Qué despiporre

Esta vez no soy necesario, ni siquiera contingente, como en la gran frase de José Luis Cuerda en ‘Amanece, que no es poco’. Esta vez la noticia de El Diario se comenta sola: “La Comunidad de Madrid premia como emprendedor del año a un joven cuya empresa va a ser liquidada. Entrega el primer premio a la innovación ‘Emprendimiento Joven’, dotado con 8.000 euros, a Marco Palacios, fundador de Sideways, ‘el Tesla de las sillas de ruedas’, que en unos días va a ser cerrada y liquidada tras captar medio millón de dólares de capital entre más de 25 inversores” que han perdido toda su inversión. Él, no.

La universidad de la vida es privada

Peter Thiel lo tiene todo: “Cofundador de Paypal y primer invesor externo de Facebook, su fortuna ronda los 7.000 millones de dólares”, según El Blog Salmón, donde también recuerdan que “su acto más cuestionado fue apoyar a Donald Trump durante su presidencia”. Pero no el único: su fundación, Thiel Fellowship, “paga 100.000 dólares para que alumnos brillantes para que abandonen la universidad”. “Su argumento es puramente anti-establishment: la universidad no sirve en el mundo moderno”, los resultados, curiosamente, le avalan en parte: 14 beneficiarios son millonarios de las más de 200 becas que ha concedido.

Y la de los que mandan, también

Si algo nos ha enseñado la polémica sobre los insultos machistas que los chicos de un colegio mayor de Madrid lanzaron a sus compañeras, además de que en un sustrato socioeconómico ellas son capaces de justificar más el machismo (y para mí lo verdaderamente horroroso es eso), es que el elitismo de rancio abolengo (más rancio que otra cosa) sigue existiendo. “Los alumnos del colegio mayor en el que se profirieron insultos machistas serán castigados presidiendo empresas del IBEX-35”, titulaban en el satírico El Mundo Today. Pero como en las mejores bromas, lo peor es que tiene una parte de verdad.

¿Qué ha comprado Elon Musk?

Me ha gustado la pregunta que han lanzado al vuelo en Vozpópuli: ¿qué ha comprado exactamente Elon Musk por 44.000 millones si la rentabilidad de Twitter es, cuando menos, discutible? “Quiere utilizar Twitter para impulsar la red social que él mismo tiene en mente crear, y que se llamará X.com”, responden en el mismo digital. “Si Twitter se ciñe a las normas de certificación que propone Elon Musk, no sería de extrañar que, pasado un tiempo, acabase desapareciendo, difuminada por X.com. Todo está por ver, pero lo que es cierto es que tiene en la mano desviar los 345 millones de cuentas a su futuro proyecto en redes sociales”.

Se acabó

Además de una canción de María Jiménez y de una frase que se convierte en recurrente cuando te conviertes en aita o ama, “se acabó” es la sentencia que apaga lo que ha sido poco más de un fogonazo: quien lo usaba se ha acostumbrado rápidamente a pedir ropa en casa por Internet para luego devolver lo que no le gustaba. Un gasto de recursos poco justificable que, por suerte (sí, es por suerte), toca a su fin: marcas como Inditex o El Corte Inglés “ya han comenzado a cobrar a los usuarios que quieran llevar a cabo una devolución a través de Internet” (ADSL Zone), lo que les beneficia económicamente y al resto, esta vez, también.

Para la puta foto

Hace solo unos días criticaba que Begoña Villacís y todo su equipo enfocaran un tuit tan mal que prevalecía que llamara “okupación” al modo de vida de familias claramente desamparadas y sin recursos en vez de las “alternativas de alojamiento” que el estado de bienestar les proporcionaba. Pues bien, no era un error de enfoque: aunque lo mencionaba en su tuit, no existe tal alternativa. Al contrario: “Los desalojados de las chabolas en las que se fotografía Villacís terminan de nuevo en la calle” (EPE). Para esto no hay foto ni posado. Tampoco hay vergüenza, ni dignidad, ni sentido político de la responsabilidad.

