Pues les da para unas comisiones

Que con la que les está cayendo el PP de Madrid haga un tuit con esta noticia de El Español (siempre al quite) debería de ser de juzgado de guardia: “Madrid es la autonomía más barata en impuestos gracias a las políticas liberales”. Pese a que recaudan menos, en la capital de España sí les da para dejar seis millones de euros de dinero público en solo dos comisiones. El milagro de los panes y los peces, u otro mucho más mundano que consiste en repartir primero a quienes tienen contacto directo con el ayuntamiento y tan estrecho que se permiten el lujo de sugerir que se merecen una medalla de la ciudad.

Descubren la política y escriben un libro

Nunca dejarán de sorprenderme quienes creen que la política empieza y acaba con ellas y ellos, y para que quede claro hasta escriben un libro, como ha hecho Gala Pin, que acompañó a Ada Colau en su primera legislatura. Un libro que, por lo que cuentan entrevistadora (de Eldiario.es) y entrevistada, no aporta nada nuevo a quienes llevamos años siguiendo de cerca la política: todo se ralentiza, con el funcionariado hemos topado, hay lobbies y la policía municipal no es tan mala cuando en vez de enfrentarte a ella trabajas con ella. Gala Pin descubre el fuego en 2022 y nos lo cuenta en un libro. Cómo no.

Cuñados supremos

Otros que están encantados de haberse conocido con los de La Base, el podcast que dirige Pablo Iglesias en Público. Lo mismo te cuentan “la verdad” sobre Rusia, que te analizan las elecciones en Francia, que te hablan del pacto PP-Vox, que te hacen una semblanza de Núñez Feijóo como si lo conocieran de toda la vida. Y todo esto, sin pasar a la página siguiente. La Base es un cuñadómetro de primer nivel: no hay tema sobre el que sepan más que los demás. No hay verdad que se les resista. No hay personaje ni situación que no puedan analizar con detalle. Son como Iker Jiménez pero en podcast. Es decir: prescindibles.

Seguimos en Barcelona

Dadas las circunstancias, mejor espero al libro de Gala Pin, el podcast de Pablo Iglesias o la película en prime-time que se monta Iker Jiménez para alborozo, generalmente, de los magufos que votan a Vox. Pero, venga, me voy a aventurar y a sugerir que lo que pasó en el Camp Nou hace ahora una semana y que permitió a las y los seguidores del Eintracht ocupar las gradas mayoritariamente no tiene nada que ver con el modelo de negocio ni con un equipo “acostumbrado a ganar”. Lo siento, pero más bien creo que es el producto de quienes siguen a su equipo solo si vence o compite por los grandes trofeos.

Y en pandemia

Desde ayer podemos entrar a cualquier sitio sin mascarilla salvo los centros de salud y el transporte público, prácticamente. Será que me he vuelto temeroso entre el coronavirus, la guerra, la crisis y mi ansiedad, pero me parece un error. Un gran error. Seguimos en una pandemia mundial, no lo digo yo, lo dice la OMS, y eso quiere decir que continúa la transmisión de un virus que no tenemos controlado y que puede mutar en cualquier momento para volverse más agresivo y más letal. Si sucede nos va a pillar con la guardia baja (la mascarilla es también un recordatorio) y la ocupación hospitalaria, alta.

«Hostia puta»

No lo digo yo, lo dice quien lleva la cuenta “España Bizarra”, y no se me ocurre un tuit ni un tuitero más gráficos para expresar lo que conocemos sobre el asunto de las mascarillas vendidas en Madrid con un sobrecoste de seis millones de euros en comisiones. Primero, Luceño dijo que se merecían una medalla, después, Medina declaró que la suya (la de un millón) era una mordida normal, y finalmente todos confirmamos que son dos rateros: el hijo y hermano de nobles y “grandes de España” aseguró al fiscal que pensaba que ambos habían cobrado lo mismo y que acababa de enterarse de que su “socio” le había tangado 4 kilos.

