Reunión de criptobros

Ahí van a estar todos (la mayoría serán chicos), hasta 7.000, según la organización, escuchando lo que quieren oír: que hay una fórmula mágica que les hará ricos sin apenas esfuerzo. Solo necesitan reunir todo el dinero que puedan y entregárselo a empresas que están catalogadas como chiringuitos financieros, advertidas por la CNMV o, directamente, sancionadas y que no pueden operar, según relatan en El Confidencial. El denominador común: las criptomonedas. El lugar: Madrid. La movida: el festival Mundo Crypto. Los colaboradores necesarios: Cristina Pedroche, Jorge Fernández, Daniel Lacalle y representantes del gobierno de El Salvador.

Actualización a día de la fecha: Jorge Fernández ha anunciado que no presentará el evento.

“Criptosecta”

7.000 se reúnen en Madrid pero parece que iban a ser más los que iban a acudir hasta Dubai para el evento de una criptosecta, IM Academy, que con exactamente la misma fórmula (promesas de crecimiento económico sin esfuerzo) hace desaparecer a chavales y todo su dinero. El evento en Dubai fue cancelado por presiones de familias afectadas por la secta, y la organización anuncia ahora que se celebrará en Suiza. “La Red de Prevención del Sectarismo y del Abuso de Debilidad advierte que las criptosectas difunden a los jóvenes guías para comunicarse con los padres y que no sospechen de sus actividades”, leemos en Vozpópuli.

Qué pereza. Y qué irresponsabilidad

Esta semana empieza el curso político español en el Congreso y nadie duda de que, aunque queden varios meses para que empiece, estará marcado por el ciclo electoral que se nos avecina. Personalmente, me da una pereza terrible lo que viene, sobre todo con el estilo que ha cogido la política española últimamente y que especialmente Podemos y Bildu han importado a Euskadi. Pero también me parece una irresponsabilidad: el gobierno español tiene que gobernar sin mirar el calendario electoral. Sé que es una quimera, que los partidos españoles no distinguen gestión de acción política, pero sigo pensando que es lo correcto.

Feijóo se ve fuerte

En ese ciclo electoral el PP espera remontar y es evidente que Núñez Feijóo se ve fuerte. Primero, ha arrinconado a Abascal con el primer revés electoral de Vox, en Andalucía. No solo eso, el gallego se permite iniciar su particular ronda de deshielo señalando lo que a su juicio son errores que han cometido otros: “Saben que se equivocaron con la moción de censura”, dice del PNV y recogen en El Independiente. No sé yo si es muy inteligente acercarse a alguien diciéndole antes en qué crees que se ha equivocado, pero es la estrategia que ha elegido Feijóo que, no lo olvidemos, es el que sale a vender.

Igual hay que empezar a regularlo

¿Estaríamos dispuestos a no poder elegir el destino vacacional alegremente a cambio de disfrutar del que podamos tranquilamente y que, además, nuestras propias ciudades acojan un turismo sostenible? Esa es la pregunta que, a medio plazo, vamos a tener que hacernos. Estoy seguro. También lo estoy de que la respuesta vendría mediatizada por una tarjeta de crédito: ya encontrarían la manera los ricos de generar “fast-pass” para colarse y tener acceso a más privilegios. De lo que no hay duda es de que hemos generado un mundo insostenible en lo ecológico pero también en lo social, lleno de desigualdades.

«Del PP de Feijóo»

Al final, PP y PSOE sí llegaron a un acuerdo para renovar, por fin, el CGPJ. Lo firmaron Pablo Casado y Félix Bolaños, pero ahora los de la gaviota se desentienden: “No es el del PP de Feijóo” (El Independiente), zanja Esteban González Pons. Pero en vez de cerrar el tema lo abre: ¿qué es propio, entonces, del PP de Feijóo? ¿Qué podemos esperar del gallego y sus portavoces? ¿Que no cumplan lo firmado? ¿Que se desentienden de lo negociado y pactado por su propio partido? ¿Que prefieren la inacción y la perpetuación de un CGPJ que les gusta tal y como está, en vez del avance y la modernización? Pues nada, tomamos nota.

