Concluyo el relato iniciado la pasada semana de la última escapada realizada por tierras extremeñas del 12 al 18 de mayo pasado. De Plasencia nos trasladamos a Valverde del Fresno, población en la que pasamos las tres últimas noches, con objeto de recorrer la Sierra de Gata, comarca ubicada en el extremo noroeste de la provincia de Cáceres, entre la provincia de Salamanca, Las Hurdes y Portugal. Tiene una población de unos 22.000 habitantes, repartidos en pequeños pueblos, con Hoyos como capital comarcal. De no ser porque es de esta comarca una amiga de mi mujer, quien nos animó a realizar el viaje, nunca había oído hablar de la Sierra de Gata, que la asociaba al cabo almeriense. Poco a poco, este desconocido territorio se va dando a conocer, visto los numerosos alojamientos rurales existentes. Pronto percibimos una curiosidad de esta comarca, pues observamos que en algunos pueblos los nombres de las calles son bilingües, ya que en algunos municipios, como San Martín de Trevejo, Eljas y Valverde del Fresno se habla la fala, lengua romance del subgrupo galaico-portugués, por lo que el nombre de este último municipio es Valverdi du Fresnu en fala.
Siguiendo la recomendación de Inma, las tres noches las hemos pasado en el Hotel Rural A Velha Fábrica ****. D Miguel Robledo Carrasco, 24. Valverde del Fresno. Tel 927 511 933 (https//avelhafabrica.es). Se levanta sobre los restos de una antigua fábrica textil, aceite de oliva y jabón y posee todo tipo de comodidades, una amplia terraza, piscina y un buen restaurante, del que no olvidaremos fácilmente la crema de boletus, las croquetas y los excelentes desayunos. En la vieja chimenea anida una familia de cigüeñas.
Comenzamos el 16 de mayo con una ruta a pie, de unas dos horas de duración, que parte del pueblo que da nombre a la sierra, Gata. Había leído que se trataba de una ruta circular señalizada, pero de eso nada, aunque se puede lograr el mismo resultado saliendo de la ermita del Humilladero, del siglo XVI, descendiendo al fondo del valle para luego subir por una empedrada pista hasta el puerto de la Cruz de Piedra. Salimos a la carretera y tenemos que preguntar a una chica que pasaba por allí, por dónde sigue la ruta. Tenemos que seguir hacia el Puerto Castilla por una sosa pista, rodeada de pinares y grandes bloques graníticos. Al llegar al alto vemos nuestro destino, las ruinas del castillo de La Almenara. El descenso es mucho más hermoso y señalizado (unos 3 km), siguiendo el camino La Manforta, un sendero rodeado de vegetación.
Es ya mediodía cuando llegamos de nuevo a Gata, coqueto pueblo que cuenta con dos interesantes edificios, la iglesia de San Pedro y la especie de casa torre que alberga en su esquina la monumental Fuente del Chorro, del siglo XVI, que luce el escudo de armas del rey Carlos I. En el entrono más hermoso del pueblo tenemos dos plazas, la de las Órdenes Militares y la de la Constitución. A ésta se asoma el Ayuntamiento y varios bares, optando por el Gastrobar Los Portales, donde degustamos su especialidad, las croquetas, regadas con unos verdejos.
Hoy comemos el bocadillo en un área de pic-nic del vecino pueblo de Torre de Don Miguel, de donde nos desplazamos a nuestra siguiente cita, Descargamaría, pueblo que pasamos de largo para dirigirnos a su piscina natural, algo muy arraigado en muchos pueblos de Extremadura, pues sirven para calmar el calor del verano. La piscina de Descargamaría presume de ser la más artística de Extremadura, ya que sus bancales están recubiertos de una artística cerámica esmaltada, que dan un toque modernista y colorista al paso del río Árrago.
A poco más de 2 km tenemos el pueblo en el que pasaremos el resto de la tarde, Robledillo de Gata. Dicen que es el más hermoso de la Sierra de Gata y, en mi opinión, el más auténtico, por la forma en la que se conservan sus edificios de curiosa arquitectura y sus empedradas calles, alguna tan estrecha que recibe el nombre, y valga la redundancia, de calle Estrecha. Cuenta con notables edificios como la iglesia de Ntra Sra de la Asunción y el Ayuntamiento, además del Museo del Aceite Molino del Medio, un molino de origen medieval del siglo XII. Como se ha echado la hora del café, qué mejor lugar para tomarlo que La Bodega del Marqués, que parece anclada en un tiempo pasado.
