Como ya se está convirtiendo en algo tradicional, del 26 al 30 de agosto realizamos una nueva escapada a tierras gallegas, teniendo nuestro campamento base en la localidad lucense de Viveiro, situada a algo más de 450 km de Leioa, que se realizan en 4 horas y media. Para pasar las cuatro noches, por tercer año consecutivo elegimos un alojamiento que nos encanta, el Hotel Thalasso Cantábrico Las Sirenas****, ubicado en las afueras de la población sobre la playa de Sacido. Además nos dieron la misma habitación, desde la que podíamos ver la playa. Desde la terraza, las vistas son insuperables.
Otro de los motivos de elegir este hotel es por su magnífico Restaurante Panorámico, situado en la terraza del edificio. Aunque el lunes tuvimos que cenar en el buffet por cerrar el restaurante, las otras tres noches compartimos los platos que os adjunto. De arriba abajo y de izquierda a derecha son los siguientes: ensalada con queso de cabra, panceta crujiente, gambones y setas, volandeiras, pulpo a la parrilla con patatas y pisto, filloa rellena de marisco, brocheta de rape y langostinos y merluza rellena de marisco. A cual más rico
Nos gusta también este hotel porque de él parte el paseo de Covas a Sacido, por el que cada tarde caminamos unos 10 minutos para bajar hasta el Mesón K2, situado frente a la playa de Covas, donde tomamos un Albariño acompañado por una tapa. Por el camino contemplamos el illote Insua, un grupo de cabras, la playa de Seiramar y la las hermosas formaciones rocosas de O Castelos. Por cierto, el acceso a la playa de Sacido sigue cerrado por desprendimientos, lo mismo que sucede, debido a los temporales, del gran atractivo de la zona, la Punta do Fuciño do Porco.
La mañana del 27 de agosto la dedicamos a recorrer el vecino concello de O Vicedo, teniendo la primera cita a menos de 4 km del hotel, en la Cova da Doncela, mirador natural sobre el mar. 12 km más tarde llegamos al Porto O Vicedo, donde contemplamos los barcos pesqueros y el monumento al Mariñeiro, que teníamos enfrente de la Bodeguita del Puerto, donde tomamos un café. En este punto iniciamos un corto paseo por el Camiño Natural da Ruta do Cantábrico, PR-G 156, lo justo para contemplar las preciosas playas de Caolín y de Vidreiro.
Nos dirigimos a continuación a otro lugar que me gusta mucho, Porto de O Barqueiro, perteneciente al concello de Mañón (A Coruña), distante tan solo 4,7 km. Está situado en una de las rías más pequeñas de Galicia, el estuario que forma el río Sor. Como se ha echado la hora de comer, nos dirigimos al restaurante O Forno, donde cogemos mesa por los pelos, degustando sendas raciones de pimientos de Padrón, mejillones al vapor, lapas y calamares a la romana. Al día siguiente volvimos a este lugar, pero comimos en La Marina, repitiendo los pimientos y los calamares, añadiendo una ración de chipirones a la pancha. ¡Qué bien se come en Galicia.
Tras la comida nos desplazamos tan solo 8 km hasta otro lugar en el que ya habíamos estado con anterioridad, que es donde dicen que comienza el mar Cantábrico. Se trata del punto geográfico más septentrional de la península ibérica, el cabo de Estaca de Bares, que cuenta con un faro y, a unos pasos, unos de los mejores puntos para observar aves, aunque la temporada comienza más tarde. De allí nos dirigimos a otro hermoso lugar, el Porto de Bares, distante 3 km, que cuenta con una buena playa, regresando a continuación al Hotel, que teníamos a 22 km.
De regreso al Hotel mi mujer vio que en la carretera anunciaban un desvío que se dirigía a una ruta senderista, así que aunque no entraba en los planes iniciales, la estudiamos y dedicamos la mañana del 28 de agosto a conocer la zona. Basta con poner en Google Maps “Ruta PR-G 8 Morgallón-Río Sor-Morgallón”, y te sitúa en una explanada donde se puede dejar el coche y comienza esta ruta circular de 9,3 km que realizamos en algo menos de 3 h de marcha. Al principio hay que caminar unos 600 metros por una estrecha carretera que desciende entre eucaliptos hasta el núcleo de O Morgallón, donde un panel nos indica el comienzo del sendero que bordea el río Sor.
Este sendero PR está muy bien señalizado y homologado por la Federación Galega de Montañismo. A veces es bastante estrecho y abrupto, pero no entraña dificultad alguna. Caminamos por un terreno bastante sombreado siguiendo río arriba el curso del Sor bordeando el monte Insúa. Pronto nos encontramos con una antigua presa y un viejo telesilla para cruzar el río. El sendero concluye en una presa por la que pasa la carretera general. Sin darnos cuenta hemos pasado del concello de O Vicedo (Pontevedra) al de Mañón (A Coruña). Breve parada en una especie de refugio y regreso a O Morgallón, siguiendo las indicaciones, por una pista en bastantes tramos asfaltada. Comida de nuevo en Porto de O Barqueiro y regreso al hotel. A media tarde empezó a llover.
El 29 de agosto amaneció lloviendo sin parar, así que tuvimos que optar por el plan B, consistente en pasar la mañana en el centro de Viveiro, llegando en primer lugar a la praza Maior, presidida la estatua en honor del ilustre vivariense Nicomedes Pastor Díaz. Allí se encuentra también la Cervecería A Resaca, donde tomamos un café acompañado con unos churros que ponen de tapa. Bajo los paraguas nos acercamos a la iglesia de Santa María do Campo, del siglo XII, que estaba cerrada, para seguir hasta el mercado, donde nos detuvimos en los pocos puestos de pescado abiertos. Parece ser que este local está de capa caída, pues no dan nuevas licencias.
Como no paraba de llover, nos dirigimos a la iglesia del convento de San Francisco, del siglo XIV, en cuyo lateral se encuentra el grupo escultórico de los heraldos del encuentro. La iglesia estaba cerrada, pero no así el claustro, que cuenta con una exposición dedicada a la Semana Santa de Viveiro, declarada en 2013 fiesta de Interés Turístico Internacional. Destaca la procesión del Encuentro, con las imágenes articuladas. También visitamos el local de la Cofradía del Santo Cristo de la Piedad, manteniendo una agradable charla de 50 minutos con su presidente. Como se echó la hora de comer, nos desplazamos a la cercana aldea de Vieiro, donde degustamos pulpo con gambas, criollo y churrasco, en el Mesón O Filón. No paró de llover en todo el día, así que tras descansar un rato en el Hotel, seguimos con el plan B, pues por lo que pudiera pasar a las 18 h tenía masaje, seguido del circuito termal, cosa que no había hecho ninguna de las otras tres veces que nos alojamos en el Hotel Thalasso Cantábrico Las Sirenas.
Así concluyó esta escapada gallega, pues al día siguiente tuvimos que recorrer los 450 km que nos separaban de Leioa.
A partir de ahora, este blog se publicará cada dos semanas.