Me gusta Cuenca, así que he visitado esta preciosa ciudad en varias ocasiones, la última de ellas a mediados de junio del pasado año. Desde 1996 y con el nombre de “Ciudad histórica fortificada de Cuenca”, forma parte de la selecta lista del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO, debido a su excelente estado de conservación. Fue construida por los musulmanes con fines defensivos y, una vez conquistada por los castellanos en el siglo XIII, se convirtió en ciudad real y sede episcopal, construyéndose notables edificios de la talla de la primera Catedral gótica de España y de las famosas Casas Colgadas.
Para las cuatro noches de esta última escapada hemos elegido como a alojamiento el Parador de Cuenca, que ocupa el antiguo convento de San Pablo, comenzado a construir en 1523, ubicado en un espectacular emplazamiento en la Hoz del Huécar. El restaurante se encuentra en el antiguo claustro. La gastronomía es excelente, incluyendo una buena hamburguesa, que comimos nada más llegar, mientras nos preparaban la habitación.
Además de por ser un magnífico alojamiento, elegimos el Parador por su emplazamiento en la Hoz del Huécar. De hecho cuenta con un excelente mirador al que acuden multitud de visitantes, para contemplar el emblema de la ciudad, las Casas Colgadas construidas a partir del siglo XV sobre la hoz, que albergan en la actualidad Museo de Arte Abstracto Español. Se encuentran al otro lado del Puente de San Pablo, construido en 1902. También podemos contemplar la parte trasera de la Catedral, la iglesia de San Pablo y, sobre el Cerro del Socorro, el monumento al Sagrado Corazón.
Al otro lado del Puente de San Pablo se encuentra el centro histórico de la ciudad, que se articula con la Plaza Mayor como epicentro, a la que nos dirigimos para tomar un café en una de sus numerosas terrazas. A la plaza se asoman la Catedral y la iglesia de San Miguel, pero está presidida por el edificio del Ayuntamiento, construido en 1733 por Lorenzo de Santa María para servir de cierre a la Plaza Mayor, que se comunica con la calle de Alfonso VIII a través de unos soportales a modo de túnel. En los alrededores hay varias tiendas de recuerdos.
Tras el café, nuestra visita monumental comienza en el edificio más relevante de Cuenca, la Catedral de Santa María y San Julián, que se empezó a construir en el siglo XII y representa uno de los ejemplos más tempranos del gótico en España. El horario de visitas es de 10:00 a 19:30, aunque los domingos cierra a las 18.00. La entrada cuseta 5,50 €, con una reducción de 1 € para los mayores de 65 años. Una vez en su espectacular interior, vamos contemplando el Transepto, el retablo renacentista de la capilla de los Apóstoles, la Sacristía, la Sala Capitular, el Coro, el Arco de Jumete y otras capillas como la del Socorro.
Continuamos la visita a este templo de grandes dimensiones, pues ocupa una superficie de 10.000 metros cuadrados, con una longitud de 120 metros y una altura en su área central de 36 metros. En esta especie de enorme museo sacro seguimos contemplando el altar mayor y otras monumentales capillas, como la de los Caballeros lugar de enterramiento de la familia Albornoz, la Honda y la de los Muñoz. Nuestro recorrido concluye en el claustro, donde se encuentra la obra “El laberinto del dictador”. Da pena abandonar este fresco lugar, pues en la calle hace mucho calor.
Dedicamos el resto de la tarde a recorrer el casco antiguo, comenzando por una pintoresca y estrecha calle, la Ronda Julián Romero, que sube desde la zona de la Catedral hasta el convento de las Carmelitas, del siglo XVII, pasando por un curioso arco sobre el que se encuentra el Cristo del Pasadizo. Contemplamos también la Posada de San José, del siglo XVII, antiguo convento del mismo nombre y nos detenemos ante la escultura dedicada a Federico Muelas, poeta conquense. La otra alternativa, que utilizamos en la bajada, consiste en subir por la calle de San Pedro hasta la iglesia del mismo nombre, edificada en el siglo XVIII.
Enseguida llegamos al Arco Bezudo, abierto en la muralla y, un poco más arriba, al mirador del Kiosko del Castillo, uno de mis lugares favoritos de la ciudad, al que acudimos todos los días, bien a comer o a tomar un vino al atardecer, pues se aparca bien, suele correr el aire y cuenta con una buena hostelería. Precisamente en la terraza del restaurante María Morena, se encuentra la escultura “Al visitante”, realizada en 2014 por Javier Barrios. Desde aquí tenemos la mejor vista de la Hoz del Huécar, con el Parador al fondo. Desde un poco mas abajo también se divisa la Hoz del Júcar, siendo el punto de partida de varios senderos.
Cuenta la ciudad con otras muchas iglesias, edificios, esculturas urbanas y tradicionales comercios de interés, así que descendemos por la calle San Pedro hasta la plaza Mayor, continuando cuesta abajo por la calle Alfonso VIII, a la que se asoman interesantes edificios. Nuestra última cita es en la Torre de Mangana, que ha sufrido numerosas transformaciones a lo largo de la historia. Todavía contemplamos un modernista grupo escultórico dedicado a la Semana Santa y dos iglesias del siglo XVIII, la de la Merced y la de la Virgen de la Luz. Concluimos nuestro recorrido por la Hoz del Huécar antes de emprender una empinada subida hasta el Parador.
No todo va a ser visitar monumentos, así que la última tarde en la ciudad la dedicamos a caminar por el fondo de la otra hoz, la del Júcar, hasta la presa de Las Grajas, por la que se puede realizar un recorrido circular de 7 km por el sendero SL-CU-11. Durante el recorrido vimos a gente escalando a varias personas en piragua por el río Júcar, algo bastante refrescante pero no para nosotros, que seguimos padeciendo el intenso calor, por lo que optamos por coger el coche y subir al cerro del Castillo a tomar algo fresco. A este lugar se puede llegar también en autobús.
La ciudad de Cuenca es un buen punto de partida para realizar excursiones por otros espacios naturales de la provincia. De hecho en esta escapada también fuimos a la Ciudad Encantada, el Ventano del Diablo, los Callejones de las Majadas, los nacimientos de los ríos Tajo (en Teruel), Júcar y Cuervo, la Ruta de las Caras, en Buendía y dos curiosos lugares de los que no había oído hablar, las Torcas de Palancares y Tierra Muerta y las lagunas de de Cañada del Hoyo. De todo ello hablé en una entrada publicada el 6 de julio de 2021, que podéis ver en https://blogs.deia.eus/de-leioa-al-mundo/2021/07/06/cuenca-paraiso-natural/
Llevo a Cuenca en mi corazón