Esta ciudad no entraba en nuestro plan de viaje de 32 días por Australia y Nueva Zelanda, realizado en otoño del pasado año. Sucedió que tras mirar por Internet precios y rutas en varias compañías aéreas, la opción más rápida, económica y que mejor se acomodaba a nuestras necesidades, la encontramos en la compañía australiana Quantas incluyendo en el mismo billete los vuelos Madrid-Dubai-Adelaide, con Emirates, Brisbane-Auckland y, para el regreso, Queenstown-Sydney y Sydney-London Heathrow-Madrid. En la oficina de Qantas en Madrid no se creían que hubiera conseguido un precio tan bueno en su web. De esta forma, aunque en versión abreviada, pudimos conocer Brisbane, la capital del estado de Queensland. Tras dos horas de vuelo desde Cairns, a las 12:45 h el Boeing 737-800 de Qantas tomaba tierra en el aeropuerto de Brisbane. Tuvimos que movernos con rapidez. Taxi al Comfort Inn & Suites Northgate Airport Motel, situado cerca del aeropuerto, pues al día siguiente tocaba madrugón, y un tren para desplazarnos al centro.
Estamos en la tercera ciudad más poblada de Australia. El tren nos dejó en la Central Station, situada a un paso de la Queen street, la calle central y más comercial de la ciudad, en la que comimos una hamburguesa para no perder tiempo. Esta calle peatonal es conocida como Queen Street Mall, pues es un centro comercial que se extiende unos 500 metros desde George street hasta Edward street, en el que hay más de 700 comercios. Llama nuestra atención la originalidad de sus fachadas y los rascacielos que observamos por las calles laterales.
Al final la Queen Street se ensancha, dando lugar a la Reddacliff place, a la que se asoma el monumental edificio Former Treasury Building, Hotel y Casino. Es un lugar muy concurrido y animado, sede de improvisados mercadillos comunitarios. También se encuentra en este lugar uno de los puntos de alquiler de bicicletas y dos vistosos grupos escultóricos, de nombre Sphere y Ball sculpture.
De la Reddacliff place accedemos al Victoria bridge, que cruza el río Brisbane del que la ciudad toma su nombre. La capital del estado de Queensland es atravesada por este río navegable, que la divide dándole forma de una enorme “S”. Hacia el este queda el mar y hacia el oeste el monte Cootha. Al otro lado del río vemos la noria y a nuestra izquierda el skyline de la ciudad.
Nada más cruzar el puente sobre el río Brisbane accedemos a una antigua zona industrial, que fue totalmente renovada para la Expo de 1988. Lo primero que encontramos es una amplia zona cultural, sede del Concert Hall y del Queensland Perfoming Arts Centre, frente al que tenemos el Brisbane Sign, siempre concurrido de gente que acude a sacarse la foto ante el nombre de la ciudad, formado por coloristas letras, con el skyline de fondo. Hay también varios bares y restaurantes.
Estamos en el llamado South Bank, zona muy tranquila por la que dimos un agradable paseo, disfrutando de sus parques, plantas y flores, de los artistas callejeros y de varias esculturas urbanas. También vimos los primeros ibis, que en esta ciudad son como las palomas, pues están en todas partes en busca de desperdicios. La gente acude a pasar la tarde sentados en la hierba a orillas del río.
Caminando por el paseo que recorre la orilla del río Brisbane quise sacar una foto del skyline de la ciudad pero, a pesar del gran angular de la cámara, resultaba imposible fotografiarlo al completo, así que recurrí al modo panorámico del móvil. Al ver la foto, me sorprendió que había cinco parejas que vestían igual. Al verla en el ordenador pude comprobar que era la misma en cinco momentos diferentes. Desde luego no era mi intención obtener esta instantánea, así que fue una casualidad.
Continuamos el paseo ribereño hasta llegar al Goodwill Bridge, pasarela peatonal construida en el año 2001 que, con sus casi 500 metros de longitud, conecta la zona en la que se encuentra el Museo Marítimo de Queensland, en South Bank, con el distrito de negocios a la altura del la Universidad de Tecnología de Queensland. Cruzando este puente iniciamos el regreso al punto de partida.
Nuestro apresurado recorrido por Brisbane concluye en el Jardín Botánico (Brisbane City Botanic Gardens), de 20 hectáreas de extensión, que cuenta con plantas exóticas de todo el mundo. Tras dar un agradable paseo por él, coincidiendo con el anochecer nos dirigimos a la Central Station, para desplazarnos en tren hasta el hotel cercano al aeropuerto, en el que cenamos.
Al día siguiente tocó madrugón, pues nuestro vuelo para Auckland salía a las 07:45 h. El viaje continúa por Nueva Zelanda.
Es un muy bella ciudad,a pesar de su buen ambiente, también parece apacible y tranquila. Precioso viaje. Un abrazo.