La España que vacaciona

No tengo ni idea de qué va a hacer Macarena Olona con su vida profesional, si volverá a ejercer o volverá a la política, si su regreso pasaría por Vox o por otra formación. Tampoco me importa. Solo sé lo que sabe todo el mundo, que ha sido muy feliz haciendo posados y que es posible que los eche de menos. También sabemos, porque lo hemos leído en Vozpópuli, que volvió a su trabajo para cogerse las vacaciones. Y eso también tiene un nombre: solicitó su reingreso a la abogacía del Estado a mediados de agosto (cuando inició el Camino de Santiago) y ahora que le toca volver al tajo “pide una excedencia voluntaria”. La derechita vaguita.

¿Qué silencio?

Se queja Aníbal Malvar en Público de que el libro de Pablo Iglesias no ha recibido la atención merecida solo por ser Pablo Iglesias y solo por ser exvicepresidente. Incluso habla de un supuesto “silencio” impuesto en torno a la figura del líder de Podemos. ¿Qué silencio? ¿No tiene en el mismo digital un espacio, La Base, en el que habla de todo lo que le venga en gana? ¿No le abren los micrófonos de la Cadena SER, RAC1 y Radio Euskadi para opinar libremente? ¿Le han cerrado acaso la cuenta en Twitter con más de 2.700.000 seguidoras y seguidores? ¿Ya no da clases en la Complutense? ¿Y el libro, se lo ha autoeditado con una multicopista?

Qué cara

La que ya no da pena ni encuentra quien se lamente públicamente por ella, ni mucho menos quien quiera acompañarle en el Camino de Santiago, es Lucía Etxebarria. Ante su último plagio en El Periódico (hasta el punto de que el medio retiró la colaboración de la web), la escritora ha argumentado algo extraño parecido a que hay un proceso judicial, una investigación y una petición de discreción por parte de sus abogados. Del plagio, nada. Y sí, voy a ser beligerante contra estas prácticas porque para quienes tenemos que tirar de recursos cada día en una columna y, ni por asomo, facturamos lo que Etxebarria, resulta especialmente indignante.

Y no es un caso aislado

Ya he avisado de que voy a ser beligerante contra quien plagia en vez de escribir y, además, no tiene la valentía de reconocerlo y apartarse de los focos. Por suerte, no soy el único: Glòria Langreo ha analizado los últimos tres textos de Etxebarria en El Periódico y el resultado es sorprendente. “Septiembre, ese mes cruel. 10/09/2022. Copia y pega entero. El verano del amor, la revolución sexual. 31/07/2022. Mix and match (ahí curró). Cómo sobrevivir con tu pareja en verano. 24/07/2022. Copia-pega (ahí fue a lo fácil)”. Es decir: dos copy-paste, prácticamente, y una mezcla de varios en el tercero. Una filigrana.

Que no nos la cuelen

La gran recesión que se avecina, Putin, la pugna entre Núñez Feijóo y Sánchez en la que tan cómodo está el segundo y el lanzamiento electoral de Yolanda Díaz que pagamos entre todas y todos, están tapando un montón de noticias que son verdaderamente preocupantes, como esta de Nius: “Extender el periodo de cálculo a 35 años reduciría la pensión inicial un 8,2%, según el Banco de España”. El gobierno más progresista y chachi de la democracia española no puede colarnos esto mientras distrae la atención con cestas de la compra por 30 € (que hace años que son imposibles) y con concursos de quién insulta más a quién en el Senado.

El derecho es del alumnado

La noticia que publicó Abc sobre la profesora de música valenciana a la que han apartado de su puesto porque después de 35 años de dedicación no tiene el título de valenciano ha recibido una respuesta en Twitter sorprendente: el enfoque y el medio han sido duramente corregidos por quienes han señalado que esta mujer ha tenido 35 años para sacarse un título de cuya necesidad era consciente, y por quienes sí han hecho ese esfuerzo y reconocen que el derecho que debe prevalecer, como en todos los casos (pongamos Euskadi, pongamos Osakidetza), es el del alumnado a recibir clase en el idioma en el que mejor se desenvuelve.

El periodismo es Pablo Iglesias

Pablo Iglesias no es periodista, es contertulio, y no estudió periodismo, sino ciencias políticas, pero sabe mejor que nadie lo que es el periodismo porque el periodismo, básicamente, es él. En la columna en Público en la que anuncia el regreso tras las vacaciones de su programa, La Base, deja muy claro que sin “la podredumbre generalizada de la profesión” “no habría sido necesario hacer La Base”. Pero no todo van a ser críticas porque en su columna, he de reconocerlo, sí escribe algo sobre lo que puede opinar porque conoce muy bien: “Era muy ventajoso en lo profesional ser amigo y colaborador de Ferreras”.