No tocaba

Ser nacionalista en un país sin estado que lo reconozca no es fácil. A veces te sientes como un marciano en tu propia casa. Continuamente eres atacado por los nacionalistas que sí tienen un estado como España. Pero lo peor, sin duda, son los que también se autoproclaman nacionalistas pero no hacen nada por construir país. En Euskadi, por desgracia, los hemos sufrido con armas y ahora con agresividad y desprecio. Y en Catalunya los sufren con errores garrafales que no reconocen y, por extensión, no corrigen. El boicot al minuto de silencio por los atentados en Barcelona es injustificable. Y punto.

En Euskadi siguen intentándolo

El cortejo de Podemos a Bildu en España y la CAV es totalmente legítimo. Igual que lo son los guiños de las y los morados y las y los de Otegi al PSE. Otra cosa es que estratégicamente Podemos esté equivocándose al regalar tanto terreno a su principal competidor por el caladero de votos. Pero lo más significativo es que toda la operación dependa de un cambio de rumbo que ahora decidiría Eneko Andueza, al que ya hemos visto ejercer de veleta, que el objetivo sea “desalojar al PNV del poder” (Vozpópuli) aunque gane las elecciones, y que el movimiento tractor sea el rechazo visceral de Gorrotxategi y Garrido al partido nacionalista.

¿Qué resta?

Fui al colegio de los hermanos menesianos en Portugalete pero he sido muy mal católico toda mi vida. Lo único que me quedó claro de aquella educación salpicada de oraciones y fotos de atardeceres con mensajes es que la religión no quita ni resta nada. Así que cuando veo a los jugadores del Athletic en la basílica de Begoña al principio de la temporada o a cualquier alcalde o alcaldesa con un colgante de cofrade, no me molesta. Seré raro. O viejo. O las dos cosas. Y porque lo soy creo que deberíamos de naturalizar que partidos como Más Madrid, tan de izquierdas que se escoran, participen de los actos religiosos de la Paloma, por ejemplo.

Zorionak, Asier!

No veo atletismo, así que no tengo ni idea de cómo explicar la carrera que ganó Asier Martínez. Solo sé que hasta en diferido y conociendo el resultado (campeón de Europa) me pareció emocionante. Estas líneas son solo de reconocimiento al trabajo de un vasco que ha conseguido un éxito inapelable y que ha puesto su territorio, Nafarroa, en el mapa. Y al reconocimiento también de eso que nos dan deportes como el suyo: la emoción y las vibraciones ante la superación, el esfuerzo y las ganas. Todo en 13 segundos y 14 milésimas, aparentemente, y el tiempo de suspense hasta que la foto finish resolvió la duda.

El PP de Feijóo

El mayor éxito político de Núñez Feijóo hasta el momento es que ha sacado del foco a Vox. El PP ha renunciado a luchar por el espacio de la extrema derecha y ha ensanchado su base: “El PP de Feijóo se dispara en las encuestas: los populares podrían igualar los 137 diputados de Rajoy en 2016” (República.com). Los sondeos de momento son amables con los de Génova 13 (que seguirán en el edificio que Casado quería vender o alquilar) pero lo más importante es que existe ya una sensación generalizada de que el gobierno español de coalición se desinfla sin remedio. Feijóo va ganando, a derecha y a izquierda, casi sin competir.

Los bancos sin gente

La gente es un problema para la banca: intentan repelernos de las oficinas, a golpe de clic, app y cajeros automáticos (veremos cuánto duran). E incluso su propia gente resulta molesta al sector: “Caixabank, Sabadell y BBVA ahorran 280 millones tras la salida de 10.000 trabajadores. Pese a pagar casi 3.150 millones por los despidos, Caixabank, Sabadell y BBVA consiguen reducir sus gastos de personal en apenas doce meses” (Economía Digital). Es como si más abajo del consejo de administración de turno, todas y todos les sobráramos. Esta aversión al factor humano tiene mala pinta pero, a corto, genera buenas cifras.

