La campaña más internacional

La política exterior en Europa nunca ha sido relevante en una campaña electoral: hemos delegado en la Unión esa tediosa tarea de decidir quiénes serán nuestros amigos y nuestros enemigos. Pero curiosamente las próximas elecciones generales sí van a estar precedidas de una agenda internacional intensa, la de Pedro Sánchez: “El presidente del Gobierno lo será también del Consejo Europeo el segundo semestre del año y marcará las prioridades de la Unión”, explican en EPE. Con una fecha ya destacada: “La cita más importante será el Consejo informal de jefes de Estado y de Gobierno europeos en Granada, el 6 de octubre”.

¿Quiénes son esos enemigos?

Titulan en El Independiente que “Ayuso afirma que si los ‘enemigos confesos’ de España deciden su futuro, ‘desaparecerá’”. No le falta razón esta vez a la presidenta de la Comunidad de Madrid, lo que creo que le faltan son referencias. Por ejemplo, el lehendakari Ibarretxe aseguraba que “se puede amar lo que se es sin odiar lo que no se es”, y la historia política española ha dejado varias pruebas de colaboración de PSOE y PP con partidos como el PNV, CiU, ERC y, ahora, Bildu. Los mayores enemigos de España son precisamente esos con los que colaboran en el PP: los que militan en la extrema derecha y quienes les blanquean.

Tan listo no es

Elon Musk ha sido la persona que más dinero ha ganado en el mundo, es cierto, pero también es la “primera persona en la historia que pierde 200.000 millones de dólares de patrimonio” (Nius). Hay que tenerlos para perderlos, está claro, pero tan listo no será. Pese al descalabro (sobre todo por culpa de Tesla, pero Twitter también se ha depreciado), “su actual patrimonio ronda 132.000 millones de dólares”, pero ha perdido su puesto de privilegio: “Este mes de diciembre fue superado por Bernard Arnault, el magnate de los negocios francés y cofundador del imperio de artículos de lujo LVMH”.

Seguro que invirtió en el Metaverso

No me extrañaría que Elon Musk hubiese invertido una pequeña parte de su fortuna en alguna empresa relacionada con el desarrollo del Metaverso. Una realidad virtual para la que no hay tiempo en un mundo tan convulso como en el que vivimos. En The Objective dudan: “La cuestión es si tiene entidad más allá de la palabra que lo sostiene y la operación de marketing que lanzó su actual performance”. De hecho, en el extenso artículo dan un dato muy importante: “La mayoría de sus visitantes no regresaban después del primer mes”, según el Wall Street Journal. Y hasta la UE fracasó cuando organizó un evento virtual.

No es casualidad

Cuando “la Policía iraní detuvo el sábado por la noche a varios jugadores de fútbol que asistieron a una fiesta mixta en la ciudad, a 74 kilómetros al este de Teherán, la capital de Irán” (República) lo que hace el régimen es convertir a la mujer en motivo de delito y de pecado, lo que encaja, perfectamente, con la historia de la dictadura. Una dictadura, no me cansaré de recordarlo, que se siente impune por su buena relación con Rusia. Y un colectivo, el futbolístico, en el punto de mira del régimen por el modo en el que le plantó cara durante el mundial de Qatar. Nada es casual pero todo es estremecedor.

La vida sigue igual

Hemos cambiado el calendario de la cocina pero la vida sigue igual: es lunes, hay que levantarse, trabajar y encontrar algo que hacer con las y los hijos que están en casa. Por suerte, ya ha vuelto el fútbol: “El negocio de los agentes del fútbol crece un 24% hasta 623 millones de dólares en 2022” (2Playbook). Pese a lo llamativa que es la cifra no creo que las y los representantes sean lo peor: si algo nos enseñó el Mundial de Qatar del pasado año (y del mes pasado) es que ese deporte es la excusa para sostener un negocio que consiste en que mucho dinero corra para que a los más avariciosos se les quede algo debajo de las uñas.

