De la épica al «porsiaca»

El silencio de Carles Puigdemont en el Parlament ayer fue lo de menos. El President se ha quedado fuera de foco por decisión propia: ni diálogo en el Senado, ni anuncio de elecciones, ni DUI sin 155 y todo con retrasos constantes que, se pongan como se pongan, afecta negativamente a la imagen de seriedad de este procés. Su futuro ahora es incierto: lo mismo puede ir a la cárcel y ser alzado a la categoría de mártir que ser arrinconado en las próximas elecciones.

Rajoy sí tiene un plan

Pese a la DUI, Mariano Rajoy casi siempre va a ganar la mano a Carles Puigdemont porque tiene un plan. Lo ha anunciado, se ha ratificado en él en público y en privado (su enroque dinamitó la convocatoria de elecciones) y lo ha consumado entre aplausos. Y ahí es donde me detengo: en esas ovaciones que recibía Rajoy y que han criticado Jorge Bustos o Àngels Barceló. La bancada del PP convertía una decisión políticamente trágica en una imperdonable fiesta.

Pero, ¿qué aplaudían?

La bancada del PP aplaudía que Mariano Rajoy estaba ganando en el Senado las próximas elecciones generales. Y que lo estaba haciendo en la semana en la que una fiscal ha concluido que el tesorero del PP repartía entre altos cargos el mucho dinero que donaban sin declarar las empresas receptoras de obra pública. Javier Arenas, uno de los que más habría recibido según los papeles de Bárcenas, tuiteaba ayer que Rajoy era “garantía de legalidad”. Ver para creer.

Los que persisten en su error

Una de las cosas que está acabando con Podemos es la soberbia de sus líderes. No conocía a Nicolás Sartorius, pero es evidente que Miguel Urbán tampoco cuando le llamó “zombie del 78” por su artículo en El País. Sartorius pasó seis años en la cárcel durante el franquismo por su activismo político, pero el de Podemos en vez de corregir su error empezó a hablar de “modernidad líquida” para justificarlo. En Twitter le respondieron: “Modernidad líquida, gilipollas sólido”.

Esas fotos que tienen que ver la luz

Una de las cosas que me fascinó de Internet desde el primer contacto con el canal fue la posibilidad de tener acceso a fotos icónicas y a otras maravillosas de fotógrafos que empezábamos a descubrir. Hoy las redes sociales nos permiten acceder a álbumes personales o profesionales absolutamente fascinantes como los de David Herranz, que ayer subió a Instagram una imagen estupenda que sacó su padre, también fotógrafo, del Guggenheim en obras.

Un paso adelante

Nota del autor: esta columna fue escrita y enviada, por necesidades de las previsiones, cuando todo apuntaba a que Carles Puigdemont iba a convocar elecciones y todos los medios, empezando por los catalanes, así lo anunciaban. El giro de los acontecimientos hace que las líneas a continuación casi carezcan de interés. En cualquier caso y desde hace varias semanas llevo defendiendo, también en esta columna, la convocatoria electoral de Puigdemont como mejor manera de continuar el «procés».

Sigo viéndolo así: el camino que hemos hecho hasta hoy catalanes y vascos, instituciones y ciudadanía, nos acerca a ser naciones europeas independientes de España. Pero hace falta más tiempo y, sobre todo, más fuerza. También es necesario recordar que la bandera se lleva al aire, que no puede taparnos la cara y cegarnos. Urkullu y también Ortuzar nunca se pusieron de perfil, estuvieron al lado de Puigdemont y Marta Pascal. Si acabas de enterarte: revisa tus fuentes.

ERC, el primero en entrar en campaña

Gabriel Rufián no perdió ni medio minuto en arrancar la campaña cuando se oyó el primer rumor de elecciones, con un tuit que muestra cuánto tiene de político y cuánto de bufón en su reino de taifas: “155 monedas de plata”, soltaba el diputado en el Congreso que nunca ha puesto en riesgo su sueldo al cargo del Estado. Pero que no tenga tanto morro de exigir a Puigdemont que llegue a una situación extrema. Y si cree que es necesario: que dé el paso y calle.

O empieza, pero bien

“Todo se ha acabado”, esas eran las declaraciones que Ara recogía de algún miembro de Junts Pel Sí en el Palau de la Generalitat por la mañana. Y es comprensible que quienes se hayan dejado llevar tengan sensación de fin de ciclo, pero hay que se inteligentes y no dar esa satisfacción a España: unas elecciones pueden suponer el inicio de un proceso con bases sólidas, con el necesario conocimiento de lo que nos jugamos todos, con garantías y, lo más importante: un plan.