La semana de cuatro días

“La semana laboral de 4 días ‘te cambia la vida’”, y para bien, claro. Eso aseguran quienes han participado en el experimento de ocho semanas en el Reino Unido, el más grande hasta el momento. “Puedo hacerlo sin sentirme culpable” es la frase más importante del reportaje de la CNN. Las y los participantes se comprometían a mantener el 100% de su productividad en el 80% de su tiempo y reconocen que al principio resultó un poco caótico contar con plazos más cortos. Ahora toca comprobar que, efectivamente, la producción no se resintió, y lo más importante: si empresas y trabajadores acuerdan mantener esa semana de cuatro días.

“Content babies”

Llevamos años viéndolos, y ahora que es verano y el contenido de otro tipo baja y sube el de las y los influencers, los vemos más: son los “content babies”. Mort los define así en Twitter: “Las criaturas paridas para hacer dinero para sus padres en redes sociales”. Esas y esos menores que salen en Instagram admirando la capacidad de sus progenitores para generar una foto bonita en la que colar alguna marca, y a quienes desde hoy podemos poner nombre. En su hilo, este veterano tuitero recordaba también que “los primeros content babies estaban llegando a ya a la mayoría de edad y partiendo peras con la familia que les ha explotado”.

Instagram recula

Aunque no sigamos cuentas de influencers vemos sus posts en Instagram: la red social ha apostado por mostrarnos constantemente contenido que podría gustarnos… Y que ha acabado cansándonos: “Instagram recula y no mostrará tantos posts recomendados” (Trecebits). En su intento por neutralizar a TikTok convirtiéndose en el TikTok de los más mayorcitos, la red social de fotografía se ha pasado de frenada. Lo reconoce su propio director, Adam Mosseri, que es el que ha anunciado esta marcha atrás. Ya no veremos lasañas de croquetas rebozadas ni familias numerosas superhappy y random en Ibiza o Bahamas. O no tantas.

Algo más que un tuit

Lo más peligroso de Pedro Sánchez no es que gobierne pensando solo en cómo superar la próxima curva, o que haya demostrado que es un temerario. Lo más peligroso de Pedro Sánchez es que maneja muy bien la política a golpe de tuit: un impuesto que redistribuya los beneficios escandalosos de la banca y a las eléctricas es necesario. Tanto como regularlo para que las empresas no lo repercutan inmediatamente a sus clientes. La reclamación de Esteban, de más concreción y más compromiso con quien tendrá que dar el sí es justa y necesaria, literalmente, y más acertada que la actual fascinación de Bildu por el PSOE.

Y algo menos

Alberto Núñez Feijóo no sorprendió a nadie con su discurso. El del PP iba a ponerse enfrente dijera lo que dijera Sánchez, pero adaptando las ideas de Podemos y atacando a banca y eléctricas a puerta gayola, el del PSOE se lo puso fácil. El PP vende libertad pero lo suyo es un liberalismo mal entendido, mal distribuido, que es de lo que se trata: se lo permiten e incluso fomentan en grandes empresas, esas de grandes edificios y grandes beneficios. Y a la ciudadanía le engañan con el derecho a irse a tomar cerveza a una terraza, aparcar casi en la puerta y tener el uso del catalán en las escuelas como tema de conversación.

Era difícil empeorarlo

Era difícil empeorar la imagen de marca de Ciudadanos, pero lo han conseguido: “Refundación Liberal” suena a viejo antes de nacer, a puro y sobaco mientras te dan la chapa en las fiestas de un pueblo de Valencia esperando a que salga el toro embolado, a Citroën Xsara familiar antes de cumplir los 30. Y la decisión de Arrimadas, de utilizar el debate sobre el estado de la nación española para promocionar su iluminación, pasando casi de la nación española y del propio debate, suena a estertor, a final anunciado, a parte de defunción redactado por el difunto. Era difícil empeorar la situación, en su totalidad, y vaya si lo han conseguido.

Corolario

Todo lo que hemos estado viendo y leyendo durante el debate sobre el estado de la nación española, con esfuerzo durante la ola de calor y la operación salida (por supuesto, no ha sido un accidente), queda en un segundo plano ante evidencias como la que tuitea Jorge Bustos: “Así que España ya compra más gas a Rusia que a Argelia. Pero qué genio eres, Pedro. Qué geniazo global, macho”. Hay más y habrá más todavía: sus planes, aunque suenan bien (la música ya ha embelesado a una izquierda abertzale ridículamente enamoradiza con Sánchez) se toparán con la realidad. Pero eso será ya otra curva en el camino que ya afrontará.

