Claro que iba a tener consecuencias

Quien boicotea una ambulancia, por el motivo que sea, no puede desentenderse de las consecuencias de sus actos. Sabe lo que boicotea y él o ella (o ellos y ellas) sabe por qué lo hace. Y también sabe, de sobra, cuándo y para qué se llama a una ambulancia. Por supuesto, quien promueve, celebra, justifica o protege dejar inutilizadas ambulancias de guardia, una vez más, por el motivo que sea, es casi tan culpable como quien las inutiliza. No hay explicación, no hay reclamación, no hay exigencia que haga entendible que una persona muera porque una ambulancia haya sido boicoteada. Y las consecuencias deben estar a la altura.

Pues eso

Estoy completamente de acuerdo con Colette, la popular usuaria de X, cuando dice que “no se puede ser sensible ni empático con causas mayores y universales cuando no te conmueve ni tu entorno”. Una o uno es sensible en todo momento y lugar con las injusticias, o lo es para la pose y la foto. Una o uno es capaz de empatizar con el sufrimiento ajeno aquí y en la China Popular, o es un solidario de postal (y pegatina). Una o uno es antifascista en todo momento y lugar o no lo es. Lo que no vale es ponerse el pin, o el emoticono en una red social, solo para lo de lejos. Como la propia Colette sentencia: “La mayoría de las personas no tiene vergüenza”.

Una de pellets

Lo malo de las operaciones de marketing sin fin es que al final la gente acaba por echar de menos también los principios. Lo vemos cerca (ayer mismo me sorprendió un candidato a candidato a lehendakari con que en un ejecutivo hace falta más visión y menos gestión) y lo vemos lejos: la foto de Yolanda Díaz recogiendo pellets de plástico en una playa de Galiza, aprovechando que iba a dar un mitin, es un error por artificial. Diego E. Barros se pregunta en X: “¿Por qué en 2023 los asesores de los políticos siguen permitiendo esto? ¿Los políticos siguen sin hacer caso a sus asesores (en caso de que estos tengan dos dedos de frente)?”.

Dos fotos que se ven mejor juntas

En la misma red social, con unas pocas horas de diferencia, Javier Durán recordaba otra foto: “cuando el vicepresidente, sin funciones, se bajó del coche oficial de atrás con un casco de moto en la mano para hacerse la foto. Puro Vox”. Se refería a Juan García-Gallardo, que acudió a la popular concentración motera llamada de Pingüinos, casco en mano y coche oficial detrás, en la edición de 2023. Entre esa foto y la de Yolanda Díaz recogiendo pellets ha pasado un año pero no se ha perdido por el camino ni un ápice de vergüencita ajena. Quien no vea la equivalencia es un hooligan de una u otro, y está en su derecho, pero no ve bien.

Piqué sí que ganó la Supercopa

Osasuna dio la cara en su partido de la Supercopa de España ante un FC Barcelona que fichó como si no costará, que se presentó en la competición como ganador de la Liga y que se va a llevar un pellizco notablemente mayor que el del equipo vasco: poco más de un millón contra seis kilazos, sin contar las primas por el resultado del torneo. ¿Por qué? Porque la RFEF lo tuvo claro cuando firmó el contrato y repartió los millones convenientemente (para algunos agentes, claro). La empresa de Piqué va a ganar más que el equipo de la vieja capital: 4 millones por cada una de las seis primeras ediciones que se celebren en Arabia Saudí.

Sí, tiene consecuencias

La violencia machista no es un fenómeno atmosférico: ahora hay más casos porque se ha roto el consenso y porque un partido que la niega está en las instituciones y en ellas deja ver a una presidenta de un Parlamento, Llanos Massó en Valencia, desmarcarse de las condenas expresas. “Andalucía bate récords en violencia de género y acapara el 35,7% de los asesinatos en lo que va de 2023”. No es casualidad que esta tragedia suceda una comunidad gobernada por el PP con los votos de Vox. Engordar a la extrema derecha tiene sus consecuencias y son graves, muy graves. Y tiene sus responsables, y son perfectamente identificables.