Ni así

Con los de Vox entrando en los gobiernos abrazados a los del PP, con la nobleza y los “emprendedores” neoliberales trincando gracias al sufrimiento de los demás, con una inflación disparada que, como siempre, afecta menos a quien más tiene, la izquierda española es incapaz de mostrarse unida: “Más País no se fía de Podemos” (El Confidencial) en Andalucía, y el frente progresista para detener otro gobierno de PP y Vox puede no ser posible. Por otro lado, es normal lo de Errejón (yo tampoco me fiaría), al que obligaron a abandonar el partido que ayudó a fundar quienes fueron sus amigos y asesorados.

Admirable

La invasión rusa sobre Ucrania ha hecho que nos preguntemos qué haríamos en una situación como la que viven en aquel país. Algunas y algunos lo dejan claro cuando difunden propaganda prorrusa. Más allá de la miseria, la realidad nos deja atónitos ante la valentía de quienes defienden lo que han construido, con o sin armas: “Más de 230.000 personas trabajan en la red de ferrocarriles ucraniana y casi todos sus empleados se han quedado en el país para trabajar, haciendo trayectos largos y peligrosos para poner a la población a salvo, transportar ayuda humanitaria e intentar reactivar el comercio” (Eldiario.es).

Y lo llaman “comunismo”

China hoy se muestra como una dictadura inflexible, maltratando a su ciudanía en nombre de una política de “covid cero”, y como lo más alejado a ese socialismo teórico por el que algunas y algunos, sin embargo, siguen defendiendo al partido único. Son los mismos, o casi, que defienden a Rusia por el mismo motivo, por cierto. Pero nada más lejos de la realidad: hablamos del país con más personas millonarias y que alberga las 4 primeras ciudades con más millonarios entre sus habitantes. A ver cómo explican los fans que esto tiene algo que ver con el comunismo. Por cierto, Moscú es la décima ciudad del ranking.

Esto también importa

La liga norirlandesa de fútbol es muy humilde. Incluso en su primera división los clubes no son grandes estructuras y, aunque se empeñan en cumplir una función social en sus comunidades, también cumplen otra que no buscan: la de mantener los enfrentamientos entre barrios, que es lo mismo que entre las propias comunidades. Y por supuesto, replican roles: los equipos católicos son menos y menos importantes que los protestantes, así que la posibilidad de que el Cliftonville, el equipo irlandés de la capital, Belfast, se aupara este fin de semana a lo más alto de la clasificación importa. Porque que ganen los buenos nos importa.

¿Cómo?

Vox es solo el síntoma de una enfermedad persistente en la sociedad española: ¿cómo han llegado a 2022 tan fuertes y bien alimentados los herederos de los franquistas en España? Y si Vox es la fiebre, el millón de euros trincado, supuestamente, por Luis Medina, es el estornudo: “La familia Medina: de terratenientes que recaudaron y ‘limpiaron rojos’ para Franco a comisionistas con Almeida. El abuelo de Luis Medina tomó las armas, acompañó a la sublevación militar y formó parte de una de las más funestas organizaciones, la Guardia Cívica, una unidad experta en la represión” (Eldiario.es).

Ella estuvo allí

Esta semana ha fallecido Letizia Battaglia, conocida, sobre todo, por ser “la fotógrafa de la mafia”. Una cronista en blanco y negro no solo de los atentados de la organización violenta italiana, también de quienes tenían que convivir con ella: sus capturas costumbristas se enfrentan a su arte para captar el drama del asesinato a sangre fría. Battaglia empezó a principios de los 70 como fotógrafa de un periódico local en Palermo, lo que le obligó a convivir con la muerte. Pero su sensibilidad convirtió aquel trabajo desesperanzador en una crónica negra excepcional, de esas que tenemos que ver aunque nos duela para no repetirla.

Así están

La democracia es cara, muy cara. Mucho más barato es un emirato, dónde va a parar, o una dictadura bananera. Pero si queremos ser nosotras y nosotros quienes tomemos las decisiones tendremos que contar con este como un gasto necesario. Y sacudirnos los complejos para evitar situaciones poco recomendables: “El agujero económico del PP obliga a Feijóo a rodearse de cargos con sueldos públicos” (Vozpópuli). ¿Qué significa eso? Que alguien va a robar tiempo de donde cobra para dedicárselo al PP. Con honestidad, ¿no sería mejor garantizar que los partidos contasen con personal con dedicación completa?

