Celebrar derrotas

“Hay que celebrar” es una frase a la que recurro habitualmente. Cuando aparece una razón hay que celebrarla, porque motivos para pasar otro día cansado y corriendo de un lado para otro siempre hay. Pero una cosa es celebrar con facilidad y otra hacerte trampas al solitario como está haciendo Bildu: festejar, como Otegi, que su formación ha sacado “en las europeas 1.250.000 votos y 3 eurodiputados. Son unos resultados históricos” es engañarte a ti mismo y a tus votantes para darles un motivo que les permita abrir una cerveza. Pero también es ridículo, se ponga como se ponga la clac.

De izquierdas, pero menos

Marcelino Madrigal no puede ser más lapidario con su tuit: “No. Madrid no es de derechas. Madrid es de izquierdas menos los domingos si hace solecito”. Y Madrid es de derechas: la ciudadanía ha elegido votar a las opciones que posibilitan una mayoría de izquierdas menos y que a las opciones que posibilitan una mayoría de derecha y extrema derecha. El problema es de los que han ejercido su sufragio pasivo: los que han partido la izquierda en demasiados cachitos y los que no tienen pudor en contar con Vox para la suma. Pero a la ciudadanía no se le puede culpar por lo que elige. De primero de democracia.

Errejón y los “balones fuera”

Juan Carlos Monedero se apresuró a decir que la culpa no era de los suyos, sino de los que se fueron. Pero quien puso la excusa más peregrina a su derrota es Iñigo Errejón, que pidió a Podemos que analice los resultados y que no eche “balones fuera”… ¡El mismo que acaba de echar balones fuera pidiendo a otros que se responsabilicen de sus malos resultados derivados de sus malas decisiones! Lo de la izquierda española en general (también en Euskadi) y, en concreto, lo de la izquierda madrileña, parece de chiste. Siempre lo ha parecido, pero Podemos ha logrado que pongamos el foco sobre sus autoparodias.

No solo Madrid

Pero el desastre de Podemos supera las barreras de Madrid. Ícaro Moyano destacaba en Twitter que las opciones de Pablo Iglesias para la capital y la comunidad habían quedado en el sexto puesto electoral, pero en general el descenso es notorio. Empezando por la CAV donde la pérdida de apoyos y capacidad de influencia es indiscutible (y que maquillarán regalando algunas alcaldías de Bildu), siguiendo por Navarra, donde han hecho perder a GeroaBai sus opciones de gobierno, y terminando en España, donde han perdido muchísimos diputados en las autonomías que estaban en liza.

Deporte femenino en EITB

La televisión pública vasca hoy es “causus belli” especialmente para Bildu, Podemos y PP. A veces, con cuestiones peregrinas y, en otras ocasiones, con noticias generadas a partir de la nada con la colaboración de medios privados. Pero hay méritos que hay que reconocer a los profesionales y la dirección del ente: Sara Gándara y Janire Fragua han hecho una sección de deportes de la que presumir en cuestión de género. ¿Se puede mejorar? Seguro que sí y es labor de todos y todas, pero la cobertura y la información (porque las deportistas no son tan conocidas como los chicos) me parecen las mejores del panorama actual.

El triunfo del Bildu menos Bildu

Si Andoni Ortuzar decide no presentarse de nuevo para presidir el EBB, y dando por hecho que si hay adelanto electoral para el Parlamento Vasco el lehendakari seguirá siendo Urkullu, el de Sanfuentes va a dejar al PNV sin margen para ganar más ni mejor en la CAV. Pero en muchas sedes de Bildu han celebrado tanto o más sus resultados que en los batzokis o Sabin Etxea. Han consolidado su posición como alternativa a base de parecerse cada vez menos a Bildu y cada vez más al PNV. Dan la razón al modelo que funciona al mismo tiempo que persiguen a sus creadores. Pero no es la única contradicción que cabalgan los de Otegi. Su mano izquierda, la de las candidatas jóvenes y sonrientes (mientras al frente de los partidos y la coalición siguen los mismos hombres de siempre), la del discurso bonista, la que llama la atención a los votantes de Podemos, parece que no se entera de lo que hace su mano derecha, la que maneja un pasado cercano muy doloroso, la que se aproxima a quienes homenajearon a Josu Ternera en Ugao-Miraballes, y con la que el propio Arnaldo Otegi señala a periodistas como en los viejos malos tiempos.