Él no cambia

“Elon Musk plantea despidos masivos de la plantilla de Tesla durante los primeros meses de 2023”, leemos en Business Insider. El Leonardo Da Vinci de nuestros días, como algunos quisieron colarnos, mantiene su método para encontrar la sostenibilidad de sus empresas: apretando a las y los trabajadores antes de despedirlos. De hecho, Tesla está expandiéndose, pero su propietario ha decidido que la empresa no va a contratar a nadie más y que, de hecho, sobra gente porque, por primera vez, Tesla “está ofreciendo descuentos y ventajas temporales en sus vehículos, lo que invita a pensar que está teniendo problemas con la demanda”.

Ellos, tampoco

Está claro que en 2022 no hemos aprendido nada: Putin sigue vendiendo petróleo, occidente sigue cayendo en manos de sátrapas e incluso antes de empezar el mundial de Qatar, Arabia Saudí ya había recibido el encargo de organizar unos juegos olímpicos de invierno sin una sola instalación construida y, por supuesto, sin nieve. Así que tampoco hemos aprendido nada en geoestrategia: “China y Corea del Norte muestran los dientes a EEUU y ponen 2023 al rojo vivo en Extremo Oriente”. Después de haber engordado al gigante asiático y de pintar durante décadas al régimen norcoreano como una caricatura, ¿qué podía salirnos mal?

¿Por qué iban a hacerlo?

Ha pasado 2022 y seguimos sin saber cómo se originó exactamente el coronavirus (no hablo de conspiraciones ni negacionismos) ni se expandió. Y parece que hemos desistido también a conocer la verdad que China nos ocultó durante los primeros meses de la enfermedad: estoy seguro de que la política de covid-cero tiene más que ver con lo que vieron y nos prohibieron ver entonces que con una mala interpretación de la realidad del régimen comunista. Ahora, “China deja de publicar los casos diarios de contagios” (República) mientras permite a sus ciudadanas y ciudadanos abandonar el país. Que no nos pase nada.

Por un 2023 con una prensa mejor

Una de las últimas noticias que leí en 2022 fue esta de Rubén Arranz en Vozpópuli: “Los periodistas creen que la imagen que tiene la sociedad de ellos es lamentable”. Por desgracia y con resignación, me sumo: sé que la nuestra no es una profesión valorada ni por quienes pagan por nuestro trabajo, ni por las y los propios compañeros, ni por la sociedad que no acaba de identificar el derecho a estar informada con nuestra labor. No sé cómo aún pero creo que en 2023 tenemos que hacer un esfuerzo por encontrar la manera de dignificarnos frente a quienes ven en las y los periodistas incomodidades prescindibles.

Hay esperanza. Es Nochebuena

Es Nochebuena y yo voy a ser optimista, sea cual sea la noticia a la que me enfrente. En cualquier caso, empiezo bien: siempre he pensado que ser una persona normal en EE.UU. tiene que ser bastante difícil. Pero a veces hay señales de que incluso ese país fallido tiene futuro: “El comité sobre el asalto al Capitolio recomienda al Congreso que prohíba a Trump volver a presentarse a unas elecciones”, leo con alegría en República. Es decir, el Congreso estadounidense puede aprobar “un mecanismo que impida” que sea candidato a la presidencia pese al mucho apoyo popular que parece que siempre tiene.

¡Hasta esto me parece bien!

Por supuesto que me parece bien que Pablo Echenique haya sido feliz. Según su propio tuit, “desde el 11 de julio de 2010 que no me hacía tan feliz el resultado de un partido de fútbol”. Entonces, ganó España el Mundial, hace unos días lo hizo Argentina, país de nacimiento del político de Podemos. Hoy relativizo todo, incluso que hace solo unas semanas anunciase, también vía Twitter: “Por primera vez desde que tengo memoria, no voy a ver el mundial de fútbol”. No sabemos cuánto le ha durado el boicot. Igual le sirvió para librarse de la derrota de los de Messi ante Arabia Saudí. Pero si ha sido feliz, me alegro por él.

No tiene ni idea, pero que pase buena noche

Cuando uno escribe sin tener ni puta idea (así de claro) hace el ridículo como lo hace Fernando Cano en The Objective, cuando asegura que “el Gobierno vasco riega con seis millones de euros a medios afines con la excusa de la covid”. Los más subvencionados son “los dos principales diarios del grupo Vocento, siempre cercanos a Ajuria Enea”, según el perspicaz Cano. Las radios que cubren todo el territorio que más dinero reciben son SER, COPE y Onda Cero, y el medio digital, El Diario, todos ellos, “afines”, según Cano. Claro que sí. Pero lo importante no es la verdad, es la hostia al Gobierno Vasco. Un clásico navideño.

