Concluyo el relato del viaje realizado por Francia de 12 al 27 de junio pasado, que dejaba la pasada semana en Colmar (Alsacia). El 23 de junio iniciamos la siguiente fase con un viaje de 556 km hasta la capital de la antigua región histórica de Auvergne (Auvernia), Clermont-Ferrand. Las tres siguientes noches las pasamos en el confortable Hotel Ibis Styles Clermont-Ferrand République. Como dejó de llover, a media tarde cogimos el tranvía y nos trasladamos al centro y, más en concreto, a la place de la Victoire, donde se encuentra la oficina de turismo y la fuente de Urbain II. A la plaza se asoma la elegante catedral gótica de Nuestra Señora de la Asunción, en buena parte construida en el siglo XIII. Sobre las 6 de la tarde el comercio cierra sus puertas y la ciudad languidece, hasta en torno de las 19:30 h cuando las terrazas de los bares están abarrotadas. Estamos en tierra de volcanes, aquí llamados puys y de enormes iglesias románicas. De ambas cosas guardo un grato recuerdo de cuando recorrí esta zona en mayo de 2005. Nos gustó tanto que dos meses después repetimos, visitando más iglesias y volcanes.
El 24 de junio amaneció chispeando, así que optamos por el plan B, consistente en visitar varias iglesias románicas, comenzando en el propio Clermont-Ferrand con la basílica de Notre-Dame-du-Port (siglo XII), que forma parte del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO, dentro del Camino de Santiago en Francia. Prestamos especial atención a los capiteles, que llaman más nuestra atención por estar policromados en nuestra siguiente cita, la abadía benedictina de Saint-Austrmoine, en el pueblo de Issoire. También del siglo XII, es probablemente la iglesia que más me gusta. Hay que destacar lo enormes que son, pensando en lo pequeñas que suelen ser nuestras ermitas románicas.
Las dos siguientes iglesias las tenemos bastante cerca, encontrándose la siguiente en el pueblo de Brioude. Se trata de la basílica de Saint-Julien, construida entre los años 1060 y 1180. Es la iglesia románica más grande de Auvernia, llamando especialmente mi atención las columnas con pinturas y, sobre todo, los frescos del siglo XII situados en la bóveda de la capilla de Saint-Michel. Tras la visita aprovechamos para comer, desplazándonos luego a Lavaudieu, donde se encuentra la abadía e iglesia de Saint-André, en la que destaca el claustro, el único románico de Auvernia, con sus curiosos capiteles. También es relevante el Refectorio, adornado con una pintura mural del siglo XII.
Como la tarde ha quedado preciosa decidimos alargar el viaje hasta una ciudad que me encanta, Le Puy-en-Velay, conocida por ser el principal punto de partida del Camino de Santiago en Francia, por los encajes y por las lentejas verdes. Antes de llegar nos detenemos para contemplar la Fortaleza de Polignac. Poco después lo hacemos para disfrutar de una vista panorámica de la ciudad, de la que sobresalen la capilla de Saint-Michel d’Aiguilhe, construida sobre un pitón volcánico de 80 metros de altura, la roca Corneille sobre la que se levanta la imagen de Notre-Dame de France y la curiosa Catedral, a la que subimos, que forma parte del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO.
25 de junio. Siguen indicando lluvia, pero ha amanecido un día precioso. Seguimos “de románico”, teniendo la primera cita en Saint-Nectaire, preciosa iglesia del siglo XII, que guarda dos joyas de la misma época, el busto de Saint-Baudime, realizado en cobre dorado, y la imagen de Notre-Dame-du-Mont-Cornadore, de madera policromada. Subimos al Puy de Sancy, del que luego os hablo y, por la tarde nos acercamos a Orcival para visitar la iglesia románica de Notre-Dame, que guarda la imagen de la Virgen de Orcival. Llamaron mi atención la enorme cripta y las estaciones colgadas de las paredes. Y la lluvia llegó.
Entre las dos iglesias anteriores nos acercamos a Le Mont Dore, estación termal e invernal sobre la que se levanta la montaña más alta de Auvernia, el Puy de Sancy (1886 m). En 2005 realizamos una buena travesía desde esta montaña pero en esta ocasión nos limitamos a subir a su cumbre, mirando al cielo por la amenaza de lluvia. La ascensión es muy sencilla, pues se sube en teleférico hasta 1755 metros de altitud. A partir de allí hay que caminar por pasarelas y escaleras de montaña, para nos estropear la sensible pradera, subiendo primero hasta el Pas de l’Ane (1815 m) y de allí a la cumbre. Pasadas las dos de la tarde tuvimos la suerte de poder comer una rica hamburguesa en el restaurante Azur Sancy, partiendo después hacia Orcival, realizando tres paradas por el camino para fotografiar el Lac de Guéry, las Roches Tuilliere et Sanadoire y un grupo de vacas.
De regreso a Clermont-Ferrand, como llovía y había niebla descartamos ir al Puy de Dome, acercándonos a Mozac para visitar la iglesia románica de Saint-Pierre, del siglo XII como casi todas, en cuyo interior destaca el relicario esmaltado de Saint-Calmin, pudiendo tocar con las manos varios esculpidos capiteles, pues se encuentran en el suelo. El 26 de junio iniciamos el regreso a casa. De camino pensábamos subir al Puy Mary, pero debido a que llovía sin parar cambiamos de planes y nos acercamos a otra interesante iglesia románica que no conocíamos, la de Notre-Dame de Saint-Saturnin, también del siglo XII, yendo a dormir hasta el Hotel Ibis Pessac, cerca de Burdeos, donde nos alojamos la primera noche.
Con estas tres entregas de nuestro último viaje por Francia he pretendido tan sólo mostraros el “escaparate” de cuanto hemos visto, por si os animáis a realizarlo. Espero más adelante presentaros con más detalle los lugares más interesantes. Eso sí, tened en cuenta que la crisis también ha llegado a Francia y con ella los recortes, que la gasolina está más cara que aquí especialmente en las autopistas, que hay que pagar muchos peajes, que los servicios han caído por falta de mano de obra y que muchos lugares que antes no cerraban al mediodía, ahora lo hacen, como restaurantes de carretera y teleféricos.