Escapada a LAPURDI (1)

Me gusta realizar la última escapada del año antes de que cambien la hora, pues luego la tarde es casi inexistente. Quería además que mis amigos madrileños conocieran Iparralde, el País vasco-francés, realizando esta nueva escapada del 7 al 11 de octubre, teniendo como campamento base un pueblo que no conocía, Larressore (en euskera Larresoro) y más en concreto, el Hôtel Restaurant Aldaburua, situado en la place de la Mairie, a 163 km de Leioa. Se trata de un buen restaurante con mucho ambiente, que cuenta con 4 habitaciones bastante sencillas, pero es lo que había, pues en Iparralde la temporada alta se alarga hasta el 31 de octubre y casi todo estaba completo.

Larresoro es un pueblo de unos 1.320 habitantes, muy diseminados, conocido por la elaboración tradicional de makilas. Su pequeño casco urbano se concentra en torno al restaurante Aldaburua, que tiene enfrente la Herriko Etxea (Ayuntamiento), algunas casas de estilo vasco y, en un lateral, la iglesia de Saint-Martin que, aunque data de finales del siglo XIX, cuenta con las tradicionales galerías de madera de los templos labortanos. Desde aquí hicimos varias excursiones por Lapurdi, el territorio visitado.

Tras instalarnos en el hotel y tomar un café, nos dirigimos a la cercana Villa Arnaga, que cierra a las 19 h, pero no pudimos entrar pues eran las 17:15 h y el acceso se cierra a las 5 de la tarde, así que nos dirigimos a Cambo-les-Bains (en euskera, Kanbo), la localidad en la que falleció Isaac Albéniz, compositor español del siglo XIX. Dejamos aparcado el coche junto a la iglesia de Saint Laurent, del siglo XVII, catalogada como Monumento Histórico. Es una de las más espectaculares de Lapurdi, por sus galerías esculpidas en madera y su magnífico retablo. Recorrimos luego su centro urbano, que no es de los que más me gustan, acercándonos hasta los frontones, para luego regresar al hotel, distante menos de 4 km.

Comenzamos la jornada del 8 de octubre desplazándonos al pueblo que más me gusta de Lapurdi, Espelette (Ezpeleta en euskera), que tenemos a menos de 5 km del hotel, conocido por sus pimientos rojos secos, que reciben el nombre de Piment d’Espelette y adornan varias de sus tradicionales casas de color rojo y blanco, mis colores favoritos. Caminamos por sus preciosas calles, acercándonos al Hotel Euzkadi, el castillo de los Varones de Espelette y la preciosa iglesia de Saint Etienne, construida en el siglo XVI, en cuyo interior destaca el altar barroco y las galería de madera de las paredes laterales y posterior.

La siguiente cita la tuvimos a tan solo 6 km en otra preciosa población, Ainhoa, que forma parte de “les plus beaux villages de France”. Destaca en ella la Karrika Nagusia, la calle principal adornada con hermosas casas de estilo labortano que datan del siglo XVII y principios del XVIII y el Ayuntamiento. A unos pasos se encuentra la iglesia de Notre Dame de l’Assomption, construida en el siglo XIII, pero reconstruida entre el siglo XVI y principios del XVII. Destacan en su interior las galerías y el retablo mayor.

A menos de 12 km, en el Col de Saint-Ignace, perteneciente al municipio de Sare, tuvimos nuestra siguiente cita. En un entorno en el que existen algunos restaurantes y una gran tienda de recuerdos, se encuentra la estación del tren de La Rhune, que el pasado 22 de septiembre celebró sus cien años de vida. El viaje de ida y vuelta cuesta 24 €, pudiéndose comprar los billetes en https://www.rhune.com/es/. Junto al aparcamiento, en un antiguo vagón, visitamos la exposición del centenario.

De forma pausada, durante 35 minutos viajamos en este tren cremallera a 9 km/h, disfrutando del paisaje y de los caballos que viven en libertad. Teníamos los billetes para el tren que salía a las 13:30 h, con regreso a las 15:30 h. El tren sale desde 189 metros de altitud y finaliza su recorrido cerca de la cima de La Rhune, desde la que se tiene una espectacular vista de la costa labortana. En lo alto existen varias ventas, ubicadas a 905 metros sobre el nivel del mar, situadas en el municipio navarro de Vera de Bidasoa, así que aprovechamos para comer un bocadillo en la Larrun Gain.

De regreso en el Col de Saint-Ignace, cogimos el coche para recorrer los 4 km que nos separaban de Ascain (Azkaine en euskera). En este pueblo siempre me ha gustado la place Pierre Loti, presidida por el típico frontón labortano y rodeada de hoteles y restaurantes, aprovechando para tomar el café en uno de ellos. En esta población dominan los tonos verdes, azules y blancos en sus tradicionales casas. En el otro extremo de la plaza se encuentra la iglesia de Notre-Dame de l’Assomption. Data de principios del siglo XVII y conserva los tradicionales tres pisos de galerías de madera y un hermoso retablo.

La tarde avanzaba inexorablemente, pero nuestros amigos madrileños querían conocer Sare (Sara, en euskera), distante algo más de 7 km, que forma parte de “les plus beaux villages de France”. Entre sus tradicionales casas aquí dominan los colores verde y blanco, aunque no lucen tanto porque el día se ha encapotado. En un puesto situado en la plaza, compro un gâteau basque, para que lo prueben nuestros amigos. Pasamos junto al Memorial Victor Ithurria y nos dirigimos a la iglesia de Saint-Martin, originaria del siglo XVII, que cuenta con una torre de 5 pisos y las tradicionales galerías en su interior.

Como solo estábamos a 7 km, volvimos a cruzar la muga para acercarnos a Zugarramurdi, para que nuestros amigos conocieran la diferencia entre el tipo de construcción en Nafarroa y en Lapurdi. Como era bastante tarde no pudimos visitar lo más interesante de esta localidad navarra, sus famosas cuevas en las que la leyenda sitúa la celebración de los akelarres a comienzos del siglo XVII. El edificio más notable es la iglesia de la Asunción, construida entre 1781 y 1784, cuyo interior pudimos ver a través de una rejilla por la que tomé la foto, ya que estaba cerrada, a diferencia de las labortanas. Un pote en el bar de la plaza y regresamos al Hotel Aldaburua.

Recorrimos los 18 km que nos separaban de Larresoro y dimos por concluida esta segunda jornada, en la que todos los lugares visitados estaban muy cerca. Todavía teníamos tres día por delante, pero de ellos espero hablar dentro de dos semanas. La escapada continúa.

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