Del 10 al 20 de marzo realizamos la primera escapada del año, con más de 3.100 km de recorrido y como destino Andalucía. Las previsiones de tiempo eran horrorosas, tanto que estuvimos a punto de cancelar el viaje. Daban mucha lluvia, habiendo caído 180 litros en Grazalema, uno de los destinos previstos, el día antes de nuestra salida. Por el centro anunciaban nieve a 1200 metros y el puerto de Somosierra, por donde teníamos que pasar, se encuentra a 1440 metros de altitud. Sin embargo el tiempo nos respetó, pues llovió durante unos 150 km y la nieve solo la vimos en la cuneta al pasar el túnel del puerto. En los diez días restantes no volvió a llover e incluso pasamos algo de calor. En resumen, dos noches en Jaén, otras dos en Arcos de la Frontera, cinco en Novo Sancti Petri y, de regreso, una en Trujillo.
Como el viaje era largo, decidimos hacer un alto en el camino en el Parador de Jaén ****, tras recorrer 744 km desde Leioa (https://paradores.es/es/parador-de-jaen). Aunque Jaén no era una ciudad que me atraía sobremanera, fue un acierto pasar allí dos noches, pues el Parador está ubicado en lo alto del cerro de Santa Catalina, junto al castillo del mismo nombre. Además nos dieron una habitación superior con una terraza con amplias vistas sobre las montañas. La atención, la gastronomía y las instalaciones son de las que mejor he visto en la red de Paradores.
Dejamos para el último día la visita del castillo de Santa Catalina, que teníamos al lado, pues aunque la panorámica central con la que ilustro este apartado es de cuando llegamos, al poco tiempo empezó a llover. La entrada cuesta 3,50 € (mayores de 65 año: 1,50 €) y hay que sacarla en una máquina a la entrada. Nos agradó que la persona que nos atendió sabía unas cuantas palabras en euskera. En el siglo IX ya había en este lugar una alcazaba, aunque, tras la conquista, fue Fernando III quien en 1246 construyó el castillo cristiano que ahora vemos. Info: https://castillosantacatalina.es/.
El chaparrón que cayó al poco de nuestra llegada impidió que subiéramos a la cruz del castillo, de la que nos separaba tan solo unos 10 minutos de marcha, así que los dejamos para el día siguiente, tras regresar de Baeza y Úbeda, principal motivo de esta escala. La cruz fue levantada en 1950 por Eduardo Balguerías muy cerca del castillo. Es un lugar muy frecuentado por jienenses y visitantes pues desde ella se tiene una espectacular panorámica de los montes de Sierra Morena y Sierra Mágina, además de ser el único lugar desde el que se tiene una vista casi aérea de la Catedral.
El día siguiente a nuestra llegada, antes de desplazarnos a Baeza y Úbeda nos acercamos a ver el principal monumento de Jaén, la Santa Iglesia Catedral de la Asunción de la Virgen, ejemplo del esplendor de la diócesis de Jaén durante los siglos XVI-XVIII. Consagrada en 1660, su interior cuenta con estilos renacentista, barroco, churrigueresco y neoclásico. Uno de los lugares más interesantes es el neoclásico retablo del altar mayor, destacando también la sacristía, obra cumbre de Vandelvira, la sala capitular y la capilla de Santa Teresa. Antes de acceder a su interior vemos el Cristo de la Hermandad de la Buena Muerte. Horario: De lunes a viernes de 10:00 a 14:30 h. y de 16:30 a 20:30. Entrada: 7 € (jubilados: 6 €). Info: https://catedraldejaen.org/. Os recomiendo dejar el coche en el Parking San Francisco Centro, en la calle Joaquín Tenorio.
He comentado algunos de los lugares de interés del interior de la Catedral de Jaén, pero, en mi opinión, mención especial merece el coro, de estilo gótico tardío, que destaca por su belleza y sus 148 sitiales de madera de nogal, que lo convierten en uno de los más grandes de España, motivo por el que fue criticado cuando se concluyó en 1736. Os recomiendo también visitar el museo catedralicio, del que he seleccionado alguna de sus obras como la Piedad, de Pedro Machuca, la Santa Cena y los cuadros de la Santísima Virgen y de Esteban Gabriel Merino.
Nada más salir del Parking San Francisco Centro, nos detuvimos en el palacio de la Diputación, edificio ecléctico de finales del siglo XIX, que cuenta con un coqueto patio interior en el que destaca una fuente monumental procedente del antiguo convento de Santo Domingo de la Guardia de Jaén. Enfrente tenemos la parte trasera de la Catedral, con la iglesia del Sagrario y la estatua de Andrés de Vandelvira, reputado arquitecto y cantero renacentista. Frente a la Catedral tenemos el Palacio Episcopal, que conserva la fachada del siglo XV y el Ayuntamiento, que fotografié desde la Galería Alta de la Catedral.
La otra disculpa para pernoctar en Jaén fue conocer su proyecto más innovador, el Museo Íbero, edificio de más de 11.000 metros cuadrados inaugurado el 11 de diciembre de 2017. En un lateral se encuentra la escultura dedicada a los represaliados de la dictadura. Como los domingos por la tarde y lunes está cerrado, dejamos la visita para el martes, 12 de marzo, antes de marchar. El resto de los días abre de 9 a 21 h, siendo la entrada gratis. Está ubicado en el paseo de la Estación, teniendo enfrente el Parking Avenida. De las obras expuestas en la planta baja me quedo con la loba, el león íbero y la estela de la Diosa de la Puerta del Sol. De interés son también las obras del Taller de Cerámica 2023. Info: https://www.museosdeandalucia.es/web/museoibero.
Pese a las sucesivas promesas de los políticos, el Museo Íbero de Jaén continúa sin contar con una exposición permanente, fruto del traslado de objetos desde otros museos de Andalucía. Por este motivo la planta superior la ocupa la exposición temporal con la que se abrió, que lleva por título “La dama, el príncipe, el héroe, la diosa”, que resulta muy interesante y didáctica. Una pequeña pieza que llamó mi atención es “la caja de los guerreros”.
Tras una visita express a la capital jienense, pasamos a conocer el principal motivo de esta escala, las localidades de Baeza y Úbeda, que forman parte de la selecta lista del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO, pero de ello espero hablar la próxima semana. La escapada continúa.