En mi comentario anterior os dije que iba a Manchester y ahora que estoy de vuelta os tengo que decir que sé que ha sido uno de los días más especiales de mi vida en lo referente al fútbol. En mi caso es normal porque tengo metido al amor al Athletic hasta en la última célula de mi cuerpo, pero lo que me ha llamado la atención ha sido que a la vuelta de tierras inglesas veo que muchos no van a olvidar el 8 de marzo del 2012, por supuesto, ningún aficionado del Athletic, ni los que se quedaron en Bilbao, ni los que fuimos a Manchester, pero es que creo que ni siquiera los aficionados de otros equipos, y ni tampoco (y esto es lo más increíble) mucha gente a la que no le gusta el fútbol.
El día fue increíble desde que puse pie en la ciudad (a las 11:30), hasta que llegué de vuelta a casa (las 4:30 de la madrugada del viernes). El tener la suerte de ver a 8.000 aficionados que se desplazan tan lejos, siendo tan caro, a ver a su equipo en un partido que no es una final, ya de por sí llama la atención, y sin considerar que es un record a nivel europeo un desplazamiento tan numeroso. Una hinchada que fue a animar a su equipo y a divertirse de la manera más sana. Animar y animar sin molestar a nadie. Los ingleses se quedaron alucinados, la policía que igual pensaba que les enviaban a un marrón como es controlar a 8.000 aficionados, se sumó a la fiesta desde el minuto uno, porque vieron que éramos tan peligrosos como un recién nacido. Qué paciencia los “Bobys” (el más pequeñito medía 1,80 m) intercambiando casco por txapela para las 8.000 fotos de rigor. Todos cantando, saltando, divirtiéndose y disfrutando de todo lo que veíamos. Marijaia con una Copa enorme en la cabeza y una foto de Rooney a la espalda preguntándole que si querría jugar en San Mamés.
En mi trabajo a pesar de que a pocos les gusta el fútbol (aunque todos son del Athletic) todos vieron el partido, y todos se emocionaron con las imágenes. Un conocido mío, hincha del Real Madrid que suele querer que pierda el Athletic, ayer se me acercó y me dijo que qué partidazo y que nunca había visto un partido así, ese juego eléctrico, y ese baño a nada menos que al Manchester United.
Conclusión: Nadie creo que olvide el espectáculo que dieron nuestros chicos en el “teatro de los sueños”, ni tampoco el recital de la hinchada que tanto dentro como fuera del campo, no paró de animar ni un segundo. ¡Chapeau!