las autonómicas: quienes forman su guardia pretoriana, de la que forma parte Ione Belarra, parece que son las únicas personas capaces de cubrir las funciones que abandona. Una cosa es la confianza… Y otra la exclusividad.

Los debates pendientes

La burocracia y el funcionariado europeo ha quedado en evidencia durante la pésima negociación que ha hecho con las empresas farmacéuticas. Pero incluso pese a la torpeza, Europa seguirá siendo un territorio privilegiado y recibirán muchas más vacunas y mucho antes que otros países en vías de desarrollo, como recuerdan en Público. ¿Y qué hacemos? ¿Seguimos obviando el tema o nos enfrentamos a la realidad de que la escasez y el dinero pone por delante a unos? ¿Empezamos a admitirlo todos o tendremos que seguir aguantando a quienes van de solidarios sabiendo que no tendrán que tomar la decisión?