La letra pequeña

Creo que es necesario un control sobre Internet porque está claro que no podemos dejar en los contenidos en manos de las plataformas o redes sociales que andan rápidas para bloquear cuentas en las que aparece un pezón en una foto y lentas cuando se trata de frenar el fascismo. Pero lo que cuenta Miquel Roig es todavía más preocupante: la ley del gobierno para el control de los mensajes, también en digitales, otorga casi plenos poderes y, sobre todo, muy discrecionales a entes inconcretos o excesivamente politizados. Una vez más, asistimos al error de ver que legislan como si siempre fueran a estar en el gobierno.

Podemos es un portero con los ojos vendados

El interminable recuento en EE.UU. nos ha impedido traer a esta columna noticias como la del gol que ha metido Ciudadanos, sobre todo, a Podemos: “El Gobierno ha vetado hoy la tramitación de una enmienda de Cs que buscaba bajar el IVA de las mascarillas a solo 4%. Argumentan que costará mucho al Estado basándose en un cálculo de 50 millones de mascarillas por día. Del bolsillo de la clase media y trabajadora no dicen nada”. El tuit de Edmundo Bal hace un roto a Podemos que, en el gobierno, se muestra como un portero que se ha vendado los ojos: mucho aspaviento pero poca efectividad.

Hablemos de EE.UU.

Seguimos hablando del proceso electoral en EE.UU., un tema artificialmente agigantado: si el recuento hubiera sido en 24 horas, la distancia entre Biden y Trump era suficiente para detener las pretensiones y los exabruptos del segundo. También se hubieran ahorrado la peor imagen de todas, la de la violencia, la de las personas armadas que dicen defender su sistema pero no se dan cuenta de quién está erosionándolo realmente. Las que vemos son las consecuencias de ese populismo que más cerca aplica Vox y, mucho más cerca, el partido que justificó a los fascistas vascos con pistolas.

Y también del coronavirus

Hago un esfuerzo diario por limitar a un párrafo la presencia de las elecciones en EE.UU. o la pandemia, y siempre buscando una derivada porque para informar ya están mis compañeros. Lo mío es la espuma de la cerveza. Así que, si tengo que hablar de las consecuencias del coronavirus, lo haré sobre los influencers que ahora se suman a dar recomendaciones para evitar el contagio… Y se pasaron el verano pegados a otros infuencers y amigos como si fuesen jugadores del Athletic. En Magnet hablan de que les ha salido el tiro por la culata. Yo lo que creo a estas alturas es que nos ha faltado contundencia.

Seguimos haciendo cosas grandes

Durante la pandemia, especialmente lo ha hecho mal quien se comió la sopa de murciélago, quien se empeña en lanzar teorías conspirativas y quien se piensa que las normas solo son para los demás, pero todos hemos fallado, está claro. Pese a todo, los seres humanos seguimos haciendo cosas extraordinarias: esta semana que hoy termina se han cumplido “veinte años de ocupación permanente de la Estación Espacial Internacional”, como recordaban en Microsiervos. Dos décadas de colaboración para mantener vida humana fuera del planeta. Un hito que debe reconciliarnos en parte con nosotros mismos.

El trumpismo vasco

Retorcer la política y las afirmaciones fue la llave del éxito del populista Trump pero, también es la llave con la que cerrará su paso por la política con un apoyo popular radicalizado y el desprecio de cualquiera que sienta el mínimo respeto por la democracia. Lo mismo ocurre en Euskadi: se ha empeñado Bildu en vendernos unas cifras y unos gráficos como si nadie fuese capaz de ver que su lectura está manipulada hasta el punto de que el consejero de Economía las ha explicado en cuatro tuits. Esa manipulación es una muestra de populismo, pero también de falta de respeto a las personas y el sistema. Como la de Trump.

