He estado en otras ocasiones en Antequera, una ciudad que me encanta, así que alojándome a los pies del Caminito del Rey, a sólo 32 km, no pude resistir la tentación de volver, para caminar por el Torcal y volver a visitar los dólmenes, cuyo espacio ha sido acondicionado tras ser declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2016. Poco antes de llegar nos detuvimos para obtener esta imagen de cómo luce Antequera en primavera, teniendo como telón de fondo la Alcazaba y la Peña de los Enamorados.
Situada sobre un cerro, la Alcazaba de Antequera es el conjunto más destacado de la antigua medina islámica. La ciudad cuenta también con un rico patrimonio religioso de iglesias y conventos, destacando la Real Colegiata de Santa María, construida entre 1514 y 1550, que tiene el honor de ser el primer templo renacentista en Andalucía.
Para dar variedad a este relato, me quedo con otros dos lugares, el Arco de los Gigantes, construcción de 1585, y la capilla tribuna de la Virgen del Socorro, de 1715, también llamada Capilla del Portichuelo por estar situada en la plaza del mismo nombre.
Declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2016, el conjunto de los dólmenes de Antequera cuanta con un centro de visitantes y un amplio aparcamiento, desde el que se puede visitar dos de los dólmenes, así que en primer lugar nos dirigimos al más interesante, el de Menga, considerado una de las cumbres de la arquitectura adintelada en la Prehistoria europea. Su grandiosidad radica en su carácter arquitectónico y la magnitud de las losas empleadas en su construcción. Data del Neolítico, entre los años 3750 y 3650 aC.
A un paso del anterior tenemos el domen de Viera, que es del tipo de sepulcro de corredor, con el pasillo y la cámara funeraria perfectamente diferenciadas y separadas por una losa horadada. Está orientado hacia el amanecer del sol en los equinoccios. Como el anterior, fue también construido en el Neolítico, entre los años 3510 y 3020 aC.
Para el tercer dolmen, el tholos de El Romeral, cogemos el coche, pues se encuentra escondido en un polígono industrial, distante 3,5 km. Construido entre los años 3000 y el 2200 aC, es del tipo de cúpula y está orientado hacia la sierra del Torcal.
Aunque es el primer sitio que recorrimos, he dejado para el final un lugar que me gusta mucho, el Torcal de Antequera. Estamos a 890 km de casa pero a tan solo 17 de la ciudad de la que toma su nombre. El Torcal de Antequera es un paraje natural de 1.171 hectáreas, conocido por las caprichosas formas que diversos agentes han ido modelando en sus rocas calizas, constituyendo un destacado ejemplo de paisaje kárstico. La otra vez que estuve, un mes de febrero, la nieve dificultaba el caminar por algunos lugares, motivo por el que volví en abril con un tiempo más seguro, aunque con amenaza de tormenta.
Dejamos el coche en el aparcamiento del Centro de Visitantes Torcal Alto, que cuenta con restaurante y la posibilidad de realizar visitas guiadas. De aquí parten tres senderos balizados, de acceso es gratuito, optando por el que nos parece más interesante, la ruta amarilla, sendero circular de 3 km de recorrido, que nos permite contemplar las curiosas formaciones rocosas y un arce incluido en el catálogo de árboles singulares de Andalucía. Eso sí, hay que llevar calzado adecuado para caminar por terreno pedregoso. Más información en http://www.torcaldeantequera.com/.
INFO: Hasta el 15 de junio, los dólmenes están abiertos de martes a sábado, de 09:00 a 20:00 h y los domingos hasta las 15:00 h. La entrada es gratuita.