Claro que es más qué fútbol

Si el fútbol ha sido siempre mucho más que el juego y el negocio porque nos ha explicado como sociedad, la irrupción del fútbol femenino (que siempre estuvo ahí pero no lo veíamos, y tenemos que reconocerlo con humildad) es todavía más. Alexia de la Cruz lo escribe muy bien en Panenka: “Todavía no sólo podemos hablar de fútbol”, espeta antes de recordar hechos y palabras que dejan clara la lucha por la igualdad que se expresa a través de este deporte y quienes lo practican. Por desgracia, la invisibilidad de las mujeres que han jugado y han apoyado el fútbol femenino también nos explica como sociedad.

Sí habla por mí

No he perdido ni un segundo en saber qué opina Ángel Expósito sobre la visita de Yolanda Díaz a Carles Puigdemont. No me hace falta, lo sé. Me importa mucho más lo que piensa Diego E. Barros al respecto porque me representa en su desprecio al periodista que descubre el nacionalismo catalán o vasco en cada acción hacia el avance de una Catalunya o una Euskadi libres: “Pavo, habla por ti. A mí me importa un huevo. El ridículo lo hizo el estado al judicializar esto en 2017. Y os lo dijo todo dios, ahí fuera. Pesaos, que sois unos pesaos”. Por desgracia, no fue solo ridículo: presos políticos y exiliados han pagado por ese error histórico.

La realidad

Hace años una persona que sabía mucho de ingresos y gastos en televisión me avisó de que el modelo de negocio de las plataformas era insostenible. Lo clavó pero no fue el único que lo vio venir. Mr. Insustancial completaba un tuit de Carlos Clavijo en el que denunciaba que Aaron Paul no cobra ni un dólar de Netflix por la emisión de Breaking Bad (y por eso hace huelga): “Netflix y las plataformas digitales iban a ser la solución para espectadores y profesionales del medio porque iba a cambiar el paradigma del cine y la tele. Resulta que no, que es lo mismo de siempre pero repartiendo menos dinero (como sospechábamos)”.

La mafia es una organización criminal

El embajador italiano en España se ha quejado por “la colaboración de la cadena de restaurantes ‘La mafia se sienta en la mesa’ con el Casademot Zaragoza”. Volvemos a hablar de que el deporte es un negocio muy caro y de que a un buen patrocinador que te ponga los billetes no se le puede decir que no. ¿O sí? ¿O es mejor hablar de cómo el “naming” de la cadena de restaurantes es absolutamente desacertado porque, como explica Niporwifi, que informa muy bien en Twitter sobre noticias del crimen organizado en el mundo, “La mafia existe y es una montaña de mierda, no merece comerse una pizza en su honor”?

Vuelve la publicidad política a «Twitter»

Ya no es “Twitter”, es “X”, lo sé, no me quedo anclado en el pasado. De hecho, la que desanda los pasos es la red social, que “vuelve a aceptar la publicidad política en Estados Unidos” (EPE). El cambio no es menor: es importante para su cuenta de resultados y es importante para los partidos de todo el mundo, que volverán a meter esta red social en su presupuesto de campaña. La pregunta que yo me hago es: ¿es rentable? Ya sé que es imposible saber qué parte de tu inversión es efectiva, pero en “Twitter” (llámalo “X”) las y los usuarios suelen ser “heavy users” y normalmente tienen su voto decidido.

Liberales españoles aprendiendo catalán

Los liberales españoles que se habían mudado a Andorra porque el estado les obligaba a pagar impuestos tendrán que aprender ahora catalán por imposición del gobierno andorrano si quieren mantener su permiso de residencia. También vale que asistan a un curso de 30 horas. Pagaría (poco: uno euro, como mucho) por ver a Wall Street Wolverine, El Rubius, Auronplay o Lolito Fernández aprendiendo nociones básicas de catalán en un edificio público andorrano. La noticia también sirve para que recordemos lo importante que es para un idioma que un estado, por pequeño que sea, lo tenga por oficial y de obligado conocimiento.

¿Le extraña a alguien?

A nadie le sorprenderá la noticia en Palco 23: “Arabia Saudí estudia dar el salto a Europa y disputar la Champions League”. Y a nadie va a sorprender, tampoco, que lo logren. La conocida como “Champions de Oriente” se les queda corta a los jeques que han invertido, solo este verano, 604 millones de euros en fichajes, sueldos, aparte. Y esta orgía de dinero solo acaba de empezar. La pelota está en el tejado de la UEFA, una organización que, como todas las del fútbol en el mundo, piensa con la cartera en la mano. Así que la duda es solo cuándo veremos a un equipo árabe en los famosos bombos de la fase de grupos.

