En septiembre, en concreto del 11 al 16, he vuelto a realizar una escapada, en esta ocasión al Pirineo de Lleida, tendiendo como campo base la capital de la Val d’Aran, Vielha e Mijaran, que dista 410 km de Leioa, resultando el viaje muy cómodo por territorio francés, pues casi 350 km se realizan sucesivamente por las autopistas AP-8, A63 y A64, hasta la salida 17, cerca de Montrejeau. Los últimos 60 km se realizan en buena parte siguiendo el curso del río Garona, por la N125, que se convierte en N230 al entrar en Catalunya. Nuevamente el objetivo era realizar rutas sencillas por la montaña. Para garantizar el buen tiempo adelantamos tres días la fecha de salida, pese a que no me gusta coincidir con el fin de semana. El tiempo ha resultado muy soleado, salvo el amago de tormenta del último día, con temperaturas máximas de 23 a 25 grados, así que nos libramos de unos cuantos días de bochorno. Sin embargo la perfección no existe, pues el 11 de septiembre fue la Diada y mucha gente hizo puente, por lo que viernes y sábado de paz en la montaña nada, ya que el senderismo está de moda desde el fin del confinamiento. Eso sí, hemos disfrutado de extraordinarios paisajes de montaña, teniendo como telón de fondo la zona de Aneto-Maladeta.
Por la seguridad que trasmiten, nuevamente he elegido un Parador, en este caso el de Vielha, para alojarnos en esta escapada, aunque no he utilizado ni la piscina ni el spa, tan solo el restaurante para los desayunos y cenas, aunque una noche no lo pude usar, pues aquí no reservan mesa “porque no hace falta”, pese a que el sábado estaba a tope. En esta ocasión me ha salido económico, pues en septiembre bajan los precios y, gracias a los puntos obtenidos en julio y agosto, he tenido tres noches gratis en habitación doble superior con desayuno. Lo mejor ha resultado la amplia terraza de la habitación, en la que tomábamos el vino vespertino sin mascarilla, disfrutando de una magnífica vista.
Tras instalarnos en la habitación, el 11 de septiembre aprovechamos lo que quedaba de tarde para realizar la ruta más corta de las que tenía previstas. En el pueblo de Es Bordes se coge una estrecha carretera que lleva al aparcamiento de los Uelhs det Joèu, de donde se accede a los rápidos que forma el arroyo Joel, punto de partida de un recorrido circular de tan solo una hora de duración (2,5 km y 90 metros de desnivel), que lleva al Plan dera Artiga y al refugio Artiga de Lin, punto de partida para subir al monte Aneto, para luego descender al punto de partida. El viernes a las 18:30 h, el aparcamiento estaba lleno de coches. También pude comprobar lo estrechas que son las carreteras de montaña, con dificultad para cruzarte con otros vehículos y a expensas de que te dejen pasar las vacas o los caballos que deambulan a su aire.
Sábado, 12 de septiembre. El día más terrible por la cantidad de gente y la dureza del recorrido. Para empezar tardamos casi una hora en cubrir los 8 km que separan Salardú del balneario Banhs de Tredós, debido a la estrechez de la carretera y a las vacas. Me río de los atascos de la autovía a Castro Urdiales. Luego, búscate la vida para aparcar. Más tarde dos colas, primero para sacar el ticket del taxi (8 € ida y vuelta) y luego para coger el taxi (8 personas en cada furgoneta), que te acerca algo más de 4 km al punto de partida del sendero que sube al circo de Colomèrs. Parecía la subida al Pagasarri por la gente que había. El camino resulta duro por la cantidad de piedras que hay en el sendero y la pendiente de algunos tramos, que se suaviza cuando pasas junto al Estanh dera Lòssa. Luego hay que subir hasta la presa que cierra el Estanh Major de Colomèrs. La vista sobre el circo de Colomèrs compensa el esfuerzo. Hacía tiempo que no sentía la alta montaña. Aunque lo vemos al fondo, todavía nos queda un último esfuerzo de 600 metros para llegar a nuestra meta, el refugio de Colomèrs (2135 m). Bocadillo de tortilla a medias y vaso de vino a modo de hamaiketako, e iniciamos el regreso. Hemos empleado hora y media en subir y una hora en el descenso. Comemos nuestro bocadillo a la sombra de un panel informativo, junto al aparcamiento.
Tomamos el café en Salardú y, como la tarde sigue magnífica, nos desplazamos tan solo un par de kilómetros a un pueblo del que jamás había oído hablar hasta que me lo recomendó un amigo. Se trata de Bagergue, pequeña localidad de poco más de cien habitantes, perteneciente al municipio de Naut Arán, Está considerado el pueblo más bonito de la Val d’Aran y cuenta con cuatro estrellas como villa florida. Da gusto caminar por sus empedradas calles, adornadas con motivos florales y contemplar las también floridas casas. Su edificio más importante es la iglesia parroquial de Sant Félix. Destaca también el Museo Eth Corrau, que conserva más de dos mil objetos artesanales.
