Concluyo el relato de la “escapada” realizada en la Semana Santa de 2013, que dejaba la pasada semana en la población portuguesa de Miranda do Douro. Ya que estamos en Portugal, hemos decidido pasar el Domingo de Pascua en esta país y, más en concreto, en la ciudad de Bragança, que no visito desde hace unos cuantos años y que dista casi 74 km de Miranda do Douro, nuestro “campamento base”. Bragança está situada en la altiplanicie noreste, en las faldas de la sierra de Montesinho, haciendo frontera con la comarca zamorana de Sanabria. Antes de llegar al centro de esta población, tenemos una impresionante vista de la Ciudadela, la antigua ciudad medieval, de la que sobresalen la Torre del Homenaje del castillo y el campanario de la iglesia de Santa María.
Es precisamente en la iglesia de Santa María donde comenzamos nuestro recorrido monumental. Está situada junto a nuestras dos siguientes citas, el Domus Municipalis y el castillo. Poco se conserva de la época medieval de este templo, que combina elementos románicos, barrocos y renacentistas. De decoración barroca adornada con el oro procedente de Brasil, lo más destacable de la iglesia son las columnas de ladrillo, de estilo mudéjar, el fresco del techo y la imagen de María Magdalena que se encuentra en su altar mayor.
Prácticamente adosado a la iglesia de Santa María tenemos un singular y enigmático edificio de arquitectura románica civil, único en la península ibérica. Se trata del Domus Municipalis, construido en el siglo XII con forma de un pentágono irregular. Dado que contiene una cisterna, se cree que su función original fue la de recoger y almacenar el agua de lluvia, aunque en el siglo XVI fue utilizado para celebrar las reuniones de la Cámara Municipal, de donde proviene su nombre, pues en latín significa “Casa de la Cámara”. A la zona vimos llegar una sencilla procesión, en la que creo que llevan por las casas una custodia recordando la resurrección de Jesucristo.
Sin salir de la antigua Ciudadela, nos detenemos para contemplar la Torre del Homenaje, una de las más imponentes de Portugal. Protegido por un recinto amurallado, el castillo fue construido a finales del siglo XIII y remodelado en el XV. En su interior podemos visitar el Museo Militar de Bragança. La torre, en la que destacan las ventanas con motivos góticos, nos da idea de la importancia de la ciudad como lugar fronterizo con el Reino de Castilla.
Salimos de la Ciudadela e iniciamos el descenso a la zona en la que se acomodaron los nobles, por lo que existen monumentales construcciones. Salimos del recinto amurallado por la Porta do Sol, así llamada por estar en la parte Este, que nos da acceso a la Rua dos Combatentes da Grande Guerra, a la que se asoman varias construcciones con las fachadas típicas de las casas portuguesas, destacando el edificio civil con una preciosa balconada que preside la plaza de San Vicente, en la que se encuentra el monumento a los caídos en la Primera Guerra Mundial.
Ya que estamos en la plaza de San Vicente no podemos de dejar la iglesia de la que toma su nombre. La iglesia de San Vicente se construyó en estilo románico, aunque casi toda su ornamentación es barroca, del siglo XVIII, destacando las pinturas de la bóveda del presbiterio, el retablo principal y el pórtico renacentista. En la parte exterior unos azulejos recuerdan a un personaje local, el Teniente General Manuel Jorge Gomes de Sepúlveda quien, el 11 de junio de 1808, desde las escaleras de la iglesia de San Vicente se dirigió al pueblo de Bragança, que lo aclamó como jefe del movimiento de liberación de Portugal del dominio francés.
Nuestro paseo monumental concluye en la Praça da Sé, que cuenta con un cruzeiro sobre una columna salomónica esculpida por los jesuitas. Bragança cuenta con otras notables iglesias pero para concluir nos quedamos con la Sé Velha, la Catedral Vieja, que data del siglo XVI. En realidad el origen era un convento jesuita, pero cuando la sede de la diócesis pasa de Miranda do Douro a Bragança en el siglo XVIII, comienza a ejercer funciones de Catedral, título que perdió en 2001, cuando se inauguró la nueva Catedral de Nossa Senhora Rainha.
De Bragança regresamos a Miranda do Douro y de allí, el Lunes de Pascua, a Leioa con parada en Toro. Es la última “escapada” que he realizado en Semana Santa.