Esto está siendo carísimo

Osakidetza ha realizado un millón de PCR. Un millón. Hoy, todo el mundo sabe el esfuerzo económico, vía impuestos, que está suponiendo frenar esta pandemia. Así que, salvo los ya abducidos, cualquiera con los ojos abiertos es consciente de que el gasto se ha disparado y por eso las gráficas firmadas por partidos políticos con las que nos toman por tontos no funcionan. No solo en Sanidad: en ayudas estamos dejándonos lo que no tenemos, literalmente, y la deuda pública en España se ha disparado, entre otras cosas necesarias, con los 7.000 millones para autónomos. Lo que no necesitamos con pescadores de ríos revueltos.

La cifra para los “negacionistas”

No existen los negacionistas, lo que sucede es que hay un montón de gilipollas que ahora tienen Twitter para hacerse notar. Y gracias a Internet y las horas de tele que hay que llenar con los especiales sobre el coronavirus, quien no pasaba del tonto de su portal, se convertía en “negacionista” y le ponían un micro delante. Por otro lado, los negacionistas que aparecen después del toque de queda son el mejor ejemplo de que el gilipollismo también es una pandemia cuya vacuna es una cifra clara: “Desde marzo, en España han muerto 65.800 personas más que en un año normal” (Alberto Sicilia).

Trump lo pierde todo

Otro buen ejemplo de que el negacionista, en realidad, solo es un gilipollas, es el equipo que forman Donald Trump y cualquiera que le hiciera caso en sus recomendaciones sobre la pandemia. Hoy, el presidente estadounidense tiene el apoyo de la muchísima gente a la que ha logrado radicalizar, e irá a menos en cuanto su figura se desvanezca. Pero su partido y los medios le han dado la espalda, incluso Fox, principal señal de que el tiempo de este republicano se ha agotado. Su lucha legal solo servirá para dilapidar dinero (veremos quién paga): el populismo ha sufrido esta semana una magnífica derrota.

Los Borbones son superhéroes

Llevan tanto tiempo siendo intocables que quienes portan el apellido Borbón se creen inmunes. Sabemos que, en esta segunda ola, la nieta mayor de Juan Carlos I ha estado en fiestas con su novio DJ. Y en la primera supimos que pasó el confinamiento en una finca, entre amigos, y que volvió a Madrid cuando le salió de su real chichi. Y ahora vemos a Froilán paseando sin mascarilla, fumando por la calle y con una botella de Coca-Cola de dos litros en su regazo: “De camino al botellón. El Rey que España merece”, tuiteaba con tino Niporwifi (10.000 seguidores). Solo espero que los elenistas le reivindiquen.

Día de crónicas

Hoy, por fin, empezará a merecer la pena leer las crónicas sobre los resultados electorales en EE.UU. porque, hasta ahora, lo que publicaban, sobre todo en Twitter, eran refritos, titulares estirados y, con suerte, elucubraciones. “Y de repente el mundo entero es experto en Wisconsin”, tuiteaba Dori Toribio, una verdadera corresponsal sobre el terreno. Porque llevamos desde el martes viendo, oyendo y leyendo auténticas chorradas sobre las elecciones estadounidenses. Empezando por las que publica Trump, lo sé. Pero también sé que el tiempo de cronistas y analistas empieza ahora. Lo anterior solo era ruido.

El show forzado

César Calderón tuiteaba sobre “la sociología como espectáculo”. Y yo me atrevo a apostillarle que sería “como mal espectáculo”. En Euskadi y en España ya hace años que las tertulias electorales empiezan con los colegios electorales abiertos y los contertulios intentando explicar el avance de los datos de participación. El CIS también es hoy un show y las encuestas que van sacando los periódicos, pequeños hitos noticiosos, pero sin que nadie entre a explicar las muestras y la cocina de los datos que, pese a lo que se cree (porque también lo hemos explicado mal), siempre es necesaria y solo a veces, excesiva.

Vete a casa, Donald

Entiendo que Donald Trump no solo es un presidente de EE.UU., es el símbolo de una nueva extrema derecha populista que todos debemos combatir. Vale. Pero regalarle tanta atención es gasolina para quienes le defienden, que también montan sus shows, claro. Apuntarle con tantas cámaras y micrófonos solo ayuda a difundir sus mensajes, por aberrantes que parezcan, como que las elecciones solo son limpias si las gana él. Por las reacciones que hemos visto de sus seguidores españoles, sobre todo en Twitter, podemos adelantar los argumentos de Vox en las próximas elecciones generales: tongo y dudas.

