La verdad

Todos esos inmigrantes a los que el gobierno español, este que reparte carnés de progresista y solidario, ha maltratado en Canarias son necesarios. Todos ellos, hacinados en el dique en un puerto y trasladados a habitaciones de hoteles mientras son acusados de estar de vacaciones por la extrema derecha, son necesarios. Lo repito, sí, porque parece que si no repetimos mil veces esta verdad no dejaremos de atender a cualquier mentira sobre la inmigración: “Valerio asegura que se necesitan unos 250.000 inmigrantes al año para mantener las pensiones”. Este titular de Europa Press es la base. Luego vendrá lo demás.

Déjales que camelen

Insisto en comparar a Vox y a Bildu en esta columna porque no puedo evitar que los unos me recuerden a los otros. Del mismo modo que la izquierda abertzale ha querido apropiarse de cualquier expresión política o cultural vasca (desde el “gudari eguna” a la bertsolaritza pasando por la selección de Euskadi, a la que sustrajeron el nombre, y el balcón del Carlton), Vox intenta apropiarse de todo lo español. Ahora es el turno del Día de la Constitución, jornada para la que los de Abascal han convocado concentraciones… Contra el gobierno de España. Si ellos quieren implosionar España, pues déjalos.

Pero, ¿este derroche qué es?

Donald Trump abandonará la Casa Blanca meándose en la alfombra, y su esposa Melania la abandonará dejando los armarios llenos de opulencia hortera, porque no se me ocurre otra forma de definir a lo que ha preparado para la Navidad en la residencia presidencial. Un derroche de luces, brillos, piñas, rosas rojas, árboles y espumillón blanco como si esta fuera su última Navidad en el edificio, en su matrimonio y, si nos descuidamos, en el país. Una acción equivocada, fuera de lugar en el año más difícil y en un país que ha sufrido tanto por la violencia y la exaltación de la extrema derecha.

Islandia, la modélica

No me parece mal que Islandia juegue sus cartas tan bien como sea capaz. Al contrario: todos los países hacen lo que pueden y los pequeños tenemos que ser imaginativos. Y en Islandia lo son: han colado al mundo una visión progresista de su país (al final de la anterior crisis parece que no encarceló a banqueros) y ahora van a cambiar el turismo de mochilero (con dinero, pero mochilero) por el turismo diferente y elitista, directamente. Nada de escapadas, el gobierno de Islandia apuesta por las largas estancias en la isla siempre que tengas mucho dinero para ganarte el transfer y el disfrute de sus paisajes.

La Pantoja tiene tirón

Sé que los hijos de Francisco Rivera se han unido y han hecho frente común ante su viuda, Isabel Pantoja. Incluso el hijo del torero y “la tonadillera” se ha aliado con sus hermanos contra su propia madre. Lo sé porque, sin ver un minuto de los especiales de Telecinco sobre la familia, es imposible no saberlo. Telecinco sigue siendo una máquina aspersora de basura perfecta. Y entiendo perfectamente que en estos tiempos de angustia, de aburrimiento, de confinamiento, de miedo… Nos refugiemos en estos temas de mierda. Porque, sí, son de mierda, pero el interés que despiertan es tan legítimo como una novela.

El gobierno de «la gente»

Las y los autónomos no somos “la gente”. Somos otra cosa, qué se yo, empresarios. O algo peor: aspirantes a empresarios que no valemos y por eso nos hacemos autónomos. Pero está claro que nos estamos forrando así que esta fiesta de la subvención y la ayuda directa la vamos a pagar, en parte, nosotros. Todo sube: el paro, el sueldo de los miembros del gobierno y la cuota de autónomos hasta 24 euros al mes en lo que va de 2020. Este 2020. Si el de Rajoy fue un gobierno de millonarios alejados de la ciudadanía, este de funcionarios y profesores de universidad no parece más pegado a la realidad.