Pero todavía no han logrado su objetivo: los territorios y las capitales de la CAV siguen en manos del PNV, y los principales municipios, también. Y en Bildu tienen que seguir justificando su peneuvización no a los que mandan, que con ese proceso se aseguran seguir ocupando un escaño, sino a todos los demás. En especial, los que pisan moqueta tienen que satisfacer a ese sector duro al que, de momento, sí han conseguido mantener (y lograrlo podría estar en su haber si no se tratase de lo que se trata), pero que está viendo que todo lo que puso encima de la mesa, al final, no ha servido para nada. Y para colmo, el futuro como partido pasa por parecerse a ese PNV al que odian más incluso de lo que le odiaron.

En el horizonte, unas elecciones al Parlamento Vasco y la gobernabilidad en Madrid. Una situación en la que en Bildu se sienten cada vez más cómodos: no les hace falta ejercer como posibilistas, basta con que lo parezcan. Las municipales y forales vuelven a quedar lejos, así que pueden seguir planteando quimeras (cuando alcanzan el poder se instalan en la inmovilidad echando la culpa al resto de instituciones). Pero lo que les queda cerca, de verdad, es lo que tienen en la trastienda. Ahí confían en que la estrategia irlandesa, la de ponerse la corbata como los del Sinn Féin, tenga el mismo resultado partiendo de la misma base: los duros no tienen otra opción de voto. Pero Irlanda del Norte y Euskadi tienen pocas similitudes. Veremos si también en lo puramente político.

Cuando todo te da igual

A Hermann Tertsch todo le da igual. La vida, en general, le da lo mismo. No le importa qué está bien y qué está mal, y pasa de los valores y los principios. Es un iconoclasta en el peor sentido de la palabra, que dice lo primero que se le pasa por la cabeza. Les escribo todo esto para no poner, directamente, que es un imbécil peligroso capaz de tutear esto sobre el 11-M: “Sin aquellas bombas y sus casi 200 muertos, Zapatero hoy no compraría casa en Aravaca ni Iglesias la tendría en La Navata. Sánchez sería un parado de larga duración. Nadie conocería a Puigdemont y PNV y ETA no se repartirían los ingresos fiscales vascos”.

No nos chupamos el dedo

Igual que Pablo Iglesias hace política cabalgando contradicciones, Arnaldo Otegi la hace cabalgando mentiras. Mentiras, cada vez más gruesas y ante las que solo asienten quienes quieren mantener su puestito. Porque cualquier contraste con la realidad, con la calle (que no es lo mismo que una Herriko), le pondría en su sitio. Iñaki García Arrizabalaga, víctima del terrorismo, tuiteaba sobre la negativa de Otegi a decir que fue injusto: “Si a estas alturas no son capaces ni de suscribir algo tan básico como eso, ¿qué hay que entender? ¿Que justifican todo lo que pasó? A veces a uno le entran ganas de borrase de ser vasco, la verdad”.

Puigdemont, contra todos

Miren, lo que hace Puigdemont es muy sencillo, todos lo vemos y todos lo sabemos. Pero a algunos les interesa más cubrirle para no reconocer que siempre han estado equivocados o, como en el caso de la izquierda abertzale, porque cuanto peor, mejor. El PDeCat tenía tres opciones para las Europeas: o sin Puigdemont (y por eso quisieron adelantar un acuerdo con el PNV), o con Puigdemont (parece que así será) o contra Puigdemont (que es con lo que amenaza el President: con ponerse por su cuenta). Lo que es indefendible es que en su huida hacia delante el catalán arremeta contra Urkullu, que le defendió en el juicio del procés.

