Salvo que sea a latitudes más cálidas, no acostumbro a realizar escapadas de varios días a partir del último domingo de octubre, cuando cambian la hora, pues nos roban las tardes al ser los días muy cortos. Además es mucho más fácil que llueva y haga frío. Sin embargo, mis amigos de Rivas Vaciamadrid tenían ganas de conocer las lagunas de Neila, en las que he estado en varias ocasiones, así que allí nos fuimos. Fue el pasado año, del 17 al 19 de noviembre. Las previsiones de tiempo no eran nada halagüeñas, pero bueno…
Como habíamos quedado a comer en Neila y el sábado salió un día espectacular, optamos por realizar el viaje por La Rioja, para así poder disfrutar de los colores del otoño en los viñedos, de las peñas que rodean el río Najerilla a su paso por Anguiano, del embalse de Mansilla y del cañón que forma el río Najerilla, en esta zona llamado Neila, camino de la localidad del mismo nombre. El día estuvo radiante.
Había estado en varias ocasiones en Neila, pero nunca había pernoctado en esta localidad burgalesa de tan solo 158 habitantes empadronados aunque, según nos comentaron, en invierno solo viven la mitad. Pasamos las dos noches en el sencillo pero acogedor Hotel Villaneila, en el que nos sentimos como en casa y cenamos muy a gusto. Menos mal que había otro bar abierto, pues en cuanto anochecía hacía un frío que pelaba, ya que estamos a 1163 metros de altitud. De esta forma pudimos ver el nacimiento del río Neila o Najerilla, la iglesia de San Miguel, de estilo románico serrano, las casas blasonadas y la plaza del Ayuntamiento.
El día sigue espectacular, así que decidimos aprovechar la tarde para recorrer en coche otros 21 km. Como el objetivo de esta escapada era disfrutar de la naturaleza, tan generosa en esta tierra de pinares, nos desplazamos en primer lugar hasta Fuente Sanza, lugar situado en la carretera que va a Quintanar de la Sierra, a 6,7 km de Neila, un hermoso paraje en el que nace el río Arlanza.
Como para el día siguiente dan lluvia, aprovechamos lo que queda de tarde para subir hasta las lagunas de Neila (8 km desde Fuente Sanza). Se trata de un lugar lleno de encanto consistente en un conjunto de lagos formados en circos glaciares, rodeados de montañas que alcanzan su punto culminante en el Campiña (2049 metros). Solo nos da tiempo para llegar a la laguna Larga, que contemplamos con los últimos rayos de sol (parte superior). Al día siguiente, lo primero que hicimos fue volver a esta laguna y continuar caminando hasta la laguna Negra, pero la niebla se había adueñado del lugar.
Para el domingo tenemos previstos 50 km de recorrido en coche. Tras abandonar las lagunas nos dirigimos al Comunero de Revenga, lugar compartido por los municipios de Canicosa de la Sierra, Quintanar de la Sierra y Regumiel de la Sierra. Se trata de un paraje rodeado de pinares, en cuyas praderas existe una ermita (Ntra Sra de Revenga) y una casona comunal del siglo XVIII. A escasos metros se encuentra una necrópolis medieval de tumbas excavadas en la roca. Sin embargo, lo que más llama la atención es la llamada Casa de la Madera, cuya visita merece realmente la pena, ya que es muy didáctica. Resulta obligado subir en el ascensor acristalado, pues desde la pasarela situada a 21 metros de altura se tiene una vista excepcional de la zona. La lluvia nos hace regresar a Quintanar de la Sierra, donde aprovechamos para comer mientras cae el chaparrón.
La lluvia nos da tregua, así que decidimos ir a un cercano lugar que me gusta mucho, la necrópolis de Cuyacabras, uno de los testimonios más ilustrativos de la arqueología medieval española. Data de los siglos IX al XIII y cuenta con 166 tumbas y 16 nichos. Además podemos disfrutar de los colores de otoño que proporciona el bosque de robles.
Tercer día de esta escapada. Abandonamos Neila pero mis amigos madrileños insisten en probar suerte de nuevo, por tercera vez, con las lagunas de Neila. Como nos pillan de paso, nos dirigimos a la que está situada en un nivel más bajo, la laguna de la Cascada, así llamada por la cascada que la alimenta procedente de lo alto del circo, donde estuvimos el primer día. Ha habido suerte, pues por un momento ha salido el sol y obtenemos imágenes con buenos reflejos.
De nuevo nos dirigimos a la parte superior de las cascadas, a la zona en la que hemos estado los días precedentes. El cielo se ha cubierto pero no llueve, así que podemos acercarnos a las lagunas de los Patos y Brava. Estamos en el límite de donde llega la nieve. Aunque sin sol, también logramos ver unos reflejos más que decentes.
Iniciamos el regreso a casa. Pasamos de largo Covarrubias y nos dirigimos a un pequeño pero coqueto enclave natural que quiero que conozcan mis amigos, el desfiladero de La Yecla. Es un recorrido muy breve pero atractivo, por una pasarela por el fondo del barranco. Luego tendremos que regresar al punto de partida por la carretera, atravesando los 250 metros de dos túneles con acera. En los peñascos que rodean la garganta hay gran cantidad de buitres.
La escapada ha tocado a su final, aunque volveré a escribir de esta zona con imágenes de buen tiempo. Comemos en Santo Domingo de Silos y cada uno para su casa. Estamos en un punto casi equidistante, pues tenemos por delante 223 km hasta Leioa y 234 km a Rivas Vaciamadrid.
Burgos y Vizcaya deberán estar más unidas. Espero que pronto hagan la autovía de Las Merindades hasta Balmaseda.
Holaaa…. recuerdo el viaje con todo el encanto con que lo narras. Preciosos lugares en la mejor compañía.Un abrazo.