Un imbécil, pero qué regalos hará

Es Nochebuena y no quiero que Olentzero pase por mi casa sin hacer esta confesión: me he contenido varias veces estas últimas semanas para no llamar “imbécil” a Elon Musk. Igual Bill Pugliano tiene menos miedo a Papa Noel, pero no se ha cortado en Business Insider: “En Tesla y SpaceX, Elon Musk era un imbécil con una gran visión; en Twitter es, simplemente, un imbécil”. Evidentemente, ya lo he confesado, estoy de acuerdo. Según Pugliano, Musk no ha cambiado su modelo: entrar a un espacio sin competencia, apretar y buscar financiación de entusiastas y contratos públicos. Pero esta vez ha fallado con la empresa.

Feliz Navidad a todos menos a ellos

Lo que llevo un poco peor, tanto que no consigo ni que la Navidad me ablande, es a la cuadrilla que defiende a Putin, su invasión sobre Ucrania y a sus socios geopolíticos empoderados, como Irán. Para no tener ardor de estómago antes de la cena que me espera, en vez de escribir lo que pienso transcribiré el tuit de Eduardo Saldaña, que no necesita ningún comentario añadido: “Hay gente que se dice de izquierdas y lleva casi un año haciendo de tontos útiles a un régimen totalitario e imperialista al que no le temblaría el pulso a la hora de reprimir a colectivos vulnerables y acabar con libertades que aquí damos por sentadas”.

Para tontos, nosotros. Para tontas, nosotras

Elon Musk ha admitido el resultado de la encuesta que él mismo lanzó para preguntar si debía seguir siendo el responsable de Twitter, después de un día de silencio: lo hará “cuando encuentre a alguien suficientemente tonto como para aceptar el puesto”. Que es lo mismo que no decir nada. Con esa excusa puede tirarse igualmente unos días que un montón de meses al frente de una compañía que es suya. Las tontas y los tontos somos quienes seguimos usando Twitter porque, es indiscutible, ninguna herramienta puede ahora sustituir su capacidad de conexión. Otra cosa es que la necesitemos realmente.

300 días de invasión

Putin ya no mete tanto miedo. Sí lo hace a quienes pueden ser agraciados con la lotería de sus misiles o sus drones, o con quienes han sido ya ocupadas y ocupados por las fuerzas rusas, o quienes ven la línea del frente desde sus casas y oyen silbar las balas. Esas personas llevan 300 días en guerra. Algunas, muchos más en la zona de Donbass. Una guerra que se mantiene, no lo olvidemos, por la defensa de las y los ucranianos que evitan que el resto de europeos tengamos que desfilar con rifle contra un imperialismo, el ruso, justificado por los más tontos de su clase (algunos, leídos, pero igualmente tontos).

300 días de hipocresía

Pese al anunciado y repetidísimo bloqueo a las exportaciones rusas, con las que el Kremlin financia la invasión, en España, “Rusia ha sido uno de los países desde los que más han aumentado las importaciones”, aseguran en The Objective: solo hasta octubre, las importaciones ascendían a “6.404,8 millones de euros. En todo el año 2021 importamos 6.033,6 millones, una cifra que ya era uno de los récords históricos”. En una España que “da un giro comercial y convierte a China en su primer proveedor, superando a Alemania”. Una China que “ha dado apoyo a Rusia, comprando sus excedentes de gas”.

Les da todo igual

Igual que a Elon Musk, al poder judicial español ya se la suda todo: en la cuenta en Twitter de la Asociación Profesional de la Magistratura, la “mayoritaria” en España, han señalado abiertamente al periodista Xabier Fortes, al que llaman “sanchista” y al que, aseguran en la citada cuenta en Twitter “la magistrada María Jesús del Barco mete una lección tremenda”. La también periodista Lucía Méndez asegura que esto de “jueces señalando a periodistas” “es una vergüenza”. Lo que es, también, es una consecuencia lógica del empoderamiento de la magistratura, que se ha blindado con el plácet del PP, Vox y algunos medios.