La OTAN da las gracias a Rusia

No creo que en Francia vaya a ser tan escasa la diferencia entre Macron y Le Pen, y menos si la ultraderechista sigue haciendo declaraciones en las que muestra su proximidad a Putin y su rechazo a la OTAN. Porque nadie ha hecho más por la alianza militar en los últimos cincuenta años que el dictador ruso: “La OTAN siempre fue un asunto tabú en Suecia y Finlandia. Hasta que llegó Vladimir Putin” (Magnet). La ha revivido, la ha justificado y hasta puede ampliarla. No solo eso: ¿qué van a decir los “anti OTAN” de las amenazas gratuitas del Kremlin a los países que hacen frontera con Rusia? ¿Van a seguir justificando a Rusia?

“Yo acepto”

Suelo decir en mis presentaciones que la gran mentira de Internet es “yo acepto”. Todas y todos damos a ese botón sin leer condiciones que no aceptaríamos si repasásemos la literalidad del texto. Lucía Velasco ha compartido en Twitter un gráfico sobre el tiempo necesario para leer esos contratos con las plataformas que resolvemos sin pensar, en uno o dos segundos: tardaríamos más de una hora en leer el de Microsoft, media hora los de TikTok, Zoom, Apple o Spotify, en torno a 20 minutos, el de Twitter, y más de 15 los de Facebook o Linkedin. Algo menos, los de YouTube, Amazon, Netflix e Instagram.

Lo peor es que el PP está cómodo

El lunes me enchufé al 24h de RTVE para seguir, en directo, la entrada de la ultraderecha en un gobierno autonómico y la peor sensación que tuve fue la de la normalidad: la noticia más trágica es que a Fernández Mañueco se le ve cómodo acogiendo a Vox en su seno, contando con un vicepresidente y varios consejeros del partido de Abascal, defendiendo la ruptura de consensos básicos en materias tan importantes como la violencia de género o la memoria histórica, y escuchando de boca de García-Gallardo que su plan es devolver competencias al estado empezando por Castilla y León. Eso es lo que abrazan. Eso es lo que rechazamos.

Y Vox, haciendo caja

Una de las promesas de Vox es que va a adelgazar el estado autonómico para poder bajar los impuestos. Pero en su primer contacto con el poder autonómico se asegura un presidente del parlamento que cobra más que Pedro Sánchez y un vicepresidente del gobierno sin competencias pero con gabinete propio, básicamente, para hacer más política que gestión. No, no es contradictorio: es incoherente, como todo lo que hacen y dicen. Por supuesto, lo saben y, por descontado, les da igual: Vox es un partido antisistema y ultra, y solo podemos esperar comportamientos que respondan a esa definición.

¡Y eso que es de Segovia!

Sí, he tenido que buscar en Google cuántas provincias forman Castilla y León, pero yo no soy senador y portavoz en la cámara alta por esa comunidad autónoma. Pero que Javier Maroto (empadronado en un pueblo de Segovia) se haya equivocado contando provincias es lo de menos: su argumento es ridículo. “El Gobierno de Castilla y León es de los más importantes de España porque afecta a ocho provincias” (Eldiario.es). Entonces, ¿el de Madrid es de los menos importantes? ¿Es más importante el gobierno castellano-manchego que el catalán porque tiene una provincia más? Parece que alguno está nervioso con el cambio de gran jefe.

No hay caso, hay cohorte

Después de varios meses de investigación y noticias casi al minuto, me parece muy inverosímil que Pablo Iglesias e Irene Montero contratasen a personas cuidadoras de sus hijos como asesoras o asesores para ahorrarse unos euros, o que algunos asesores o asesoras completasen su jornada como niñeros y niñeras. Pero de lo que tampoco tengo dudas, después de leer lo leído, es de que el vicepresidente y la ministra de Igualdad, en el ejercicio de su cargo, contaron con una cohorte de gente dispuestísima a echarles una mano. Podemos llamarlo carisma, liderazgo, lealtad, seguidismo e incluso peloteo. Pero nada de eso es delito.

