Me encantan los colores que toman los árboles en otoño, especialmente los bosques de hayas, así que mis últimas escapadas han tenido como destino diferentes hayedos, dedicando el mes de octubre a recorrer tres de ellos. El día 1 estuve en el de la Pedrosa (Segovia), el día 8 en el de Otzarreta (Bizkaia) y el el día 19 recorriendo esa enorme masa forestal que es la sierra de Urbasa. Justo ese día el Gobierno de Nafarroa anunció el confinamiento perimetral de esa comunidad a partir del 22 de octubre. Por supuesto siempre he ido entre semana para evitar aglomeraciones. Con la pandemia, los espacios naturales se han puesto de moda, llegándose a masificar en bastantes casos, sobre todo en fin de semana, como sucedió el 17 y 18 de octubre en Altube y Barazar, además de en otras muchas zonas. Es por ello que he decidido “enlatar” esta entrada, no publicándola hasta ahora para evitar el “efecto llamada”. De todas formas, sin salir de Leioa podemos disfrutar de los colores del otoño, como podéis ver en las imágenes que acompañan a este texto, contando incluso con 16 hayas en el Boulevard de Iparragirre. Además, con las restricciones existentes ahora, no me queda otro remedio.
A tan solo 50 km de Leioa tenemos el Parque Natural de Gorbeia, compartido por los territorios históricos de Bizkaia y Araba, en el que se encuentra la cumbre más alta de ambos territorios, el monte Gorbeia, de 1482 metros de altitud, sobre el que se alza su majestuosa Cruz. Otras cumbres representativas son el Aldamin (1373 m) y Lekanda (1309 m). El 70% de la superficie del parque está ocupado por hayedos, robledales y pinares. Numerosas txabolas y majadas salpican las praderas de Gorbeia, recordando su importante tradición pastoril.
Junto al restaurante situado en lo alto del puerto de Barazar parte una carretera que nos introduce en el Parque Natural de Gorbeia. Tomando el primer desvió a la izquierda y, tras recorrer 3 km, llegamos a uno de los lugares que se han puesto de moda entre los amantes de la fotografía de naturaleza, el Hayedo de Otzarreta. Pese a su pequeña superficie, este hayedo es un lugar mágico cuyo encanto lo proporcionan el grupo de hayas centenarias entre las que serpentea el arroyo Zubizabala.
Aprovechando que estamos aquí, nos acercamos hasta el Humedal de Saldropo, para lo que tenemos que retroceder por la carretera que se dirige al puerto de Barazar y coger el ramal de la izquierda, que nos sitúa en Saldropo tras recorrer 3,2 km. Son 3 hectáreas de amplia pradera que podemos recorrer por sus caminos, disfrutar de las áreas de pic-nic o simplemente dedicarnos a contemplar las cumbres de Gorbeia, Aldamin y Lekanda. Nosotros pasamos un buen rato tomando fotografías de caballos. Una gozada de lugar, muy frecuentado por seteros, senderistas, montañeros y amantes de la naturaleza.
Cambiamos de escenario. Nos dirigimos ahora a la localidad navarra de Olazti, situada a 114 km de Leioa (todos por autovía). A esta distancia hay que añadir los 17 km que tenemos hasta el puerto de Urbasa, situado a 927 metros de altitud, que recorremos por la carretera NA-718. Antes de llegar a lo alto nos detenemos para observar el valle de Olazti y la peña que nos da la bienvenida a Urbasa. Los colores del otoño comienzan a aparecer cuando nos volvemos a detener junto al cartel que indica que entramos en el Parque Natural Urbasa-Andía. De allí parte el sendero del Hayedo Encantado.
Continuamos circulando por la NA-718 en dirección al puerto de Urbasa. A mitad de camino, más o menos, nos detenemos junto a la Venta Mendinagusi, en la que venden queso, pero que tenía el bar cerrado. Efectuamos aquí un par de cortos recorridos, a ambos lados de la carretera, donde existen pequeñas instalaciones ganaderas. Nos vamos enseguida pues las hayas están bastante verdes todavía en esta zona. Estamos al borde del Raso de Urbasa, una enorme pradera dedicada a pasto para el ganado.
Llegamos al final de nuestro trayecto, justo al punto en el que carretera NA-718 inicia su descenso hacia Zudaire. A nuestra izquierda tenemos el amplio aparcamiento del Balcón de Pilatos, en el que hay media docena de coches, el punto más concurrido de la jornada. A este lugar me acerco siempre que vengo a Urbasa, para así contemplar el borde sur del Parque Natural de Urbasa-Andía, un amplio mirador situado a 924 metros de altitud, con una imponente caída de 300 metros, desde donde contemplamos, a nuestros pies los pueblos de Améscoa Baja (Ameskoabarrena) y la zona del nacedero del río Urederra. Caminamos cerca del borde del acantilado, ahora en buena parte cercado, para luego regresar al aparcamiento caminando por el interior del bosque. Nos ha costado esfuerzo la vuelta, pues el viento era muy intenso.
Iniciamos el regreso y nos detenemos en uno de los aparcamientos de la Fuente de los Mosquitos, desde donde realizamos un corto paseo por el hayedo, observando que los helechos también han tomado un color anaranjado, aunque lo que más llama nuestra atención es ver varias hayas caídas, como tronchadas, algunas de ellas de gran porte, probablemente fruto de alguna ciclogénesis.
La siguiente parada la efectuamos en el aparcamiento de la ruta de Basauntziturri, para dar otro breve paseo por el bosque de hayas en una zona en la que aumenta el color otoñal. Se ha echado la hora de comer, así que nos dirigimos al cercano camping de Urbasa, en cuya terraza damos cuenta de un bocadillo de txistorra mientras observamos cómo pastan los caballos. Se nota que es lunes, pues estamos solos. Nada que ver con lo que sucedió el día anterior.
Para después de comer hemos dejado dos zonas, caminando en primer lugar por la de Kataliturri, para luego tomar la carretera que se dirige a Otsaportillo, deteniéndonos enseguida para caminar por el hayedo. ¡Qué gozada! Aquí las podemos contemplar hayas de todos los tonos. Es un buen final para esta escapada en la que hemos disfrutado de la naturaleza otoñal sin encontrarnos prácticamente con nadie. Es lo que tiene ser lunes.
Hemos tenido suerte, pues al llegar a casa nos enteramos del cierre perimetral al que será sometida Nafarroa a partir del jueves 22 de octubre, quedando Urbasa reservado para los navarros.
El otoño una de mis estaciones preferidas,por no decir la que más. Precioso viaje y unas fotos super bonitas..llenas de color!!!!. Un abrazo