Cuba se mueve

No sé en qué acabarán las movilizaciones de la ciudadanía cubana y, sinceramente, soy muy pesimista, pero Cuba se ha movido estos días como no lo ha hecho nunca, que yo recuerde. La dictadura vive sus días más flojos no porque Díaz-Canel no sea ya un Castro, sino porque las nuevas generaciones de cubanas y cubanos no tragan ya con la propaganda del régimen. A quienes allí viven ya no les vale la excusa del bloqueo porque reciben móviles de sus familiares en EE.UU., por ejemplo. Así que no entiendo por qué la siguen usando fuera de Cuba quienes defienden una dictadura solo porque se autodefine como socialista.

Y la dictadura hace lo de siempre

La dictadura castrista, aunque ahora lleve otro apellido, es absolutamente indefendible, desde siempre, por dictadura, y ahora porque “Díaz-Canel llama a combatir las protestas contra el gobierno” (Euronews). El heredero de Fidel y Raúl Castro no duda en atacar a su propio pueblo con su propio pueblo, que es exactamente lo que ha hecho el régimen desde hace 60 años. ¿Cómo van a defender esto los fanboys del socialismo sin elecciones ni oposición tan típico cubano? Lo harán como todo lo demás, ya lo sé, pero no puedo evitar preguntarme cómo hay tanto irresponsable que excusan la opresión solo porque queda lejos.

Otro modelo… De blanqueamiento

Si Cuba es una dictadura a la que solo defienden los hooligans de la utopía socialista, la dictadura china posee la “virtud” de ser defendida por la izquierda y por la derecha que admira de China su capacidad para producir y consumir. Pero seguimos hablando de un régimen sin libertad (salvo la de los millonarios para ganar más dinero) que ejerce de tal: “Nada de activismo feminista ni LGTB: China los ha prohibido masivamente en redes sus sociales” (Magnet). Por supuesto, “el Gobierno está endureciendo los controles propagandísticos y sofocando a los grupos que critican sus políticas”.

Más cerca, también

Si Cuba es justificada por la izquierda y China es blanqueada por unos y otros, Hungría es el país al que defienden, incluso furibundamente, en la derecha. En Europa, la extrema derecha, y en España, Vox y el PP son los que justifican a ese país que genera noticias como esta: “Una cadena de librerías, multada en Hungría por un cuento que muestra familias LGTBI” (Eldiario.es). La justificación es para leerla con detenimiento: la sanción es “por no indicar que la historia del libro ilustrado era protagonizada por ‘una familia diferente a la normal’”. Sí, en la Europa de hoy hay países que definen que familia es “normal”.

¡Que se vayan a la mierda!

La nueva carrera espacial, en este mundo con la economía virtual que hemos creado y hemos establecido, tenía que ser entre millonarios: Richard Branson (Virgin) ha adelantado su vuelo privado al espacio para superar a Elon Musk (Tesla). Ambos, junto a Jeff Bezos (Amazon), compiten por ser la compañía que ofrezca experiencias de este tipo a quien tenga más de 250.000 dólares para cumplir este sueño. La ciencia, la capacidad del ser humano de alcanzar nuevos horizontes, ya no son el fin de compañías espaciales públicas. Ahora, la ambición y el selfie a precio de oro son el motor… De ellos, los que pueden.

Sí, es libertad de expresión

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No lo digo yo, lo ha puesto por escrito la Fundación Internacional de Derechos Humanos en su cuenta de Twitter, y lo hizo el mismo sábado 30 de mayo a media tarde, antes de la final: “Aplaudir, pitar o silbar para mostrar acuerdo o rechazo son formas pacíficas y democráticas de ejercer el derecho a la #LibertadDeExpresión”. Aquí, lo más grave, es que Antiviolencia no haya felicitado aún el ejemplar comportamiento de las aficiones de Athletic y Barcelona.

No, no es libertad de expresión

Un saludo fascista no es libertad de expresión de ninguna manera. Varios saludos fascistas durante una manifestación, delante de la sede de un partido político democrático, y para protestar por el acuerdo entre dos formaciones, me parece que podría rozar lo delictivo, además de ser totalmente ridículo. Pero ha pasado, y apenas tiene eco salvo en ‘Vozpópuli’: “Saludos fascistas y el ‘Cara al Sol’ frente a Ferraz para pedir al PSOE que no pacte con Podemos”.

¡Toma libertad de expresión!

Me imagino a Esperanza Aguirre en su despacho permanentemente iracunda, echando la culpa de todo a todos, alzando la voz y moviendo enérgicamente los brazos. Su desastrosa campaña se convierte en el símbolo de la derrota del PP: un partido destrozado, unido solo por la conveniencia y vencido por la ciudadanía. Por si esto fuera poco, “un nutrido grupo de afiliados del PP de Madrid empezó a difundir, desde el lunes, un WhatsApp, a modo de ‘pásalo’, a todos los compañeros de militancia para que, todos juntos, exigieran a Esperanza Aguirre que dimitiera” (‘El Confidencial Digital’).

Imputados… como los demás

Aprovecho que Tania Sánchez, ex de IU y ex de Pablo Iglesias, ha sido imputada “por tráfico de influencias, malversación y prevaricación” (‘El Confidencial’) para recordar que esta situación no tiene nada que ver con una condena judicial por los mismos motivos. Es decir: si no hay sentencia sigue siendo inocente, y como imputada tendrá la oportunidad de explicar que no fueron irregulares los 1,3 millones de euros en concesiones que el hermano de Sánchez se llevó del ayuntamiento en el que tanto ella como el padre de ambos eran concejales. Luego, decidirá el juez.

¿Sigue siendo defendible Raúl Castro?

La dictadura de los hermanos Castro en Cuba ha sido la más defendida, además, por supuestos progresistas de todo el mundo. Ahora que Raúl y Fidel han abrazado a Obama y, como recuerdan en ‘Sabemos’, han abierto la puerta a que el turismo desde EE.UU. se dispare, ¿seguirán siendo igualmente justificados por los de siempre? ¿La apertura a EE.UU. es una traición o una necesidad explicable? ¿Que los gringos vuelvan a tomar Cuba como un patio de recreo es necesario para la revolución que nació para evitarlo?