Mi propuesta de hoy se desplaza a la capital de la provincia de Tarragona, una ciudad muy agradable de cuyos tejados sobresale la Catedral de Santa Tecla. Voy a centrarme sobre todo en los restos de la antigua Tarraco, que durante el imperio romano fue una de las principales ciudades de Hispania. En el año 2000, el conjunto arqueológico de Tarraco fue declarado Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO.
Tras contemplar en el Centro Cultural El Pallol una gran maqueta de cómo era la Tarraco romana del siglo II, entramos en un paseo ajardinado que va bordeando la muralla romana, conocido como Passeig Arqueològic. La muralla tiene 12 metros de altura media y dos notables torres, la del Arzobispo y la de Paborde. Cuenta también con una réplica de la estatua de César Augusto y el monumento a Rómulo y Remo.
Abandonamos por un momento la zona romana para adentrarnos en la ciudad y detenernos en la Catedral de Santa Tecla, que cuenta con una impresionante fachada. El actual templo gótico se asienta sobre una catedral visigoda, una mezquita árabe y un templo romano dedicado a Augusto.
Seguimos callejeando por el centro histórico en busca de lo poco que se conserva del Fòrum Provincial que, en la segunda mitad del siglo I fue el mayor complejo del mundo romano. Antes nos detenemos en los Voltes de la Merceria, arcos góticos construidos en el siglo XIV, en la calle de la que toman su nombre.
El Foro Provincial llegaba hasta la torre del Pretorio, en la plaza del Rei. Es uno de los edificios romanos mejor conservados, pues parece ser que en la Edad Media pasó a manos de los condes catalanes. En la entrada contemplamos otra escultura de Rómulo y Remo. Al lado tenemos el Museo Nacional Arqueológico.
Contemplamos el «Sarcófago de Hipólito», una de las piezas más relevantes del Museo Arqueológico de Tarragona, que se expone en el Pretorio. Esculpido en mármol, está datado entre finales del siglo II y principios del III. Pasamos ahora al Circo romano, edificio destinado a las carreras de caballos, que tenía capacidad para 30.000 espectadores. Se construyó en el siglo I.
Desde lo alto del Pretorio contemplamos nuestro siguiente destino, el anfiteatro romano, edificio dedicado a espectáculos con gladiadores, fieras y ejecuciones públicas. Construido a principios del siglo II aprovechando la inclinación del terreno, se conserva bastante bien, con las gradas talladas en la propia roca.
Concluimos nuestra visita a la Tarragona romana en el Foro Local, del que solo se conservan restos de la basílica, las columnas corintias, algunas estatuas y cisternas donde almacenaban aceite o vino. Dejo para la próxima entrega las grandes joyas romanas que hay en los alrededores de la capital. La UNESCO ha concedido al conjunto arqueológico de la Tarraco romana la catalogación de Lugar de Valor Universal Excepcional, el reconocimiento máximo que puede lograr un bien que ya estaba considerado Patrimonio de la Humanidad desde el año 2000.
INFO: El Parking Saavedra es la mejor opción para dejar el coche, ya que tiene 420 plazas y está justo al lado del inicio del recorrido. Existe una entrada conjunta para todos los recintos romanos citados al precio de 7,40 €, que baja a 3,65 € para parados, pensionistas y jubilados. Se puede adquirir en cualquiera de los sitios a visitar.