Esta escapada tiene como “campamento base” la localidad lucense de Viveiro, que del 11 al 14 de julio celebra la decimosegunda edición del Mercado Renacentista, versión gallega de nuestros mercados medievales. Eso si, un consejo, no se os ocurra consumir nada en el gran bar medieval que montan en la plaza. Una ración de calamares y dos Alvariños cuestan el doble que en Leioa y los calamares son incomestibles, pues están refritos.
Lo mejor de Viveiro es su privilegiada ubicación en la Mariña lucense, en torno a la playa de Covas, de 2.100 metros de longitud, que cuenta con un agradable paseo marítimo. En la parte occidental de la playa hay unas rocas conocidas como Os Castelos, así como el islote Insua, que contribuyen a embellecer el paisaje.
Merece la pena recorrer el casco antiguo de Viveiro, al que se accede por la Puerta de Carlos V, resto de la antigua muralla. Esta nos conduce a la Praza Mayor, plaza rodeada de casas con miradores, en la que se encuentra el centro del Mercado Renacentista. A un paso tenemos la iglesia de Santa María del Campo, el edificio religioso más antiguo de la ciudad. Un poco más alejada está la iglesia del convento de San Francisco, construcción del siglo XIV, junto a la que se encuentra el grupo escultórico “Los heraldos del encuentro”, que hace referencia a la Semana Santa.
Salimos de Viveiro y recorremos la costa hasta llegar a uno de los lugares que más me gustan de Galicia, el cabo de Ortegal, el segundo más septentrional de la península Ibérica, solo superado por el cabo de Estaca de Bares. Se encuentra en el término coruñés de Cariño. Si no hay niebla, merece la pena pasar un rato junto al faro y contemplar los acantilados que lo rodean.
Nos dirigimos ahora a la localidad coruñesa de San Andrés de Teixido, pero antes nos detenemos en el Miradoiro de Teixidelo. Un corto paseo nos permite llegar a un pequeño montículo situado a 337 metros sobre el nivel del mar, donde se encuentra el Cruceiro do Curutelo, desde donde tenemos una espectacular vista de la costa de A Serra da Capelada, la ensenada de San Andrés de Teixido y los acantilados del Monte Tarroiba.
Al fin llegamos a San Andrés de Teixido, situado en el municipio de Cedeira. La capilla de San Andrés es un famoso centro de peregrinación pues, según el dicho popular, “vai de morto quen non foi de vivo” (va de muerto quien no fue de vivo). Merece la pena pasar un rato en esta agradable aldea, donde aprovecharnos para tomar algo, pues ha salido uno de esos días de julio en los que hace mucho calor.
Nos detenemos a comer en la localidad coruñesa de Ortigueira, muy vinculada a la gaita gallega, motivo por el que tiene una gran escultura dedicada al gaitero. El casco urbano está ya cerrado al tráfico, pues del 11 al 14 de julio será escenario del Festival Internacional do Mundo Celta, al que acuden miles de personas.
En el mismo municipio de Ortigueira (A Coruña) y más en concreto en la parroquia de San Julián de Loiba buscamos un banco que se ha hecho famoso porque alguien realizó en él la siguiente inscripción: “The best bank of the world” o, lo que es lo mismo, “el banco más bonito del mundo”. Hoy se ha convertido en un lugar de peregrinación de turistas. La verdad es que merece la pena, pues desde él se pueden contemplar unas impresionantes vistas de la costa situada entre el cabo de Estaca de Bares y el de Ortegal.
El siguiente día comemos churrasco en el puerto del pintoresco pueblo de O Barqueiro, situado a un paso del cabo de Estaca de Bares, situado en el municipio de Mañón (A Coruña). Constituye el lugar más septentrional de la península Ibérica, por lo que está considerado el punto en el que confluyen el océano Atlántico y el mar Cantábrico. Cuenta con un faro e instalaciones militares abandonadas.
No soy de ir a la playa, por lo que todavía no os he hablado de ellas, pese a que la costa gallega cuenta con excelentes arenales. Sin salir de Viveiro podemos contar con varias playas, pero os recomiendo otras dos Si quieres paz y tranquilidad y un entorno sin urbanizar, el lugar es la playa de Arealonga, en el municipio de O Vicedo (Lugo), a 13 km de Viveiro. Tiene una longitud de 1.300 metros y una anchura que oscila entre 15 y 80 metros. En el mismo municipio, pero más urbanizada y concurrida, aunque llena de encanto, está la playa de Xilloi, de 550 metros de largo y una anchura que oscila entre 60 y 90 metros.
INFO: En esta escapada a Viveiro no hemos alojado en el Hotel Thalasso Cantábrico Las Sirenas (www.thalassocantabricolassirenas.com), moderno establecimiento de 4 estrellas situado sobre la playa de Sacido, que cuenta con piscina y un excelente restaurante con vistas al mar. Probablemente nunca he comido tan bien en Galicia. Os dejo algunos de los platos degustados.
Holaaa, sabía que tenía un correo pendiente y con ésta cabecita loca,casi se me pasa este viaje por tierras gallegas.Conozco Viveiro por el camino de Santiago, terminamos una etapa y al año siguiente comenzamos allí mismo.Me has hecho recordar muy buenos momentos y la posibilidad de ir a conocer sitios tan auténticos.Ya veo que sabéis combinar perfectamente,el turismo de paisaje y cultural,con el culinario…y qué no falte.