Una buena historia…

El periodismo ha abandonado las historias: ya solo importan las noticias de alcance. Incluso las crónicas parecen formatos para románticos, como las cámaras analógicas de fotos. Pero sigue habiendo buenas historias, como la que leemos en República.com sobre la posible connivencia entre PSOE y esa parte del entorno de la Izquierda Abertzale tan próxima a los miembros de ETA, en concreto, entre Jesús Loza, entonces delegado del Gobierno español, con abogados como Julen Arzuaga y Txema Matanzas, o el miembro de ETA Jorge García Sertucha. Entre ellos habrían hablado de una relación “dopada” para favorecer a terroristas condenados.

No es lo mismo que un buen tuit

Sin embargo, la posibilidad de tener entre manos una buena historia sigue dando un subidón no ya a periodistas, sino a personas de cualquier otro sector con una cuenta en Twitter. Y luego, pasa lo que pasa: Rafael Varón ha registrado una carta lamentando “sobremanera” el “error de apreciación” que le llevó a escribir un hilo en Twitter criticando con dureza a instituciones públicas de Gasteiz. El alcalde Urtaran, también mencionado en los tuits, acepta la disculpa y recuerda que “no se puede vapulear en las redes gratuitamente a una persona sin contrastar mínimamente el hecho en cuestión”.

Más información

Soy muy crítico con el periodismo de hoy, y creo que especialmente desde que empezó la pandemia hemos desaprovechado una oportunidad inigualable para desmarcarnos de quienes lanzan bulos o, simplemente, hablan de temas que dan pie fácilmente a la desinformación. Pero también creo que la ciudadanía se ha desentendido y se limita a exigir información a cambio de nada mientras participa en campañas llenas de mentiras, como podemos apreciar en el extenso reportaje en Maldita.es sobre los “8 meses de desinformación en Canarias” para explicar “cómo los bulos de la crisis migratoria afectaron a la convivencia”.

¿¡Errores!?

Ni todos los periodistas colaboran con medios que intoxican, ni todos los políticos roban, ni todos los curas son pederastas y violadores. No obstante, sobre esto último es inevitable pensar que la Iglesia sí ha jugado un papel encubridor muy preocupante. Ante las evidencias (empezando por la de que no hablamos de una práctica generalizada), lo que no tiene sentido es calificar de “errores”, como hace Isabel Díaz Ayuso, unos abusos sexuales a menores que son delito y que han llevado a suicidios, a traumas de por vida y a sufrimientos personales inimaginables, solo por posicionarse frente a la izquierda.

“Dos horas”

Esta línea en Eldiario.es sobre el serial del despido de Albert Rivera es maravillosa: “El ex líder de Ciudadanos pide una indemnización por despido de 500 días por año trabajado cuando él reclamaba que fuera de 20”. Pero la grave de verdad me parece esta otra: “El bufete de abogados reta a Rivera a plantear una demanda en los tribunales, condición que supondría que se hiciese público su salario y sus condiciones laborales. Fuentes del sector citadas por El Confidencial sitúan su retribución por encima de los 450.000 euros” cuando “según el registro de horas, Rivera acudió, en algún mes, dos horas a las oficinas”.

No seáis nazis

La excusa que puso Antonio Gallego por haber llamado “hijo de puta” (repito: hijo de puta) al president Aragonés en sede parlamentaria (repito: al president Aragonés en sede parlamentaria) es que éste les compara con los nazis cuando se refiere a ellos. Lo tiene fácil Gallego para dejar de ofenderse y de ofender: solo tiene que dejar de hacer cosas de nazis y de militar en un partido de extrema derecha que solo hace un par de semanas ha recibido en Madrid a los políticos más xenófobos y retrógrados de Europa. No obstante, insisto en lo de siempre: lo mejor que nos puede pasar es que los de Vox muestren lo que son.

Fue injustificable

El acoso que recibieron Pablo Iglesias, Irene Montero y sus hijos en su propia casa, alentado por políticos, periodistas, tertulianos, tuiteros, líderes locales y otros gilipollas, fue y es absolutamente injustificable. Y quien quiera hablar de los escraches que los partidos de izquierda han promovido, bienvenido, ya lo abordaremos más tarde. Pero ahora toca hablar de un acoso sin precedentes y sin sentido. Y todas y todos los que participaron, por acción directa o indirecta, son igual de culpables y deberían de ser igualmente juzgadas y juzgados. ¡Por supuesto que hay líneas rojas! Y tenemos que señalarlas.