¡Hasta Twitter el corta las alas!

Hasta Twitter, que es un colector, ha intentado parar los pies a Trump, que intenta llenar de mierda aquello que no puede controlar, avisado de que el contenido de algunos tuits puede ser falso, como en los que acusa de manipulación de voto. Ni quiso ni supo ganar y, ahora, ni quiere ni sabe perder. Y todos estamos pendientes de que se vaya de una vez haciendo el mínimo daño posible. En sus manos está generar más aversión o conformarse con la que yo nos ha provocado. Solo espero que todas las predicciones apocalípticas sobre lo mal que irá todo durante la transición se equivoquen otra vez.

Faceboook gana… Y así tiene que ser

Facebook es una agencia publicitaria. Siempre lo fue: desde el inicio intentó usar los muros que creábamos como soportes publicitarios. Su gran revolución es que el contenido lo generan otros, a diferencia de los medios de comunicación. Y su evolución es la de una empresa que ha sabido crear y pulir un modelo de negocio exitoso. Tanto que solo durante la campaña estadounidense habría ingresado 29 millones de dólares únicamente en los estados clave. Y eso, ¿qué quieren que les diga?, eso está bien: la inversión publicitaria en campaña está bien, pero diversificar con acierto es lo que puede hacerte ganar.

¿Y mañana, Pablo?

Pablo Casado aprovechó ayer el tiro en el pie que se ha dado Vox con la moción de censura. ¿Y mañana? ¿Pablo Casado va a romper el lunes los acuerdos que tiene firmados con Ciudadanos y Vox en las comunidades de Madrid, Andalucía o Murcia? Porque si no lo hace, su discurso acertado (para su parroquia) de ayer solo se queda en palabrería. Casado dio un paso adelante, dibujando un país en el que Vox y el gobierno de PSOE-Podemos forman parte del problema en el que el PP es la solución. Pero los discursos no son nada sin acciones, así que si le queda algo de honestidad, o rompe con Vox o colabora con Vox.

¿Qué izquierda?

Juan Carlos Monedero despreciaba en Twitter el breve discurso de Aitor Esteban durante la moción de censura con este argumento: “Si hay menos fascistas en Euskadi es porque la gente de izquierda les ha plantado cara”. ¿Qué gente de izquierdas? Los batallones de gudaris que se enfrentaban a los golpistas eran del PNV, ETA nació para sustituir a los jeltzales durante el franquismo, errando principios y fines ya desde su creación; y en democracia los fascistas eran los que mataban a quien no creían en una Euskal Herria de izquierdas nacida sobre balas y explosivos, y quienes les justificaban, por supuesto.

Abascal está amortizado

La columna de César Calderón en Economía Digital sobre el papel de Santiago Abascal me parece de las más acertadas: “Como si de un Donald Trump enloquecido se tratase, ha ido recorriendo todas las magufadas posibles del universo conocido para componer un paisaje dialéctico más propio de la cabeza de un adolescente con problemas de socialización”. Y coincido plenamente en que “Abascal marcó su tope”. El de Amurrio está amortizado después de su papelón en la moción de censura. Tal vez él no lo vio venir, pero creo que sí lo hicieron quienes le empujaron al estrado desde su propia bancada.

El ídolo de Santi

Cualquiera que siga mínimamente las políticas estadounidense y española se ha dado cuenta de que Santiago Abascal intenta copiar las formas a Donald Trump. Pero quien le escribe los discursos al líder de Vox es incapaz de diferenciar qué puede tener efecto en España de lo que sí lo tiene en EE.UU.. Si continúa este seguidismo, dentro de poco veremos a Abascal asegurar que lo malo de los gobernantes actuales, desde Urkullu a Sánchez, es que hacen caso a los que saben, pue este es el último argumento de Trump contra Biden: “Si votáis a Joe Biden, escuchará a los científicos” (Huffington Post).

