BOLONIA (Italia), la ciudad de los pórticos

Concluyo el relato del quinto viaje del año con destino a tierras italianas, realizado del 10 al 14 de junio, que dejaba hace dos semanas tras recorrer algunos museos de Florencia. El 13 de junio aprovechamos para desplazarnos a Bolonia/Bologna, cosa que hicimos en un tren Italo de alta velocidad, en 39 minutos, partiendo de la estación Firenze Santa Maria Novella. Nada más llegar a la estación Bologna Centrale nos encontramos con la Porta Galliera, imponente puerta renacentista de la ciudad, donde tomamos la Via dell’Indipendenza para caminar durante algo más de un kilómetro, bajo los pórticos tradicionales de la ciudad, hasta nuestro siguiente destino, la piazza Nettuno.

La preciosa Fuente de Neptuno, erigida como símbolo del poder papal de la segunda mitad del siglo XVI, nos dio la bienvenida al rincón más hermosa del centro histórico, pues a la plaza del mismo nombre se asoman los palacios del siglo XIII del Notai y del Re Enzo. También se encuentra la Biblioteca Salaborsa, que forma parte del Palazzo d’Accursio, que se encuentra principalmente en la anexa Piazza Maggiore, en la que también está el Palazzo del Podestà, del que sobresale por detrás la tercera torre boloñesa, la del Arengo, también del siglo XIII. Enfrente tenemos la Basílica de San Petronio.

Desde la Piazza Maggiore a continuación accedimos al interior de Palazzo Comunale también llamado Palazzo d’Accursio, por formar parte de él la casa de Accursio, antiguo maestro de leyes boloñés. Se pasa por una elegante entrada de estilo boloñés que nos conduce a un patio interior, desde el que subimos por una curiosa escalera al superior, en el que se encuentran los grandes atractivos de este edificio, la Sala d’Ercole y la Sala Rossa.

La siguiente cita también la tuvimos en la Piazza Maggiore. Se trata de la Basílica de San Petronio, dedicada al patrón de Bolonia. Su aspecto exterior no es atractivo pues está inacabado, pese a que su construcción se alargó desde 1393 hasta 1658. El acceso a su interior gótico se realiza por la parte decorada con mármol, destacando el ciborio del altar mayor, erigido en 1547 por Vignola y, sobre todo, la capilla Bolognini, con sus paredes completamente pintadas al fresco por Giovanni de Módena. Abre todos los días de 8:30 a 13:30 y de 15:00 a 18:30 h, siendo la entrada gratis.

Al otro lado de la Basílica de San Petronio se encuentra un rincón muy coqueto, la piazza Galvani, en la que se encuentra la estatua de Luigi Galvani, que fue un médico, fisiólogo y físico italiano, nacido en 1737 en Bolonia. A la plaza se asoma un lugar bastante desconocido que alberga la Biblioteca Comunale dell’Archiginnasio y el Teatro Anatomico. La biblioteca se encuentra en el Archiginnasio, que es uno de los palacios más importantes de Bolonia y fue la sede de la Universidad de Bolonia entre 1563 y 1803. Cuenta con dos niveles con un patio interior, siendo visible en el piso superior el Teatro anatómico.

La siguiente cita la tuvimos a casi un kilómetro, regresando primero a la piazza de Neptuno y luego caminando por la vía Ugo Bassi. Se trata del Mercado delle Erbe (Mercado de las Hierbas), un lugar pequeño pero coqueto dedicado principalmente a puestos de frutas, verduras, hortalizas y quesos. Una parte del mercado está ocupado por pequeños restaurantes así que, como “se echó la hora”, aprovechamos para comer en este lugar. El mercado abre de 7:00 a 19:30 h.

Buscando la sombra y aprovechando los soportales porque hacía calor, caminamos 800 metros para dirigirnos a uno de los lugares más fotografiados de Bolonia, las torres Asinelli y Garisenda (la inclinada), de 97,20 y 47 metros de altura respectivamente, que se alzan sobre la piazza di Porta Ravegnana. Aprovechamos para recorrer una pequeña parte de los 62 km de pórticos con que cuenta Bolonia, que desde 2021 forman parte del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. Nuestro siguiente destino fue la Casa Isolani, construida hacia el año 1250, cuyo pórtico de madera es conocido como “portico delle tre frecce” (pórtico de las tres flechas), por los 3 dardos incrustados en la madera, sobre los que existen varias las leyendas que explican su presencia.

