Viaje a la Provenza (6): Cortejando al Mont Ventoux

Continúo el relato del viaje a la Provenza realizado del 27 de mayo al 7 de junio, que dejaba la pasada semana en la ciudad de Orange, en la que pernoctamos cuatro noches. El 2 de junio decidimos pasarlo en el entorno del emblemático Monte Ventoux, deteniéndonos en primer lugar en la población de Vaison la Romaine, cuya visita nos llevó bastante tiempo, para concluir la jornada en el entorno del pueblo de Gordes, en el que abundan los campos de lavanda.

Esta ruta ya la realizamos en julio de 2005 pero cuando nos detuvimos, tras recorrer 31 km, en Vaison la Romaine, no recordaba haber estado allí. Dejamos el coche aparcado junto a la oficina de turismo, teniendo al lado la taquilla para acceder a los dos recintos arqueológicos romanos, que abren de 9:30 a 18 h, costando la entrada 9 €. Por ella se accede al primer sitio, Puymin, que cuenta con restos de varias villas romanas y del teatro, cuyos orígenes se remontan al siglo I de nuestra era.

En el sitio de Puymin se encuentra también el Museo Arqueológico (Musée Archeologique). Es un museo sencillo y moderno perfectamente integrado en el emplazamiento galo-romano. Se organiza en varios espacios: prehistoria, ciudad galo-romana, monumentos públicos, comercio y artesanía, religión, funerario y casa galo-romana. Pudimos contemplar objetos de cerámica, numerosas estatuas de mármol, la maqueta de la Maison du Dauphin y los mosaicos que adornaban la Villa du Paon.

Concluida la visita cruzamos la carretera y un amplio aparcamiento y llegamos al segundo emplazamiento arqueológico, el sitio de Villasse, que corresponde a un antiguo barrio rico en el que existían lujosas viviendas con patios interiores adornados con mosaicos. Hoy se conservan varias columnas. Concluida la visita nos dirigimos al centro urbano, en el que existen varias tiendas de recuerdos y numerosos establecimientos hosteleros.

Nuestra siguiente cita se encuentra en el barrio alto, para lo que tenemos que cruzar el puente romano de Vaison la Romaine, construido en el siglo I de nuestra era, que es uno de los pocos puentes romanos que todavía se utilizan en la actualidad. El barrio alto está coronado por el castillo, que fue construido en 1195 por Raymond VI, conde de Toulouse. Para acceder a este hermoso rincón, adornado con fotografías antiguas, tenemos que pasar bajo una puerta fortificada del siglo XIV que domina la torre del Beffroi.

Concluida la visita a Vaison la Romaine, nos disponemos a subir al Mont Ventoux, distante 43 km, Situado a 1912 metros de altitud, es un emblemático puerto de montaña para los amantes del ciclismo. En su desolada cima existe una torre de telecomunicaciones. En el descenso nos detenemos a comer el bocadillo en un área de pic-nic situada junto al sendero de Font Margot, una breve ruta de silencio para observar ciervos, aunque solo pudimos ver las esculturas a ellos dedicadas. Sin embargo, poco más adelante nos salió al paso un simpático zorro que se acercaba a los coches en busca de comida.

A 26 km del Mont Ventoux tenemos el pueblo de Sault, en el que paramos a tomar un café. Situado sobre un escarpe rocoso, domina una amplia llanura con numerosos campos de cultivo, entre los que dominan los de lavanda, tan característicos de la región de Provenza. Si embargo el 2 de junio todavía no tenían los tonos violeta que los caracterizan, cosa que si sucedió cuando los visitamos en julio se 2005, tal como puedes ver en las dos fotos que acompaño junto a los actuales. Lo que si que tenía color violeta era el campo de salvia situado al borde de la carretera, por la que los ciclistas se dirigen al puerto.

Comienza a llover y graniza cuando nos disponemos a cubrir los 36,6 km que nos separan de nuestro siguiente destino, Village des Bories, un museo al aire libre de más de 20 cabañas de piedra seca, que al igual que otros lugares, como Menorca, forma parte del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. Al objeto de conseguir nuevas tierras para dedicarlas a la agricultura, durante los siglos XVII y XVIII se extrajeron miles de toneladas de piedra, que se utilizaron para construir cercados y aldeas como la que visitamos. El horario de visita es de 9 a 19 h, siendo el precio bastante caro, 8 €.

Estamos a tan solo 3,4 km de un precioso pueblo provenzal, Gordes, que aparece colgado en un promontorio rocoso de los montes de Vaucluse pero, como es tarde, nos limitamos a verlo desde un mirador, destacando el castillo y la iglesia. Nuestro destino se encuentra 4,8 km más tarde, la Abadía de Senanque (Abbaye Notre-Dame de Sénanque), monasterio cisterciense desde 1148, ubicado en el fondo de un valle y rodeado de campos de lavanda, todavía verdes, aunque os incluyo una foto de cuando lo visitamos en julio de 2005. Pese a nuestra prisa, no pudimos acceder a su interior, pues cierra muy pronto, a las 17 h. De esta forma concluyeron las visitas de esta jornada.

Por delante nos quedaron algo más de 63 km para regresar a nuestro hotel en Orange. Todavía no hemos terminado de recorrer la Provenza. Próximo destino: Avignon. El viaje continúa.

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