El 14 de septiembre nos quedamos cerca de Leioa, a poco más de 45 km de casa. Además tocaba caminar, pues se trataba de recorrer poco más 4,5 km y otros tantos de vuelta por la Vía Verde de Arrazola, ejecutada por la Diputación de Bizkaia por el trazado del antiguo ferrocarril minero que circulaba por el valle de Atxondo, uniendo Apatamonasterio con Arrazola desde 1904 a 1959. La ruta es solo peatonal, estando prohibido el paso a bicicletas. El camino empieza junto a una zona de recreo equipada con bancos y circuito biosaludable existente en la calle Ziarreta de Apatamonasterio.
Me encanta esta ruta que hemos realizado en varias ocasiones, aunque no volvíamos a ella desde mayo de 2020, cuando fue nuestra primera salida tras el confinamiento de la pandemia. Con qué ilusión la realizamos tras poder abandonar el segundo confinamiento, el municipal. Para acceder a la ruta tenemos que atravesar el puente que cruza el arroyo Arrazola, dándonos acceso a unas especie de paseo con bancos y papeleras. Pronto vemos una novedad, las enormes columnas que soportarán el futuro TAV.
Abandonamos el sombreado bosque y salimos a una zona abierta, rodeada de praderas en la que pasta un rebaño de ovejas. Es la parte que más me gusta de la Vía Verde, pues ante nosotros aparecen majestuosas las Crestas del Duranguesado, en el tramo comprendido entre los montes Anboto y Alluitz. Una gozada de imagen.
Echando la vista atrás volvemos a ver los pilares sobre los que pasará la vía del TAV. Entramos entonces en una zona sombreada y vemos un grupo de caballos. Cuando todavía no llevamos 1 km del recorrido llegamos al barrio de Marzana, que dejamos a nuestra derecha, pasando junto a la iglesia de San Martín, de mediados del siglo XVI, junto a la que se encuentra la casa torre de los Marzana, uno de los linajes más influyentes del Duranguesado en esa época.
Seguimos caminando por la Vía Verde. Al llegar al kilómetro 1,3 tenemos un área recreativa con mesas y baños públicos. Enseguida pasamos por Olazar junto a una hermosa zona de caseríos rodeados de huertas, entrando posteriormente en una nueva zona sombreada, teniendo a nuestra izquierda el arroyo Arrazola, que baja con fuerza.
Pronto tenemos que cruzar la carretera que conduce a la ermita de Santiago. Un cartel nos indica que ya hemos recorrido la mitad de la ruta, 2,3 km, y otro que estamos en el Parque Natural de Urkiola, pudiendo volver a contemplar el monte Alluitz. La vegetación es muy abundante en la Vía Verde, pero en esta zona lo que abundan son los nogales.
La Vía Verde llega al barrio de Arrazola, que dejamos bastante a la derecha, con sus caseríos y la iglesia de San Miguel Arcángel, de estilo gótico-renacentista. Comenzamos a ver la cara norte del monte Anboto. El recorrido sigue siendo entretenido, pues ahora contemplamos a un par de carneros y a un grupo de vacas. También observamos que los autobuses de Bizkaibus llegan a estos pequeños barrios.
La Vía Verde cruza por un puente la carretera que se dirige al barrio de Arrazola y, como seguimos avanzando, va cambiando la imagen de la cara norte del Anboto, residencia de la Dama de Anboto, que sobresale sobre las verdes praderas, en las que hay varios caseríos y diferentes grupos de vacas. También vemos un caballo solitario. Ya falta poco para concluir nuestro recorrido.
A escasos metros de concluir nuestro recorrido, en el kilómetro 4,5, pasamos junto a la ermita de San Roque, que tiene prácticamente al lado una monumental fuente. Poco más adelante, a nuestra izquierda, podemos contemplar una vagoneta del antiguo ferrocarril minero. Ya solo nos queda un tramo prácticamente llano para concluir nuestro recorrido en Tope Taberna, situada al otro lado del arroyo que se cruza por un pequeño puente. Aquí nos obsequiamos con una ración de txistrorra y un vino clarete. Es otro aliciente más para recorrer la Vía Verde de Arrazola.
El recorrido realmente no terminó aquí, pues tuvimos que caminar, ahora cuesta abajo, los poco más de 4,5 km que nos separaban del lugar en el que habíamos dejado el coche, en Apatamonasterio, para luego continuar en él los 45 km que nos separaban de Leioa.