Por cierto, hay Eurocopa

Con la que está cayendo desde el cielo y el debate sobre el estado de la nación española, se nos está pasando la Eurocopa de fútbol. Pero la hay. La juegan ellas, claro, por eso no ocupa portadas ni arranques de informativos, pero ahí están las futbolistas, en Inglaterra, jugando uno de los torneos de selecciones más interesantes e intensos del mundo. Gracias a Álex Pérez en Panenka podemos saber cómo va: sin apenas sorpresas en la primera jornada de la fase de grupos. Con suerte, la información meteorológica y la política en fechas intempestivas remiten y podemos poner más atención no solo en el fútbol, sino en la igualdad.

¿»Unidad»?

Puedo entender que Sánchez haga gala, a partir de hoy, en el debate sobre el estado de la nación española, de su capacidad para salirse con la suya, para sobrevivir, y hasta de su soberbia: como sabe que es él con quien quiera o el PP con la extrema derecha, el presidente español no duda en ir de sobrado cuando saca cada votación con una suma distinta sobre la bocina. Pero lo que me sorprendería mucho es que materializase lo que sugieren en República: “Sánchez busca exhibir la unidad del Gobierno con sus socios y aliados para acabar la legislatura”. ¿Unidad? Sánchez hoy es una centrifugadora con pulpos atados al tambor.

Y el PP, en su mejor momento

Las encuestas respaldan al PP: podría obtener una victoria holgada que le permitiese negociar con Vox como fuerza dominante y salirse con la suya, sumando con la extrema derecha más que el resto del arco parlamentario en el Congreso. Eso sería un desastre, Sánchez lo sabe y lo sabemos todos, y a eso se aferra el presidente del Gobierno, que querrá colocarnos “unidad” donde todos vemos “necesidad”. No veo probable que, por mucho que Núñez Feijóo haga crecer a su partido, una mayoría absoluta que daría libertad a la derecha española, lo que también sería un desastre, y lo sabemos. Pero en Andalucía ya lo lograron.

Al contrario que García Ferreras

Sugerir siquiera que si García Ferreras no se hubiese hecho eco de una información dudosa que perjudicaba a Podemos, el partido de Iglesias podría haber obtenido un resultado aún mejor, es mentir. Y quien lo crea no se entera de nada. Lo que me parece significativo es el enfrentamiento que Podemos, especialmente su vieja guardia, esa que lleva yéndose casi desde que el partido entró en el gobierno español, está manteniendo. Iglesias, y por extensión Podemos, no serían lo que son sin LaSexta, y esta virulencia suena a despecho y, una vez más, a falsa revolución: Podemos tampoco ha inventado las campañas mediáticas contra un partido.

Otra cosa es el recochineo

No me sorprendería que el periodista de Al Rojo Vivo hubiese intentado colocar información defectuosa a su audiencia. Su buena relación con el establishment es sobradamente conocida a estas alturas. Lo que me sorprende en este capítulo de la historia LaSexta-Podemos es, como ya he dicho, la virulencia de Iglesias, Echenique o Monedero, entre otros, y a la vez la candidez de parte de esa audiencia que sigue viendo la tele de Atresmedia como una cadena progresista. La creación hasta de un grupo de verificación llamado Newtral por parte de la empresa podemos ubicarlo entre el recochineo y la simple desvergüenza.

Y las leccioncitas

Mientras García Ferreras nos colocaba, supuestamente, lo que le empaquetaba Villarejo, igual que cuando el periodista daba voz a Pablo Iglesias o Juan Carlos Monedero, lo hacía al grito de “más periodismo”. Una exaltación que tenía más de excusa no pedida que de reivindicación. Igual que cuando en LaSexta hablan de análisis y anuncian que Miguel Ángel Revilla nos va a explicar la guerra en Ucrania. O igual que cuando lo hace Pablo Iglesias en su podcast. Sé que me estoy liando, así que iré al grano: no hay peor cuña que la de la propia madera. Y por eso leemos “dignidad” en el Twitter de Iglesias después de que todos se prestaran al show.