Sí, somos nosotras y nosotros

Los casi cincuenta días de guerra, las imágenes terribles que vemos casi a diario, la actualidad política española y hasta el buen tiempo han hecho que nuestra atención descanse momentáneamente de la invasión rusa sobre Ucrania y la amenaza nuclear. Pero nuestros dilemas, como el sufrimiento de las víctimas, siguen ahí, y nadie mejor que Daniel Innerarity en Twitter para recordarnos a qué nos enfrentamos: “No es tanto una cuestión de hasta dónde pueden llegar las sanciones económicas a Rusia como hasta dónde estamos dispuestos a llegar con unas sanciones que también nos perjudican”.

Yo, también

No me escondo: yo también me siento “preocupado y pesimista”, como Macron, por las consecuencias que pueda tener la invasión rusa sobre Ucrania. No me fío ni un pelo de Vladímir Putin, al que puede que nada disuada de usar el botón nuclear, ni siquiera el papel de gran consumidor de sus recursos naturales que han jugado los países de Europa. ¿Qué le impide acabar con todos nosotros? ¿Qué le impide masacrar a la población ucraniana? ¿Qué le impide ampliar su radio de destrucción al resto del mundo? El presidente francés insiste y alerta: tenemos que prepararnos “para todas las posibilidades. También las peores”.

Es así de fácil

Si sobrevivimos a la amenaza nuclear que nos atemoriza como la espada de Damocles, tenemos que abordar rápidamente las cuestiones que plantea Natalia Fabra en Twitter: “¿Hasta cuándo va a consentir la Comisión Europea que los consumidores europeos se empobrezcan a favor de las grandes energéticas?”. Sé perfectamente que los problemas complejos no tienen respuestas sencillas, pero también sé que este no es, precisamente, un problema complejo: el sistema de tarificación encarece la factura más que la falta de suministro, y eso es solo fruto de una decisión revocable.

Es una mala idea

Dejar de financiar la invasión rusa activando la compra de recursos energéticos a otras dictaduras o democracias que rozan lo bananero no me parece una buena idea. Para empezar, porque como principal agente desestabilizador mundial del siglo XXI, es posible que Putin ya haya negociado antes e incluso es posible que el gas y el petróleo que acabemos usando sea ruso pero vendido por venezolanos, iraníes o saudíes que podrán seguir manteniendo su reserva mientras hacen negocio. Pare terminar porque esta es una guerra de la democracia contra sus enemigos, y es imposible librarla si dependemos de los segundos por turnos.

Podrían taparse un poquito

Todos los sindicatos van a beneficiarse de la subida que acaba de aprobar el gobierno español para sufragar sus actividades: “Pasan de 13.883.890 euros a 17 millones. Esta cantidad supera ya a la que el Gobierno concedía antes de la última crisis económica, cuando el montante llegó a rozar los 15,8 millones de euros” (El Independiente). El incremento coincide también con incrementos en el precio de la luz y el combustible que el ejecutivo español (el competente) tiene la obligación de abordar. Si no lo hace y no hay contestación sindical cuando caen los millones podremos hablar, hoy también, de arbitrariedad en la actividad sindical.

No puedo estar más de acuerdo

Esto de Eldiario.es tiene unos días pero me parece que no va a perder su vigencia en varios años: “No tienes ‘síndrome de la cabaña’, es que no quieres volver a la vida de mierda. El enésimo intento por patologizar todo lo que nos pasa: presentar como problema psicológico nuestras pocas ganas de recuperar las vidas ansiosas e hiperproductivas de antes del coronavirus”. Es cierto: no echamos de menos todo lo que sucedía antes de la pandemia y hemos descubierto que el teletrabajo y la educación presencial conjugan muy bien. Por si fuera poco, sufrimos la gran incertidumbre de la guerra. Igual, simplemente, me gusta mi “cabaña”.