Suecia y Finlandia igual se lo piensan

Ojo con el partido que fundó Iglesias después de haber aparecido en tantas tertulias de televisión porque “Podemos no apoyará en el Congreso la entrada de Suecia y Finlandia en la OTAN” (El Independiente). Igual este gesto (será una abstención) en una votación protocolaria hace que se lo piensen los países nórdicos que han respondido de este modo con contundencia a la invasión rusa sobre Ucrania. Todo es posible cuando se activa la palanca correcta, que se lo nieguen a Laporta. Y si Iglesias encarna hoy el periodismo, igual Echenique pretende personificar lo que es correcto en las relaciones internacionales de hoy.

“El rey vivo más antiguo”

¿De qué sirve ser “el rey vivo más antiguo” (Vozpópuli), que es lo que esgrimió Juan Carlos I para salir de Abu Dabi y viajar a Londres? Vale, sirve para que puedas visitar la capital inglesa en unas condiciones con las que los demás solo soñamos, y sirve para librarte de una serie de procesos judiciales que habrían culminado si la juzgada fuese cualquiera otra persona. A lo que voy es: ¿para qué es útil que exista un rey vivo antiguo? ¿Y un rey vivo recién nombrado? Insisto: las y los republicanos necesitamos que existan Juan Carlos I, Carlos III y Felipe VI, entre otros, cuya simple coronación sirva para hacernos preguntas.

Su buen gusto para la imagen

De Isabel II yo me quedo con su buena gestión de su propia imagen: supo hacer de sí misma un icono y entendió, antes que nadie, el poder de lo visible para que la monarquía transitara en el siglo XX y siguiese siendo un negocio familiar rentable en el XXI. La foto de su coronación, de Cecil Beaton, es extraordinaria. Pero la que décadas después le hizo Chris Levine, con los ojos cerrados, es la que mejor expresa que nadie le ganará en dejar imágenes para la historia, ni aunque reine 100 años. Entre ambos fotógrafos también se puso delante del objetivo de Annie Leibovitz, y de muchas otras y muchos otros que forjaron, al antojo de Isabel, el icono.

La notas. Lo notamos

Isabel Díaz Ayuso encaja sin esfuerzo en lo que, coloquialmente, llamamos “un notas” o “una notas”. No hay mejor ejemplo que el de esta semana: si se muere la reina de Inglaterra ella impone tres días de luto en Madrid. ¿Por qué? Porque pase lo que pase la noticia tiene que ser la presidenta de aquella comunidad. Don Mitxel, el célebre tuitero vasco, resumía así la decisión: “Tres días de luto en Madrid por la reina de Inglaterra pero el paleto eres tú”. No sé cuántas veces pisaría Isabel II la capital española, ni con qué propósito, pero la que ha resbalado es la de siempre. Por supuesto, no le importa nada.

No azotaba a sus súbditos

Cuando oí, el jueves por la noche, que en sus condolencias Felipe VI había descrito a Isabel II como “una de las mejores reinas de todos los tiempos” (Nius) no pude evitar preguntarme: ¿en qué se basa el monarca español para asegurarlo? ¿Cuáles son los criterios que tiene un rey para calificar a otro rey? ¿La longevidad es una cualidad? ¿No mandar latigazos en una plaza pública lo es? Y sobre todo: si Isabel II es “una de las mejores”, ¿quién es el o la mejor para “El Preparado”? Y en su ranking particular, ¿en qué puesto coloca a su propio padre? ¿Por qué? Qué tristes son las preguntas que nunca nos responderán.

El futuro es de Carlos

Me alegro mucho de que Carlos haya sido proclamado rey de Inglaterra. Si las casas reales no están para darnos que hablar, ¿para qué están? Yo sigo pensando que el entretenimiento nos sale bastante caro y, como gasto superfluo que son, mandaría a todas esas familias al paro. Pero me temo que tendremos que esperar a que la institución caiga por su propio peso y, para ello, nos conviene que haya un Juan Carlos, un Felipe y, en el caso inglés, un Carlos. Cuento con que se esfuerce en hacerlo lo mejor posible, pero también con que no pueda evitar todos los charcos, lo que sí logró su madre gracias a sus pasitos cortos.