De insincero en insincero

De Tertsch a Otegi, de Otegi a Puigdemont, y de Puigdemont a Rivera. Este no es el juego de la oca, sino el de “la trola”, porque no ninguno está contando la verdad. Y solo con ver los hechos con un pelín de pausa cada mentira, cada manipulación, cada justificación de lo injustificable, cada maniobra electoral capciosa, cae por su propio peso, como la que señala Ícaro Moyano en Twitter sobre lo sucedido entre Silvia Clemente y Francisco Igea: “Cómo de facha no se habrá vuelto Ciudadanos para hacer un autopucherazo que buscaba quitar a uno de los suyos para poner a una del PP”.

Juliana tiene razón

Al respecto de lo que comentaba Ícaro Moyano, Enric Juliana hace un apunte también en Twitter de lo más interesante: “Lo de Ciudadanos en Castilla y León le pasa a Podemos y el auto sacramental no se apaga hasta abril de 2020”. Y tiene toda la razón: cómo en Ciudadanos han impulsado a una tránsfuga nada menos que del PP y han intentado manipular unas primarias de un modo bochornoso, puede ser un buen ejemplo de cómo actúan en Ciudadanos. Pero si los hechos, tal cual, hubieran ocurrido en Podemos estaríamos hablando sin parar de lo sucedido, que más que grave, es chusco y sintomático.

Una oportunidad perdida

Cuando Ricard Ustrell le preguntó a Arnaldo Otegi si echaba de menos figuras como la de Ernest Lluch y el líder de Bildu respondió que sí, Otegi perdió también una oportunidad para recordar que lo que hizo ETA estuvo peor que mal. Porque la apuesta por el diálogo de Lluch en la política española actual no falta por una decisión de un partido o un trágico accidente, sino por un asesinato horrible. Lluch no está porque lo mató ETA. Y ETA lo mató por sus ideas, esas que echa de menos ahora Otegi. Así que es normal que la jauría de las redes sociales se le echara ayer encima. No es para menos.

Al fascismo se le combate

No es posible dialogar con la extrema derecha, básicamente, porque quienes la forman son incapaces de hacerlo. Del mismo modo, no es posible informar sobre un acto político de los de la extrema derecha porque no hacen política. Así que el tuit de Hibai Arbide sobre el acto de Vox no solo es acertado, es también necesario: “Los medios que han cubierto el acto de Vox en una discoteca como si se tratara de un evento importante con trascendencia política son responsables del auge del neofascismo. Ya basta de dar bola a la extrema derecha. No tiene ningún valor informativo cubrir actos de propaganda”.

Por ejemplo, así

Siempre he defendido que en política no hay enemigos, hay adversarios, porque no puedo considerar enemigo a quien recibe la confianza de personas que son mis vecinos, compañeros o amigos. Claro que defendía eso antes de que la extrema derecha tuviera tan buenas perspectivas políticas. Ahora, sí, hay un enemigo. Lo han entendido muy bien los organizadores de la fiesta gay que cada domingo se celebraba en la Sala Barceló, la que usó Abascal para su acto con 700 jóvenes: han decidido cambiar de lugar. Porque al fascismo y quien le da cobijo se le combate. Y punto.

¿Actúan siempre así?

El juicio a los impulsores del Procés está sirviendo para que comprobemos que, salvo algunas excepciones especializadas, el poder judicial en su conjunto no tiene ni idea de tecnología, Internet y redes sociales. No hablamos de código y desarrollo, hablamos de compras de dominios y de tuitear. A propósito de esto en El Confidencial han recordado otros casos de sentencias basadas en negligencias por desconocimiento de la tecnología. Mientras lo leía me ha asaltado la duda: ¿actúan siempre así los jueces? Porque para explicar lo que no entienden estamos los consultores… Si nos llaman.