Por supuesto, en mi equipo

Cuando hemos coincidido en un campo (yo, en mi asiento en San Mamés, él, sobre el césped de La Catedral), nunca he visto a Leo Messi hacer grandes maravillas. Pero no puedo negar su talento, que la televisión ha mostrado tantas veces. Como no puedo negar que me alegré cuando levantó la Copa del Mundo. Ni puedo negar que me pareció muy bien su doble reacción durante la celebración que ha trascendido estos días: esquivó al petardo de Salt Bae, parrillero de las estrellas, y abrazó con verdaderos afecto y alegría a Antonia Farías, la cocinera de la selección. Por esto más incluso que por su fútbol: Messi, en mi equipo.

La mejor crónica

Yo lo tengo claro, no me hacen falta que me lo expliquen ni que me lo canten: en esencia, los más altos tribunales españoles han impedido que las y los representantes de la ciudadanía articulen un modo más práctico de renovarlos. Este sería el hecho noticioso, resumido en su esencia. La crónica, para mí, la ha escrito en Twitter Òscar Nin, un pintor figurativo con una web sobre música electrónica: “20 de diciembre de 2022: hoy hay gente que descubre que Paquito se murió en la cama, lo de ‘café para todos’, lo de ‘atado y bien atado’ y lo de ‘quien se mueva no sale en la foto’. Un saludo a todos. Ánimo”.

No esperaba otra cosa

Elon Musk preguntó a las y los usuarios de Twitter si debía seguir siendo el jefe de la red social. Y las y los usuarios, yo, incluido, respondimos mayoritariamente que no. Su contestación ha sido el silencio y un anuncio: a partir de ahora solo podrán participar en las encuestas quienes paguen 8 euros al mes en Twitter. Las y los usuarios Premium, para que nos entendamos. El tipo que venía a reinventar la democracia y de hacer de Twitter la máxima expresión de este nuevo de relacionarnos entre nosotros y con nuestros representantes, saltándonos a la molesta prensa, responde así ante la primera respuesta que no le gusta.

El power

Precisamente la periodista Almudena Ariza y precisamente en Twitter mostraba una foto en la que aparecía, precisamente, otra vez, Elon Musk junto a Jared Kushner, el yerno de Trump con alto cargo en la Casa Blanca, detrás de unos jeques durante la final del Mundial de Qatar 2022. Mostraba la foto y preguntaba: “¿Qué veis?”. Las respuestas en la red social no están nada mal, la verdad: desde quienes hacían chistes fáciles a quienes relacionaban el nuevo lobby del coche eléctrico (para cargarlos seguiremos necesitando a los emiratos) contra el hidrógeno. Pero todas y todos descartábamos la casualidad.

No es mejor, solo es su opción

No tiene nada de malo que una o un político represente a la ciudadanía durante doce, dieciséis años e incluso más. No tiene nada de malo si ha sido elegido con un claro apoyo popular. Y no tiene nada que ver ese caso con el de políticas o políticos que van saltando de cargo de confianza en cargo de confianza o haciendo bulto en las listas. Tampoco tiene nada de bueno, necesariamente, marcarse un límite, como ha hecho Teresa Rodríguez y antes hizo su marido, Kichi, alcalde de Cádiz. Y lo que no tiene nada de bueno, sin dudas, es hacer de tu decisión una cuestión de altura moral señalando a quien, simplemente, no piensa como tú.

¿Y quién es él?

El problema no es que Pedro Sánchez se adelantara a Felipe VI y subiese primero al AVE que conecta Murcia con Madrid. El problema es que exista un protocolo que deje claro que el que ha sido elegido por los huevos de su padre tiene que ser el que vaya por delante del resto de la ciudadanía. Y quien no lo vea así tiene un problema, tiene el problema de ir con orejeras por la vida y no darse cuenta de que la jefatura de un gobierno y de un estado, hoy, merecen todo el respeto si han sido elegidas por la ciudadanía. Y no lo merecen si son cargos impuestos. Y menos si son herederos de fortunas de origen sospechoso.