El 17 de mayo iniciamos la jornada en otro hermoso pueblo, San Martín de Trevejo, en el que iremos descubriendo diferentes joyas de la arquitectura medieval, con casas realizadas adobe, entramados de madera y piedra. También contemplamos comercios y tabernas llenas de encanto, a la vez que percibimos el bilingüismo con el que están rotuladas sus calles, que tienen un pequeño canal en el centro para que fluya el agua. Hoy vamos a realizar a pie parte de la Ruta A Fala, nombre que recibe la otra lengua que se habla aquí. Al concluirla regresaremos a tomar un vino en la Plaza Mayor, a la que se asoman el Ayuntamiento y la iglesia de San Martín de Tours.
Abandonamos San Martín de Trevejo por la calle del Puerto para iniciar la Ruta A Fala caminando por la calzada romana que asciende hasta el puerto de Santa Clara, límite con la provincia de Salamanca, contemplando las plantaciones de olivos y el pueblo que va quedando a nuestros pies. Pronto entramos en un pinar y, cuando llevamos unos 45 minutos de marcha, alcanzamos nuestro objetivo, el castañar de «Los Ojestos», considerado el más extenso de Extremadura, en el que destacan dos grandiosos castaños conocidos como «Los Abuelos». Para alargar el paseo, regresamos por la Ruta entre ríos y bosques, mucho menos interesante, que concluye en la parte baja de San Martín de Trevejo, donde se encuentran el convento de San Miguel, del siglo XV y la ermita de la Cruz Bendita.
Repetimos con el verdejo en la Plaza Mayor y continuamos la ruta, ahora en coche, hasta un área de pic-nic que hay pasado Villamiel. Hoy comemos el bocadillo con una espectacular vista a nuestro siguiente destino, Trevejo, una pequeña aldea en la que creo que sólo viven dos vecinos, siendo el resto casas rurales. Un busto recuerda a Adoración González Estévez, por la promoción de esta pedanía, sobre la que se alza su gran símbolo, una antigua fortificación de origen árabe que se encuentra en ruinas y tiene a sus pies la ermita de San Juan Bautista, rodeada de tumbas antropomórficas. Es un magnífico broche a nuestro periplo por la Sierra de Gata.
Para rememorar que la declaración del estado de alarma el 14 de marzo de 2020 nos pilló en Portugal, de donde regresamos precipitadamente a casa, decidimos concluir la jornada en un pueblo portugués vecino de la Sierra de Gata, Penamacor, que se encuentra a 32 km de Valverde del Fresno. Cuando estamos llegando a esa localidad recibimos un mensaje de Inma que nos recomienda ir a Monsanto, pues le parece más interesante, así que sobre la marcha cambiamos la ruta. Monsanto está considerada “la aldea más portuguesa de Portugal”, luciendo como reconocimiento un gallo de plata situado en lo alto de su Torre del Reloj o Torre de San Lucas, del siglo XIV. Menos mal que es lunes y no hay gente, pues en este pueblo resulta casi imposible aparcar, máxime si quieres hacerlo en un punto alto, pues las casas están literalmente incrustadas en la montaña granítica, en cuyo punto culminante se encuentra una fortaleza que ha pasado por muchas vicisitudes a lo largo de la historia. La visita a este pueblo, lleno de rocas y flores, merece realmente la pena.
38 km nos separan de Valverde del Fresno y para el día 18 de mayo tenemos 558 km hasta Leioa. Hemos disfrutado mucho de esta escapada cacereña, especialmente de los espacios naturales que hemos recorrido en compañía de nuestros amigos de Rivas Vaciamadrid.
Aunque pensaba que hasta septiembre no me tocaría, el sábado me pusieron la segunda dosis de la vacuna, así que pronto podré viajar con mayor tranquilidad.
Tanto Robledillo de Gata como San Martín de Trevejo están incluidos en la lista de » los pueblos más bonitos de España»
Gracias por la información. Un saludo.
Un viaje redondo, gracias por compartir ❤️