Los insultos y amenazas recibidos por Tomás Guitarte, diputado de Teruel Existe, durante el proceso de investidura de Pedro Sánchez, así como la campaña de boicot contra Teruel, me han animado a escribir sobre esta provincia, rememorando un viaje realizado del 31 de marzo al 3 de abril de 2011 por uno de los lugares más representativos de la España vaciada, la comarca turolense del Maestrazgo, pues en 1.204,30 km² (el 54% de Bizkaia) hay censados tan solo 3.177 habitantes, con una densidad de 2,65 hab/km². Las tres noches las pasamos en un confortable alojamiento, el Hotel Spa Balfagón **** (https://hotelspabalfagon.com/es/), ubicado en la capital de la comarca, Cantavieja, localidad situada a 1200 metros de altitud y distante 508 km de Leioa y tan solo 174 de Valencia, ciudad desde la que nosotros nos desplazamos. Os invito a conocer el Maestrazgo.
La Iglesuela del Cid (410 habitantes), declarada Conjunto Histórico-Artístico en 1982, supuso para nosotros la puerta de entrada en el Maestrazgo turolense. El edificio más importante es la iglesia de la Purificación, construida en el siglo XVII sobre un templo gótico anterior. La iglesia, el Ayuntamiento y el Torreón de los Nublos, forman un notable conjunto monumental, en el que también merecen ser reseñados la Casa Guijarro y el antiguo arco de la muralla, que cuenta con una pequeña hornacina con la imagen del Apóstol y aparece datado en el año 1721.
Con 709 habitantes, Cantavieja es la capital y la localidad más poblada del Maestrazgo turolense. Para nosotros fue nuestro «campamento base», por lo que aprovechamos las tardes para ir descubriendo esta población construida sobre un promontorio rocoso, que forma parte de los pueblos más bonitos de España y desde 1981 está declarado Conjunto Histórico, en el que destaca la Plaza Mayor, porticada en tres de sus lados, dos de ellos ocupados por el Ayuntamiento (siglo XVI) y la iglesia parroquial de la Asunción. En la plaza está la Casa del Bayle. También visitamos la ermita del Calvario y el Museo de las Guerras Carlistas, ubicado en la calle Mayor en una casa del siglo XVII, desde el que se propone un viaje en el tiempo para descubrir la zona en el siglo XIX (http://museovirtualmaestrazgo.com/guerras-carlistas.php).
Al día siguiente nos desplazamos a un pequeño pueblo, de nombre Cañada de Benatanduz (36 habitantes), perdido en la sierra de la Cañada a 1422 metros de altitud. El barrio de Monjuí concentra los restos más antiguos de la población, las ruinas del castillo. A una cota inferior se encuentra el conjunto de la Plaza Mayor, presidido por la torre de la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción y flanqueado por el antiguo Ayuntamiento, con lonja-trinquete y el hospital de los pobres, que data de 1568.
La siguiente cita la tenemos en Villarluengo (170 habitantes), en el que destaca su espectacular y hermoso emplazamiento en lo alto de un enorme espolón rocoso, al borde de un profundo barranco al que se asoman las casas del pueblo. Una vez en él nos detenemos ante la iglesia parroquial de la Asunción, de estilo neoclásico-mudéjar, y el edificio del Ayuntamiento, obra renacentista del siglo XVI. Luego subimos a la Torre Montesanto, convertida en hostal, desde la que se tiene una espectacular vista.
A continuación nos desplazamos a Pitarque (73 habitantes), pueblo que alcanzó su máximo esplendor en el siglo XIX, cuando contaba con unos 900 vecinos. Nos detenemos a tomar algo, mientras contemplamos la iglesia de Santa María la Mayor, para luego dirigirnos a nuestro principal objetivo, el precioso nacimiento del río Pitarque, a partir de las aguas que se van filtrando desde las partes más elevadas de la sierra de Gúdar. Hay que caminar por un sendero balizado durante unos 5 km y otros tantos de vuelta. De camino nos detenemos en la ermita de la Virgen de la Peña. y en la antigua central eléctrica.
Viajando por la carretera que va de Pitarque a Ejulve, después de superar innumerables curvas, nos detuvimos para contemplar los Órganos de Montoro, imponente farallón de roca caliza bajo el que discurre encajado el río Guadalope. Previamente nos paramos para fotografiar los cultivos en terraza y el túnel excavado para atravesar la mole rocosa. Más adelante pudimos contemplar en el interior del bosque un grupo de cabras montesas, con una gran cornamenta.