Bueno, todo no sube

Este gobierno español habla mucho de los impuestos de los ricos pero a los que recorta es a lo pobres. A los autónomos, por medio de la subida de la cuota, y en el CIS a los que lamina es a los encuestadores que, por supuesto, forman el eslabón más débil de la cadena de investigaciones sociológicas públicas: “El precio por entrevista baja de los 17,50 € antes de la pandemia a los 12,06 actuales. (…) (las y los encuestadores) en ocasiones cuentan con sueldos que no superan los 500 euros” (La Información). A tope de discurso de izquierdas, a tope de proclamas, puños en alto y fotos antidesahucios… Pero con el mazo dan.

Ahora, coherencia

Los dos principales partidos de la CAV han aprobado las cuentas del gobierno español que golpean a ciudadanos tan peligrosos para las arcas públicas como los autónomos y los encuestadores del CIS. Así que ahora les toca tirar de las reservas de coherencia. Pello Salaburu en Twitter afilaba más el disparo a portería: “Pues a aguantar el paraguas con gotas de lluvia durante un año. El ‘sí’ a los presupuestos es el sí a la Guardia Civil, a la Casa Real, al ejército, a las bombas fabricadas en España… A todo eso va a decir ‘sí’ EH Bildu. Bienvenidos a la política real, un poco más compleja que la de boquilla”.

El termómetro industrial

Por muchos hilos en Twitter que publiquen los expertos en teorías (porque sobre el terreno, poco), lo cierto es que en los centros de trabajo y el transporte público no se dan los contagios. Exactamente por el mismo motivo por el que no se dan en las ikastolas ni el transporte escolar. Así que la difícil decisión de salvar la industria que tomaron los gobiernos hoy es indiscutible por positiva, y más con titulares como: “La industria afronta con esperanzas 2021: prevé elevar su inversión un 10%. La expectativa de las vacunas y la ayuda europea hacen que las empresas sean optimistas” (El Confidencial). Cuanto mejor, mejor.


“¿Hemos normalizado cientos de muertos diarios?”. Eso se pregunta Alberto Sicilia en Público, y yo creo que la respuesta es evidente: sí. Ni el Teleberri ni el Telediario acongojan tanto como en marzo o abril. Eso nos permite salir a la calle, hacer una vida normal y sostenernos económicamente a nosotros mismos y a todo el sistema social, que está gastando lo que no tiene. Pero como sugiere el autor, el precio no puede ser la relajación, los contagios y la resignación ante la lotería de la muerte. Al virus, igual que a la crisis, tenemos que combatirlo entre todas y todos. Esa será la única manera de vencer.

Influencers

Mientras celebrábamos ayer el día del influencer llegó a mi timeline en Twitter la denuncia de un hostelero de Barcelona que se quejaba de que una pareja de influencers le pidiera una invitación para comer “sus mejores platos” y dar a conocer el local. El dueño del restaurante recordaba su situación en Catalunya: sin poder abrir por las noches, con un aforo del 30% y parte del personal en ERTE, lo que menos le puede apetecer es invitar a comer, y menos, a quien se postula para que los demás lo hagan. Espero que la pandemia ataque acabe con esta falsa espuma de Internet que tanto daño hace.

También en política

Me hago mayor y más cascarrabias, y si me indignan los que, bajo el paraguas de los infuencers, pretenden pasárselo pipa a cuenta del esfuerzo de los demás (porque si no facturan y solo cobran en invitaciones, lo suyo desde luego no es un trabajo), más lo hacen quienes quieren ir de influyentes en política y no pasan de ser meros difusores de argumentarios escritos en gabinetes de partidos. Así que, bien por Daniel Innerarity, que responde a un viceconsejero andaluz que pretendía defender, con torpeza y atacando a los vascos, el paraíso fiscal y capitalino en el que han convertido Madrid.

Aquí sí que los necesitan

Donde necesitan infuencers pero de los buenos, de los que siempre hemos llamado prescriptores, es en el gobierno español si quieren rentabilizar la aplicación “Radar COVID”, esa cuyo éxito parecía condicionado a que los vascos la aceptáramos tal y como era: en castellano sagrado, porque el retraso para que un euskaldun pudiera interactuar en su idioma y frenar una pandemia mundial parecía poco menos que un sacrilegio. Pues bien, hemos pecado todos de desidia porque asistimos a un “fracaso estrepitoso de ‘Radar COVID’: solo la utiliza el 14% de la población española” (República.com).