Tápate, José Luis

El PP ha entrado en una espiral muy peligrosa y el domingo puede llevarse un buen susto, incluso mayor que la decepción que ha sufrido esta semana arrancando a sus alcaldes una jornada de trabajo para llevárselos a Bruselas comandados por José Luis Martínez-Almeida, regidor de Madrid y portavoz nacional del PP, para quejarse del reparto de la inyección económica europea que hace el gobierno español. Pues bien, como tuiteaba Josué Coello, “En todas las convocatorias ya resueltas a las que ha optado la capital, el Ayuntamiento se ha llevado el 100% de las subvenciones solicitadas”.

Sí, la gente se muere por coronavirus

Desde ayer estamos un poco mejor: ya no es necesaria la mascarilla en exteriores. Pues vale. Yo estoy mejor porque así me cabreó menos por ese diez por cierto de “listas” y “listos” que nos miraban a quienes cumplíamos como si estuvieran más enterados que nosotros. A la gente le da igual que otros se mueran, es evidente, y prefiere tomarse un marianito en una terraza que darse cuenta de lo que suponen las cifras de personas fallecidas. En España, por ejemplo, “solo en los primeros nueve días de mes se han registrado más de 1.600 decesos y desde el inicio de la sexta ola un total de 7.366 muertos” (República.com).

Nos lo creemos

Escribo estas líneas horas antes de ir a San Mamés convencido de que, pase lo que pase, estaré muy orgulloso de mi equipo y seguiré creyendo que la mejor manera de enfrentarse al monstruo del fútbol global es con nuestro modelo. Por eso también aplaudo a las y los 20.115 deportivistas que se sentaron en las gradas de Riazor para ver un partido de sus juveniles contra los del Dinamo de Kiev. El Depor está esta temporada en la Primera RFEF (antigua Segunda B), por cierto, y este no es un dato menor: lo que vimos el miércoles es creer en lo que uno es y sentirlo. Lo demás es business y subirse al caballo vencedor.

Ni falsos dilemas…

No es que Isabel Díaz Ayuso sea una nostálgica del franquismo, es que no le importa abrazar a la extrema derecha siendo conocedora sin problemas de todo lo que ello implica. Y al más puro estilo trumpista (otro que abrazó a los nazis), se saca de la manga falsos dilemas para justificar, blanquear y apuntarse a las vergonzantes listas del colaboracionismo: “Si hemos de pactar, prefiero a Ortega Lara que a quienes lo hacen con sus secuestradores”. ¿Tiene ella que pactar con Bildu en Madrid? ¿Lo tiene que hacer el PP en Castilla-León? Si su opción es Vox, lo es. Y la retrata. Igual que cuando intenta tratarnos como a idiotas.

…Ni falsos fascistas

En cualquier caso, lo que ha hecho Isabel Díaz Ayuso no es un anuncio: el PP ya trabaja con Vox a diario, empezando por Madrid pero terminando en cualquier esquina de España. Y no solo de España: “PP y Vox ponen trabas a la visita de eurodiputados al Mar Menor” (La Opinión de Murcia). Ortega Smith en la capital española y Jorge Buxadé en Bruselas son sus interlocutores, igual que Espinosa de los Monteros lo es en el Congreso, donde el PP preparó el cambalache de UPN con pleno conocimiento del de Vox. Quien es capaz de llegar a arreglos con estos personajes muestra una forma diáfana de hacer y de pensar. No hay más.

Así se quedan sin tiempo

Esto de Eldiario.es es una muestra de la misma forma de hacer: “La Región queda fuera del reparto de los 109 millones de euros de fondos europeos de inclusión por no presentar ningún proyecto”. O mantienen una relación fluida con la extrema derecha española o gestionan sus autonomías. En el PP no tienen tiempo para todo, está claro. Pero sí tienen un comodín: echar las culpas al gobierno español, al PSOE y a sus socios, de todo lo que pase. Un comodín que a veces parece que no les funciona tan bien como creen en el PP. Pero tampoco descarto que las elecciones castellano-leonesas avalen esta política de las derechas.

