Continúo el relato del viaje por Japón que dejaba la pasada semana viajando de Kyoto a Tokyo. Era el 14 de octubre, nuestro 10º día en Japón. Aunque seguiremos viajando, regresaremos cada día al hotel de Tokyo, en el que pernoctamos las últimas 5 noches del viaje.
Tras casi tres horas en un tren bala, pasadas las 11 de la mañana llegábamos a Tokyo, así que no instalamos en el hotel y fuimos a comer a una pizzería. Como la empleada sólo hablaba japonés y creía que nos habíamos quedado con hambre, nos puso en contacto telefónico con su hermana que había aprendido castellano en Guatemala. Son tan amables los japoneses… La tarde la dedicamos a recorrer centros comerciales, fruterías, panaderías, puestos de venta de shushi…
15 de octubre. Nuestro primer destino es Kamakura, para lo que cogemos un tren (51 minutos) hasta la estación de Kitakamakura, para visitar tres magníficos templos zen, destacando el primero de ellos, Enhaku-ji, que conserva 17 de sus más de 40 templos secundarios. La siguiente cita la tenemos en el de Kenchoji, el monasterio de enseñanza zen más antiguo de Japón, pues fundado en 1253. El último es el de Tsurugaoka Hachimangu, trasladado a este lugar en 1191, donde presenciamos una ceremonia. Las jovencitas posan amablemente para la foto.
Seguimos en Kamakura. Comemos junto a la Torre del Reloj y de nuevo al tren, aunque sólo 3 minutos hasta la estación de Hase. Muy cerca tenemos otra de las cosas que tenía muchas ganas de conocer, pues es uno de los emblemas de Japón. Se trata del Daibutsu, la estatua de bronce del Gran Buda Amitabha, que data de mediados del siglo XIII, mide 13,41 metros y pesa 93 toneladas. En la misma zona de Hase, accesible en tren desde la estación de Kamakura, se encuentra el templo de Hase-Dera, que guarda una imagen de Kannon con 11 caras.
Nuestro siguiente destino es Yokohama y, más en concreto, la estación de Ishikawacho, a donde llegamos en 46 minutos, teniendo que coger tres trenes. Nuestro objetivo consiste en recorrer el vistoso Yokohama Chinatown y el Kuan Ti Miao Temple. De nuevo al tren, sólo 4 minutos, para ir a la estación de Sakuraguicho, punto de partida para acceder en 5 minutos a la Landmark Toser, de 295,8 metros de altura y 70 pisos. En el 69 hay un observatorio, Sky Garden, del que se puede disfrutar de magníficas vistas de la ciudad. A las 17:21 ya es noche cerrada. Cenamos en Yokohama y luego 54 minutos de tren, con un trasbordo, para regresar a Tokyo y, más en concreto, a la estación de Ochanomizu, cercana a nuestro hotel.
16 de octubre. Hoy vamos a batir el récord de medios de transporte y no podemos fallar, pues todos van enlazados. Comenzamos con el Shinkansen Tokyo-Odawara (09:33-10:08), donde enlazamos con otro tren a Hakoneyumoto: (10:17-10:35) y de allí otro a Gora (10:54-11:34). Estamos en la zona de Hakone, que queremos visitar hoy. Empezamos cogiendo el funicular Hakone Tozan Cable Car que nos llevará a Souzan, zona volcánica llena de fumarolas en las que degustamos los famosos huevos cocidos negros, de donde subimos en teleférico hasta Owakudani, disfrutando de magníficas vistas. Toca ahora descender en otro teleférico hasta Togendai, a orillas del lago Ashi, un lugar precioso.
Aprovechamos para comer en un restaurante del embarcadero del lago Ashi, mientras esperamos la salida del barco pirata, en el que realizamos un pequeño crucero hasta el puerto de Hakonemachi. Ahora toca media hora de paseo por un hermoso camino rodeado de cedros centenarios que nos lleva a Motohakone, haciendo un alto en el camino en el Hakone Checkpoint Museum. Desde la orilla del lago por fin vemos como telón de fondo el monte Fuji, que es a lo que hemos venido. El regreso es mucho más rápido: autobús a Hakoneyumoto y tren a Tokyo con trasbordo en Odawara. A las 19:10 llegamos a la capital japonesa tras haber cogido 10 diferentes medios de transporte en menos de 10 horas.
17 de octubre. Este día lo tenemos marcado en rojo, ya que el programa lo preparamos para estar este día en Nikko, pues queríamos asistir Gran Festival de Otoño del santuario Toshogu Shūki Taisai, en el que su principal atractivo es la procesión de un millar de hombres, algunos a caballo, vestidos con ropa y armaduras samurais de la época. Objetivo cumplido. Ha merecido la pena. En primavera tiene lugar otro festival similar. Como no, a Nikko nos desplazamos en tren (08:08-09:54), con trasbordo en Utsunomiya
En cualquier caso, el desplazamiento a Nikko resulta obligatorio. Situado a unos 150 km al norte de Tokyo, Nikko alberga importantes templos que forman parte del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. El más interesante de todos es el de Toshogu, famoso por el grabado de los 3 monos sabios. Durante dos años, más de quince mil artesanos y carpinteros trabajaron en su construcción, estando considerado el mausoleo como una obra maestra del estilo arquitectónico Gongenzukuri, característico de los santuarios japoneses. En Japón parece que son del Athletic, pues lo rojiblanco está muy presente.
18 de octubre. Último día en Tokyo y en Japón. Ha quedado demostrado que octubre es uno de los mejores meses para recorrer el país, pues la humedad es más baja y el campo se viste de otoño. Tokyo no destaca precisamente por sus monumentos, aunque en esta última jornada decidimos visitar Sensoji, un templo budista localizado en Asakusa y dedicado a Avalokitesvara. Durante la Segunda Guerra Mundial el templo fue bombardeado y destruido, así que su reconstrucción fue un símbolo del renacimiento japonés.
En Asakusa contemplamos también el Asahi Beer Hall, conocido como Flamme d’Or. Nos desplazamos por la ciudad en metro, siendo nuestro siguiente destino un rincón muy popular, el que forman el puente Nijubashi y el Kokyo o Palacio Imperial, situado al fondo. Nos acercamos también a la Torre de Tokyo, de 332,90 metros, así que es más alta que la Eiffel parisina en la que se inspira. Concluimos la tarde en un centro comercial y visitando Toyota Showroom. He querido dedicar las últimas imágenes a las jóvenes japonesas, que tan amables fueron con nosotros. Siempre posaron con una sonrisa ante la cámara. Me ha encantado este país, su limpieza, puntualidad y la amabilidad de la gente, pero, sobre todo, su educación.
19 de octubre. Debido a la diferencia horaria, saliendo de Tokyo a las 12 del mediodía, a las 8 de la tarde estamos en el aeropuerto de Bilbao, tras 12h 30 minutos de vuelo a París y menos de 2 horas a Bilbao. Por cierto, quiero comentar lo bien que funcionó Air France en el Charles de Gaulle, pues solo teníamos 45 minutos para pasar el control de pasaportes y cambiar de avión. Gracias a su personal, que nos vino a esperar a la salida del avión, fue posible. Y el equipaje llegó. Eso sí, hasta el final tuvimos que correr en este viaje.
Es admirable la forma que tenéis de viajar y moveros en cualquier parte del mundo.Es cierto qué los japoneses son muy educados y amables, aúnque vosotros tenéis una gran soltura en moveros.
Precioso viaje y contado de forma muy profesional.Un abrazo.