El carísimo sistema público

El sistema, por definición, es caro: es caro el sistema de partidos, es caro el sistema sanitario y es caro el sistema público, en general. Son caros pero son necesarios y, si no, podemos valorar alternativas. Y es preciso ser consciente de ello, por ejemplo, cuando exigimos la actualización de las relaciones de la ciudadanía con la administración vía telemática: una plantilla mayor y unas webs desfasadas hacen que la actualización sea carísima en España. Hasta 50 millones de los fondos europeos por el COVID podrían ir destinados a esta puesta al día, según El Confidencial, donde han dado un buen repaso al tema.

El bonito final de Trump

El de Donald Trump va a ser un final bonito. Bonito para quienes le queremos derrotado y, a poder ser, humillado. El recuento que ha costado tres millones de dólares a “la campaña” del presidente (un concepto demasiado genérico para tanto dinero) solo en Wisconsin ha servido para encontrar 87 votos más a favor de Biden y ninguno fraudulento, como pretendía el republicano. Con esto y con todo lo demás soy de los que cree que el trumpismo está acabado. Tanto el encabezado por Donald (que tendrá 78 años dentro de cuatro) como el de Ivanka, Eric o Donald Jr., lo que es una magnífica noticia para todos.

Feliz día del influencer… O no

Hoy es San Andrés, la fiesta más importante en Escocia, esa nación sin estado que todos, hasta los más quiméricos, admiramos por su pragmatismo. Pero también es el Día del Influencer, esa profesión que necesita una definición tanto que la protagonizan más candidatos y candidatas a influencer que personas que verdaderamente son capaces de influir, ya sea en una compra (lo que más se busca) o en un tema de conversación. Al respecto, rescato la reflexión de Sergio Maydeu-Olivares, que define este día perfectamente: “Lo mejor de las polémicas de Twitter es cuando sales a la calle y no hay polémica ni Twitter”.

Todo termina así

¿Alguien se acuerda hoy de Elena Cañizares? En el pasado lejano de Twitter, es decir: la semana pasada, Cañizares era toda una estrella y millones de personas estuvieron pendientes de esta enfermera con coronavirus y de si sus compañeras de piso le calentaban el tupper o no. El tema fue tan importante que el community manager de Pablo Iglesias hizo que el vicepresidente empezara a seguirla en Twitter, como vimos en la cuenta que informa de los contactos que hacen los miembros del gobierno. Así acaba todo en redes: con que Pablo Iglesias siga en Twitter a la víctima de la última injusticia.

La influencer del PP

¿Es Elena Cañizares una influencer? ¿Lo es Pablo Iglesias? ¿Su community manager intenta que lo sea para cuando deje la política o todo forma parte de un juego mal entendido? ¿Lo es Cayetana Álvarez de Toledo? Por supuesto que sí. La diputada del PP a la que Pablo Casado dio y quitó poder intenta influir desde YouTube. ¿Cómo? Mostrándose como verso suelto que abraza las posiciones de Vox sin abandonar el PP. Esta situación deja de ser graciosa cuando, en sus intentos por llamar la atención, ataca consensos básicos: “No existe la violencia contra la mujer por el hecho de ser mujer”.

¿Se puede ganar dinero jugando a videojuegos?

El post de Adrián Suárez en 3DJuegos, sin duda, debería de ser muy influyente, porque es el más completo que he encontrado sobre cómo ganar dinero jugando a videojuegos. En resumen: ni con libros, ni con podcast, ni con webs sobre el tema. Nada de eso da dinero. Sí lo da tener un canal en YouTube y Twitch sobre videojuegos muy, muy trabajado y completarlo con otro tipo de actividades on-line. Lograr vivir de ello es dificilísimo, pero todavía lo es más ser jugador profesional: con una vida “laboral” de los 13 a los 25 puedes ganar mucho dinero pero son poquísimos quienes lo logran.

