¡Qué escándalo!

¡Cómo de importante es el tema que ha conseguido ocupar la portada de Marca incluso por encima de las quejas del Real Madrid por el poco descanso de sus jugadores! Pero así son las cosas: la oficialidad de la selección vasca de pelota “desata un escándalo sin precedentes”. El país que inventó el deporte, puede jugar por primera vez la liga de naciones… dejando a España fuera, según el histórico diario deportivo. El logro del PNV (Ortuzar y los responsables de la federación vasca posando con la Ikurrina ocupan la tercera foto en Instagram) ha provocado un malestar mayúsculo, por lo visto. El portadón de Marca es solo un estornudo.

Otra de Mazón

“Carlos Mazón borra un tuit en el que celebraba que las Fallas ‘inundan’ Valencia”. El titular en El Confidencial Digital es suficientemente concreto, sucinto y descriptivo. No puedo añadir nada más salvo mi sorpresa ante la torpeza monumental del equipo de Carlos Mazón. Tiene que haber una cadena de responsabilidad para validar ese texto (posteriormente volvió a publicarlo con la expresión “llenan cada rincón”) antes de publicarlo. Una cadena que falló, que está nerviosa, que es inoperante hasta en lo menos importante. Con esos mimbres no se pueden hacer cestos, la resistencia levantina del PP tiene menos sentido cada día.

Y otra del PP

Mazón no ha alcanzado un acuerdo con Vox para aprobar los presupuestos de Valencia por accidente, ni por necesidad, ni es un hecho aislado: “PP y Vox se alían en Cantabria para aprobar la Ley de Simplificación” (El Plural). PCR y PSOE sostienen que se trata “de desregulación, no de simplificación”, y que la norma “abre la puerta a la especulación urbanística”. Más allá del debate político en Cantabria, es evidente que Núñez Feijóo no se ruboriza cuando acuerda con el representante español del trumpismo. Él está legitimando a los de Abascal y a sus aliados. Y eso no puede salir bien.

Otra masacre

“404 muertos y más de y más de 560 heridos”. No son números, son personas. Son los seres humanos que han sido atacados por el ejército de Israel “después de que Netanyahu haya ordenado ‘actuar con contundencia’ contra Hamás por rechazar ‘todas las ofertas’ de los mediadores en el marco de las negociaciones para un acuerdo de paz” (Huffington Post). La maldad del primer ministro parece infinita, tan infinita como es nuestra indignación, nuestra rabia y la puta inacción de la comunidad internacional. Si esto pasa es porque hemos permitido todo lo anterior. Nuestra civilización está el borde del colapso, a veces deseo que llegue ya.

Sopas y sorber

Me siento inhumano saltando a algo tan banal después de hablar de casi 1.000 personas muertas o heridas en Gaza, pero la actualidad en Internet es justo así: vas de un tema a otro sin conexión ni contexto, y de una hostia en toda la cara a la gilipollez más supina: el Real Madrid quiere 72 horas entre partido y partido… pero también quiere muchos millones para pagar su carísima plantilla y estos solo se generan jugando y ganando. Vamos, que Florentino Pérez (el mismo que quiere jugar una Superliga, y la liga y copa españolas, al mismo tiempo) y toda su cohorte quieren sopas (los millones) y sorber (no atragantarse con tanto meneo).

¿A quién damos las gracias?

Por supuesto, unas y otras, unos y otros van a ponerse estupendos, como escribió Valle-Inclán, y ninguno va a tener razón: ni quienes han sido blanditos con un tipo atroz como Putin, ni quienes son los pelotas de Trump, importadores de sus barbaridades. Todas ellas, todos ellos seguro que se levantan con dignidad impostada diciendo que son los más pacifistas. Y la mayoría les miraremos preguntándonos: “¿De qué me quieres convencer ahora, pichón?”. Ahora que nos encontramos con esto: “España espera disparar su gasto en Defensa en los próximos 5 años para cumplir con la OTAN” (El Plural).