La siguiente cita es en Molinos (239 habitantes), donde llama nuestra atención que el pueblo está partido por el profundo barranco de San Nicolás, donde el río Guadalopillo se desploma dando lugar a un salto de agua de 30 metros. Una vez en el pueblo dos edificios llaman nuestra atención, la iglesia de Nuestra Señora de las Nieves, de finales del siglo XV, y la Casa del Concejo, el Ayuntamiento, con su imponente artesonado. Como siempre hay que dejar algo para volver, nos quedan pendientes de visitar los museos de Molinos y de Eleuterio Blasco Ferrer, la exposición Agu-a-rte y la gran atracción de la población, las espectaculares Grutas de Cristal (http://www.grutasdecristal.com).
Continuamos la ruta hasta Cuevas de Cañart (76 habitantes), pueblo perteneciente al municipio de Castellote, que conserva el trazado urbano de origen medieval, por lo que ha sido declarado Bien de Interés Cultural. Han desaparecido el castillo y la muralla, de la que solo se conserva el portal de Marzo. Entre los edificios civiles destacan el Ayuntamiento y las casas Moliner y Arellano, edificio neoclásico. La arquitectura religiosa está representada por la iglesia parroquial de San Pedro Apóstol y las ermitas de la Virgen de los Pueyos y de San Blas, además de los restos de los conventos de Monjes Servitas y de Concepcionistas Franciscanas.
Aunque no entramos, pasamos junto a Seno (39 habitantes), del que sobresale la esbelta torre mudéjar de la iglesia de Santa Elena (siglo XVIII). Nuestro siguiente destino es Castellote, capital del segundo municipio más poblado (681 habitantes), pueblo ubicado en la ladera de un monte coronado por las ruinas de un castillo templario. Su principal edificio es la iglesia gótica de San Miguel, aunque también llama nuestra atención la fuente gótica. En este intenso día todavía nos quedan casi 50 km para regresar a Cantavieja, pero nos volvemos a detener para fotografiar el embalse de Santolea.
Iniciamos una nueva jornada dirigiéndonos a Tronchón (67 habitantes), pueblo declarado Conjunto Histórico-Artístico y famoso por sus quesos. La plaza de la Iglesia constituye el centro neurálgico de la población, pues a ella se asoman el templo de Santa María Magdalena, la Casa Consistorial, el horno y la antigua cárcel. Cuenta también con notables casas, entre las que destacan las del Santo, del Marqués de Valdeolivo, Rectoral y Monforte. También llama mi atención la existencia de un trinquete. Al abandonar el pueblo vemos a dos pastores cuidando un rebaño de ovejas.
Concluimos este apresurado viaje por el Maestrazgo turolense en uno de los pueblos que más me han gustado, Mirambel (116 habitantes). Por algo está considerado uno de los conjuntos arquitectónicos más importantes de Aragón. Desde 1980 es BIC y en 1981 recibió la medalla de oro de Europa Nostra por las tareas de restauración. Accedemos al recinto amurallado y vamos dando un monumental paseo por sus calles, contemplando construcciones tan notables como el Portal de las Monjas, el convento de las Agustinas, la iglesia de Santa Margarita, la Casa Consistorial y las casas renacentistas de Aliaga y Castellot. Pasamos junto a la ermita y abandonamos el recinto amurallado por el Portal del Estudio.
Nuestro recorrido por el Maestrazgo turolense ha concluido, con la sensación de que, por su emplazamiento, algunos pueblos me recuerdan a los de la Toscana italiana. El viaje continúa ahora hacia el Maestrazgo de Castellón, pero de ello hablaré en otra ocasión.
Te falto comer en casa Matilde en Tronchón, lo hubieras bordado.
Muy buen blog y gracias
Simplemente fantástico y muy realista tu comentario sobre esa maravillosa comarca turolense. Me alegra que te haya gustado, no es para menos, ahora solo te falta asistir a alguna de sus fiestas de invierno y a alguna romería.
He estado en invierno en la capital y con nieve y hielo en Albarracín. Una preciosidad.
Zona desconocida para mi y de una gran belleza, cómo he podido comprobar en este estupendo viaje. Muy a tener en cuenta.Teruel no sólo existe,sino que encierra estupendos tesoros. Un abrazo.
La próxima visita , realizar el sendero al nacimiento del río Pitarque las pasarelas de Montoro de Mezquita,Ladruñan,el castillo y ermita de Castellote en fin ,una zona por descubrir nosotros hace años que vamos en moto y es un paraíso.
Excelente reportaje de una persona, a la cual conozco, que se esfuerza diariamente en compartir sus vivencias de la mejor forma posible, a toda esa gente que les pueda interesar.