Mientras tanto…

Mientras los jeques se van apropiando del fútbol, en España el caso Rubiales está dejando al descubierto que este deporte sigue, en algunos casos, en manos de señores que llevan un traje caro a la moda y el iPhone de última generación, pero no entienden el machismo que expresa el beso de Rubiales a Hermoso. Otro ejemplo: la foto que muestra Diego E. Barros de una de las múltiples reuniones de federaciones y clubes, en una sala con madera oscura llena de señores con pelo cano y camisas de cuadros. “El fútbol español vive en 1981. Solo faltan las gafas oscuras y el humo de tabaco”, tuitea el profesor afincado en Chicago.

¿Por qué lo hacemos?

Me quedan pocos carretes y he decidido no comprar más mientras sigan a precios desorbitados porque no pienso formar parte de un entretenimiento de niñas y niños pijos. Aunque ellas y ellos son los responsables de su encarecimiento, no son las y los únicos que disparan con película: en Photolari han grabado un reportaje de 15 minutos estupendo en el que hablan con profesionales que explican cómo la fotografía y la vida se hace de otra manera. Hay una frase que lo ilustra muy bien: si hace bueno sales a hacer fotos, si hace malo te quedas en casa y las revelas. Esa sencillez analógica es un bien escaso y valioso.

Seis cara a cara. Y dos huevos duros

Empieza la campaña de Pedro Sánchez. Porque esto va de Pedro Sánchez contra el mundo. Después de mandarnos a unas elecciones en verano propone ahora que nos traguemos seis debates cara a cara entre él y Núñez Feijóo, uno por semana, uno en cada cadena de televisión de ámbito español. Evidentemente, Sánchez hace trampa otra vez: no los quiere (en la anterior campaña solo participó en un debate y a cinco porque su condición fue meter a Vox para confrontar con Abascal), solo quiere que el del PP parezca un rilado y Yolanda Díaz, su Sancho Panza. Así va a ser su campaña, y ante esta evidencia solo vale una cosa: caña a España.

¿Y Garzón, ya ha pagado la deuda de IU?

Si yo fuera de Podemos estaría cabreadísimo. Entiendo a Pablo Iglesias. Yolanda Díaz va a absorber el espacio que los morados ensancharon, va a marginar los y va a resurgir a una Izquierda Unida que en Podemos creían deglutida. No solo eso: IU atendió su deuda con los bancos (después de varias campañas sin capitalizar votos) gracias a su entente más rentable con Iglesias, y ahora, con la caja sin telarañas, Garzón se atreve a darle en los morros con el botellín: él se aparta y pide que lo hagan otros (Montero, Belarra, Echenique) y pone a Sumar en la punta de la lanza, ninguneando a Podemos con toda la intención.

Hasta la derrota final

En definitiva: la izquierda española, en vez de agruparse en torno a una oportunidad, ha dedicado tiempo y esfuerzo a jugar a sus tronos. Al mismo tiempo que IU gobernaba y se ponía al día en lo económico, trazaba un plan para sacar una marca “B” (Sumar) y volver a marcar el paso. Y en Podemos se lo han puesto fácil manteniendo su error fundacional: pensar que solo ellos se mueven. Ahora, “se reivindica y quiere volver a ganar: ‘Hemos perdido una batalla, no la guerra’. Las ministras de Podemos así como Echenique y Vesrtrynge publican mensajes en redes sociales reivindicando lo conseguido por la formación morada” (República).

Pablo Iglesias ha hablado

Al respecto de todo lo que está pasando en la izquierda española más allá del PSOE, Pablo Iglesias, cómo no, ha hablado (nunca ha dejado de hacerlo, de hecho): “Un acuerdo entre Podemos y Sumar es clave para que no gobierne el PP con Vox. Liderar significa, a mi juicio, generosidad y respeto a lo que representan todas las fuerzas llamadas a acordar”. Ahora Belarra tendrá que decidir si sigue enfrentada personal y políticamente a Díaz, o vuelve a demostrar que Iglesias sigue gobernando Podemos desde un podcast con emisión en YouTube Live. Lo de Iglesias hablando de “generosidad y respeto” lo dejaremos para otro día.