Un mundo peor

Estamos viendo en directo, en todos los informativos y webs de noticias, cómo el mundo va a peor. Los poderosos son cada vez más fuertes y nos quedamos sin referentes que quieran enfrentarse a ellos: este fin de semana se ha cumplido un año de la muerte de Alexei Navalny en una prisión rusa ubicada cerca del círculo polar ártico. Lo peor es que algunas y algunos, incapaces de distinguir entre un dictador y una merluza, se creerán la versión rusa de que fue una muerte natural como si el encarcelamiento por ser un opositor político y el envío a esa prisión en condiciones extremas fuesen producto del clima.

Así funciona esto

No me extrañaría que nuestra civilización esté a punto de colapsar porque esto es, sencillamente, insostenible: a cambio de pequeñas recompensas que nos hacían sentir privilegiados hemos hecho ricos y poderosos a los sociópatas. Y ahora nos llevamos las manos a la cabeza mientras nos hacemos los sorprendidos. ¿Cómo ha podido pasar? Así: Javier Milei llega con promesas populistas a la presidencia, desde ella promociona una nueva criptomoneda y esta deja sin sus fondos a los inversores, sin que sepamos si fue por un colapso (otro) o un fraude. No me dan pena quienes se dejaron embaucar, la verdad.

No soy tan listo

No soy tan listo como Pablo Iglesias, ni como quienes le acompañan en su proyecto de medio de comunicación, Diario Red, ni como la media de los lectores del digital. Lo asumo, no pasa nada. Lo llevo bien, de hecho. Porque no soy tan listo me ahorro que me insulten mientras me explican lo que tengo que pensar: “Es la ley del valor, estúpido” (el editorial), “Es la ideología, estúpidos” (un artículo del propio Iglesias) y “¡No es solo la economía, estúpido!” (un artículo de Beto Vasques) son tres piezas que convivían en la portada de la web de ayer. Porque no soy tan listo no entiendo que este tipo de información, tan chulesca y repetitiva, funcione.

Ay, pobres

Igual que me falta inteligencia para apreciar los intentos de Pablo Iglesias y el resto de autores de aleccionarme llamándome “estúpido”, me falta sensibilidad para que estos deportistas de élite me den pena: “El vestuario del Real Madrid estalla de indignación: ‘Nos están machacando’”. Yo intento empatizar con ellos, sentir su dolor, y me esfuerzo en escribir comentarios como “¡ay, pobres!” (El Debate). Pero no me sale: recuerdo la impunidad con la que han empujado, pegado y se han dirigido a los árbitros, y se me caduca la empatía. No solo eso: el respeto que tenía al club se me va derritiendo también.

Hecha la ley, hecha la campaña

“El precio del alquiler en España subió casi un 12% en enero, según Idealista”, leo en The Objective. Y en El Economista, esto otro: “El alquiler comienza el año marcando un nuevo récord y con las grandes ciudades subiendo a doble dígito”. Es decir: la ley española de vivienda que aprobaron PSOE, Sumar, Bildu, ERC y Podemos no funciona. Es decir: la aprobaron para unas elecciones, para hacer campaña, para llenarse de razones y argumentos. Y luego, la nada. Y lo más importante es lo que menos les importa. Ahora el mantra es “declarar zonas tensionadas”. Pero la manta les deja, una y otra vez, con los pies desnudos.

Consiste en cumplir lo prometido

Se quejan en España de que ya es casi una tradición que los políticos nacionalistas vascos y catalanes consigan cosas del estado español a cambio de sus votos. Lo que es una tradición es el adanismo español: todo empieza y acaba en España. Y por desgracia, a lo que estamos acostumbrados quienes votamos a esos partidos es a que ningún gobierno cumpla lo prometido, lo acordado, lo pactado y lo firmado: “Junts no negociará las 37,5 horas sin que el PSOE entregue antes el control de fronteras a Cataluña” (El Debate). No, no es una extorsión, no es un chantaje, no es una coacción, es un plante hasta que España cumpla.