Algo bueno tenía que traer…

Soy de los pesimistas, si sigue esta columna ya lo sabrán: creo que no saldremos mejores de la pandemia, al contrario, y de hecho tenemos demasiadas pruebas de que está aflorando lo peor de nosotros, como sociedad y como individuos. Pero algo bueno tenía que traer tanto sufrimiento: “2020, el año que las empresas dejaron de creer en el optimismo ingenuo y los vendehúmos”, leo con ilusión renovada en Pymes y Autónomos, porque “en el momento de la verdad, en mitad de una pandemia. (…) es cuando los verdaderos líderes se dejan ver, y son los que ofrecen soluciones”. Viva lo sencillo, lo lógico y lo práctico.

Cuánto tiempo perdido

Si la primera negociación de los representantes de Bildu con el gobierno español traerá a Euskadi mejoras en la red de cercanías de Renfe o apoyo a la industria aeronáutica que asegurará empleos, ¿por qué no lo han hecho antes? Si es cierto lo que escriben en El Independiente de que “el 40% de traslados de presos de ETA se ha autorizado durante la negociación presupuestaria”, ¿por qué no lo han hecho antes? ¿Cuánto tiempo ha perdido Euskadi por el enroque de la izquierda abertzale (su pasado más oscuro, incluido)? ¿Cuánto más va a perder negando esa negociación en la CAV?

Política sin subvenciones

La democracia es cara y solo juegan a abaratarla los más ignorantes, los más populistas o los que cumplen con las dos características. Porque no suele fallar: ¿quién apuesta por que se retiren las subvenciones a los partidos? Pues los que suelen aparecer en titulares como este de Eldiario.es: “Vox ingresó en 2019 más donaciones privadas que la suma de las recibidas por el resto de partidos”. Y, ¿no representa precisamente Vox al establishment del anterior régimen muy acomodado económicamente hoy? En resumen, si no hay subvenciones a los partidos solo podrían presentarse los sufragados por los de siempre.

Tiremos de lógica

Con el descenso de los contagios en la CAV y Nafarroa van apagándose, también, ciertos argumentarios que deberían de sonrojar a quien los difunde. Ya es innegable que el coronavirus se transmite mejor cuando nos relajamos. Los hosteleros no tienen la culpa, pero sí los locales donde se da esta situación, por eso creo que la medida es injusta pero necesaria. Y a los datos me remito. El virus no se contagia ni en los colegios, como hemos comprobado otra vez esta misma semana, ni en las empresas, ni en el transporte público por el mismo motivo, exactamente: no nos relajamos en esos espacios.

Internet ya pertenece a Amazon

Amazon es la empresa más citada como paradigma del comercio electrónico. Para bien y para mal. Pero en lo que no solemos reparar es en que Amazon ya no es solo una supertienda con millones de repartidores: su negocio va derivando a convertirse en el gran proveedor de servidores virtuales gigantes. ¿Qué quiere decir esto? Pues que “en los servidores de Amazon se almacena gran parte de Internet” (Xataka), y una interrupción reciente de su servicio ha hecho caer miles de webs en Norteamérica pero también “ha dejado K.O. a productos tan peculiares como aspiradoras o timbres de puertas” conectados a la red.

Dicho lo cual…

Raúl Díaz no es un tuitstar, pero no deja de ser uno de los tuiteros más acertados que conozco. Igual lo que sucede es que Raúl, como portugalujo de 40 años que es, lo mismo que yo, sabe poner palabras a lo que me pasa. Pero no puedo dejar de asentir cuando leo tuits suyos como ese que anuncia “la edad de oro del pesimismo”. Esa es nuestra época, no hace falta buscar más porque nadie lo va a definir mejor: desde Trump al coronavirus pasando por la batalla cultural de quien quiere apropiarse de derechos y libertades, todo dibuja un futuro pesimista que Twitter no mejorará. Pero una cerveza fría puede que sí.