Yo estoy dispuesto

Diego E. Barros da una respuesta sublime a la pregunta que lanza El Diario: “¿Qué estás dispuesto a sacrificar para evitar el cambio climático?”. Este profesor universitario que vive en EE.UU. lo tiene tan claro como yo: “A los de jet, yate de 50 metros de eslora y casas en cuatro continentes con garaje para cuatro coches en cada una”. Porque nosotras y nosotros ya hacemos lo que nos toca. ¿Podríamos hacer más? Seguramente. Pero nada de lo que hacemos contamina como un jet privado, un superdeportivo o el traslado de productos exclusivos de una parte del mundo a otro. Las y los ultrarricos son el cáncer de nuestra civilización.

Una pelea de abuelos

Solo a Gonzalo Queipo de Llano, de actualidad estos días porque su cuerpo por fin ha sido retirado de un lugar de privilegio, se le atribuyen casi 13.000 asesinatos en Andalucía. Eso no es una pelea de abuelos. Eso es un aplastamiento por razones ideológicas después de un golpe de Estado. Por no hablar de lo que robaron los que tenían el monopolio de la fuerza. Así que Núñez Feijóo va de mal en peor cuando, primero, pide dejar a los muertos tranquilos (las y los de las cunetas jamás lo estarán) y, después, sugiere que “hace 80 años nuestros abuelos se pelearon” (El Diario), como si no hubiera pasado casi nada.

Y crear la Superliga

El sinvergüenzómetro anda disparado en el PP. Si lo de su presidente resulta indignante, lo de su principal reclamo entre la derecha y la pared, Isabel Díaz Ayuso, es sonrojante: “Desde la moción de censura y el pacto de sus socios, la estrategia es acabar con el Partido Popular, anular al Rey, echar a la Guardia Civil de varias regiones, federalizar España” (Huffington Post). Y crear la Superliga, que destruiría otro de los pilares de la España sagrada, como es la Liga de Tebas. ¿Por qué no? Si a ella le vale la colección de chorradas, nosotros también podemos proponer alguna, sería lo justo. Como justo sería que la huida hacia delante de la de Madrid acabase de morros.

No es normal

Acierta Diego E. Barros con su comentario sobre el tuit de Pablo Iglesias después de que la plaza a la que se presentó quedara desierta: “En condiciones normales cualquier universidad contrataría a un candidato así como asociado, más allá de por la experiencia en el campo (la tiene) porque ha sido vicepresidente de un Gobierno con lo que eso conlleva. Es más, en USA le crearían la plaza ad hoc”. No tiene ningún sentido el veto a Iglesias y solo retrata a quienes lo promueven. Y aunque no sea un veto (que lo parece), tampoco tiene sentido que la burocracia o una interpretación restrictiva de la norma evite su contratación.

Esto, tampoco

La carrera académica de Iglesias no la discuto. Tampoco me parece discutible que, más allá de la Academia, Pablo Iglesias es líder en contradicciones: después de lo que sugirió en su discurso del fin de semana (y todos dedujimos lo mismo) y de que asegurase al día siguiente que no se refería a Yolanda Díaz, no tardó ni unas horas en invitarnos a pensar que, sí, que cuando pedía respeto por su partido se refería a la vicepresidenta del gobierno español: “Te hemos hecho ministra, vicepresidenta. Respétanos”, pedía en la SER y recogen en La República. Y ahora, ¿qué tenemos que pensar? Ya nos lo dirá en un hilo en Twitter.

Pues responsabilízate

Dice Joseph Blatter que “la elección de Qatar fue un error y asumo mi responsabilidad” (El Periódico de España). Pero no se responsabiliza. De hecho, hasta señala a otros culpables: “Al final los votos de Platini fueron decisivos para la adjudicación a Qatar. Esa es la verdad. Y por supuesto que había una cuestión de dinero de por medio. Seis meses después de aquellas reuniones, Qatar compró aviones de combate a los franceses por valor de 14.600 millones de dólares”. Pero el argumento de Blatter no es ético, sino espurio: “Qatar es un país demasiado pequeño para algo de la dimensión de un Mundial”.