Windsor SL

Aunque parece que la herencia económica que deja Isabel II es bastante difícil de calcular (lo que, de saque, no es una buena noticia), en Vozpópuli se han aventurado a ofrecer estas cifras: “La Reina de Inglaterra posee un patrimonio personal cercano a los 500 millones. También ha engordado la inmensa fortuna de los Windsor, valorada por Forbes en 88.000 millones”. Eso, como poco, insisto, porque nadie se atreve a cerrar una cantidad. ¿Cómo es esto posible? Porque solo ahorrando el 100% del sueldo (¿qué gastos tiene quien lo tiene todo pagado y, si no, es invitado?) uno no llega a semejantes cifras, ni aunque sea el sueldo de una reina.

Toca practicidad

Miquel Roig tuiteaba hace unos días: “En circunstancias como las actuales, renunciar por cuestiones ideológicas a fuentes de energía que tienes al alcance de tu mano debería tener su propia fosa en alguno de los círculos del infierno de Dante”. Y estoy de acuerdo con él: cualquier debate sobre el modelo energético tiene que incluir la discusión sobre la necesidad de explotar nuestros propios recursos, y el coste real de traer gas o energía, directamente, de países a miles de kilómetros. No solo económico: el coste social y el desgaste de los valores democráticos que se erosionan al negociar con sátrapas también entran en el balance.

Y legislar más

El Congreso acaba de aprobar un paquete de leyes con carácter coyuntural. Es fruto de un sistema democrático (el español, pero también el vasco) que vive en una permanente inflación legislativa. Sin embargo, sigue habiendo páramos, temas en los que la legislación debería de entrar y no lo hace: “Las grandes fortunas españolas apenas invierten un 11,5% de su dinero en el país. Las inversiones en España escasean dentro de las sicavs de familias ricas tan reconocidas como los Del Pino, Koplowitz o los March” (Vozpópuli). Cada día que pasa tengo más claro que nuestro principal problema es lo tolerantes que hemos sido con los ricos.

Así, sí

Soy consciente de que llevo varias semanas hablando de “la España vaciada” casi como un tema propio. Y lo hago porque me parece un estupendo ejemplo de lo que creo que debería de preocuparnos globalmente: el abandono de una tierra que se convierte en un problema por el cambio climático y un sistema económico caníbal. Por suerte, hay rayos de esperanza: “La M.O.D.A contra la España vaciada: programa tres conciertos gratuitos en pueblos de Burgos” (El Independiente). Esta banda demuestra que es consciente del problema y propone una solución que está en su mano, por lo menos, en Pampliega, Poza de la Sal y Covarrubias.

Sí lo es

El FC Barcelona reúne hoy todo lo que está mal en el fútbol: contratos inasumibles, burbuja, permisividad de todos los reguladores, inventos para sacar cientos de millones de la nada, fichajes con ese dinero a clubes que sí cumplen, y “bullying y acoso” a jugadores que son señalados y expuestos al público para forzarles a modificar o romper sus contratos. La acusación más grave la ha hecho Michael Sahl Hansen, de la Asociación de Jugadores de Dinamarca, por el trato a Martin Braithwaite, que fue fichado del Leganés (al que debilitaron y acabó descendiendo) con un contrato que ahora el Barça, simplemente, no quiere cumplir.

Ahora escribimos nosotros

Llevo tiempo pensándolo cuando leo piezas sobre videojuegos, pero creo que este ejemplo es todavía mejor: “El destino en un dado: cómo la pandemia, las redes y famosos han resucitado los juegos de rol” (Nius). La noticia la podemos leer en Nius, y yo me refiero a cómo los medios han empezado a enfocar estos temas, que han pasado de ser algo parecido a las herramientas del diablo en la Tierra para corromper almas, a ser tratadas en las informaciones como lo que son: entretenimientos y, a la vez, industrias muy importantes. ¿Qué ha cambiado? Que ahora escribimos los que hemos jugado (o seguimos jugando).