Liberal en lo de los demás

Como Ícaro Moyano, yo también estoy disfrutando de la caída de careta de Albert Rivera: “El culebrón del despido de Rivera me tiene living. No es que no haya dado palo al agua en dos años, es que ni va a ‘trabajar’. Eso sí, el liberal quiere ahora cobrar incluso los años que le quedaban de contrato. Era un bluf incluso mayor de lo que parecía”. El resumen, como siempre en el caso de este periodista, es buenísimo. Y el retrato de Rivera que están haciendo sus jefes, de una calidad inigualable. Pero quienes deberían de dar la cara son quienes nos lo vendieron como un renovador, un mirlo blanco y un rayo de esperanza.

En Nafarroa, también

García Adanero y Sayas son dos tipos tan encantados de haberse conocido que en vez de enterrar su traición y pasar página rápidamente, siguen moviendo el árbol. Pero lo que han hecho es tan difícil de defender que hasta sus propias palabras les acusan: cuando Santiago Cervera fue expulsado de UPN en 2008 por no apoyar los presupuestos de Zapatero, el propio Adanero dijo: “Lo normal, lógico y coherente es que si abandona ese partido político abandone también el cargo. Cuando uno no abandona, eso en política tiene un nombre que es transfuguismo”, como bien recuerda Dani Álvarez en Twitter.

Pues vale

Facebook no está midiendo bien sus fuerzas: si abandona Europa pierde mucho más, pero infinitamente más, la empresa que la ciudadanía del continente. Pocos echarán realmente de menos la red social que le dio nombre (aunque ahora se llame Meta). Lo de Instagram puede doler un poco más, sobre todo, a la gente más joven, pero este segmento se adaptará rápidamente a TikTok y Twitch. Incluso si no nos deja sin WhatsApp pasaremos a Telegram sin esfuerzo y hasta con mejoras. Por su parte Zuckerberg pierde su segundo mejor cliente después de los estadounidenses. Así que ya puede amenazar… Y tragar.

La tecnología bien utilizada

Suelo recurrir a que “la tecnología nos atonta” pero sé que no es verdad: la tecnología está mejorando nuestras vidas y gracias a ella, sin ir más lejos, tenemos varias vacunas contra una pandemia mundial en tiempo récord. No solo eso: “Tres parapléjicos vuelven a andar gracias a un implante ‘inteligente’ de estimulación nerviosa” (RTVE). El titular es extraordinario pero esto es lo que más me ha emocionado: “Pudieron dar los primeros pasos un día después de que les implantaran por primera vez los prototipos”. A veces tenemos la oportunidad de recordar que el ser humano también es maravilloso, y pienso aprovecharla.

Y la mal usada

Lo de Herman Tertsch interviniendo en el Parlamento Europeo desde un restaurante en el que, además, le mandan callar otros comensales, es el mejor ejemplo de cómo la tecnología puede estar mal utilizada: que puedas llevarte el iPad a comer y conectarte con un pleno no significa que sea buena idea hacerlo. Pero está bien que lo haya hecho: todo lo que ayude a proyectar una imagen de la extrema derecha ajustada a cómo es realmente será bienvenido y aprovechado, como hacen en Eldiario.es. Este vídeo es, sin duda, uno de los mejores del año en comunicación política, y solo acaba de empezar febrero.

Que alguien le diga que pare

Cada día me cuesta más ver las intervenciones de Pablo Casado. Prefiero leer las crónicas (ejercicio que siempre he disfrutado) porque soy de los que se azoran cuando ven a otra persona (persona y no nazi) ponerse en ridículo. Y el líder del PP lo está haciendo a diario tanto en el Congreso como en la campaña castellano-leonesa. Sin entrar a valorar su oda a la remolacha azucarera, su forma de explicar la votación de la Reforma Laboral es un insulto a la inteligencia media: “No ha pasado ni en Caracas ni en La Habana. Ha pasado en España, en un parlamento serio con dos esculturas de los Reyes Católicos” (EP).