Atravesando la Casa Isolani llegamos a la Piazza Santo Stefano, donde se encuentra un curioso e interesante lugar del que hasta este viaje no había oído hablar, pese a ser la tercera vez que visitamos Bolonia. Se trata de las “Siete iglesias”, cuna de la iglesia boloñesa. Entrando por la Basílica de San Esteban se accede a un complejo, en el que sucesivamente se va pasando por las iglesias del Crucifijo, de origen lombardo, del Calvario y de los SS. Vitale y Agrícola, así como la iglesia de la Trinidad, restaurada entre los siglos XII y XIII. También se pueden admirar el Patio de Pilato y el Claustro de los siglos X-XIII, una de las mejores creaciones del estilo románico emiliano. Un lugar que no podemos dejar de visitar. Además el acceso es gratuito. Abre de martes a domingo de 9:30 a 12:30 y de 14:30 a 19:00 h.

Nuestro recorrido por Bolonia concluye donde empezó, en la estación Bologna Centrale, a la que llegamos caminando bajo los pórticos de la Via Indipendenza, la gran calle comercial de la ciudad. Me encanta Bolonia, ciudad estudiantil por excelencia sin el agobio turístico de Florencia a donde llegamos en tren. Al llegar a la habitación del Eurostars Florence Boutique me encontré con una agradable sorpresa de cumpleaños con el que me obsequiaron, aunque fue mejor el regalo de que al día siguiente nos dejaran prorrogar la estancia hasta las 15 h, pues de allí nos dirigimos al aeropuerto para coger el vuelo de Volotea de Florencia a Bilbao. La mañana del 14 de junio la dedicamos a visitar la Galería de los Uffizi (Gallerie Degli Uffizi), de la que ya os hablé hace dos semanas, despidiéndonos de la ciudad con un buen plato de espaguetis, frente a la iglesia de Santa Croce.

Tras poco más de dos horas de vuelo estábamos en el aeropuerto de Bilbao, poniendo fin a un intenso y caluroso viaje por tierras italianas. Próximo destino: el Perigord francés, del que espero hablar dentro de dos semanas.

FLORENCIA (y 2): De museos

Continúo el relato del quinto viaje del año con destino a tierras italianas, realizado del 10 al 14 de junio, que dejaba la pasada semana tras visitar las principales iglesias de Florencia, ciudad que seguimos recorriendo el día 12 de junio, comenzando en la plaza más bonita y emblemática de la ciudad que teníamos a sólo 1 km del hotel. Se trata de la Piazza della Signoria, contemplando nada más llegar a ella la monumental Fuente de Neptuno, realizada por Bartolomeo Ammannati en el siglo XVI. Casi al lado se encuentra la estatua ecuestre de Cosme I, obra de Giambologna en 1594. Un lateral de la plaza lo ocupa la Logia dei Lanzi, también llamada Logia della Signoria, que es un pequeño museo al aire libre pues en sus soportales se encuentran diversas esculturas como El Rapto de las Sabinas o Perseo con la cabeza de Medusa. Sin embargo lo que más me llamó la atención por estar en medio de la plaza, es la estatua de una joven negra mirando su teléfono móvil, de unos cuatro metros de altura, realizada en bronce dorado por el escultor británico Thomas J. Price.

A la Piazza della Signoria se asoma uno de los emblemas de Florencia, el Palazzo Vecchio (Palacio Viejo), construido entre 1299 y 1314 con forma de castillo y con una torre de 94 metros de altura, para convertirse en la residencia y el lugar de trabajo de los funcionarios de la república. Frente a él se encuentra la escultura más fotografiada de la ciudad, la réplica del David de Miguel Ángel y, enfrente la escultura de Hércules y Caco. Para acceder al interior del palacio hay que pasar entre las de Adán y Eva.

Nuestra ruta continuó por la Via dei Calzaiuoli, una calle peatonal llena de tiendas, que nos condujo a nuestro siguiente destino situado a 280 metros, la Piazza della Repubblica, tipo Plaza Mayor, que cuenta con un carrusel en uno de sus lados. A continuación emprendimos la marcha hacia el Puente Viejo, situado a 400 metros, caminando por la Via Calimala, haciendo un alto en el camino en Mercato del Porcellino, una Logia del siglo XVI convertida en pequeño mercado artesanal de productos de piel, que abre todos los días de 9 a 18:30 h. En uno de sus lados se encuentra el Porcellino (cerdito), una fuente de bronce que representa a un jabalí, con el hocico muy pulido de tanto sobarlo.