Con un cuidado especial

Marc Gafarot es un observador político extraordinario y un buen amigo mío, y hoy está muy indignado. A las personas que sufren realmente por esta solución, y no como los Rufián, los de la CUP y otros interesados en alimentar la sensación de fracaso, son a las que hay que prestar especial atención. Unas elecciones pueden frustrar momentáneamente pero no pueden lastrar a largo plazo. Quienes así lo crean (o quieran) no son nacionalistas ni independentistas. Son de sus votos.

Lo que atenta contra el estado de derecho

Ni la independencia (las leyes están para cambiarlas cuando dejan de ser útiles) ni unas elecciones atentan contra el estado de derecho. Lo que lo hace, y esa es la palabra: “Atentado”, es lo que ha hecho el PP según las conclusiones de la fiscalía, acogiendo y alimentando una trama como la Gürtel que les habría servido para captar dinero de empresas que recibían obra pública y repartirlo entre sus máximos dirigentes. Esto debería romper España.

Tu equipo eres tú

Mágicamente, Bernat Castro ha dejado de asesorar a Gabriel Rufián en Twitter. Mágicamente también, Bernat Castro ha cambiado y ahora es un tío estupendo, según él. Ha dejado de ser un machista con toques xenófobos y una denuncia de malos tratos, hasta que se demuestre lo contrario, solo vía Twitter. Precisamente en esta red social muchos usuarios están rescatando mensajes asquerosos firmados por Castro (no los niega) que ha pasado de tuitstar a víctima de su ego.

La financiación del PP

“Ha quedado plena y abrumadoramente acreditada la caja ‘b’ del PP con los ‘papeles de Bárcenas’”. Ese es el tuit con el que Europa Press lanzaba su nota de prensa, y son palabras textuales de la fiscal Concepción Sabadell. Con esto sobre la mesa, José Luis Martínez-Almeida, el portavoz de ese partido en el Ayuntamiento de Madrid, tenía el cuajo de denunciar lo que él considera una red clientelar de Manuela Carmena. Juzguen ustedes mismos la vergüenza del PP.

El PP y Franco

Esperen, que hay más: hace unos días ponía sobre la mesa la necesidad de dejar de usar la etiqueta de “franquista” para referirnos al PP y, casi, cualquiera que piense diferente. Creo que hace más daño a personajes como Casado, Hernando y hasta Rajoy dedicar un minuto a describirles que llamarles “franquistas”. Pero el PP, sin duda, es un partido que intenta tapar los horrores del franquismo y el propio Martínez-Almeyda dice que eso ahora no interesa a nadie.

Amenazar no es gratis

Sigo con el PP porque ellos siguen con lo suyo: amenazándonos. Primero, Alfonso Alonso demostró su irresponsabilidad amenazando veladamente con la aplicación del 155 en Euskadi. Después ha sido Ana Beltrán, su homóloga en Nafarroa, la que lo ha hecho. El nivel de ausencia de responsabilidad y vergüenza en este partido es ya crítico y ampliamente reprochable, ojo, sin sumarse a ellos. Porque los polos se atraen y Maddalen Iriarte ya les ha comprado la amenaza.

Están desatados

Termino: en el PP están absolutamente desatados, no les importa nada. ¿Por qué iba a importarles? La fiscal concluye que han trincado y repartido dinero en metálico que salía de la obra pública, y no pasa nada. Pablo Casado, la nueva cara del PP, se destapa como un reaccionario peligroso, y no pasa nada. Nos roban a la cara vía factura eléctrica con un error técnico, y no pasa nada. El exministro de Exteriores compara a Puigdemont con el dictador norcoreano, ¡y no pasa nada!

Violencia contra Catalunya

Con la maquinaria del estado español a pleno rendimiento, intentando generar un relato sobre Catalunya de dentro hacia fuera y de fuera hacia dentro en el que la violencia policial no ha existido y todos los independentistas son peligrosos, aparece Rigoberta Menchú para condenar la represión violenta en Catalunya. Violencia, la del 1 de octubre pero también la que están sufriendo los detenidos y las personas que, elegidas democráticamente, serán apartadas de sus funciones.

Maldita hemeroteca…

Desde 2012 hasta hoy ha cambiado mucho la realidad catalana, pero no lo ha hecho Joan Tardá. Y la portavocía de ERC en el Congreso si ha cambiado algo solo ha ido a peor, con Gabriel Rufián haciéndose el gracioso con temas y consecuencias muy serias. Pero volvamos a Tardá, que en una tertulia aquel año reconocía a Pablo Iglesias que el 155 les “iría de coña” para generar movilizaciones y simpatías. Sin duda, muchos con responsabilidades en Catalunya no han medido bien.

