No suele ser nada habitual que la exposición “Las Edades del Hombre” salga de la comunidad de Castilla y León, pero este año se ha desplazado a tierras extremeñas y más en concreto a la localidad cacereña de Plasencia, una población que me gusta y en la que he estado en varias ocasiones, la última el pasado año. Bajo el lema “Transitus” la XXVI edición de “Las Edades del Hombre” tiene como escenario la Catedral de Plasencia hasta el mes de diciembre. El recorrido consta de 7 capítulos y un epílogo, pudiendo contemplar 180 obras de arte sacro de artistas de la talla de Zurbarán, El Greco y Gregorio Fernández. La imagen del cartel de la exposición está sacada del manuscrito “Placentiae urbis et eiudem episcopatis, descriptio” (Descripción de la ciudad y obispado de Plasencia), de Luis de Toro, documento datado en el año 1573.
La Catedral es el principal monumento de Plasencia. Aunque el interior estará completamente modificado para mostrar la exposición de “Las Edades del Hombre”, es de obligada visita cuando nos acercamos a esta ciudad. En realidad son dos edificios solapados, que ahora no resulta fácil diferenciar. La Catedral Vieja o de Santa María fue construida entre los siglos XIII y XIV en estilo románico, destacando en ella el claustro. Por su parte la Catedral Nueva fue proyectada a finales de siglo XV, siendo dirigida por arquitectos de la talla de Juan de Álava, Francisco de Colonia, Diego de Siloé y Rodrigo Gil de Hontañón, con objeto de sustituir a la Catedral Vieja.
Seguimos recorriendo la Catedral. La parte izquierda del collage corresponde a la Catedral Nueva y más en concreto a lo que más me atrajo de ella, el retablo mayor, junto al que se encuentra el de la Asunción. El retablo mayor fue tallado por el imaginero Gregorio Fernández y su escuela vallisoletana, contando con pinturas de los madrileños Francisco Rizi, Luis Fernández y Mateo Gallardo. En la parte derecha tenemos a una de las joyas de la Catedral Vieja, la Sala Capitular. En ella se encuentra también el Museo Catedralicio, del que vemos alguna de sus obras.
Siguiendo en la Catedral Nueva nos detenemos en otra de sus joyas, la sillería del Coro, de madera de nogal, que cuenta con cientos de figuras talladas a finales del siglo XV por el maestro Rodrigo Alemán. En el presbiterio se encuentra un sepulcro con la escultura orante del que fuera obispo de la diócesis de Plasencia en el siglo XVI, Pedro Ponce de León. Frente a ella tenemos la monumental puerta de la sacristía, realizada por Francisco de Colonia y Juan de Álava en estilo plateresco. También llamó nuestra atención el órgano.
542 km separan Leioa de Plasencia, que se cubren en poco más de 5 horas, pues todo el viaje se efectúa por autopista y autovías. Una buena opción para pernoctar es el Parador de Plasencia **** (https://www.parador.es/es/paradores/parador-de-plasencia), pues es como alojarse dentro de un museo, ya que se trata de un edificio histórico que se ubica en el antiguo convento de Santo Domingo, construido en el siglo XV en estilo gótico. Tras recorrer la ciudad, resulta relajante sentarse a tomar algo en la terraza de la cafetería, situada en el claustro, o darse un chapuzón en la piscina si hace calor. Tiene una puntuación de 9,5.
Plasencia cuenta con un destacado conjunto monumental, así que aprovechamos para callejear por el centro histórico. Nada más salir del Parador tenemos el convento de San Vicente, que alberga el Museo de la Semana Santa. Al lado se encuentra el Palacio del Marqués de Mirabel (siglo XV) y, en frente, la iglesia de San Nicolás (siglo XIII). Pronto vemos la Casa de los Carvajal, frente a la que vemos la curiosa escultura “Escena 3”, de Antonio Morán. La calle Zapatería nos conduce a la Plaza Mayor, marco ideal para sentarnos en una terraza mientras contemplamos la torre de la iglesia de San Esteban y la Casa Consistorial, con el Abuelo Mayorga situado en su tejado. Es el autómata que se encarga de dar las horas a la población.
A un paso tenemos el acceso a la Catedral Vieja que cuenta con interesantes edificios en su exterior, siendo el más notable la Casa del Deán, en la que destaca un gran balcón en ángulo neoclásico-corintio, coronado por un monumental escudo. También contemplamos el Obispado y la escultura de Manuel García Matos. En nuestro peregrinar por el centro histórico, sucesivamente nos vamos deteniendo ante la Casa de las Argollas, el Auditorio, que ocupa la antigua iglesia de Santa Ana, el Teatro Alkazar, la plaza de Torre Lucía, la iglesia románica del Salvador y la Casa de los Almaraz, de estilo herreriano.
Un buen lugar para pasear consiste en bordear la muralla medieval, de 2,39 km de perímetro, construida a finales del siglo XII con fines defensivo, que protege el casco antiguo desde la fundación de la ciudad. Nos detuvimos en dos de sus puertas, las que más nos gustaron, comenzando en el Cañón de la Salud, una peculiar estructura que se construyó entre 1721 y 1723 en lo que originalmente era la puerta de Trujillo. La otra, mucho más auténtica es la de Berrozanas, aunque su actual aspecto renacentista data de 1571. Concluimos este apresurado recorrido por Plasencia en el el acueducto medieval del siglo XVI, conocido como los Arcos de San Antón.
El horario de la exposición “Las Edades del Hombre” es de 10 a 14 y de 16 a 20 h, de martes a viernes, no cerrando a mediodía los sábados y domingos. El precio de la entrada individual es de 6 euros.