Continúo el relato iniciado la pasada semana, del viaje efectuado del 10 al 17 de junio por las provincias de Teruel y Cuenca. El 13 de junio realizamos el viaje entre ambas capitales, 153 km, buena parte de ellos por la N-420, así que son necesarias unas dos horas para cubrir esa distancia, ya que aquí no hay autovía, aunque se comenta que fue uno de los acuerdos del PSOE con Teruel Existe, para que su parlamentario apoyara la investidura de Pedro Sánchez.
He estado en varias ocasiones en Cuenca, pero casi siempre he hecho lo mismo, recorrer la ciudad y desplazarme hasta la Ciudad Encantada, añadiendo en el último viaje, en 2009, el nacimiento del río Cuervo. Es por ello que en esta ocasión, en la que pasaremos cuatro noches, vamos a dar más tiempo a la naturaleza, que ha sido generosa con esta provincia. Nos alojamos en el Parador de Turismo, magníficamente ubicado en la Hoz del Huécar, aunque no comenzamos con buen pie, ya que el puente de San Pablo que lo une con el casco viejo estaba cerrado, debido a un norme desprendimiento bajo las Casas Colgadas, así que en lugar de ir a comer a los bares de la plaza de la Catedral, mientras esperábamos a que nos dieran la habitación, optamos por un sandwich y una hamburguesa en el Parador. De esta forma evitamos un trayecto de ida y vuelta con una gran pendiente, bajo un sol de justicia.
Desde el Parador, antiguo convento de San Pablo en el siglo XVI, se tiene la mejor vista posible de la ciudad amurallada de Cuenca, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1996, pues enfrente tenemos la Hoz del Huécar a la que se asoman las Casas Colgadas, el puente de San Pablo, la Catedral y la iglesia de San Pedro. Luego gozaremos de otras magníficas vistas, con el Parador como protagonista, desde el claustro de la Catedral y desde el mirador del kiosko del castillo. Para mí es la mejor vista de la Hoz del Huecar, por lo que todos los días subimos a este punto. El último día caminamos por el fondo de la otra hoz, la del Júcar, hasta la presa de Las Grajas, por la que se puede realizar un recorrido circular de 7 km por el sendero SL-CU-11. Una forma de comenzar y terminar el viaje con fuerza.
Pasadas las 4 de la tarde, con un intenso calor, empezamos nuestro recorrido por Cuenca, a la que sólo vamos a dedicar esta tarde. Para ello descendemos al fondo de la Hoz del Húecar y subimos al casco antiguo por la “directísima”, la empinada cuesta de la calle San Martín. Un rápido café en una terraza de la Plaza Mayor, junto al Ayuntamiento y nos dirigimos a la Catedral (5€ la entrada), pues los domingos cierra a las 6 de la tarde. Aquí entramos con buen pie, pues nos recibe un donostiarra forofo del Athletic. La Catedral se comenzó a construir en el siglo XII y representa uno de los primeros ejemplos del gótico en España. Merece la pena una detenida visita a su interior, que parece un museo.
Dedicamos el resto de la tarde a recorrer el casco antiguo comenzando por una pintoresca calle, la Ronda Julián Romero, que sube desde la zona de la Catedral hasta el convento de las Carmelitas. Enseguida llegamos al Arco Bezudo, abierto en la muralla y, un poco más arriba, al mirador del kiosko del castillo, donde iniciamos el descenso pasando frente a la iglesia de San Pedro hasta el Ayuntamiento, situado en la Plaza Mayor. Cuenta la ciudad con otras muchas iglesias, edificios, esculturas urbanas y tradicionales comercios y bares de interés, aunque nuestra última cita es en la Torre de Mangana, que ha sufrido numerosas transformaciones a lo largo de la historia. Luego tenemos otra buena subida hasta el Parador.
El 14 de junio tuvimos un día muy intenso, comenzando la actividad con un recorrido circular a pie, de unos 3 km y algo más de una hora de duración, por un lugar que siempre que voy a Cuenca visito, la Ciudad Encantada (entrada 5€). La ruta está perfectamente indicada con balizas de color turquesa en el camino de ida y otras de color rosa en el de vuelta, pudiendo contemplar diferentes formaciones rocosas a las que se han dado nombres de animales y objetos, con paneles que los describen. Su emblema es el Tormo Alto, el primero que aparece en el collage.
Decía que la jornada fue intensa, pues antes de llegar a la Ciudad Encantada repetí visita al Ventano del Diablo, un espectacular mirador natural excavado en la roca, sobre el cañón del río Júcar. Bordeamos el embalse de la Toba y nos dirigimos a la tercera visita, que también repetía, para lo que por un momento volvimos a la provincia de Teruel. Se trata del nacimiento del río Tajo. Junto al lugar en el que brota el agua, se ha levantado un grupo escultórico con una enorme estatua que representa al río, el mapa por donde discurre y los símbolos de las provincias de Teruel (el toro), Guadalajara (el caballero) y Cuenca (el cáliz). El cuarto lugar a visitar tiene dos lugares de interés, el nacimiento del río Júcar y su primer salto de agua, la hermosa cascada del Molino de la Chorrera, a la que se accede por un sendero muy bien acondicionado.