Fuerza y dedicación

Si la foto que ha elegido Miren Arzalluz para despedir en Twitter a su aita, Xabier, es bonita, la frase lo es más: “Herriari eman zion bizitza, guri, bihotza. Gugan, beti”. La imagen transmite fuerza y el texto, dedicación. Dos palabras que definen a Xabier Arzalluz junto a muchas otras. Algunas (de quienes le conocieron, significativamente), positivas. Otras, no tanto. Y ahí es donde salta la preocupación: cientos de personas han dejado en las redes sociales mensajes hirientes ante el fallecimiento del político. Personas que solo le conocen por medio de un discurso del odio, tergiversado, al que están sometidas.

«Agur eta ohore, Xabier»

Ayer busqué en mi archivo fotográfico alguna imagen de Xabier Arzalluz. Parece que solo fui capaz de sacarle una foto buena: en ella se ve a Ortuzar y Urkullu, en 2017, escuchándole mientras les habla. Creo que esa es la definición del que sin duda fue el líder del nacionalismo vasco en el siglo XX desde la reinstauración de la democracia en España: cuando hablaba, todos le escuchaban. Todos escuchábamos a una persona que, como escribió Andoni Ortuzar en Instagram, lo dio todo por el País y lo fue todo en el Partido y la Euskadi política, y por eso acumuló también enemigos.

Muchos lo han reconocido

Pedro Sánchez, Idoia Mendia, Arnaldo Otegi, Pablo Iglesias, Carles Puigdemont, Quim Torra, David Bonvehí y muchos conocidos y no tan conocidos han usado las redes sociales digitales, sobre todo, Twitter, para recordar a Arzalluz y enviar a la familia jeltzale condolencias y mensajes de ánimo. Del PP, nada. De Ciudadanos y Vox, todo lo contrario: desprecio. Muchos anónimos celebraron el fallecimiento y lo mismo recordaban las nueces que la foto con Aznar. Arzalluz era un líder con mucha personalidad que manejó muy bien el poder, desatando odios hasta en quienes hoy reconocen su valor.

Es posible hacerlo bien

Hace tiempo que les recomiendo que, si van a leer prensa únicamente digital, empiecen por República.com. Lo hacen tan bien que, siendo españoles, no han caído en la tentación de describir a Xabier Arzalluz como el mismísimo demonio. Un relato sencillo en el que hablan del político, la persona, el líder carismático y controvertido, y sus polémicas. Por encima de este relato sin un gramo de exageración hacia un lado u otro, queda la relevancia de la figura que, aunque a muchos no les guste, ha marcado las políticas vasca y española en un período tan relevante como duro, dentro y fuera de EAJ-PNV.

También ha sido noticia Urkullu

El fallecimiento de Xabier Arzalluz nos sorprendió a todos mientras leíamos las crónicas de la intervención de Iñigo Urkullu en el Tribunal Supremo a petición de la defensa de uno de los imputados por el procés. Urkullu fue honesto, preciso e implacable en su relato, que no adornó en nada, como es habitual en él. Y por lo excepcional que resulta un político con estas cualidades, obtuvo alguna crítica insustancial y acumuló reconocimientos, como el de Arturo Puente en Twitter, entre otros: “Urkullu está respondiendo ante el Supremo como responde un político que no tiene nada que esconder sobre su actuación”.

Sin embargo…

En El Nacional escogen la información de El País porque para ellos es el ejemplo más representativo de que un relato meridiano como el de Urkullu ante el Tribunal Supremo también pueden someterse a interpretaciones interesadas. Urkullu dijo lo que todos vimos, pero algunos siguen utilizando la voluntad del pueblo catalán para vendernos su burra: ni dejó en evidencia a Puigdemont (el president ya se hizo el autorretrato en su momento) ni fue el garante de la unidad de esa España que blandía el 155 como amenaza a los catalanes… Pero no solo a ellos. Con Urkullu sobran los intérpretes.