Ingobernable

El populismo de base fascista es la enfermedad, y uno de sus síntomas más graves es la inestabilidad política: la ciudadanía francesa puede asistir a otra moción de censura, esta vez promovida por la izquierda y apoyada por la extrema derecha. Como si fuera lo más normal bloquear el presupuesto (por eso Bayrou lo ha aprobado por decreto) y que los extremos puedan agudizar una inestabilidad. Pero esto es lo que ha votado la ciudadanía, que es evidente que quiere aventuras porque siente que esa inestabilidad, que esos presupuestos prorrogados y que esos extremos que se abrazan no ponen en riesgo su bienestar.

¿De qué se queja el Real Madrid?

Hemos naturalizado lo extraordinario, el populismo, la queja constante y el riesgo real de poner en el filo de la navaja los derechos y libertades, y la seguridad conseguidas durante décadas. Y si lo hacemos con lo que importa, con las cosas del comer y de los cuidados, ¿cómo no vamos a tolerar lo estrambótico en lo más importante de lo menos importante? “El Real Madrid estalla contra los arbitrajes y envía esta durísima carta a la RFEF y el CSD” (El Imparcial). Pero, ¿de qué se queja el Real Madrid que, como equipo grande que es, siempre ha tenido los arbitrajes a favor? Igual, precisamente, de no tenerlo siempre como les gusta.

Una guerra virtual… pero real

Los jugadores de Foxhole, un “juego multijugador masivo on-line” (Xataka) de guerra, han estado combatiendo durante 71 días seguidos. Se trata de “entre 4.000 y 5.000 jugadores diarios” “trabajando cual reloj suizo” en un escenario de guerra total (abastecimiento y combates). Virtualmente, han llegado a nueve millones de bajas, batiendo su propio récord, y los programadores habían decidido acelerar el final. Cuando lo anunciaron, uno de los bandos lanzó una ofensiva y ganó. Todo esto ha pasado en un juego, sí, pero que, sin ser el más popular, mueve a miles de personas cada día y ha establecido un nuevo límite.

Seguidismo y «sortismo»

Me han sorprendido tres cosas del anuncio que hizo Bildu el domingo sobre la propuesta para su “mesa política”. La primera, el seguidismo: esperaron al anuncio de Andoni Ortuzar el sábado para confirmar que Arnaldo Otegi iba a seguir liderando el proyecto de Bildu. La segunda es que las diferencias entre Bildu y Sortu es ya solo la presencia de exjefes de ETA. La presencia de Eba Blanco y Oskar Matute es, literalmente, un pie de página. Su aportación, a todas luces, es legitimar a la izquierda abertzale más tradicional que les aplasta. Y la tercera, que son las y los mismos de siempre un poco más viejas y viejos, se pongan como se pongan.

Algo está cambiando

La respuesta del departamento vasco de Educación ante las huelgas en la enseñanza pública, y la del Athletic ante el chantaje de los que dicen que son la grada popular, tienen algo en común además de casi el mismo tiempo de emisión: sabemos por fin lo que tienen quienes reclaman más, y vemos a las instituciones ponerse de frente a los sindicatos o el grupo de presión de turno para explicar a la ciudadanía el esfuerzo que ya estamos haciendo las y los contribuyentes y las y los socios, en cada caso. Solo espero que esto empiece a normalizarse y que dejemos de atender las reclamaciones como si nadie hubiese actuado antes.

Si le viene bien a Trump…

Trump ha arrasado en las elecciones y el partido republicano ha ganado gracias a su tracción. Está en su mejor momento de popularidad. Es el señalado para acabar con el movimiento woke y lo políticamente correcto, y su política insolidaria es el modelo a seguir para los populistas del mundo. Pero nada de lo anterior tiene por qué ser positivo. Así que si el bitcoin se dispara gracias a él es porque las criptomonedas necesitan a irresponsables a los mandos. De la misma manera, TikTok vuelve a funcionar en EE.UU. porque a Trump le viene bien que exista. Y lo que le viene bien al político del color de los risketos es malo para las y los demás.

Nos devoramos

El mito romano de Saturno, que devoró a varios de a sus hijos para seguir reinando, se ha quedado viejo: ahora nos devoramos a nosotros mismos. Me refiero a las y los periodistas pero también a las y los lectores (o quienes oyen podcasts, me da igual). Voy a poner un ejemplo muy poco relevante pero muy significativo: hace solo unos días el Real Madrid era un equipo en crisis y, hace unas semanas, Mbappé, un jugador que no rendía: hoy hablamos del equipo líder de la liga y de su jugador más en forma. Y en política hacemos lo mismo: devoramos los temas y a los personajes, y los malos celebran que no tengamos memoria.