Comemos el bocadillo en un área de pic-nic mientras contemplamos la cascada, pasamos por Tragacete y nos dirigimos hacia el nacimiento del río Cuervo, el tercero que veremos en esta jornada. El entorno está muy bien preparado, con un sendero que a veces cuenta con pasarelas de madera y escaleras. El recorrido circular de tan sólo 1,5 km nos permite acercarnos enseguida ala zona de las cascadas, ahora convertidas en chorreaderos con poco agua. Pese a todo es un lugar lleno de encanto. Caminando en torno a las aguas cristalinas del río, tenemos que subir hasta los 1490 metros de altitud en los que se encuentra el nacimiento, brotando el agua bajo una roca. El lugar merece realmente la pena.
La jornada todavía no ha concluido, pues tenemos el tramo más largo de coche hasta nuestro siguiente destino (casi 75 km), situado cerca de Villalba de la Sierra, población que dista tan sólo 23 km de Cuenca. Se trata de los Callejones de las Majadas, enclave natural situado a 3 km del pueblo del que toma su nombre. Es lo más parecido a la Ciudad Encantada, pero en versión gratuita y más salvaje. Lo ideal es recorrer la Senda de los Callejones, recorrido circular de 3,6 km, balizado con 89 postes indicadores. No lo pudimos realizar completo, pues la tormenta se nos echaba encima, así que optamos por regresar a Cuenca tras una intensa jornada en la que visitamos siete lugares y realizamos 250 km en coche.
Tras la paliza del día anterior, el 15 de junio nos lo tomamos con mucha tranquilidad, desplazándonos 88 km hasta el embalse de Buendía para realizar la original Ruta de las Caras. En un sencillo recorrido de poco más de 2 km, existen tres zonas en las que distintos autores han tallado 18 esculturas en la piedra arenisca de la zona, muchas de ellas de caras. Las primeras fueron realizadas en 1992 por los artistas Eulogio Reguillo y Jorge Maldonado. Para tomar fotos es mejor ir por la tarde. Hace mucho calor, así que regresamos al pueblo de Buendía a tomar algo fresco y recorrer sus lugares de interés, como la iglesia de la Asunción, la Plaza Mayor porticada en la que se encuentra el Ayuntamiento y una puerta de la antigua muralla. Como la temperatura ha subido hasta los 32 grados, hace mucho bochorno y puede haber tormenta, decidimos tomarnos la tarde de descanso sin salir del Parador, aunque antes subimos hasta el mirador del Castillo, con la Hoz del Huécar a nuestros pies, para comer una deliciosa y enorme ensalada y una sepia a la plancha en el Mesón El Torreón.
Cuando el primer día estuvimos en la Oficina de Turismo situada junto al Ayuntamiento de Cuenca, las personas de al lado estaban pidiendo información sobre dos lugares de los que no habíamos oído hablar, así que al día siguiente volvimos para enterarnos mejor y preparar un buen plan para la última jornada conquense, cercano a la capital. El primer lugar son las Torcas de Palancares y Tierra Muerta, grupo de 22 torcas, depresiones del terreno provocadas por el hundimiento de techos de caverna, que se pueden recorrer por senderos balizados. La más hermosa es la del Lobo. Separada del grupo tenemos otra muy interesante, la de la Novia. Parte en coche y parte a pie, nos acercamos a dos pinos singulares, el Candelabro y el Abuelo. Bajo el castillo del Buen Suceso se encuentra el pueblo de Cañada del Hoyo, en cuyas proximidades se encuentra un grupo de lagunas que toman su nombre. A tres de ellas se puede acceder por un cómodo y corto sendero. Son las lagunas de la Gitana y del Tejo y el lagunillo del Tejo. Muy cerca hay otras cuatro, pero se encuentran en el interior de la finca 7 Leguas, que estaba cerrada, pudiendo desde fuera acceder, tras media hora de marcha, a una de ellas, la laguna Llana.
Comimos el bocadillo en una de las mesas próximas a la laguna de la Gitana y regresamos a Cuenca para recorrer por la tarde parte del sendero de la Hoz del Júcar y concluir esta escapada contemplando la Hoz del Huécar, el Parador y la Catedral, desde el mirador del Castillo, tras comer un helado en El Torreón. El 17 de junio tuvimos 564 km, todos por autovía, para regresar a casa. Eso si, con varios chaparrones por el camino. Ya estoy preparando la próxima escapada, también peninsular.
Hola Antonio… pués la friolera de 28 años que estuvimos allí, cuando inauguraron el parador , y efectivamente vimos la capital ,la ciudad encantada y un poco de naturaleza , pero de ninguna manera este viaje tan completo que acabas de realizar. Todos tus blogs los tengo guardados,pués estoy segura que en su momento, echaré mano de la rica información . Precioso viaje . Un abrazo.