Nuestro siguiente destino es otro de los emblemas de Florencia, el Ponte Vecchio (Puente Viejo), construido sobre el río Arno a mediados del siglo XIV. En los siglos siguientes sus casas colgantes estaban ocupadas por carniceros, pero cuando la corte se trasladó al Palacio Pitti, Fernando I ordenó cerrar las tiendas por el mal olor, convirtiéndose desde entonces en joyerías. La parte alta del puente corresponde al Corredor Vasariano, construido para unir el Palazzo Vecchio con el Palazzo Pitti sin salir a la calle. Ahora se puede visitar previo pago. Desde el Ponte Vecchio contemplamos los dos puentes que tenemos a su lado, el de Santa Trinita y el de Grazie, con la Porta San Niccoló al fondo.

Con los 37 grados que había, optamos con modificar nuestro programa, por lo que decidimos cruzar el puente para buscar refugio en el Palacio Pitti, distante 350 metros. Su construcción se realizó en la segunda mitad del siglo XVI por encargo del comerciante florentino Luca Pitti, amigo de Cosimo de Medici, siendo realizada por Luca Fancelli. Su interior alberga varios museos, siendo el más importante la Galería Palatina, que originalmente fue la pinacoteca de los Medici. Como no teníamos prisa, compramos la entrada conjunta para todos los museos.

Seguimos recorriendo la Galería Palatina, que guarda las principales colecciones de arte de los Medici, con obras de Rafael, Tiziano, Tintoretto, Rubens…, además de magníficos frescos de Pietro da Cortona. Luego visitamos la Galería de Arte Moderno, con su rica colección de esculturas y pinturas de los siglos XVIII a comienzos del XX. Mi mujer quería visitar también el Museo de los Trajes (Galleria del Costume), pero estaba cerrado.

Nos dio mucha pereza tener que salir a comer del museo, pues su cafetería estaba abarrotada, pero la entrada permitía volver a entrar, así que, tras la comida, regresamos. A continuación cometimos el error de dirigirnos al Jardín de Boboli, también incluida en la entrada, pues tuvimos que subir una empinada cuesta hasta la Fuente de Neptuno bajo un sol de justicia, desde donde contemplamos la estatua La Abundancia. Estamos en la zona verde más grande de Florencia, pero no nos dijo nada y regresamos al palacio en el que, por poco, no visitamos otro de los museos más interesantes, el del Tesoro dei Granduch (Grandes Duques), que ocupa las salas del que fue el apartamento de verano de la familia Médici. Concluida la visita regresamos caminando al Eurostars Florence Boutique, distante 2 km, con escala técnica para tomar un café con hielo en una terraza de la Piazza della Signoria. Menos mal que la ruta fue sombreada.

El día siguiente, 13 de junio, nos desplazamos a pasar el día a Bolonia, pero de ello os hablaré más adelante, así que paso al 14 de junio, fecha de nuestro regreso a casa. Como el vuelo nos salía hasta la tarde, compré la entrada para las 10:45 h de la Galería de los Uffizi (Gallerie Degli Uffizi), distante 1 km del Hotel. Este museo guarda una de las colecciones de pintura más ricas y famosas del mundo, por lo que lo quería volver a visitar, junto con las 8.000 a 10.000 personas que lo hacen a diario. La construcción del edificio comenzó en 1560 por orden de Cosme I de Medici para sustituir al Palazzo Vecchio como residencia. Comenzamos viendo estatuas griegas y romanas y numerosos cuadros.

La Galería de los Uffizi cuenta con 50 salas que albergan pinturas realizadas entre los siglos XIII y XVIII, siendo la parte más famosa la referente al renacimiento italiano, con obras de Botticelli, Leonardo da Vinci, Miguel Ángel, Rafael o Tiziano. Entre otras obras contemplamos varios Cristos del siglo XIII, Adán y Eva, de Lucas Cranach el Viejo, La coronación de la Virgen, de Filippo Lippi, Crucifixión, de Pietro Perusino, Venus con el perro y cupido de Tiziano y Mujeres en el baño.

No he disfrutado en esta ocasión de la Galería de los Uffizi, pues había muchísima gente. Algunos cuadros tenían delante dos grupos de unas treinta personas, por lo que no me resultó fácil tomar las fotos que ilustran esta entrega, pues me tenía que infiltrar para llegar a primera fila. Pese a ello y a modo de resumen os muestro cinco obras que son especialmente conocidas. De arriba abajo y de izquierda a derecha, El Nacimiento de Venus (Sandro Botticelli, 1484), La Anunciación (Leonardo da Vinci), Adoración de los Magos (obra inacabada de Leonardo da Vinci, 1481), Virgen del jilguero (Rafael, 1506) y La Venus de Urbino (Tiziano, 1538). Me gusto más el Palacio Pitti, pues pude disfrutarlo mejor.

De esta forma concluyó nuestra visita a Florencia (Firenze). Me queda pendiente el relato de Bolonia, del que espero hablar dentro de dos semanas. El viaje continúa.