Marina Albiol, el submarino

Si Farage, uno de los padres del Brexit, sigue en el Parlamento Europeo con sus carteles en los despachos, su boicot permanente a la institución y su sueldazo de europarlamentario, ¿por qué no iba a hacerlo Marina Albiol, que lleva varios tuits navegando en una aparente contradicción entre sus principios y sus finales (sobre todo, sus finales de mes en la cuenta corriente)? Por mi parte, me quedo con Europa y su proyecto. Pero sobre todo con los políticos coherentes.

Menos Franco y más Casado

Carlos Malpartida lo clava: “Lo nuevo, el futuro, era hablar todo el día de Franco. Telita. Vamos de modernitos pero somos mucho más viejos que nuestros padres”. Porque no hace ningún favor a las causas que creemos justas tanta referencia al “régimen del 78” ni al anterior, el de verdad. Tampoco aporta nada que todo sea calificado como “fascista” cuando vemos actuar a fascistas de verdad. Llamemos a las cosas por su nombre que eso incomodará más a los Casado y los Rajoy.

Blanqueando la legión española

Hacía tiempo que no leía algo tan asquerosamente cortesano como lo de Ramón Valle en El Español sobre la legión española. Un cuerpo poco menos que de élite admirado en el mundo entero, sobre todo, por lo buenorros que están y por ese uniforme que les deja ver el pecho y los biceps. ¿Y los tatuajes fascistas? De eso, ni palabra. ¿Y las noticias que hemos leído de peleas e incluso tráfico de drogas? Ni mención. Un blanqueo el de Pedro J. que ni el de la lejía.

Alonso es un irresponsable

Alfonso Alonso no es tonto y sabe la verdad: que el lehendakari está siendo atacado desde el flanco salvapatrias (no confundir con “nacionalista”) porque no rompe y rasga la autonomía, ni su pacto con el PSE, ni los acuerdos a los que se comprometió el PP. Pero Alfonso Alonso sí destapa que el PP hace todo esto del 155 por puro electoralismo, porque pretende capitalizar en votos la crisis catalana aquí, allí y más allá, sin que importe la verdad ni las consecuencias. Tomamos nota.

“Eskerrik asko, Lehendakari!”

El tuit es de Carles Puigdemont, president de la Generalitat que está liderando el procés y al que quiere aparta España con el 155 a modo de bayoneta. Y sí, da las gracias a Iñigo Urkullu después de que este mostrara su solidaridad ante el atropello que han orquestado Rajoy, Sánchez y Rivera. Porque quien tiende puentes sólidos entre Catalunya y Euskadi son los principales líderes del PDeCat y PNV, al máximo nivel, mientras PP e Bildu intentan detonarlo todo.

Es la guerra (para algunas)

No puedes ir de fotógrafa sensible y de socialista y, al mismo tiempo, ser tan cafre de tuitear (y mantener): “Ayer nos sirvieron 12 botellas de #AguaFontvella en un @FosterHollywood de #Chamartin. Ya no volveré a ir…” (sic). La exministra María Antonia Trujillo no se quejaba por recibir agua embotellada, sino porque en Madrid le habían servido agua catalana. Esta queda segunda hoy en el concurso de irresponsables pero primera en el de ignorantes porque Font Vella tiene manantial y planta en Sigüenza.

Lo que no necesitamos

No necesitamos “fake news” sobre el procés: lo que pasa es suficientemente grave y la ola de solidaridad suficientemente alta como para que lo disolvamos todo haciendo caso a los de las cuentas de la lechera con los votos que recibirán si presionan a Urkullu y Puigdemont. Por eso tiene tanta culpa quien coló una foto de la celebración del último título del Athletic como una manifestación en Bilbao a favor del procés como los miles que la dieron por buena y retuitearon.

Sigamos cogiéndonosla con papel de fumar…

Tengo claro que la presidencia de Donald Trump tiene mucho que ver con la instauración de una versión extrema y peligrosa de “lo políticamente correcto”. Tenemos tanto cuidado con tantas cosas que, al final, gana el que dice cuatro burradas (y les remito al inicio de la columna) que muchos desean escuchar porque a alguien hay que echar la culpa. Y así acaba un insensible jugando al golf mientras sus cinco predecesores recaudaban dinero para los damnificados del huracán.