Solo es una campaña

Este Blue Monday ha pasado bastante desapercibido, por suerte. Seguramente, los rayos de sol que nos han bañado han ayudado a que hagamos menos caso a esta operación de marketing. Así lo definen en Microsiervos: “Una invención de Porter Novelli, la empresa de relaciones públicas”. Así que Cliff Arnal, el investigador de la Universidad de Cardiff al que se atribuye el “hallazgo” (las comillas son mías, no vienen en el texto), “se limitó a firmar la tontería que le propusieron desde la agencia”, según el blog. Lo que no dicen en la histórica bitácora (que fue la más leída en castellano durante años) es qué querían vender.

A la mierda

“Puigdemont avisa a Sánchez de que si no tramita la cuestión de confianza le retirará el apoyo” (El Nacional). Ante esta manera de afrontar la política yo me revelo, la ejecute Puigdemont, Núñez Feijóo, Sánchez o quien sea. La política, lo escribiré las veces que sea necesario, consiste en que personas que piensan de manera diferente se pongan de acuerdo para que la sociedad avance, dejando en la negociación lo que tengan que dejar. Pero si no avanzamos, no hay política. Si no hay acuerdo, no hay política. Si no hay cesiones, demonios, rayos, centellas, cáspita y cojones ya, no hay política.

¿Así, sí?

¿Es legítimo que Junts negocie con el PP? Por supuesto. De hecho, encaja en lo que para mí es la política: ese diálogo entre diferentes, ese acuerdo entre posiciones enfrentadas, esa mejora de la sociedad, a su manera, pero mejora: “PP y Junts vuelven a aliarse: modificarán en el Congreso la reforma fiscal del Gobierno para bajar impuestos” (Vozpópuli). Y si Puigdemont quiere sacarse esa foto, la de apretar al PSOE y aflojar con el PP, también me parece bien. Pero si todo salta por los aires, que nadie se equivoque, empezando por él, las consecuencias políticas y sociales caerán en su “debe”, no en su “haber”.

Tropecemos

Pueden ponerse en Podemos tan estupendos como quieran y hacer bandera de un impuesto energético que es un gravamen, que como tal puede ser recurrible, y que resulta, una vez más, centralista (porque si algo es podemos es un partido profundamente recentralizador y español). Pero ojo a esto: “Hay riesgo de que la UE tumbe el impuesto a la banca. La clave es un informe del BCE que no se pidió a tiempo”. En Pymes y Autónomos hablan de “un fallo clave en el procedimiento” que consiste en “no consultar al Banco Central Europeo antes de dar los primeros pasos, sino después”. Hostia, qué listas y listos son.

Hablemos de la ley de vivienda

La ley española de vivienda, también profundamente recentralizadora, tanto que ERC después de la campaña para la que la aprobaron la recurrió, no está cumpliendo su función. Más bien, al contrario: la urgencia electoralista impidió que se regulasen primero los alquileres vacacionales (yo los prohibiría, directamente), retrajo la oferta y, además, seguía dejando huecos que, por supuesto, las y los propietarios con menos escrúpulos aprovechan: “Un tercio de las mudanzas ya son forzosas” en Barcelona y Madrid, en un contexto en el que, “en España los alquileres han subido. Bastante” (Xataka).

La foto

Vinicius no ganó el Balón de Oro. Por eso no podemos cantarle lo de “balón de playa” sin que La Liga investigue los hechos (es que tiene tela el asunto). Y por eso la FIFA ha organizado una ceremonia a medida para darle el The Best (con un sistema de votación “complejo”, según la crónica menos amable). El año pasado, ninguno de los tres finalistas acudió a la gala, este año, la organización ha ido a donde estaba Florentino Pérez para regalarle la foto que quería, no sea que enrede a algún jeque allá en Doha para su superliga sin tele de pago pero con millones a espuertas para los clubes participantes. Deben pensar que somos tontos.