Las palabras de Andoni Ortuzar sobre la manifestación de los sindicatos de la Ertzaintza contra el Gobierno Vasco tuvieron una respuesta significativa en Internet. Primero, es evidente que los ertzainas son más de Facebook que de Twitter; segundo, que están muy bien coordinados: en unas pocas horas fueron todos los comentarios en el mismo sentido; tercero, que prefieren no dar la cara y actuar desde perfiles anónimos. Sí, ya me sé lo de la seguridad, pero también me sé lo de los trolls y las excusas.
Pero sin respuesta
Los y las ertzainas tendrán que explicar muy bien a la sociedad vasca (y no solo por medio del exabrupto anónimo en Facebook) por qué han elegido ponerla en riesgo, abstenerse laboralmente por medio de bajas médicas y enfrentarse a políticos nacionalistas y socialistas, como forma de protesta. Y más cuando los gobiernos vascos, del PNV pero también del PSE, han impulsado socialmente y protegido a la Ertzaintza sistemáticamente, sobre todo en los peores momentos.
Puigdemont coge altura
Carles Puigdemont ha dado, por fin, un paso a un lado, y en cuanto lo ha hecho ha cogido altura. Así de fácil era y sigue siendo: Catalunya necesita un president, pero uno que sea posible elegir y que desatasque esta situación. Catalunya no necesita nuevas elecciones, que el independentismo siga enrocado ni el unionismo campando a sus anchas con un 155 que les da lo que no consiguen en las urnas. Es tiempo de coger altura y de reivindicar desde la acción (el mejor modo posible) lo hecho.
Y el PP sigue a lo suyo
El PP tiene un problema de barro: le sube y no puede hacer nada salvo intentar flotar sin ahogarse. Una tarea imposible. Así, con el traje lleno de lodo, cada vez que intentan sobreponerse acaban haciendo un buen ridículo: el modo en el que buscan sacar pecho porque Puigdemont recula, según ellos, forma parte de su interminable cadena de errores en Catalunya, la que le ha llevado a una posición ridícula en el Parlament y a naufragar en la política española.
Y ahora, ¿qué opinamos?
Vivir contra los poderes siempre es más fácil. Revelarse contra la injusticia que sufre un cuerpo ajeno siempre es más reconfortante. Por el contrario, alabar a los jueces cuando uno basa su discurso en un sistema judicial fallido, es una faena. Así que, ¿cuál es el requiebro argumental de los progres de carné, ahora que el Supremo ha absuelto por unanimidad a Cassandra Vera, la tuitera que fue condenada por los chistes que publicó sobre Carrero Blanco 44 años después de su asesinato?