Racistas, ¡fuera!

La crónica de Salvador Sostres sobre el partido entre el Barça y el Ferencvaros es infame por la referencia que el columnista y cronista de excepción incluyó sobre Ansu Fati, al que define así: “Mantero jovencísimo y negro que de repente veías corriendo por el Paseo de Gracia cuando alguien al grito de: ‘¡Agua, agua!’, anunciaba que la Guardia Urbana había llegado” (Abc). Ante semejante muestra de racismo, Antoine Griezmann reaccionaba en Twitter: “Ansu es un chico excepcional que merece respeto como cualquier ser humano. No al racismo y no a la mala educación”, y el Barcelona demandará correctamente a Sostres.

Lo que vemos todos

En el PP pueden intentar vendernos la burra que quieran y como quieran, pero todos vemos que si la tienen es porque la han trincado de un modo u otro. Me da igual lo digno que se ponga Rajoy, que Casado insista en el nuevo PP o Iturgaiz quiera que parezca que él nunca estuvo ahí. El titular de Eldiario.es gana para abrir esta columna por descriptivo: “El Tribunal Supremo confirma la existencia de una financiación irregular en el PP durante dos décadas”. La ratificación de la sentencia, además, es solo el primer peldaño de la escalera judicial que les queda por subir a los del PP, que ya no dan lecciones a nadie de nada.

No, la politización no empieza ahora

Las críticas a la propuesta de PSOE y Podemos de rebajar a mayoría absoluta la suma necesaria para elegir a los jueces del más alto tribunal son legítimas… Y lógicas. Como tuiteaba Jorge Bustos: ver a Lastra y a Echenique haciendo una propuesta así hace que rechinen los dientes de cualquiera. Pero no se puede culpabilizar a estos partidos de politizar la justicia porque lo está de antes: PSOE y PP ya se repartían el pastel poniéndose de acuerdo excepcionalmente para lograrlo y los jueces, lo vemos casi a diario, ya vienen politizados de casa. La mayoría, además, de portales de la acera derecha… O más allá.

¿Motivos para la huelga?

Quien lea esta columna habitualmente ya sabe que me he posicionado a favor de casi todos los gobiernos desde que se desató la pandemia. Bastante difícil es la gestión de todo esto como para intentar hacer electoralismo. Precisamente por eso los gobiernos que hacen electoralismo son los peores actores en esta tragedia, como el de la Comunidad de Madrid. Por desgracia, el del Estado entra cada vez más a ese juego irresponsable, como el de Andalucía, que es el que menos pruebas hace porque, según el consejero, es donde menos incidencia hay. Pero ahí, UGT y CC.OO. no hacen huelga. Ni seguidismo.

Patinazo de Trump

Al principio, pensaba que se trataba de un “fake” o una cuenta falsa en Twitter, de esas que parece que hacen gracia pero no. Pero rápidamente comprobé que se trataba de la cuenta real, la del presidente de EE.UU. y su equipo. Trump tuiteaba un montaje cutre en el que se ve un supuesto geriátrico con los residentes en silla de ruedas y, en el centro de la foto, la cara de Joe Biden mal pegada, junto al lema: “Biden for resident”. Lo que sería un error de la campaña, de cualquier campaña, con Trump y con los votantes estadounidenses nunca se sabe. Pero sí sabemos de qué madera está hecho Trump a sus 74 años.

¡Qué cara más dura!

Podría entender que Apple apuesta por los cargadores inalámbricos y por eso saca de la caja de su nuevo iPhone el cargador tradicional. Pero la excusa del “cuidado del medio ambiente” para justificar que un teléfono de 850 € se venda sin cargador ni auriculares no hay por dónde cogerla. Porque no, no se pueden reutilizar los de los modelos viejos (salvo los del inmediatamente más antiguo), así que el impacto de producción y envío del complemento desde el otro lado del mundo es el mismo. Lo malo, como tuiteaba Urtzi Jauregibeitia, es que el resto de marcas copiarán este “ahorro”.