Igual ni ha encendido el ordenador

Confieso que he leído con cierta delectación varias noticias sobre cómo Rivera y el bufete en el que estaba contratado han separado sus caminos, pero me quedo con esto de Pedro del Rosal: “Ayer adelantábamos en El Confidencial la salida de Albert Rivera del bufete Martínez-Echevarría. Hoy, las razones de su adiós: le negaban ejercer la presidencia, no le concedieron el capital social pactado y tampoco pagaban el variable”. Dicho de otro modo: en el despacho no se fiaban ni un pelo de él (y acertaron) y el de Ciudadanos es de los que funciona solo con la pasta por delante. La cultura del esfuerzo es para los tuits y para los pobres.

¡Pero si está en vigor!

Pablo Casado es un líder desquiciado que ve cómo se le escapa el partido entre los dedos. Cada ventaja pírrica que logra con un desgaste tremendo es neutralizada rápidamente por el PSOE sin apenas esfuerzo: son sus enemigos internos y Vox, haciéndose con los votos que él mismo ha dejado escapar por la derecha, los que le devuelven, de una patada, a la casilla de salida. Y Casado, al que se le ha ido ya todo de las manos, acaba tuiteando una reivindicación de la prisión permanente revisable para dar el pésame a la familia de Esther López. Una ley que está en vigor pero no ha impedido ninguna muerte violenta.

Fanjul sí sabe lo que es ser fascista

Si la cúspide de la pirámide del PP está así de temblorosa y apuntalada con unos argumentos tan pobres, ¿qué podemos esperar de la base? Pues lo que muestra Bea Fanjul: “Ayer conocí a un joven catalán que con 10 años se fue a vivir a Segovia y me decía, Bea, es que no te enseñaban historia de España, yo no sabía ni siquiera lo que era ser fascista” (El Huffington Post). Fanjul, que ha estudiado en la CAV, sí lo sabe, al parecer. “Entonces, ¿el 10 que saqué en la Selectividad presentándome por Historia contemporánea de España, lo aprendí clandestinamente?”, preguntaba en Twitter la catalana Estefanía Molina.

No podemos banalizarlo todo

Alberto Casero, el diputado del PP que se equivocó en su voto telemático neutralizando la maniobra de su partido y Vox con los diputados de UPN, está siendo objeto de burlas y chanzas, es cierto. Muchas de ellas, lanzadas por mentecatos en Twitter, se basan únicamente en su aspecto, y no en su habilidad. También esto es cierto. Pero no lo es que este tipo de actuaciones, que vemos todos los días contra todos los políticos, sea “bullying”, como acusan en las Nuevas Generaciones del PP. Y lo que es indiscutible es que este tipo de banalizaciones de problemas reales no benefician a nadie, y menos, a quienes sufren acoso real.

A la izquierda, también

Al respecto del quilombo de la semana pasada en el Congreso, esto que apunta Don Mitxel en Twitter (un tuitero muy conocido en Euskadi) también es muy interesante: “¿Lo del PSOE traficando con Navarra os parece bien? Sois de una izquierda acojonante”. Porque la izquierda exquisita, esa que encabezan Denis Itxaso o Unai Sordo, por lo visto y leído estos días, mira para otro lado cuando toca señalar que lo de UPN fue un cambalache para que el PSN no reprobara a Enrique Maya tras unas declaraciones xenófobas. Reprobación que ahora parece que sí apoyará por la traición de Sayas y Adanero. Otro despiporre.

Valores deportivos

Como dice Igor Filibi: “La gente tiende a ser coherente”, y aunque Diego Pablo Simeone haya logrado grandes éxitos como entrenador y hasta haya hecho suya una especie de filosofía (porque lo del “partido a partido” no lo inventó él), sigue siendo aquel “cholo” que pisó con saña a Julen Guerrero, como muestra de su fútbol. Las imágenes del domingo, obligando a un jugador lesionado a volver al campo son vergonzosas y vergonzantes, son la muestra de lo que no puede ser el deporte y, como en el caso de Casado, son las imágenes que retratan a un líder desquiciado cuyo ciclo ha llegado a su fin. Feliz fin.