Domingo, 13 de septiembre. Qué gozada de día! Hoy hemos disfrutado más porque la gente que estaba de “puente” ya se ha marchado. Dejamos la Val d’Aran cruzando el túnel de Vielha. Circulamos por un momento por la provincia de Huesca y pasamos a la comarca ilerdense de l’Alta Ribagorça, donde se encuentra nuestro destino, la pequeña población de Boí (52 km de viaje). Un taxi (8 plazas a 10,50 € por persona ida y vuelta) nos acerca al corazón del Parc Nacional d’Aigüestortes y Estany de Sant Maurici y más en concreto al Planell d’Aigüestortes, punto de partida para subir al Estany Llong (1999 m), al que se accede caminando por una cómoda pista. Poco antes de llegar al lago nos detenemos en el refugio que toma su nombre. Hamaiketako y completamos los diez minutos de marcha que nos quedan. Hemos tardado hora y media en cubrir los 4,2 km y 180 metros de desnivel. Disfrutamos del paisaje de alta montaña sin gente y, en vez de continuar hasta el cercano Estany Redó, optamos por descender al punto de partida, deteniéndonos en el camino para contemplar el disfrute de las vacas con la sal que les ha echado el ganadero. Luego seguimos bajando media hora larga más hasta la cascada de Sant Esperit, la más espectacular del parque nacional, donde nos recoge el taxi para regresar a Boí. Aquí está todo muy bien organizado.
Aunque ya las estuve visitando detenidamente hace catorce años, hemos querido aprovechar que la tarde sigue muy soleada para echar un vistazo a seis de las ocho iglesias románicas existentes en la Vall de Boí, que forman parte del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. Las dos primeras son las que más me gustan. La de Sant Joan de Boí la tenemos junto al aparcamiento en el que hemos dejado el coche. En el cercano Taüll tenemos dos, la impresionante Sant Climent, junto a la que comemos el bocata y, en el centro del pueblo, Santa María, cerca de la cual tomamos el café. Sucesivamente nos desplazamos luego a Santa Eulàlia d’Erill la Vall, Sant Feliu de Barruera y la Nativitat de Durro. Hemos tenido un día completo.
Lunes, 14 de septiembre. De nuevo abandonamos la Val d’Aran para dirigirnos a Pallars Sobirà, para lo que tenemos que superar el puerto de la Bonaigua (2072 m) y, tras un pronunciado descenso, dirigirnos a Espot, distante unos 50 km de Vielha. Nuevamente cogemos un taxi (10,50 € y 9,10 los mayores de 65 años) que nos acerque 9 km al Estany de Sant Maurici (1912 m), un lugar lleno de encanto situado en el corazón del parque nacional. Bajo la atenta mirada de los Encantats vamos bordeando cómodamente el lago antes de iniciar la subida a la imponente cascada de Ratera (30’). Luego nos queda otro tanto, por una pronunciada subida con escalones tallados en la roca, para llegar a nuestro destino de hoy, el Estany Ratera, un coqueto lago rodeado de montañas, situado a 2136 metros de altitud. En el descenso al punto de partida tardamos solo 37 minutos. Hoy nos hemos encontrado con poquísima gente.
Martes, 15 de septiembre. El de hoy es un día de propina, pues ya hemos realizado las rutas planificadas y la previsión no es buena a partir del mediodía, con amenaza de tormentas. Hemos buscado una ruta sencilla y nada frecuentada, de una hora de duración, que parte del aparcamiento de Orri, en el Pla de Beret (1852 m). Un cómodo pero a veces empinado sendero conduce al Estany Baix Baciver (2125 m). Cuando según Google Maps estábamos a punto de alcanzarlo, un desprendimiento de enormes rocas hacen que nos demos la vuelta, pues no queremos jugarnos una pierna. Previamente, desde el mirador de Beret hemos tenido una impresionante vista del macizo Aneto-Maladeta. De nuevo en el coche nos entretenemos con los caballos al llegar a la estación de esquí de Baqueira Beret, descendiendo 6,2 km por un pista transitable para vehículos, hasta el Santuario de Montgarri, situado a orillas del río Noguera Pallaressa, junto al que se encuentra el Refugio Amics de Montgarri, donde me obsequio con un bocadillo de longaniza de los de no olvidar y un vino rosado fresquito. Al final la tormenta se ha retrasado.
Miércoles, 16 de septiembre. Como durante el fin de semana y por las tardes estaba muy concurrido, pues la vida se concentra en torno a la carretera general, hemos dejado para el último día, después de desayunar, el recorrer el casco antiguo de Vielha e Mijaran, denominación oficial en aranés de Viella. Cuenta con interesantes edificios, el Museo de la Val d’Aran, varios bares y restaurantes, enormes aparcamientos y un edificio que resalta sobre los demás, la iglesia de Sant Miquéu, de estilo gótico aranés, que cuenta con un retablo del siglo XV y la imagen del Cristo de Mijaran.
Y de aquí a casa. Tenemos por delante 410 km para regresar a Leioa. La “escapada” ha concluido.
Ya me gustaría a mí hacer de vez en cuando escapaditas de este tipo. Preciosa 🤩